8|Solo conocidos
Au moderno.
Parte uno de tres partes de esta historia. (no están seguidas, no es el siguiente capítulo)
— — — — — ♡ — — — — —
Hipo había regresado a su ciudad natal para cumplir su más grande sueño, ser médico veterinario. Acababa de egresar de la Universidad y no fue difícil para él encontrar trabajo en el hospital veterinario en el centro de la ciudad, siendo ayudante de una de las mejores doctoras de la ciudad.
Ese día se cumplía el primer mes ahí y había sido más tranquilo que los días anteriores, atendió solamente a un par de mascotas que necesitaban curaciones mínimas, un perro adulto y un cachorrito que se habían herido por correr entre hierba con espinas.
Se encontraba en ese momento su escritorio, jugando con el pequeño gatito negro que había rescatado meses atrás de entre la basura que se acumulaba en el callejón detrás del anterior edificio donde vivía. Chimuelo era un pequeño cachorro negro que aparentemente había nacido sin una de sus patitas traseras, él le había confeccionado una prótesis acorde a su tamaño y trataba de hacer que el pequeño se acoplara tanto a ella como a su nuevo apartamento en Berk, el cual compartían con la madre del castaño.
—Es bastante juguetón. —comentó Atali, su jefa, acercándose a ellos con una sonrisa mientras cargaba una caja de medicamentos que tenía que acomodar en el estante detrás de sus escritorios
—Si, tiene mucha energía. —asintió con una sonrisa —Déjame ayudarte con eso. —se puso de pie y se acercó a ella dejando a Chimuelo en su caja, que estaba sobre el escritorio, para que siguiera jugando con su nueva pelota
—Gracias. —sonrió la mayor dándole la caja —Ha sido un día tranquilo. —comentó con calma mientras tomaba los medicamentos de la caja y los acomodaba en el estante correspondiente, siendo seguida por el castaño
—Eso es bueno —comentó el chico girando su vista al gatito en la caja al escucharlo maullar con fuerza —, significa que no hay animales heridos. —sonrió al ver a Chimuelo asomar sus ojitos por el borde de la caja, observándoles con atención
—En eso tienes razón —asintió con una sonrisa —es mejor si no hay ningún pequeño herido.
Siguieron acomodando cada una de las medicinas. Una vez terminado, el chico volvió a tomar asiento y se fijó en la caja, dándose cuenta que chimuelo mordía una y otra vez la prótesis que le había hecho.
—¿Qué pasa, amigo? ¿te molesta? —acarició la cabeza del cachorro llamando su atención, maulló lamiendo la palma de su mano y restregándose en ella
La campanilla de la entrada resonó con fuerza asustando a ambos. Una chica rubia entró rápidamente con una perrita bastante herida.
—Necesito ayuda, porfavor. —habló con lágrimas saliendo con abundancia de sus ojos
Hipo se acercó enseguida tomando con mucho cuidado a la golden retriver entre sus brazos, la cual chillaba con dolor ante el mínimo toque, Atali se acercó enseguida para revisarla y ambos avanzaron a una de las habitaciones para inspeccionarla de mejor manera, la rubia los siguió mientras secaba las lágrimas de sus ojos.
—¿Qué le pasó? —preguntó Atali mientras Hipo ponía a la perrita sobre una mesa hablándole con suavidad para tratar de calmarla
—Cruzó la calle corriendo, un auto la vio y decidió acelerar para golpearla. —contestó haciendo notar la rabia en sus palabras mientras limpiaba las lágrimas que seguían saliendo con abundancia de sus ojos —¿Pueden salvarla?
—Haremos lo mejor posible, —le sonrió con lástima —Necesito que esperes afuera, ¿está bien?
La rubia asintió y salió de la habitación siendo guiada por otra de las chicas que trabajaban ahí, sintió nuevas lágrimas formarse en sus ojos y soltó un sollozo al escuchar a su pequeña chillar con fuerza. Tomó asiento en una de las sillas de espera y lloró de manera abundante sintiéndose mal por no haber podido cuidar a su pequeña Tormenta de la maldad humana.
Un maullido la hizo levantar la mirada minutos después, viendo sobre el escritorio más cercano una caja de la cual sobresalía la cabecita de un gatito. Notó que sus ojos verdes la observaban con atención y parecía estar llamándole con maullidos suaves, lo cual la desconcertó.
La puerta de la habitación donde estaba su pequeña se abrió con suavidad y el castaño salió limpiando sus manos. Ella se levantó enseguida para acercarse a él.
—¿Cómo está Tormenta? —preguntó enseguida
—Le pusimos un sedante para disminuir el dolor. —respondió él con calma tirando al cesto a su lado la toalla de papel con la que había limpiado sus manos y vio a la chica —Lo más probable es que tenga una fractura en la cadera y una de sus piernas. —ella suspiró sintiéndose mal al saberlo —La doctora Atali le está haciendo unas placas para saber la gravedad de la fractura y una vez que tengamos la información de las placas veremos la mejor forma de hacer una cirugía reconstructiva.
—¿Le pueden hacer la cirugía hoy mismo? —preguntó con suavidad
—Por supuesto. Entre más rápido sea intervenida menos riesgo hay de que pierda su patita trasera. —comentó con suavidad —Necesito que llenes unos documentos y te daré información al respecto. ¿está bien? —ella asintió y se acercó con el chico hasta el escritorio donde estaba Chimuelo observandolos con atención —Hola amigo. —le sonrió acariciando su cabecita haciendolo maullar
—¿Es tuyo? —preguntó en bajo limpiando las nuevas lágrimas que salían de sus ojos
Asintió con media sonrisa mientras buscaba los papeles que necesitaba y una pluma.
—Su nombre es Chimuelo.
—Eres precioso. —murmuró ella acercándose a verlo
—Estos son los documentos que... —puso los documentos en el escritorio y se dio cuenta que la chica había comenzado a llorar de nueva cuenta mientras acariciaba la cabeza de Chimuelo —Oye.. —tomó su mano libre llamando su atención —estará bien. —le sonrió a medias mientras se estiraba ligeramente para alcanzar un paquete de pañuelos que tenía bajo el escritorio para acercarlos a ella.
—Siento que es culpa mía. —sollozó tomando un pañuelo —Debí cuidarla.
—No pudiste evitar que pasara, pero hiciste lo correcto al traerla aquí rápidamente. —aseguró —Tormenta estará bien, está en manos de la mejor doctora de Berk.
—Gracias por querer hacerme sentir mejor. —murmuró viendo al castaño, quien la vio con una sonrisa
—Lo digo enserio. —hizo una pequeña pausa —Tormenta tiene suerte de que estuvieras ahí, si hubieras tardado más, ella pudo haber sufrido un infarto por el dolor. —la rubia lo vio con sorpresa —Ay no, no.. no quise decir eso.. perdona.. —comentó enseguida al verla volver a iniciar a llorar
—Mi niña.. debí cuidarla mejor.. —murmuró cubriendo su rostro
—Tranquila, tranquila.. —se inclinó levemente para tomar los hombros de la chica —Ella está bien, estará bien.
—Pude perderla.. —murmuró
—Pero no lo hiciste y no lo harás pronto. Te lo aseguro... amm.. —guardó silencio un momento tratando de recordar su nombre
—Astrid, me llamo Astrid.. —murmuró tomando otro pañuelo del escritorio
—Astrid.. —sonrió a medias —Tormenta estará bien. —ella sonrió ligeramente
Un par de minutos después pudo calmar su llanto, Hipo le dio la información que ella necesitaba y contestó a sus preguntas con suavidad para tratar de calmarla, cosa que ella agradecía. Saber que su pequeña podía recuperarse por completo en poco tiempo le alegraba un poco su corazón atormentado. Comenzó a llenar los documentos siendo guiada por el castaño, quien le sonreía amablemente mientras le ayudaba.
—Hipo. —una de sus compañeras se acercó a él de prisa haciéndolo levantar la mirada —Atali tiene las placas, dijo que es necesario intervenir ahora.
—Gracias Minden. —se puso de pie para rodear el escritorio
—Espera. —la rubia lo detuvo por el brazo —Ella estará bien, ¿verdad?
—Claro —le sonrió para calmarla —, ¿puedes terminar con los documentos y cuidar de Chimuelo mientras le ayudo a Atali? —preguntó con suavidad
—Si, si.. Claro.. —lo soltó y sonrió a medias
—Descuida, Astrid. Tormenta estará bien. —giró de nuevo para perderse en el pasillo haciéndola sonreír unos segundos
El maullar a su lado la hizo girar la mirada, observó al gatito negro, quien ladeó su cabeza inspeccionando a la chica, suspiró y acarició al pequeño para después disponerse a terminar de llenar los documentos que el castaño dejó sobre el escritorio.
Las horas pasaron, Astrid estaba de nueva cuenta en una de las sillas de la sala de espera con Chimuelo ronroneando sobre sus piernas por las caricias que ella le daba. Recargó su cabeza con la pared tras de ella y soltó un bostezo. Estaba cansada, pero no podía darse el lujo de descansar sin saber como estaba su pequeña.
Vio salir del pasillo a la doctora que la había recibido junto al castaño y se levantó cargando con cuidado el pequeño gatito.
—¿Cómo está mi cachorra? —preguntó enseguida
—La cirugía fue exitosa. —eso hizo suspirar a la rubia con alivio —Necesita quedarse toda la noche en observación, por la mañana le haremos unos estudios para asegurarnos que todo siga en orden. —habló con calma —Pero todo apunta a que se recuperará rápido y sin muchos inconvenientes.
—Muchas gracias. —sonrió, Chimuelo se removió en sus manos y maulló hacia el pasillo, donde Hipo venía saliendo con una sonrisa al ver a su pequeño aparentemente llamándole
—Ven aquí, amigo. —se acercó para tomarlo entre sus manos y acercarlo a su pecho, el pequeño se restregó en él volviendo a ronronear
Astrid observó al chico, le parecía familiar, aunque no sabía exactamente de donde. Después de una hora y después que se despidiera de Tormenta al fin salió del hospital.
Hipo sonrió viéndola salir, cosa que no pasó desapercibida por Atali.
—Pareces muy impresionado con ella. —comentó con calma comenzando a avanzar detrás de su escritorio
—¿De qué hablas? —preguntó sonriendo más ampliamente y avanzó igualmente a su escritorio, acercándose a la caja de Chimuelo para dejarlo en ella con cuidado para no despertarlo, pues se había quedado dormido en sus brazos
—No soy ciega, Hipo. —le vio de manera maternal —Puedo notar el brillo de tus ojos al verla.
—No, no.. nada de eso.. —negó enseguida girando a verla —Sólo me dió gusto de verla otra vez. —se encogió de hombros
—¿Otra vez? —cuestionó con gracia soltando una risa al verlo sonrojarse —¿Fue tu crush de la infancia?
—Basta. —se quejó frunciendo su ceño levemente y negó con la cabeza, haciéndola reír nuevamente
—¿Alguna vez le hablaste? ¿Fueron amigos? —preguntó con interés sentándose detrás del escritorio y observándole con una sonrisa
—Atali..
—Oh, vamos.. sólo es curiosidad.. —sonrió inocente haciéndolo suspirar
—Astrid y yo.. fuimos solo conocidos. —contestó finalmente sonriendo a medias y tomando asiento —Nunca le hablé y probablemente ni siquiera me recuerda.
—Podrías averiguarlo, volverá en la mañana.
Sonrió guiñando un ojo y giró a su computadora para prenderla y trabajar un poco. Él sonrió pensando en sus palabras, vio a Chimuelo dormir cómodamente y al ver su prótesis disminuyó la sonrisa. Tal vez sería mejor si ella no lo recordaba.
Entre menos personas lo recordaran en la ciudad estaría mejor. No quería que su pasado le impidiera tener una vida tranquila.
|><>♡<><|
Este One-shot me ha dado la idea para hacer una historia aparte (como si no tuviera tres en borradores y esta en curso jajaja) XD
Si la segunda parte sale como espero.. podría intentar hacer una historia completa, aunque sea una historia corta Uwu♡
Ya veremos, ya veremos.. :D
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro