12 | El origen de los rituales
Chloe Moreno
Me gustaría poder contarte cómo fueron los primeros años de mi vida, aquellos en los que fui feliz, pero la verdad es que todavía a los cuatro años lo único que me interesaba era comer y dormir, bueno, hasta la fecha.
Es bastante sencillo resumir la historia, por un lado, mamá, por el otro papá, mi madre decide largarse con un hombre mayor —y con dinero por supuesto —dejándome sola con mi padre a la corta edad de cuatro años. Ya, es todo, no es la gran cosa, ¿eh? Pero supongo que quieres un poco de detalles, no es lindo recordarlo, pero haré una excepción.
Mi padre era uno de esos clásicos fuckboys que lo único que quería era el ligue de una noche, pasar un buen rato y beber probablemente hasta perder la consciencia —nada nuevo —en fin, un día salió de viaje con sus amigos, ¿destino? El museo nacional del prado en Madrid, porque borrachos, pero cultos. Ese día al salir del museo él y sus amigos fueron a un bar y una chica derramó su café hirviendo sobre mi papá, él siempre dice que se molestó demasiado, pero que al ver a la chica todo ese enojo se esfumó, quedó fascinado con la belleza de quién sería —para bien o para mal —mi madre.
Agh, nada bueno sale de conocerse en un bar, bueno, tampoco es como que deba generalizar, os recuerdo que cierto pesado que toca la guitarra está teniendo una muy linda relación con una chica y ellos también se conocieron en un bar, como sea, es mi momento no el suyo.
Bueno, os decía, oficialmente el día en que mi padre conoció a mi madre se volvió fuckboy retirado, pasar tiempo con ella hizo que se diera cuenta de que no quería a nadie más en su vida, eran jóvenes aún, pero eso no impidió que le propusiera matrimonio, ella encantada aceptó; 2017 el año que lo cambió todo, no quisieron organizar la boda del siglo porque querían que todo fuera bastante privado con solo familia y amigos, cualquiera que estuviera fuera de ese grupo podía considerarse «botado»
Durante un año estuvieron disfrutando su felicidad, recorriendo el mundo, haciendo compras aquí y allá, y la verdad es que estaban currados los regalos de mi padre; en el 2018 Chloe Moreno existió, no puedo dar detalles de lo que ocurrió en mis primeros cuatro años de vida, mi padre asegura que mi madre me adoraba —aja — que era feliz y muy risueña desde pequeña, a veces solo puedo recordar la vista que tenía hacía el mar, el museo, parques, imágenes borrosas quizá, pero ¿quién podría olvidar la belleza de España? Vivir ahí era asombroso, o eso me decían.
Siete de junio de 2022, se supone que iban a celebrar mi cumpleaños y en vez de eso mis padres terminaron peleados, como habéis notado era una cría que no sabía hacer mucho, mi tía, hermana de mi madre se encargó de contarme la historia ya que mi padre se rehusaba.
Ese día, papá había encontrado a mamá liándose con otra persona ¿Os lo podéis imaginar? La muy capulla había engañado a mi padre, él se molestó, obviamente, pero intentó arreglar el asunto, la cosa es que mi madre se negó, le pidió a papá que durmiera solo esa noche en un hotel, gracias a eso no tuve mi fiesta de cumpleaños, pero eso no fue lo peor, al día siguiente cuando él regresó —por lo que me cuenta mi tía —me encontró llorando y la casa estaba vacía, se largó con nuestras cosas y a disfrutar de la vida loca con un hombre que le doblaba la edad.
Destrozó el corazón de papá y creí que ese sería mi final, que él regresaría a toda esa mierda del alcohol y que quedaría a la deriva; fue todo menos eso, papá cuidó de mi sin importarle lo que había pasado, había hecho el rol de padre y madre y la verdad es que lo hizo de maravilla, enloquecerían si supieran todo lo que tuvimos que pasar, para empezar la mudanza, mi padre temía que ella regresara y quisiera apartarme de su lado así que nos mudamos a California, después a Los Ángeles, probamos suerte en Nueva Zelanda, intentamos establecernos en México, hasta que finalmente nos quedamos en Washington, aprender los idiomas fue todo un lío, aún con todo lo que había ocurrido sentía que el acento español era lo único que me quedaba de mamá.
En verano solía quedarme con mi tía así que realmente nunca me alejé de ese acento aunque tuve que aprender a una velocidad alarmante el inglés, pero estando viajando constantemente y conviviendo con los nativos no fue tan complicado aprender, debido a los constantes cambios que hacíamos, papá tuvo que contratar a una maestra particular, Señora Dulce Velázquez, si algún día conoce mi historia quiero que sepa que le estoy eternamente agradecida por hacer siempre un esfuerzo extra por mí, por ser mi maestra, amiga y confidente, nunca la olvidaré.
Tenía catorce años cuando finalmente pude ingresar a una escuela y esta vez quedarme ahí de manera permanente, Washington era asombroso y además tenía buenas escuelas, todo fue bonito, hasta que tres años después conocí a un chico: Charlie, me enamoré y el prometía bajarme la luna y las estrellas si se lo pedía, él... él fue mi mayor error.
13 de abril de 2033
Washington, Seattle
Recuerdo que siempre lo veía en los pasillos, su belleza no podía pasarse por alto, era sin duda el chico por el que muchas de nosotras suspirábamos, alto, de ojos grises, con un cuerpo para morirse y obvio, apuesto.
—Tampoco es que sea un chico intocable —comentó Lana mientras miraba como se me caía la baba por él —deberías hablarle.
—¿Estás de coña? —me miró de mala manera
—Chloe...
—Ya sé, ya sé, ya no estoy en España.
—Supongo que es difícil de quitar el acento.
—Un poco, sí.
—Seguirás siendo la burla de todos si usas todas esas palabras extrañas, hazte mejor a la idea de que el acento no existe, te aseguro que será más fácil que encuentres a un chico decente si no lo asustas hablando como española.
—Lo dices como si fuera lo peor del mundo.
—¿Lo ves? Sí que puedes olvidarte del acento, cualquiera que te escuche pensará que has vivido siempre aquí, no asustes a los chicos, Chloe.
Dijo la chica que viene de argentina que comete los mismos errores que yo.
—Como si fuera lo único que me importara.
—Pues Charlie te tiene bastante distraída últimamente, ve y háblale ¿qué perderías?
—Supongo que nada —me levanté de la silla y caminé en su dirección, por suerte estaba solo.
No sé qué me había pasado, ni de donde tuve los cojones de... lo siento, no sé de donde agarré fuerza para si quiera acercarme un poco, tenía miedo de lo que pudiera pasar, incluso llegué a considerar la idea de salir corriendo de ahí, fue demasiado tarde porque cerró la puerta de su casillero y me miró enarcando una ceja.
—Hola —el chico se quedó babeando al mirarme.
Estaba muerta de vergüenza, no sabía ni qué hacer. ¿Hace cuánto tiempo me dijo hola? ¿Segundos? ¿Minutos? Diablos tengo que decirle algo o creerá que estoy loca.
—¿Tienes frío?
Lo lamento, fue lo único que se me ocurrió preguntar, vi el cielo que estaba nublado y solo pude pensar si tendría frío, pareció divertido con mi comentario.
—No tanto, ¿y tú?
Ni siquiera llevaba una chamarra.
—Un poco —tenía que cambiar el tema—. Chloe —estiré mi mano.
Por favor acéptala o me veré ridícula.
—Un placer, Chloe —la apretó—. Soy Charlie.
—Lo sé —sonreí como estúpida.
Lo has jodido.
Sí que lo he hecho.
Creerá que lo acosas.
Gracias consciencia.
—Quiero decir —aclaré la garganta—. Muchas personas hablan de ti, y vamos juntos en la misma clase de música, sería raro no conocerte.
—Sí, tu tocas el bajo, ¿cierto? Te he escuchado, eres muy buena.
Oh, por Dios, ¿ha dicho que soy buena?
¿Acaso estás sorda?
Oh, cállate.
—S-sí —balbuceé —gracias.
¿Gracias? ¿Solo gracias? Este chico me tiene mal y eso que es la primera vez que cruzamos palabra.
—No hay de que, creo que es difícil no notar tu talento —bien, estoy gritando internamente, pero vamos a controlarnos—. Oh, ten —se quitó su chaqueta y me la puso acercándose más a mí para poder subir el cierre —creo que la necesitas más que yo.
Y me quedé en blanco.
—¿Te gustaría ir por, no lo sé, un café?
—¿Contigo? —pregunte incrédula.
—A menos que tengas mejores planes.
—No —añadí más rápido de lo que hubiera querido—. Es decir, tengo que revisar la agenda.
—Espero que tengas espacio en esa agenda hoy por la tarde.
—Seguro, tengo la tarde libre.
—Perfecto —miró su reloj—. Bueno, nuestra última clase es la de música, saliendo podemos ir por ese café, ¿te parece?
—Me encantaría.
Tengo que aclarar que la cita fue un éxito total, se comportó como todo un caballero, se interesó más en mí, charlamos sobre nuestra familia, nuestros instrumentos entre otras cosas, fue inevitable que se saliera el acento español en más de una ocasión, no pareció molestarle tanto, solo dijo que hiciera lo posible para no usarlo, me dijo que no quería que me molestaran por ello.
¿Vieron que lindo es? Es que Charlie es perfecto en todos los sentidos, a partir de ahí empezamos a tratarnos más, a salir, estar juntos en la escuela, en su casa o en la mía, cualquier lugar era bueno en tanto estuviera con él, papá casi nunca estaba en casa así que no tenía problema con pasar tiempo con él, en una de tantas salidas que tuvimos decidió llevarme a un museo, fue gracias a papá que le tomé cariño al arte.
Estuvimos charlando y riéndonos sobre tantas cosas, yo estaba observado una pintura y sin aviso previo, Charlie tomó mi mentón y me obligó a mirarlo, no dejaba de decirme cuan afortunado se sentía de estar conmigo y que ya no podía esperar.
—Te juro que jamás había visto a una chica tan perfecta como tú, es por eso que quiero tener el privilegio de llamarte mía.
—¿De qué hablas? —me besó, alargó el momento tanto como pudo y a centímetros de mis labios sonrió.
—¿Tengo que ser más específico, Chloe? —no respondí, me quedé en estado de shock por el beso—. ¿Quieres ser mi novia?
—Sí —y devolví el beso con la misma fuerza con la que inició.
28 de agosto de 2035
Washington, Seattle
Me encontraba a punto de entrar a la escuela, el clima era perfecto, el día estaba soleado y hoy tendríamos actividades al aire libre, me había puesto un vestido para no morir de calor, grave error.
—¿Se puede saber qué tienes puesto? —Charlie enarcó una ceja.
Oh, Charlie, hasta enojado te sigues viendo sexy.
—Es que tenía calor, vamos, el clima es perfecto y
—No —me cortó—. Con ese vestido solo estás logrando que los chicos se te queden viendo como idiotas, ¿Es lo que quieres? ¿Qué hablen de ti y se acerquen a tocarte?
—No —respondí agachando la cabeza.
—Entonces ve a cambiarte, las clases ya van a empezar
—Pero no —sacó un pantalón de su mochila.
—Recuerda, bebé, que siempre tengo uno extra para casos como estos.
—Aww —miré el pantalón como si fuera de oro—. Siempre estás pensando en mí, te amo —se acercó y me besó.
—Y yo te amo a ti, bebé.
Tomé el pantalón y fui al baño a ponérmelo, al salir me miró con auténtica satisfacción, no compartíamos clases, pero casi siempre se aseguraba de que estuviera bien, vigilaba con quienes me juntaba, con quienes hablaba o que personas se me acercaban, es que es un encanto, siempre está cuidando de mí, seguro que jamás encontraré a otro chico como él.
A veces, tengo que admitir, me molestaba un poco que no me dejará tener amigos, había un chico, Francisco, de mi clase de biología que me caía genial, pero Charlie creyó que las intenciones de ese chico iban encaminadas a coquetear conmigo y eso no le gustó así que me prohibió hablarle, tiempo después el enojo se me pasó, sé que solo lo hace por mi bien.
—Recuerdo haberte visto con un vestido hace unos minutos, ¿qué sucedió?
—Buenos días a ti también, Francisco —tomé asiento a su lado.
—Chloe.
—Es que de pronto me dio frío, es todo.
—Frío —repitió como si no creyera mis palabras—. Eso o que tu novio volvió a obligarte a que te cambiaras.
—Charlie no me obliga a nada, deja de ser tan pesado.
—Tienes que apartarte de ese chico antes de que sea tarde —me giré molesta para verlo.
—Tiene razón —agregó otra chica de la nada.
—¿Podéis dejar de insistir con eso? —cerré los ojos al notar mi error—. Perdón, el acento.
Últimamente era lo que más escuchaba «olvídate del acento» «tienes que cambiarlo» «Ya no estás en España» «Que palabras más extrañas» por años escuché los mismos comentarios, al principio me molestaba un poco, pero después terminé haciendo lo que me pedían, ahora el acento se me salía solo cuando estaba molesta, la mayor parte del tiempo lo controlaba, a nadie le gustaba, creo que nos los culpo, una vez, Charlie y yo estábamos bromeando sobre eso, pero me dijo que debía apreciar la relación que tenía con él porque ningún otro chico toleraría mi acento, me tensé un poco ante el comentario, supongo que tiene razón, si no es él ¿quién me amará con este acento? Creo que entre más lo analizaba, más me aterraba pensar que nadie me querría si no cambiaba mi forma de hablar.
—No sé cuál es la estúpida obsesión por querer cambiar tu acento, se trata de tu identidad, Chloe, tus raíces, ¿por qué haces a un lado todo eso? ¿Solo por Charlie?
—Francisco, no empieces.
—Solo espero que no te arrepientas de lo que estás haciendo.
Incluso a mi padre le parecía raro que ya no usara el acento ni siquiera en casa, pero dijo que lo entendía, que uno se acostumbra a la lengua del país en el que se encuentra, si supiera cuales fueron mis motivos para dejar de hablar así, se volvería loco.
—No lo haré, descuida.
—De verdad, espero que tengas razón.
Las clases terminaron, Charlie me invitó a comer y de ahí nos fuimos a su casa, sus padres nunca estaban así que veíamos películas o solo pasábamos el rato ahí, jugando o solo sentados en el sofá, apreciaba tanto que me dejara ir a mi ritmo en todo esto, al llegar a su casa estuvimos charlando sobre cómo le había ido en los entrenamientos, ah, sí, dejó su instrumento, dijo que no viviría de la música y que no sabía ni cómo eso podía considerarse una carrera.
Tampoco es como que sea muy bueno con la guitarra, la verdad.
Era bueno.
Se equivocaba a cada nada, es pésimo.
Shhh.
—¿Qué tal tu día? —pregunta con una sonrisa en el rostro.
—Estuvo genial, me hubieras visto, flipe cuando mi maestro nos
—¿Qué dijiste? —hizo una mueca—. Chloe te he dicho que tu acento español no es agradable, estás lejos de casa debes acostumbrarte a eso ¿Qué te he dicho de ese acento?
—Que no es elegante, ni bonito para alguien
—Alguien tan preciosa como tú —completó.
La verdad es que creí que alejar de mi vida el acento español sería imposible, pero creo que Charlie tenía razón, era mejor hacerme a la idea de que ya no estaba en España, esta era mi nueva vida, a su lado. Charlie era el chico alto que pertenecía al equipo de Lacrosse de la escuela, tenía un cuerpo que estaba para morirse y su cabello rubio siempre estaba suave, sus ojos de color gris eran hipnóticos para mí y ni qué decir de su sonrisa, seguro le alegraba el día a cualquiera.
—¿Tienes ganas de ir a mi cuarto?
—¿A tu cuarto?
—Sí —sonríe con malicia—. Ya sabes, para entretenernos un rato
¿Está pidiéndome lo que creo que está pidiéndome?
—Te refieres a... —el solo asiente—, pero
—Creo que ya hemos esperado bastante, te aseguro que te encantará, además tengo protección si es lo que te preocupa.
Era un año mayor que yo, no era la gran cosa, pero creí que estaría más experimentado en esa parte así que al menos podría guiarme, quiero decir ¿Hay pasos para tener sexo? No tenía idea, pero estaba por averiguarlo.
—Siempre creí que sería especial —dude al ver su mano estirada.
—Lo harás conmigo y en mi cama, no imagino nada más especial que eso.
—Bueno —tomé su mano.
—¿Sabes que te amo?
—Lo sé.
15 de septiembre de 2035
Washington, Seattle.
Le di mi virginidad al chico del que creí que estaba enamorada, pero me falló igual que el resto, siempre había notado el atractivo de los chicos, pero jamás había estado tan obsesionada con nadie como lo estaba con Charlie, me dijo que estaría bien, que él ya tenía experiencia y que se encargaría de que yo lo disfrutara, dijo que lo único que quería hacer era complacerme, le creí.
Me había dejado llevar por el momento, estaba emocionada, excitada, nerviosa, todo a partes iguales, no recuerdo con exactitud cómo una cosa llevó a la otra, pero me encontraba posando frente a él, me había pedido que me dejara tomar una foto, que de alguna manera eso demostraría que lo que sentía por él era verdadero, a pesar de todo el caos por el que tuve que pasar seguía siendo una chica segura de sí misma, sabía que estaba bien dotada, tenía buen cuerpo y no me molestaba usar alguna falda o top, creí que los chicos respetarían eso, era mi forma de vestir, me sentía cómoda, pero el pensamiento estúpido de los adultos y los críos era que yo era una chica fácil, una cualquiera, nunca le di importancia, no hasta esa tarde.
En serio me sentía enamorada, creí que llegaría lejos con Charlie, que dentro de unos años podríamos mudarnos a un apartamento, estar juntos, ciegamente creí en el felices por siempre de las historias que tanto me gustaba leer.
Había pasado una semana y yo no tenía contacto con Charlie, no desde que lo hicimos, no iba a la escuela, no respondía llamadas, mensajes, sus amigos se negaban a decirme dónde estaba y me preocupé, fui a buscarlo a su casa y me sorprendí al notar que el muy capullo se había largado, justo ahora estoy de pie frente a esa casa vacía, no me dijo que se iría, tampoco dejó una especie de carta ni dio explicación alguna para hacer esto, que estúpida soy por pensar que sus intenciones conmigo eran buenas.
Mi teléfono empezó a vibrar, varias notificaciones, llamadas y todo el mundo comenta sobre una sola cosa: Una fotografía mía, no cualquiera, estaba desnuda en ella. Alcancé a verla, apenas se difundió en My Story, la aplicación se encargó de borrarla de cualquier parte dentro de la misma app, ya no podría ser compartida, pero no faltaba la persona que la descargó, y solo basta que alguien lo haya hecho para que pueda ser difundida en otra parte.
Caminé de regreso a casa, la gente me veía extraño, murmuraban a mis espaldas, estábamos en una calle dónde todos sabían de todos, no puedo describir lo asquerosa que me sentí en ese momento, lo diminuta que debía verme, lo estúpida que todos pensaban que era, no fue suficiente mi propio martirio cuando el imbécil de Charlie apareció a unas cuadras antes de que llegara a mi casa.
—Eres un gilipollas —lo abofeteé.
No se quejó, no lo negó, no hizo nada ¡Maldita sea, di algo!
—Yo no la publiqué, fue Mike, le estaba enseñando la foto y —no lo dejé terminar cuando ya lo estaba abofeteando de nuevo—. ¿Quieres parar?
—¿Quieres decirme por qué le estabas enseñando la foto a Mike? Se supone que era algo privado.
—Dejó de serlo cuando sin problema posaste para mí, relájate solo fue una foto, pero la situación se salió de control.
Me conflictuaba verlo tan tranquilo, lo único que quería era soltarle un puñetazo y que se callara de una buena vez, pero debía calmarme.
Golpéalo, el capullo se lo merece.
No es momento para malos consejos.
Agh
—¿Cómo pudiste hacerme esto? —el enojo fue sustituido por dolor, las lágrimas empezaron a caer por mis mejillas, que patética.
—Lo hiciste tú sola, yo solo quería un poco de sexo, creí que había sido claro.
—Dijiste que me querías.
—La mentira del año —sonrió—. Escucha Chloe, creí que serías más lista que esto. ¿Por qué querría estar contigo? ¿Tu cuerpo? Ja, no me hagas reír, ¿si quiera te has visto en un espejo? —mi semblante cambió—. La piel, el cabello, el acento español que me cansé de decirte que era un asco, no eres lo suficientemente alta como para estar con alguien decente —mi 1.70 estaba ofendido —no tienes una dulce voz, tampoco sabes cuándo callarte, pareces una niña que solo piensa en divertirse, además dejas que todo el mundo coqueteé contigo, eres una perra.
—¿Perdón?
—Yo no quiero estar contigo y dudo que alguien más quiera estar a tu lado, no eres buena en nada, no llegarás lejos en la música y tampoco tienes algo qué ofrecer, ¿quién querría a un desastre como tú?
Analizar sus palabras fue doloroso, quizá tenía razón, Chloe Moreno no tiene nada de especial, no era nada, él tenía razón, nadie querría estar conmigo, soy un asco.
—Vuelvo con mi familia a Canadá, creí que tenías que saberlo, esta es la última vez que te veré, y aunque no me creas, lamento lo de la foto.
Me quedé callada mientras él se alejaba, no sé de dónde saqué la fuerza como para seguir caminando, no contuve mi llanto, llegué a casa, papá estaba en el sillón y se puso de pie en cuanto me vio entrar, creo que le preocupó el estado en el que iba.
—Ay, cariño —estiró sus brazos y me acerqué a él.
—Lo siento tanto, papá.
Ese abrazo había sido el detonante.
Las siguientes semanas no fueron sencillas, hicimos de todo para que nadie siguiera compartiendo la imagen, papá me dejó en claro que no quería que me volviera a acercar aquel capullo, por supuesto que no, lo último que quiero es verlo, me sentía tan mal que papá optó por cambiarme de escuela y se cercioró de que fuera una que estuviera demasiado lejos de Seattle, creo que exageró un poco, bien pudo dejarme en otra escuela aunque estuviera a más kilómetros de distancia, pero optó por algo más ¿extremista? Entiendo, solo quería mi bienestar.
—No falta mucho para irnos, termina de empacar —me sonrió mientras él terminaba de guardar sus cosas.
—¿No crees que esto es un poco extremista? Si querías que empezara de cero podía haberme quedado en alguna escuela que estuviera más lejos.
—Quiero que estés bien, es todo lo que importa y sé que aquí con todo el desastre que se causó, no podrás estar en paz.
—Lamento mucho haberte decepcionado —y lo decía en serio, hizo tanto por mi como para que yo le pagara de esta manera.
—Fue un error, todos los cometemos.
—Algunos más que otros.
—Lo importante es saber qué hacer después, de ti depende si mejoras, si intentas arreglarlo, si lo pasas por alto o si cambias tu perspectiva de las cosas.
—Sé que te dolió lo que hice.
Y eso era por lo que más me culpaba, saber que le había fallado a la única persona que confío en mí sin pensarlo.
—Que lo hicieras no fue lo que me dolió, a tu edad puedo asegurarte que llevaba una vida sexual mucho más activa que la tuya, supuse que esto pasaría, lo que me dolió fue que ni siquiera me lo dijeras.
—No era algo muy fácil de decir, creí que me detendrías o algo así, además, todo pasó —me odié a mí misma por recordarlo—, de un momento a otro.
—Sí, tienes razón —sonrió de lado—. Te hubiera detenido, ese tipejo de Charlie nunca me gustó para ti, mereces algo mejor, un chico que te amé tal y como eres —me conmovieron sus palabras—. Alguien que vea lo hermosa que es mi hija, que vea que tu acento español es de las cosas más preciosas de ti, que te acepte, que no te juzgue, que en serio te ame por sobre todas las cosas y haga hasta lo imposible por quedarse a tu lado, no te conformes con menos cariño —me acerqué para abrazarlo, para qué negarlo, ya estaba llorando.
—Gracias, papá —hablé en un hilo de voz.
—Cuando me presentes a un chico así tendrás permiso para casarte, antes no —sonreí de lado.
—Ojalá exista esa persona.
—Créeme, la encontrarás.
En el fondo sabía la verdad, él esperaba encontrar a una persona así, concretamente, esperaba que mi mamá hubiera sido esa persona, no niego que el haberla conocido lo cambió para mejor, dejó a un lado vicios, sustituyó sus noches de fiestas por cuidar de ella y de mí, sus días de diversión por cambiar pañales, su vida alocada por un matrimonio... matrimonio que no funcionó, aún con todo lo que pasó sigo sin entender cómo una persona como él sigue creyendo en el amor, yo terminé con el idiota de mi novio y no tengo ganas de creer en amor de nuevo.
Bien dicen que cada cabeza es un mundo.
Terminé de guardar mis cosas, me aferraba a que este era un nuevo inicio, uno donde podría empezar de cero, donde no tendría que ocultarme ni cambiar quién era, el mundo vería una versión diferente de Chloe Moreno, una más segura de sí misma, una donde sería una bajista increíble, y para bien o para mal, una que no tendría sentimientos, Charlie me enseñó algo, y es que se trata solo de sexo, dejándole eso claro a los demás no ahorramos muchos problemas.
—¿Segura que no dejas nada? ¿Maletas, ropa, cosas personales? —preguntó mientras cerraba la puerta del auto.
—Estoy segura, papá, aunque creo que es un poco exagerado irnos tan lejos —ni siquiera recordaba el nombre de la escuela a la que ahora asistiría—. ¿A dónde dices que vamos?
—Hover —respondió encendiendo el auto—. Terminarás el último año de tu preparatoria allá, la escuela es buena según lo que me cuentan.
—Bueno, de todas formas, siempre nos mudamos, ¿no es así?
—Es un cambio justo y necesario, créeme.
Y no mentía, recuerdo haberme sentido como una extraña el primer día que llegué, en realidad la escuela era linda, amplía con muchas zonas verdes, la clase que me enamoró desde el primer momento se llamaba Artes divididas, la maestra que impartía esa clase era un encanto, alegre, llena de energía y dejaba que nos expresáramos, en la entrada principal de la escuela había una fotografía de un chico en el centro, a su lado estaba una chica y a su izquierda otro chico rubio, el pie de foto decía "Pero un amigo nunca se va, vive por siempre en nuestros corazones"
—Triste, ¿cierto? —comentó una chica detrás de mí—. Me refiero a lo que le pasó al chico, soy Karina —estiró su mano.
—Chloe —la acepté—. ¿Los conoces?
—Sí, el chico del centro se llama Landon Leith, me sorprende que tú no lo conozcas, su arte es muy conocido por aquí, la chica a su lado era su novia, Hailey Walker, también muy conocida y el chico rubio se llama Adam Stone, su mejor amigo.
—¿Ellos están...? —no sabía cómo formular la pregunta.
—Solo Landon, murió hace un par de meses, no imagino cuán difícil debe ser para su amigo y su novia estar lidiando con la pérdida.
—¿Qué le pasó?
Por lo tensa que se puso supuse que no era algo sencillo de decir.
—Lo mataron —bueno, eso fue directo—. Supongo que eres nueva, no quiero asustarte, pero hace poco un asesino demente escapó de prisión y en el lugar y momento equivocado se encontró con Landon y le disparó, es al menos lo que cuentan las noticias.
—Qué horrible.
No imagino como lo están afrontando ahora sus padres, su novia, su mejor amigo, debe ser terrible saber que él se fue de una forma tan cruel, no importa si era o no buena persona, nadie merece una muerte así.
Aunque analizándolo un poco, ¿asesino demente? Creo que estaba mejor en Seattle, ¿papá tendrá conocimiento de esto?
—Por suerte el hombre ahora se está pudriendo en prisión así que estate tranquila, ¿ya te mostraron el lugar? —no esperó a que respondiera—. Yo te lo mostraré, ven —tomó mi mano y me guio contándome todo lo importante que debía conocer de la escuela.
La dinámica que se maneja en artes divididas, requisitos para entrar al equipo de Lacrosse, fue diciéndome qué maestros eran buena onda y quienes no tanto, no pasó por alto los trámites que serían necesarios para aplicar en alguna buena universidad, no tenía malas notas, supongo que eso ayudaría, y claro que dejó en claro que nuestro querido director era un tacaño; también estuvo comentándome sobre los concursos que se hacen, de música, de arte, de ciencias, tecnología y muchos más, mencionando que su favorito siempre es el concurso de música.
—Adam es quien siempre ganaba esos concursos, pocas veces optó por no participar, pero cuando lo hacía —suspiró—. Siempre se lucía.
Recordé al chico rubio de la foto, la verdad es que no era nada feo y era músico, eso sumaba puntos.
—¿Te gustaba o algo así? —me atreví a preguntar.
—Y lo que le sigue, la pregunta correcta sería ¿a quién no le gustaba Adam Stone? Es que el chico era perfecto, su voz, su cuerpo, su forma de ser, es músico, rubio, de ojos verdes, ¿te imaginas algo mejor que eso?
¿En serio todas babeaban por él?
—Bueno, vosotras tenéis mejores gustos que yo, eso seguro —de nuevo lo había arruinado, genial y era mi primer día—. Lo siento tanto —me arrepentí de inmediato.
—Oh, ¿española? —enarcó una ceja, ya no sabía que excusa poner—. ¡No puede ser! ¡Qué emoción! Jamás había conocido a una española, solo he visto a actrices, me hace mucha ilusión ir a España.
—¿En serio? —estaba verdaderamente sorprendida porque no intentara cambiar mi acento.
—Es que España es lo mejor, mola mucho, ¿no? ¿Sí se dice así?
—Sí —sonreí—. España mola mucho.
—¿Puedes enseñarme un poco? Me muero de emoción si viajo a España y sueno como nativa.
—La verdad es que hay diferentes tipos de acentos, es diferente el de Barcelona al de Madrid, en algunos lados se habla catalán y pues eso —intenté ocultar la risita nerviosa.
—Tengo una idea de a dónde quiero ir —se colgó de mi brazo—. Chloe, seremos buenas amigas.
Y tuvo razón, a partir de ese momento ella se volvió una de mis mejores amigas, compartimos tantos momentos juntas que por primera vez sentí que tenía una persona que se interesaba por mí, que me aceptaba y, además, me quería aun con los mil y un defecto que tenía.
5 de octubre de 2036
Hover, Bridgen
En Julio de este año oficialmente terminé la escuela, adiós bachillerato, tan pronto salí de la presión de los proyectos finales, exámenes y tareas, me concentré en lo único que hago bien: tocar el bajo, estuve ensayando como loca en mi casa, ni siquiera había audiciones a ninguna banda, pero igual me gustaba estar preparada.
Papá encontró una oferta de trabajo en España, de nuevo, la aceptó en parte porque quería cuidar de mi tía, se había enfermado y al no tener a nadie a su lado, papá se ofreció aprovechando que estaría de vuelta allá, lo extraño demasiado no lo negaré, su ausencia es notoria en la casa, dijo que estaba grande como para cuidarme, recién había cumplido los dieciocho, dudo que ahora fuera una persona madura, pero bueno, confió en que me cuidaría, tuve la fortuna de encontrarme con un hombre que me ayudó bastante, su nombre es Zach, asistía con frecuencia a su bar y me dejaba usar su bajo de vez en cuando, siento que es el único amigo que tengo, Karina tuvo que irse a la universidad así que ya no sabría mucho de ella.
Rogaba por una señal, algo, cualquier cosa, todo este tiempo no dejaba de repetir las palabras de Charlie en mi cabeza, que jamás triunfaría en esto, creo que va siendo hora de creerle, el muy capullo dejó inseguridades en mí, ya no vestía de la misma manera, ahora todo se resumía a pantalones y sudaderas anchas, aunque eso nunca impidió que terminara acostándome con uno que otro chico, dijo que era un perra, pues bien, lo sería, ya nada me importaba en realidad y últimamente cargaba con una actitud pesada, venía con frecuencia aquí a hablar con Zach, siempre me escuchaba atento, llegué a escuchar en varias ocasiones al guitarrista del lugar, se desenvolvía bastante bien en el escenario, me gustaba molestarlo, era divertido verlo enojado, a decir verdad, creo que era lo único interesante de mi día, irritar al pobre Adam, sentía que lo conocía de alguna parte, pero no recuerdo de dónde.
El día de hoy me quedé hasta tarde porque estaba lloviendo y no tenía cómo regresar a casa, Zach se ofreció a llevarme, solo tenía que esperar a que terminara de recoger lo que le hiciera falta, Adam también se quedaba aquí con frecuencia ensayando a cada nada, estaba bastante centrado en lo que hacía.
No tenía nada que hacer y bajé al sótano, para mi desgracia el chico se encontraba ahí tocando con su guitarra y sus audífonos, no conocía esa canción quizá era suya, le gustaba mucho componer, quise subir de nuevo las escaleras, pero su voz me detuvo.
—¿Vienes a tocar algo para mí? —ni siquiera me miró, seguía moviendo sus dedos por las cuerdas.
—No tocó ningún instrumento, lo siento.
—Claro —sonó como si no me creyera—. Ahogas constantemente tus penas en alcohol ¿no te cansas? Los chicos también aburren después de un rato.
—¿Me espías? ¿Desde cuándo te interesa si me lío o no con un chico? —dejó la guitarra a un lado y se sentó en el sillón indicándome que hiciera lo mismo.
En realidad, no tenía nada que perder así que lo hice.
—No te espío, es que era muy obvia y no es la primera vez que me encuentro con un condón aquí, respeta mi santuario.
—Es mi problema lo que haga con mi vida, Adam.
—Como sea, ruidosa.
—¿Ruidosa?
—Sí, eres un dolor de cabeza en serio.
¿Y este quién se cree?
—No deberías beber tanto.
—¿Por qué no?
—No te trae nada bueno.
—Dijo el chico que bebe más que yo.
Sonrío haciéndome ver que el comentario no le molestaba en lo absoluto.
—Y es porque lo hago que sé que no te deja nada bueno, eres solo un año menor que yo, pero no sabes cuan diferente hubiera sido mi vida si no me hubiera metido porquería y media en el sistema, y aunque nuestra diferencia de edad no sea mucha, te apuesto que sé más que tú, debes estar tan rota como yo para querer arreglar lo que sea que haya pasado con alcohol.
—¿Cómo sabes que algo me pasó?
—Se nota en tu mirada, la forma en la que tratas de ligar, buscabas lo mismo que yo.
—¿Un polvo y ya? —sonrió ante mi cometario.
Tengo que controlar mi acento.
—Sí, un polvo y ya, y es horrible porque solo buscas sentirte bien y la satisfacción es momentánea, porque en realidad no tenemos a nadie, es triste no tener a nadie.
—Te vi hablando y sonriendo mucho con una chica hace unas semanas.
Su semblante cambió, creo que no era su tema favorito.
—Sí, Juls, es una chica que conocí hace tiempo.
—Pero no están juntos —concluí y negó.
—No, me encargué de eso, hace tiempo que un amigo mío murió y bueno, todos lidian a su manera con el dolor, yo no quería lastimar a la única persona que había creído y confiado en mí así que la alejé, ya sé, soy un fiasco.
Y recordé que lo había visto cuando recién entré a la escuela, Adam Stone, no imaginaba cuanto debió dolerle la muerte de su mejor amigo, eso no era nada comparado con lo que me había pasado, pero creo que ya estábamos en un ambiente de confianza y a veces es bueno sacar lo que tienes dentro.
—Hace un tiempo un chico me hizo algo, algo malo y desde entonces soy así.
—¿Qué te hizo?
Podía sentir la tensión en el ambiente, recordarlo no era mi experiencia favorita, pero por alguna extraña razón en ese momento vi a Adam como si fuera mi hermano mayor, me sentí cómoda con él, sentía que si le decía él no se reiría, no me juzgaría, tal vez tampoco recibiría un consejo o palabras de aliento, pero me lo preguntaba porque en verdad estaba interesado.
—Se llama Charlie.
—Empezamos mal —bromeó.
—Era mi novio, músico, aunque después dejó la guitarra y se dedicó al Lacrosse.
—Idiota.
—Prometió bajarme la luna y las estrellas, yo le creí, era el primer chico que en serio llamaba mi atención, iniciamos una relación y empezó a poner ciertos límites, debía cambiar mi acento, no vestir nada que llamara la atención de los chicos, no podía tener amigos, ni salir a muchas fiestas, mis tardes se resumían en estar con él y nada más, se encargaba de vigilarme, o cuidarme como él decía, y pasaron algunas cosas.
Le conté la historia, no pude mirarlo al llegar a ciertas partes, me sentía avergonzada y cuando lo decía en voz alta de nuevo me sentía diminuta y asquerosa.
—¿Y todos vieron la fotografía?
—No sé si todos, pero fue una buena cantidad de personas, de eso estoy segura.
—¿Y se largó?
—Se mudó —aclaré, me miró de mala manera.
—No lo defiendas.
—A veces trato de convencerme a mí misma que en el fondo sentía algo por mí, pero en realidad nunca lo hizo, se sintió atraído por mí un tiempo y después me desechó, no lo culpo, en su lugar hubiera hecho lo mismo.
—Chloe, no te compares, eres una chica increíble y cualquiera debería darse cuenta de eso, si ese idiota no lo notó pues ya es su problema, pero no dejes que el pasado siga atormentándote, cambiar solo porque te importe el qué dirán las personas nunca es bueno.
—Creo que tienes razón.
—Como siempre —sonrió.
Para mi sorpresa no me dijo nada malo, me escuchó atento y después se puso a insultar a Charlie, me dejó en claro que si necesitaba algo podía contar con él, lo escuché tan sincero, que le creí.
Después él también se sinceró conmigo.
—Me dijeron que había sido un asesinato.
—Lo fue, al final.
—¿De qué hablas? —se tensó y negó con la cabeza, sería mejor cambiar la pregunta—. ¿Aún duele?
—Por supuesto —suspiró—. Nunca deja de doler, yo empecé a asimilarlo un par de meses después de su funeral, su novia recién lo estaba superando o al menos eso parecía, le dolía demasiado, todos lidiaron con la pérdida a su manera, yo me centré en mis cosas, la música era lo único que creí que podría ayudarme, el bajón vino un día de repente cuando realmente acepté que él ya no estaba.
—¿Y Juliette?
—Era tan buena, tan perfecta que me asombró que estuviera conmigo, hice cuanto pude para alejarla de lo contrario terminaría envuelta en toda esta mierda y no... Juls merece algo mucho mejor, alguien que no esté sufriendo por su mejor amigo muerto, que tenga un futuro más prometedor, que le dé lo que en verdad merece.
—¿Y eso que sería?
—Lo mejor, Juls siempre ha merecido solo lo mejor, no sabes cómo me dolió que yo no pudiera ser esa persona.
A veces me pregunto si alguien podría amarme con esa intensidad, la forma en la que Adam habla de Juliette deja en claro todo lo que siente por ella.
—Aún podrías...
—No, aún tengo cosas que arreglar, y ella necesita tiempo lejos de mí, debe concentrarse en sus clases y triunfar, lo que menos quisiera ser para ella en estos momentos es una distracción.
Este fue un momento donde ambos nos sentimos libres.
—¿Lista, Chloe? —bajó Zach
—Sí —miré a Adam—. Tu secreto está a salvo conmigo, cuídate, Adam —sonreí.
—Igual tú, Chloe.
Subí las escaleras con Zach y busqué mi chamarra, él ya había recogido todas las cosas, minutos después Adam nos alcanzó.
—¡Chloe! —obtuvo mi atención—. Mi mejor amigo y su novia solían decir que las almas rotas son las que tienen la capacidad más extraordinaria para amar, no dudes que alguien te amará y que tú lo amarás con la misma intensidad —aclaró su garganta—. Dicho eso, necesito que me hagas un favor.
—¿Qué cosa?
—Toca una canción para mí.
—Te dije que no —me callé cuando vi que tomó el bajo y me lo entregó.
—Te he visto digitar, así como también te he visto marcar el tiempo en la batería.
—¿Y cómo sabes que lo mío es el bajo y no la batería?
—Otra con el mismo cuento —puso los ojos en blanco—. Porque no puedes ocultar el brillo en tus ojos al tener este instrumento en tus manos, solo toca una canción, la que quieras.
La mirada de Zach me gritaba «Hazlo»
Le hice caso, toqué una canción que me sabía de memoria y una de mis favoritas, al terminar Adam se quedó sorprendido.
—Pasión —pronunció.
—¿Eh?
—Lo que necesito en mis integrantes es que tengan pasión por la música, que disfruten lo que hacen, que se sientan libres, no soy el único que considera la música su escape, quiero que seas nuestra bajista.
—¿Bajista?
—Sí, Chloe, la persona que toca un bajo, no hagas que me arrepienta.
—No puedo, lo siento.
—Sé que puedes, sé nuestra bajista —insistió—. Vamos, ruidosa, no me falles.
Me negué, creí que sería una pérdida de tiempo, pero Adam es persuasivo, me jodió hasta el cansancio y eso era lo interesante, no me suplicaba, así como decía que tampoco lo hizo con los demás, sino que todo el tiempo estaba diciéndome que tenía potencial, me recordaba cuanto amaba esto y lo increíble que sería vivir de algo que disfrutas hacer.
Terminé diciéndole que sí y me uní a la banda, justo ahora será nuestra primera presentación oficial como banda aquí en el bar de Zach, agradezco tanto que el escenario sea amplio, al menos lo suficiente como para que no nos veamos todos juntos como sardinas, para mi suerte congenié bien con el resto de los chicos, en especial con Donovan.
Es obvio que todos estábamos nerviosos, la primera presentación debía ser memorable, habíamos estado trabajando en un par de canciones, me sorprendía como nos acoplamos tan bien, había peleas y gritos, pero al final obteníamos un buen resultado, iniciaremos en el bar, sé que este es el comienzo de algo grande.
—Si mi madre me viera seguro me mataría —comenta el pelinegro.
Porque sí, detalle importante, Adam se pintó el cabello de negro, no tengo idea de porque, siempre dije que el rubio le sentaba bien, claro que no me hizo caso.
—¿Por qué lo dices? —preguntó Dono mientras buscaba sus baquetas.
El baterista del año.
—Porque ni siquiera he terminado el curso de contador, se supone que tengo trabajo que hacer y en vez de eso estoy aquí preparándome para nuestra presentación.
—¿Y te arrepientes? —Johnny enarca una ceja y Adam sonríe.
—En absoluto, pero les aseguro que tan pronto como teclitas y yo terminemos el curso nuestro tiempo será dedicado cien por ciento a la banda.
—¿Y cómo nos presentaremos?
Otro pequeño detalle, aun no teníamos nombre oficial.
—¿Adam y sus chicos? —bromeó.
—De hecho, me gusta la propuesta de hace unas semanas, a Donovan también le gustó y ni qué decir de Jonathan, creo que es un buen nombre para la banda.
Tuve la sensación de que por dentro estaba feliz, pero que trataba de disimularlo, aunque puede que aún tenga sus dudas.
—Bien, usaremos ese nombre por esta noche, y si quieren después pensamos en otro, ¿les parece? —todos asentimos y él chico miró su reloj—. Tenemos diez minutos, si hay algo que quieran hacer para relajarse o cosas por el estilo, este es su momento.
Adam desapareció y no supe ni a dónde se fue, justo en ese momento Zach bajó con nosotros.
—¿Todo en orden? ¿Necesitan algo?
—A decir verdad, sí —se le veía bastante nervioso a Johnny—. ¿Puedes traerme un poco de vino?
—Por supuesto, para los nervios te será útil, te diré algo tengo una botella cerrada, será abierta especialmente para ti, apuesto a que te gustará.
—Muchas gracias, Zach. Seguro me trae suerte.
—¿Algo más?
—Necesito un shot de tequila de preferencia.
—Lo traeré solo porque necesitas calmar esos nervios y porque eres mayor de edad.
Al ver que no requeríamos nada más salió de ahí. Jonathan no dejaba de caminar de un lado a otro moviendo constantemente sus manos.
—Oye —Dono puso sus manos sobre mis hombros—. Todo estará bien, no olvides que eres talentosa, solo tienes que salir y hacer lo que te gusta —me giré para verlo.
Era más alto que yo, no por nada Adam le decía «poste» sus ojos siempre me transmitían paz, nunca lo diría en voz alta, pero es que Donovan es muy apuesto, y sí, me sentí atraída desde que nos conocimos, pero no arruinaría la amistad que tenemos solo por algo que puede que ni siquiera sea mutuo.
—Sí, Chloe hay que estar tranquilos —agrega.
—Tenéis mejores cosas que hacer, chicos, dejadme sola y estaré bien.
—¿Te he dicho cuanto me encanta tu acento?
—Oh, ¿en serio? —fingí estar sorprendida.
Era lindo que cada que tenía oportunidad me decía algo lindo, que me veía bien, que había hecho algo genial en el bajo, que mi acento le encantaba, y claro que no me quedaba atrás, cuando no estaba molestándolo siempre le decía lo bien que tocaba, en más de una ocasión le dije que me gustaba el color de sus ojos, y no mentía, nadie podría igualar ese color miel.
—Es solo de una de las tantas cosas que me encantan de ti —sonrió ampliamente.
—Si estás tratando de coquetear, Wilson, te aseguro que no funcionará, soy una chica profesional, ¿vale?
—Ya deberías asumir que lo que te digo es en serio y no que se trata solo de coqueteo.
—Gracias —se acercó y besó mi cabeza.
—Lo harás genial.
—Sé que tu igual.
Tengo que reconocer que ese simple beso me dejó con los nervios al mil y no supe ni cómo reaccionar, Donovan se fue a un rincón, se hincó y se puso orar, ese gesto me pareció muy lindo, alcancé a escuchar poco, pero en resumen le pedía a Dios para que todo saliera bien y dejaba todo en su control agradeciéndole la oportunidad que le había dado de estar aquí. Instantes después Zach bajó con el vino y el tequila, Johnny se terminó la copa más rápido de lo que suele hacerlo por lo general, y yo bebí hasta la última gota del shot, eran tantos mis nervios que temí que en algún momento olvidara las canciones así que tomé el viejo bajo que estaba ahí y empecé a digitar un poco, Donovan terminó de orar y Adam bajó de nuevo con nosotros.
—Bueno, creo que es hora. ¿Están mejor? ¿Más relajados?
—Sí, ese tequila me ha ayudado.
—Y a mí el vino —Adam miró a Dono y este sonrió.
—Me puse a orar.
—Perfecto —no se le veía tan nervioso como a nosotros —sacó su billetera y miró unas fotos.
—¿Fotos de la suerte? —pregunté.
—Sí, en una estoy con Landon y en la otra —sonrió más de lo que debería—, estoy con Juls, vengan hagamos un círculo.
Le hicimos caso y tomamos nuestras manos.
—Diré el nombre de la banda y ustedes dirán una palabra que se les venga a la mente, algo que crean que nos define. Hidden —me miró.
—Emoción.
—Hidden —miró a Donovan que estaba a mi lado.
—Sueño —enfocó su atención en Johnny.
—Hidden.
—Adrenalina —él sonrió y miró a Adam—. Hidden.
—Pasión —suspiró—. Hidden —repitió más para él mismo.
Nuestras miradas estaban en el suelo, lo impresionante fue que todos respondimos al mismo tiempo.
—Familia —intercambiamos miradas entre nosotros, sí que conectábamos.
—Sí, familia —aseguró.
Nos acercamos y nos abrazamos y aunque no dijimos nada más esa simple acción bastó para que todos derramáramos una lágrima.
—Es hora —anunció Zach.
—Este es nuestro momento, Hidden, vayamos a demostrar de que estamos hechos.
Ese era mi líder.
Adam fue la respuesta a lo que estuve pidiendo todo este tiempo y de no ser por él no estaría aquí, ese chico que me molestaba, que me llamaba ruidosa, se reía de mí, me apoyaba, me impulsaba a seguir con esto, el chico que se convirtió en mi hermano mayor, él, había sido mi salvación.
Fue el principio de muchas cosas y lo que hicimos esta noche se convirtió en algo constante, este fue el origen de nuestro rituales, no tener idea de nada y decir solo lo que nos saliera del corazón.
Y por eso, chicas, hay que saber detectar las red flags y recuerden que no están solas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro