6|"Éramos niños"
Nota:
-Ambientada en una época actual.
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El cumpleaños número 24 de Hipo sería de esos momentos especiales en su vida donde su festejo coincidía con su fecha de nacimiento, 29 de Febrero. Cada año festejaba el 28 de Febrero o el 1° de Marzo y cada cuatro años hacía junto a su padre una comida especial justo en su día.
Los últimos años había agregado a personas nuevas a su vida y a sus festejos. Entre ellos a sus actuales amigos y su amada novia.
La comida había sido organizada por Astrid, quien quería animar a su novio pues lo había notado triste, y sabía porque. Había perdido a su padre tres años antes, por lo cual este sería su primer 29 de Febrero sin él.
—Todo se ve precioso. —murmuró el castaño acercándose a su novia, quien terminaba de decorar la mesa, la abrazó por la cintura y recargó su frente sobre el hombro de la rubia
—Lo mereces babe. —sonrió regresandole el abrazo con cariño
Sus amigos comenzaron a llegar minutos después. El primero en llegar a la casa del castaño fue Patapez, quien llevaba fruta picada, un bowl con ensalada y algunos aderezos. Heather llegó con un gran recipiente lleno de costillas de cerdo, Dagur llevó bebidas dulces y otras con alcohol. Brutacio y Brutilda llegaron con una gran cantidad de pescados preparados "a la Torton". Astrid había comprado un pastel de vainilla decorado con un dragón negro, el favorito del castaño.
El grupo de amigos conversaba de manera amena mientras acomodaban los platillos en la mesa en espera de su amigo faltante, quien llevaría estofado de cordero.
Los minutos pasaron, Patán llegó con la comida acordada y además una caja de regalo, cosa que desconcertó a todos.
—Feliz cumple años, Hipo. —sonrió a medias
—Gracias, Patán. —tomó la caja observándola con curiosidad, el recién llegado acomodó la comida en la mesa con ayuda de Heather
—No es una de tus bromas, ¿Verdad? —cuestionó Astrid en bajo frunciendo su ceño
—No. —dijo simplemente y se encogió de hombros —¿Podemos comer? Tengo hambre.
—Patán.. —le regañó Heather
—Está bien, comamos. —Hipo sonrió a medias y dejó el regalo sobre la mesa, cerca de él
Después de la comida, continuaron una charla amena. Astrid se levantó de la mesa para buscar el pastel seguida por Dagur, quien se ofreció a ayudarle con los platos utilizados.
El castaño vio la caja de regalo nuevamente y la tomó para abrirla sintiendo una gran curiosidad por lo que tuviera dentro. Una vez lo abrió se ganó la atención de todos en la mesa por su sorpresa. Patán sonrió al ver su reacción al tener entre sus manos aquel obsequio.
—Tenía tiempo que quería dártelo, pero no encontraba buen momento adecuado para hacerlo. —habló el pelinegro con media sonrisa
—¿Qué es eso? —Brutilda frunció su ceño
—Se ve bastante viejo, ¿no tenías algo más nuevo para darle? —cuestionó Brutacio
—Cierren la boca par de bobos. —reclamó Patán hacia los gemelos frunciendo su ceño
—¿Qué es eso, Hipo? —cuestionó Heather con curiosidad
—¿Es el peluche de tu madre? —Patapez se acercó a ver aquel peluche entre las manos del castaño, quien sonrió asintiendo despacio
—Si es de su madre, ¿qué hacías tú con él? —Heather vio a Patán
—Se lo quité hace diez años —se encogió de hombros, todos lo vieron en silencio un momento, Astrid regresó con el pastel y su sonrisa se fue al ver a su amado castaño llorando en silencio
—Babe, ¿qué tienes? —dejó el pastel sobre la mesa y tomó las mejillas de Hipo para limpiar sus lágrimas
—Perdona, no creí que te hiciera sentir mal. —comentó Patán
—¿Qué le hiciste? —preguntó viéndolo enojada
—No le hice nada. —levantó sus manos a la altura de sus hombros queriendo dar a notar su inocencia
—Le dio de regalo un peluche que le había quitado hace diez años. —trató de explicar Patapez, Astrid observó el peluche en manos de su novio reconociendolo
—Lamento haber tardado tanto en dártelo, y lamento haberte llamado bebé por conservarlo.
—Gracias, Patán. —murmuró el castaño hacia su primo, quien le sonrió
—También lamento haberte molestado por ser un completo nerd y lamento los golpes que llegué a darte, aunque algunas veces te los merecías.
—Gracias, Patán. —repitió, ahora con seriedad y frunciendo su ceño ante el comentario
—Ya que estamos con eso, —Dagur salió de la cocina secando sus manos con una toalla pequeña —también quiero disculparme por muchas cosas, hermano.
—¿Es la hora de las disculpas? —Brutacio preguntó —Entonces debería disculparme por algunas bromas que no resultaron como queríamos. —su hermana le dio un codazo
—Se están disculpando por tratarlo mal, cabeza de ternero. —le regañó
—Yo me refiero a las bromas que le hicimos a él. —reclamó el rubio regresandole el codazo a su hermana, ella lo empujó y él le regresó el empujón
—Ya basta —intervino Astrid con su ceño fruncido al verlos pelear, ambos se detuvieron y se vieron con enojo
—Hipo, también lamento si en algún momento te he hecho sentir mal. —comentó Patapez en bajo con media sonrisa
—Vaya, son muchas disculpas —habló Heather con suavidad y vio la castaño —creo que te hicieron tener una infancia difícil. Ya hasta yo siento que debo disculparme por algo. —le sonrió a medias y notó que él bajó su mirada concentrándose en su regalo
—Muy bien, ya basta. —habló Astrid tomando el hombro del castaño —No creo que sea correcto hablar de esto hoy.
—Está bien, Astrid. —el castaño tomó la mano sobre su hombro y levantó la mirada sonriendo a medias —Yo también lamento si los hice sentir mal en algún momento.
—Hermano, eres demasiado bueno siempre con todos. —sonrió Dagur— Especialmente con nosotros. —murmuró haciendo una mueca
—A veces demasiado bueno. —Patán frunció su ceño —Por eso era tan sencillo molestarte.
—¡Patán! —le regañó Astrid
—¿Qué? es verdad. —se cruzó de brazos frunciendo su ceño de igual manera —Y no vengas a querer hacerte la santa que tú también lo trataste muy mal durante años.
—Es cierto, eres quien peor lo trataba. —comentó Brutilda
—Eres quien peor nos trata a todos. —corrigió Brutacio
Astrid pensó en sus palabras, no tenían razón, ¿verdad?
—Chicos, éramos niños. —Hipo sonrió —Ya no importa lo que pasó, lo importante es el aquí y el ahora. —habló con suavidad
—Si importa. —murmuró Astrid viéndolo, sabiendo mejor que nadie las repercusiones que había tenido el castaño por el trato de todos ellos a través de los años —Lamento haberte tratado tan mal.
—Astrid. —el castaño se puso de pie para abrazarla al notar la tristeza y cierta culpa en su mirada —Esta bien. —murmuró para después ver a sus amigos —No puedo decir que todo está perdonado y olvidado, aún trabajo en ello. —admitió con vergüenza —Creanme que esto.. es de mucha ayuda. Gracias, chicos. —les sonrió
—Oh, hermanito. —Dagur se acercó a abrazarlo con fuerza haciendo que la pareja se quejara por su fuerza —¡Abrazo grupal! —celebró jalando a su hermana a ser parte del abrazo, Heather se quejó y después soltó una risa mientras abrazaba a sus amigos
Después del momento emotivo partieron el pastel y siguieron con la reunión de manera tranquila, riendo de las anécdotas de los gemelos y algunas de Dagur.
Sus amigos comenzaron a irse tiempo después, una vez que se quedó a solas con Astrid (y después de recoger todo el desastre) se acercó a ella para abrazarla por la cintura con cariño.
—Gracias por hoy, todo fue perfecto. —murmuró
—¿Eso crees? —preguntó ella girando para abrazarlo también
—Claro que si —sonrió y señaló el regalo de Patán, el cual permanecía sobre la mesa —Al fin tengo algo de mamá en nuestra casa. —dejó un beso sobre la frente de la rubia al verla hacer una mueca —Deja de pensar en eso. —pidió con suavidad
—No sé que haré para remendar mis errores, pero te prometo que.. —él sonrió y se inclinó a besarla con suavidad interrumpiendo lo que tenía por decir
—Mi lady, no sabes la fuerza que me das solo con estar junto a mi —murmuró sobre sus labios y subió su mano para acariciar la mejilla de su amada novia
—Pero..
—De no ser por tí, no habría podido sobrellevar todo lo que me ha pasado, me ayudaste a superar muchas cosas y a ser mejor persona. Gracias por eso, mi lady
—Oh, Hipo —lo abrazó con fuerza —tu también me has hecho una mejor persona. Gracias por eso. —el castaño le regresó el abrazo con cariño —Te amo, Hipo. Te prometo que cuidaré de tí hoy y siempre. —él soltó una risa
—Yo también te amo mucho y cuidaré de ti, siempre. —aseguró para después separarse un poco del abrazo y llenar su rostro de besos haciéndola reír mientras se sonrojaba —Me gusta cuando te sonrojas —admitió en bajo
—Basta —negó con la cabeza mientras aún reía, él rió también
Aquel cumpleaños que creía sería triste por la ausencia de su padre, se llenó de risas y buenos recuerdos. El tener el peluche que su madre le hizo antes de morir le reconfortaba, así como tener a sus amistades cerca le hacía tener un mejor día.
Sus padres seguramente desde el Valhalla estarían felices de verlo disfrutar su día especial rodeado de las personas a quienes más quería, especialmente de que estuviera junto a la mujer que tanto amaba, Astrid.
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