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21| Siempre será Hipo y Astrid

Historia ambientada durante la segunda película

Advertencia de capítulo triste

Es una especie de What If.
¿Qué hubiera pasado si quien salvó a Hipo de morir por el disparo de Chimuelo hubiera sido Astrid y no Estoico?

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Sentía su corazón acelerarse al ver lo que aquél hombre tramaba. Lo que le haría a Hipo.. su amado Hipo.

—¿Por qué no se detiene? —preguntó con desesperación al ver que Chimuelo iba a atacar al castaño

—El alfa, debe estarlo controlando. —dijo Eret dándose cuenta igualmente de la situación

—Bájame, debo ayudar. —Tormenta obedeció y comenzó a bajar, evadiendo lo mejor que podía las flechas y rocas que volaban hacia ellos

—No podrás hacer nada, el alfa lo controla. —le advirtió el pelinegro

—Lo quitaré de enmedio. —dijo decidida, bajando de Tormenta y corriendo hacia el castaño

—¡Astrid espera!

La rubia corrió lo más rápido que podía, sintiendo lágrimas acumularse en sus ojos ante el miedo que sentía de poder perderlo. No lo perdería, no podía perderlo.

Lo veía gritarle a Chimuelo sin una respuesta del dragón, vio a Estoico correr a él, pero no llegaría a tiempo, lo escuchó gritar a su padre y sin pensarlo lo empujó, haciéndolo caer prácticamente en brazo del jefe. Salvando su vida, dando su propia vida a cambio de la de él.

Hipo cayó, sintiéndose aturdido y desorientado. Vió a su padre, que lo mantenía abrazado y respiraba agitado por haber corrido y por la adrenalina del momento. ¿Qué había pasado?

Se dio cuenta que su padre observaba el suelo detrás de él, por lo que trató de girarse pero el no lo dejó.

—Pa..

—Estoico.. —Valka se acercó a su esposo enseguida, queriendo asegurarse que estaban bien, suspiró aliviada al verlos bien y después siguió la mirada de su esposo, jadeando con sorpresa al ver a la rubia en el suelo

—¿Qué? ¿Qué pasó? —forcejeó con su padre hasta que lo soltó, girando aún aturdido hacia atrás

Chimuelo sacudió la cabeza, librándose del control del alfa y una vez reaccionó, se acercó despacio a la rubia en el suelo.

—¡No! —gritó al dragón y este se detuvo, viendo al castaño sin entender que había pasado, Hipo corrió hacia Astrid y la tomó entre sus brazos con cuidado —No, no, no.. por favor, no.. —tomó el rostro de la rubia con una de sus manos —Por favor, despierta. Astrid, por favor.. —sintió lagrimas escurrir por sus mejillas —Por favor.. no.. —la abrazó con cuidado, Chimuelo volvió a acercarse, queriendo entender que pasaba —¡No! ¡Vete! ¡Lárgate de aquí! —le gritó con enojo al dragón, que retrocedió

—No es su culpa, lo sabes.. —murmuró su madre acercándose a él y poniendo su mano en la espalda del menor, al mismo tiempo en que los jinetes aterrizaron cerca, viendo sorprendidos la escena y acercándose a su amigo

—Astrid, por favor.. —volvió a verla, hablándole con voz baja, acariciando su mejilla, teniendo la esperanza de que abriría sus ojos nuevamente, cosa que no iba a pasar

Levantó la mirada al escuchar a los dragones irse con Drago, lo escuchó dar la orden de ir hacia Berk... pero en ese momento no importaba..

Regresó la mirada a la rubia en sus brazos y la volvió a abrazar con cuidado mientras seguía llorando, su preciosa Astrid..

Lo que pasó después de eso, se sintió como un borrón, algo de lo que no se acordaría probablemente. Permaneció con su amada rubia mientras sus amigos y padres preparaban un barco para ella. Estuvo con ella cuando su madre insistió en llevarla al barco y él se negó. Se encargó él mismo de llevarla, acomodándola con suavidad en el centro del mismo. Dejó un beso sobre su frente y la cubrió con una manta que Brutilda tenía en sus manos.

"Ahí es donde veo a mi padre, a mi madre, a mis hermanos y hermanas. Me invitan a tomar mi lugar entre las paredes del Valhalla. Donde los valientes vivirán por siempre. Que las Valkirias te den la bienvenida y te guíen por el gran campo de batalla de Odín. Qué canten tu nombre con amor y furia para que lo escuchemos alzarse desde las profundidades del Valhalla. Porque ha caído una gran líder, una guerrera, una amiga.. una hija y una compañera.."

Hipo escuchó las palabras de su padre, manteniendo el arco en sus manos, una vez terminó encendió la punta de su flecha y apuntó al barco. Al soltar la flecha, sabía que en cierto modo la soltaba a ella también. Y le dolía..

Vio a sus amigos, padres y Bocón soltar sus flechas también. Al ver el barco comenzar a incendiarse se vino a su cabeza aquel primer vuelo a su lado, aquel beso en la mejilla que recibió de ella después de eso..

Recordó los besos posteriores a eso.. robados por ella en su mayoría. Recordó las risas, las peleas.. aquellos incidentes en los que se salvaron mutuamente, aquel momento en que por fin admitieron que se gustaban. El primer beso oficial como pareja, después de que su vista volviera.. Aquel día en que su vida comenzó a sentirse mucho mejor por tenerla a su lado, aquel día que le hizo la promesa más importante de su vida..

https://youtu.be/bE2rtOzks3A

"Astrid, me tienes a mi, sin importar nada. ¿Okey? Lo que sea que signifique, lo que tú quieras que signifique.. Estoy contigo. Siempre será Hipo y Astrid."

—Siempre.. —murmuró en bajo, sintiendo nuevamente las lágrimas escurrir por sus mejillas

¿Que pasaría ahora que ella no estaba? ¿Dónde quedaban esos años maravillosos que alguna vez habían imaginado juntos? ¿y su familia? ¿Y cada una de las cosas que les faltaban por experimentar?

¿Qué sería de él sin ella?

Sintió de pronto que sus piernas se quedaban sin fuerzas y cayó de rodillas, sollozando sin poder evitarlo. Valka iba a acercarse, pero su esposo la detuvo. Los jinetes se acercaron al castaño, siendo consientes de que esa situación era más que dolorosa para su futuro jefe.

Patapez puso su mano en el hombro del castaño, queriendo mostrarle su apoyo, Patán se colocó del otro lado y los gemelos permanecieron detrás de él, poniendo sus manos sobre las de sus amigos, en sus hombros. Todos viendo el barco en llamas, donde se encontraba Astrid. Todos lloraban por haberla perdido, sintiendo una parte del dolor de su amigo.

—Estoico..

—Dale tiempo. —murmuró el mayor a su esposa, viendo la escena con un pequeña sonrisa llena de tristeza

Unos minutos después, limpió sus lágrimas, suspiró de manera entrecortada y llevó sus manos a los hombros, tomando las manos de sus amigos, agradecido de tenerlos con él.

—Tenemos que irnos. —murmuró, siendo ayudado por sus amigos a ponerse de pie —Tenemos que volver. —dijo a sus amigos y sus padres

—Hijo..

—Un jefe, protege a los suyos.. —dijo a su padre —No vamos a dejar Berk desprotegido.

—¿Y cómo planeas que nos vayamos de aquí? —preguntó Brutilda con calma

—Se llevó a los dragones. —dijo con obviedad su gemelo

—No se los llevó a todos. —negó con la cabeza y sonrió con decisión, esperando por la orden de su padre, quien asintió con la cabeza mientras le sonreía ligeramente

—Te seguimos, Hipo. —dijo, sonriendo con orgullo al verlo  dirigirlos de nueva cuenta hacia el nido en busca de los dragones bebés

—Deberías hablar con él. —sugirió Bocón con suavidad al jefe

—No es el momento, lo haré una vez estemos en casa. —respondió a su mejor amigo con calma

—————

Una semana había pasado..

Habían logrado salvar a Berk y los dragones, a pesar de que ahora su isla estaba parcialmente destruida. Aunque eso no los iba a detener, después de todo, estaban acostumbrados a construir casas debido a los ataques de dragones que tuvieron durante años.

Desde aquel día, era más que evidente el hecho de que Hipo parecía estar demasiado ocupado, se exigía demasiado y parecía no querer descansar..

Y tenía motivos para hacerlo. Habían pasado solamente unos días, la pérdida de Astrid afectó mucho a los jinetes, a Berk, pero sobre todo al futuro jefe. Que aunque tratara de aparentar que nada pasaba y que estaba bien todos podía notar el exceso de trabajo y el cambio que el castaño estaba teniendo. Estoico no sabía que hacer para que pudiese estar mejor, no se había podido acercar a hablar con él y saber cómo se sentía realmente.

—Deberías hablar con él.. —aconsejó Bocón nuevamente, que se encontraba junto a Estoico en una área apartada del gran salón, viendo al castaño comer mientras escuchaba a Eret hablarle sobre las tareas que faltaban por realizar

—Si se aparece en la casa está noche, lo haré. —murmuró el jefe con pesar, pues el castaño tenía ya dos noches durmiendo solo los dioses sabían donde

—Debes hacer que aparezca. Si esperas más, seguirá sobre esforzándose y tanto tú como yo sabemos que eso no es bueno. —Estoico suspiró, sabiendo que su mejor amigo tenía razón 

—Lo sé, Bocón. Lo sé.. —en ese momento sintió una mano sobre su hombro y sonrió al ver a su esposa sentarse a su lado

—¿Interrumpo? —preguntó en bajo, viendo a ambos hombres

—Claro que no, mi vida. —Estoico se acercó para dejar un beso sobre su mejilla y le sonrió con cariño

No se dio cuenta que su hijo los veía desde su lugar, no notó que al verlos dejó su plato a la mitad y se dirigió a la salida del gran salón para seguir con su trabajo, no se dio cuenta de lo que su hijo sentía en ese momento.

Pero hubo alguien que lo notó, que entendió lo que pasaba por su cabeza en ese instante.. y no se quedaría de brazos cruzados ante esa situación.

Las horas pasaron y el castaño suspiró con cansancio. Sonrió a medias al ver a Chimuelo recostarse junto al fuego que habían encendido para mantener el calor y después levantó la mirada a las estrellas.

—Así que aquí te has estado escondiendo de tu padre. —la voz a sus espaldas los hizo girar la cabeza, el dragón volvió a acomodarse al ver que no era una amenaza y el castaño le sonrió a medias

—No me escondo, Bocón. —negó con la cabeza suavemente y regresó la mirada al cielo

—Bueno, pasar dos noches fuera de casa sin decirle a dónde vas.. me suena a que si lo haces. —se acercó al menor con pasos tranquilos, dejando junto a él una pequeña olla con comida, aún tibia —Al menos deberías comer, después te estás quejando que pareces un pescado parlanchín. —Hipo soltó una risa sin muchas ganas y observó la olla, después a Bocón, que se sentó a su lado y le extendió hacia un tarro con hidromiel

—Gracias. —le sonrió con genuina gratitud y tomó el tarro para darle un sorbo

—¿Te gustaría hablar de algo, muchacho? —preguntó con suavidad y lo observó comer, de manera lenta, como si le costara hacerlo

—¿De qué quieres que te hable? —le dio otro sorbo a la hidromiel antes de verlo

—¿Por qué no has ido a casa? —cuestionó con voz tranquila, observando con atención las fracciones del chico, que no pudo sostenerle la mirada mucho tiempo 

—Me hace falta algo de... Aire fresco.. —respondió, manteniendo su mirada en la comida y haciendo su mejor esfuerzo por seguir comiendo —Es relajante dormir bajo las estrellas después de un largo día de trabajo. —se encogió de hombros, esperando convencer al herrero 

—¿Es por tu madre? —en cuanto la pregunta salió de sus labios, se dio cuenta que el castaño se tensaba, deteniendo sus movimientos

—No se de que hablas. —murmuró, volviendo a comer para tratar de actuar como si nada

—Podrías quedarte en mi cabaña. Es pequeña y tal vez Chimuelo duerma un poco apretado, pero ya nos acomodaremos.—Bocón observó las estrellas, no queriendo incomodar más a Hipo con su insistente análisis visual

—No le.. digas a mi padre.. —le pidió en bajo, sintiendo que había sido descubierto —Por favor..

—Creo que se dará cuenta. Lo que no sé es que tan pronto sea eso. —regresó la mirada al castaño y le sonrió para después señalar al furia nocturna junto a él —Los ronquidos de tu dragón suelen ser muy audibles, notará que estás quedándote conmigo.

Hipo lo observó en silencio, vio a su dragón y después vio la olla de comida en sus manos.

—No me refería.. yo no.. —hizo una pausa, tratando de encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que sentía

—Lo sé.. —puso su mano en el hombro del castaño —No le diré. Pero tú deberías hacerlo. —sugirió con calma

—No puedo decirle.. —murmuró, sintiendo que se formaba un nudo en su garganta

—Perdiste a tu prometida. —le dijo en bajo, Hipo cerró sus ojos y suspiró tratando de contener su llanto —Tu padre te va a entender. Deberías intentar hablar con él al respecto.

—No es lo mismo. —dijo con la voz quebrada —Astrid no va a volver. Ella no... —soltó un suspiro con enojo y frustración, sentimientos que había querido suprimir desde hacía unos días —No es lo mismo..

—Sé que no es lo mismo. —le dio la razón —Perdiste a la mujer que amabas, igual que él. Pero él te tenía a ti y ahora también a ella... Hipo comenzó a sollozar, limpiando sus lágrimas con enojo —Estás triste, enojado.. sientes que debiste ser tú..

—Es que Drago quería matarme a mí.. él debió matarme a mí.. —se quejó —Astrid merecía vivir, ella sabría que hacer ahora, ella... —volvió a sollozar, cubriendo su rostro con las manos —Ella merecía vivir..

—Igual que tú..

—Pero ella era fuerte. Siempre lo fue... —Bocón acarició su espalda dejándolo desahogarse —Seguramente mi padre la habría nombrado jefa. Ella habría liderado y sería la mejor jefa que Berk pudiera tener. Y ella no... —hizo una pausa, negando con la cabeza

—Ella no.. ¿que? —preguntó con suavidad, notando una presencia acercándose a ellos en silencio

—Ella no sentiría rencor hacia mi padre. —respondió unos segundos después, limpiando su rostro nuevamente y dejando la mirada en el fuego frente a él —No le dolería verlo junto a mi madre, disfrutando de estar juntos.

—¿Te duele verlos juntos? —la pregunta lo hizo guardar silencio unos segundos, analizando que era lo que realmente sentía al respecto

—Me duele. —admitió, asintiendo con la cabeza —Me duele mucho verlos tan felices.. principalmente porque nunca podré tener algo así. —volvió a limpiar su rostro —Astrid no volverá en veinte años a decirme que me ama como el primer día. Ella no... No va a volver..

—Tu padre vivió esos veinte años creyendo que ella no iba a volver. Sabe lo que se siente. —le recordó Bocón

—Lo sé.. Pero eso lo hace que duela menos.. —murmuró, tomando nuevamente el barro con hidromiel para beber de él, dejando las lágrimas correr libremente por su rostro —Sé que debería estar feliz por él, pero no puedo... No del todo.. —suspiró —Por eso no he vuelto a casa...

—Estoy seguro que Bocón puede recibirte en su casa. —la voz de su padre lo hizo escupir la hidromiel y giró a verlo

—Pa.. —limpió sus lágrimas como pudo mientras se ponía de pie y Estoico avanzó hacia él con pasos lentos —¿Que...? ¿Cuánto escuchaste? —preguntó nervioso

—Lo suficiente para saber que no estas comodo con tu madre y conmigo en casa. 

—P-perdona.. yo.. —desvió la mirada, queriendo encontrar palabras que formaran una oración coherente, pero su mente ae quedó en blanco al sentir que su padre lo abrazó

—Lo entiendo, hijo. De verdad, te entiendo. —le dijo con calma —Si necesitas espacio, te lo daremos. El tiempo que creas necesario. —Hipo le devolvió el abrazo volviendo a sentir sus ojos llenándose de lágrimas —Sé lo que es perder a la mujer que amas. Te ayudaré como pueda para que el dolor se sienta menos.

—¿Algún día se va por completo? —preguntó con la voz quebrada nuevamente, apretando el abrazo

—En momentos casi no se siente, pero no se va. No del todo. —admitió con tristeza —Creo que.. solo aprendes a vivir con él.

Hipo continuó llorando un poco más en brazos de su padre. Cuando el abrazo terminó, se sentaron junto a Bocón para hablar un poco sobre lo que harían para ayudar al castaño mientras este terminaba de comer con calma.

Esa noche, Hipo trasladó sus cosas a casa de Bocón, quién lo recibió encantado, ayudándole a acomodarse en la habitación disponible.

También lograron convencer al castaño de no trabajar tanto y dedicar parte de su día a hacer cosas para él, para que pudiera volver a la "vida diaria normal" lo mejor posible. Sus amigos fueron de gran ayuda en eso, pues estaban pendientes de él y le ayudaban siempre que los necesitaba. Incluso los hermanos Berserker y los aliados que había hecho con los años, le ayudaban a distraerse al invitarlo a sus respectivas islas o llegando a visitarlo. Todos siendo cuidadosos y respetuosos con la memoria de Astrid.






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Bueno, ahora... ¿Cómo es que se dejaba de llorar? 😭💔

Espero que disfrutarán del capítulo, una disculpa si los hice llorar. Tenía bastante tiempo queriendo escribir una historia así, pero nada me convencía.. hasta ahora.

Siento que Bocón es quien siempre ayuda a Estoico a comunicarse mejor con Hipo y viceversa. Un intermediario que los ayuda a entenderse. Y yo lo amo mucho por eso 💖 es un gran padre, madre, consejero y amigo.. tanto para Hipo como para Estoico 💖

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