19| Pasado (parte 2)
Tercera parte de "Solo conocidos" (continuación de capitulo 8 y capitulo 18)
Advertencia: Mención de temas sensibles como bullying, depresión e intento de suicidio.
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Una vez que Atali se alejó, el castaño volvió a ver a la rubia, quién sonrió a medias.
—Solo estoy yo. —explicó enseguida —Lamento mucho lo que pasó en la mañana.
—Descuida. —contestó el castaño con calma, notando sus ojos irritados y una coloración rosácea en sus pómulos y nariz —Lloraste.. —dedujo en bajo, ella desvió su mirada y volvió a jalar un poco las mangas de su suéter
—Tuve.. un par de pláticas que.. —suspiró, cerrando sus ojos un momento
—¿Estás bien? —se acercó un par de pasos y la observó con detenimiento
—¿Te.. gustaría ir.. por un café? —volvió a verlo, en espera de su respuesta, él dudó.. cosa que no pasó desapercibida por ella y que entendía
—Seguro.. —respondió después de unos segundos, sonriendo a medias, un tanto incómodo —Sé de un lugar donde aceptan mascotas. —movió un poco a Chimuelo, quien maulló hacia la chica
—Está bien. —sonrió un poco y asintió con la cabeza suavemente para avanzar junto a él por la calle
Quería iniciar una conversación con él, quería decirle lo mucho que lamentaba no haber podido ayudarle cuando lo necesitó. Quería disculparse con él.. pero las palabras simplemente no salían de su boca.
Mantuvo su mirada en el suelo y trató de ordenar las palabras en su cabeza, antes de decir algo que pudiera mal interpretarse o ser tomado de una mala manera.
Él la observó de reojo, notaba que estaba decaída. No podía imaginar que pasaba por su cabeza o por qué actuaba de tal manera, pero no le agradaba verla cabizbaja. Así que se decidió por tomar la iniciativa e iniciar la conversación.
—Y.. Astrid... —comenzó a hablar, con cautela —¿Tormenta está mejor? —supuso que sería mejor ignorar el elefante en la habitación en la primera pregunta que hacía, esperaba no meter la pata y terminar por arruinar el ánimo de la rubia
—Está mejor, gracias. —asintió con la cabeza y suspiró profundamente —El medicamento parece funcionar y.. ya no ha sangrado. —sonrió inconscientemente al recordar a su cachorra
—Me alegra que esté mejor. —sonrió igualmente, sintiendo que había hecho la pregunta correcta para romper el hielo
—Hipo, de verdad lo lamento. —murmuró sin atreverse a verlo
—Dejemos lo que pasó en la mañana en el pasado, ¿si? —le pidió con calma —Solo fue..
—No, no.. Quiero decir.. —hizo una mueca —Me disculpo por no haberte ayudado cuando Eret te molestaba. —aclaró —No tenía idea de lo que te hacían, nunca.. nunca imaginé que te estuvieran haciendo tanto daño. —el castaño guardó silencio, simplemente viendo hacia el suelo por el que caminaban, pensando en qué responder ante eso —Lamento no haber podido defenderte.
—No tenías que hacerlo. —comentó en bajo —No era tu responsabilidad.
—Pero pude ayudarte. —se quejó
—Astrid..
—Si hubiera intervenido habrían calmado sus insultos o.. no lo sé..
—Basta. —negó con la cabeza y detuvo sus pasos
—Pude haber hecho algo. Lo siento. —volvió a disculparse, deteniéndose a su lado
—Esto no fue buena idea. —murmuró, negando con la cabeza despacio
—Lo siento..
—Deja de... —suspiró, alejándose de ella un paso al sentirla demasiado cerca —Para de disculparte. Por favor. —le pidió con calma —Lo que me pasó.. No fue tu culpa, no podías hacer nada y... ya pasó.. —desvió la mirada
Ella lo observó en silencio un momento, asintiendo con la cabeza despacio. Se alejó igualmente un par de pasos y simplemente esperó a que él volviera a hablar, no queriendo empeorar la situación.
—Creo que... es mejor si.. —el castaño volvió a guardar silencio no sabiendo cómo decir lo que quería decir
—Si.. creo que.. —Astrid desvió la mirada, sabiendo que lo más probable era que no quisiera seguir viéndola, lo cual entendía
Él la observó y ella a él. No dijeron nada durante unos segundos, simplemente se observaron. Hipo sonrió a medias al verla angustiada por él, no quería hacerla sentir mal de ninguna manera. Nunca le había gustado ver esa expresión de preocupación en nadie, ni siquiera en ella.
—Vamos por ese café. Y me cuentas cómo te ha ido estos años, ¿te parece? —habló en bajo, sin dejar de verla con atención, ella asintió con la cabeza y le sonrió un poco
Volvieron a avanzar por las calles de Berk con pasos tranquilos, manteniendo distancia entre ellos. Ella comenzó a contarle sobre su trabajo en la estación de bomberos de la ciudad, sobre su entrenamiento y lo mucho que le había costado entrar ahí. Él sonrió al ver lo feliz que se ponía al contarle sobre el trabajo de su sueño.
—¿Qué hay de ti? —preguntó con una sonrisa, sintiendo el ambiente mucho más tranquilo entre ellos
—Bueno.. Terminé la preparatoria del otro lado de Berk. —comentó a contar con calma —Entré a la universidad y estudié veterinaria. Hace un par de semanas que trabajo con Atali y tenemos un mes viviendo como tal en la ciudad.
—No te había visto desde hace cinco años. —hizo una mueca
—Si... tenía que alejarme lo más posible de aquí. —asintió, haciendo una mueca igualmente
—Me enteré.. —detuvo sus palabras, mordió su labio y pensó bien lo que diría
—Dilo.. —le animó el castaño —¿Que te dijeron de mi? —preguntó con calma, esperando algún chisme de mal gusto difundido por alguno de sus abusadores o ex compañeros, pero no imaginaba lo que ella realmente dijo
—No, no.. —negó enseguida —Me enteré de lo que pasó con tu padre. Lo siento mucho.
Él volvió a guardar silencio, asintiendo con la cabeza y desviando la mirada. Chimuelo maulló y trató de trepar por la playera del castaño para llegar a su cuello y acurrucarse ahí, como solía hacer cuando lo notaba triste. Hipo lo acomodó en su hombro, sabiendo lo que quería hacer y lo detuvo ahí con cuidado, sonriendo a medias al sentirlo restregarse en él y ronronear.
—Si.. fue.. repentino. —habló hacia la rubia —Aún duele. —murmuró
—Imagino que si. —le sonrió comprensiva —Puedo preguntar.. Bueno.. —volvió a dudar de sus palabras, él soltó una risita
—Sólo pregunta. —le sonrió a medias —Anda, te responderé. —le animó
—¿Por qué decidiste volver a un lugar con tan malos recuerdos? —preguntó al fin
—Por la clínica veterinaria. Es un muy buen lugar dónde trabajar, con excelentes doctoras y doctores de los que puedo aprender mucho. —respondió con calma —Eso y.. —lo pensó un momento, girando a verla sonriendo a medias por ver la curiosidad en el rostro de la rubia —Después de que mi padre falleció, dejó una parte de sus vienes a su mejor amigo. Bocón aprovechó ese dinero para abrir su pequeño restaurante y..
—Espera.. —detuvo el relato del castaño —¿Estás diciendo que el restaurante "Estoico" se fundó en nombre de tu padre? —preguntó con una sonrisa
—Bueno, si.. —le devolvió la sonrisa —¿Era tan obvio? —ella soltó una risa suave
—El día de la inauguración, Bocón dio un emotivo discurso sobre su mejor amigo. El hombre más valiente, necio y cabeza dura que jamás hubiera conocido. —el castaño soltó una risa baja —Explicó que él era la razón por la cual estaba cumpliendo su más grande sueño y que cada comida que él realizara ahí y en cualquier lugar..
—Sería en honor a mi padre. —completó el castaño
—¿Estuviste ahí? —preguntó con curiosidad
—No.. —negó con la cabeza suavemente, reacomodando a Chimuelo en su hombro mientras este maullaba con algo de molestia por ser movido —Tenía que terminar unos trámites en la universidad y no pude venir a la inauguración, pero él personalmente me leyó su discurso una noche antes. Por llamada, claro. —explicó
—Oh.. entiendo. —asintió, sonriendo —Entonces...
—Entonces... ¿que? —la vio desconcertado
—Me decías sobre.. las razones por las cuales volviste. —le recordó, tratando de no reír por e
—Oh, si.. —soltó una risa nerviosa —Perdona. —se disculpó, ella soltó finalmente una risita y lo observó en espera de que continuara con su relato —Bueno, después de la inauguración, mi madre comenzó a decir que sería bueno volver. Para volver a conectar con los buenos recuerdos que vivió junto a papá.
—Ella no vivía contigo y tu padre, ¿Verdad? —cuestionó con voz baja
—No.. ellos.. —hizo una mueca —Se separaron cuando yo era pequeño.
—Oh..
—Ella vivía del otro lado de la ciudad con su entonces pareja y.. después de.. —hizo una pausa, llevando su mano libre a su pecho sin poder evitarlo
—No tienes que decirlo. —dijo con calma —Yo.. hablé con tu madre. —confesó apenada, deteniéndose y deteniendo al castaño, tomando con suavidad su brazo
—¿Qué? —preguntó confundido, alejándose del tacto de la rubia sin poder evitarlo
—Si.. es un de las conversaciones que tuve hoy y que.. me hizo llorar.. —confesó avergonzada —Sé que dijiste que no es mi culpa y no debería disculparme por lo que te pasó, pero.. lo lamento. —él la observó sin decir nada —Me hubiera gustado poder estar ahí, poder impedir que te sintieras tan mal como para pensar en quitarte la vida.
—Basta. —murmuró —No quiero tu lástima. —negó con la cabeza y volvió a avanzar, ella lo siguió
—No es lástima. —negó enseguida —Lamento si sonó así.. lo que quería decir..
—Astrid, enserio. Deja el tema. —insistió, con evidente incomodidad
—No, espera. —volvió a detenerlo, tomando con un poco más de fuerza su brazo, cosa que lo puso aún más incómodo y ella lo notó —Lo siento. —lo soltó y retrocedió un paso —Lo que quiero decir.. es que.. —suspiró —Me gustaría poder conocerte de nuevo. Conocerte completamente y..
—Tal vez no te guste lo que encuentres. —advirtió en bajo
—Tal vez me guste. —murmuró
—No. —negó con la cabeza, volviendo a avanzar
—¿Sabes por qué me comportaba de esa manera en la preparatoria? —preguntó sin moverse de su lugar —¿Sabes la razón por la cual era dura y fría con todos? —él se detuvo, sin girar a verla —Porque fui acosada, igual que tú. —confesó, dejando notar su voz quebrada, el castaño giró un poco hacia ella —Sé lo que es ser la burla de tus compañeros, sé lo que se siente ser la apestada, recibir burlas constantes.. Sé lo que se siente. —desvió la mirada y limpió sus lágrimas con la manga de su suéter —Sé lo que es estar sola, lo que es sentirse más una carga que una hija..
—Astrid.. —volvió a acercarse a ella
—Yo también pensé que era mejor si me moría. Lo pensé más de una vez. —soltó un risa sin gracia —Lo intenté más de una vez.. —levantó la mirada al castaño, que sentía sus ojos llenarse de lágrimas ante las palabras de la rubia —Sé el miedo que da cuando te encuentras con tus abusadores, justo cuando tratas de olvidarlos o superar todo lo que te hicieron o dijeron. Conozco bien el miedo que se siente, Hipo. Y me dolió verlo en tus ojos. Me dolió saber que uno de mis amigos fue capaz de lastimarte tanto.
—No lo hizo solo.. —trató de bromear, más ella no sonrió, por el contrario suspiró con pesar
—Lo sé.. Pero eso no lo hace inocente. —él asintió, estando de acuerdo con eso —Quiero ayudarte, si me lo permites. —extendió una mano hacia él —No quiero que vuelvas a ese agujero obscuro. Quiero que puedas recuperar tu vida.. o bien.. que comiences a construir una mejor.
Él observó la mano de la rubia un momento y dejó salir sus lágrimas. Suspiró y bajó a Chimuelo de su hombro, este se quejó. Ella lo observó con curiosidad y se sorprendió al verlo acercarse a ella con los brazos abiertos.
—¿Puedo? —preguntó en bajo, ella sonrió y se acercó para abrazarlo con suavidad
Sabía, gracias a Valka, que al castaño aún le costaba el contacto físico. Aquel abrazo parecía ser un avance, una respuesta afirmativa a su propuesta de ayudarle.
—Hay otra razón.. —murmuró cerrando los ojos y disfrutando de aquel abrazo
—¿Otra razón? —preguntó desconcertada, sintiendo a Chimuelo ronronear en su espalda y restregarse en ella
—Para volver a Berk.
—Y.. ¿puedo saber cual es? —sonrió y se acercó un poco más al castaño
—Tú. —respondió en un murmullo, ella se sonrojó con intensidad ante su respuesta
—¿Yo? —cuestionó en un murmullo
—Fuiste la única en la escuela que me trató bien. Sentía que.. si te volvía a ver.. todo estaría bien. —confesó en bajo, sonrojándose también
—Me alegro de que volvieras. —comentó unos segundos después, sonriendo ampliamente
Se separaron un par de minutos después, volviendo a avanzar hacia el restaurante de Bocón. Ella se atrevió a tomar su mano cuando llegaron, notando que se tensaba por el pelirrojo que atendía las mesas.
—Estoy contigo. —le murmuró, sonriendo a medias
—Gracias. —le sonrió un poco y se acercaron a una mesa, siendo atendidos por Bocón, que los recibió alegre por ver al castaño al fin en el restaurante que llevaba el nombre de su padre
Ordenaron algo ligero y unas bebidas, así como también algo para Chimuelo, que permaneció en la mesa, sobre una manta. El pequeño permaneció tranquilo, mordiendo de vez en cuando su patita prostética.
—Creí que se acercaría. —murmuró, viendo al pelirrojo
Dagur le sonrió desde la cocina al sentir su mirada, no queriendo acercarse a ellos después de la clara amenaza que había recibido por parte de Astrid y su hermana sobre no acercarse al castaño hasta que él se sintiera listo. Amenaza que habían recibido varios de sus amigos, especialmente Eret después de su encuentro de esa mañana.
—Descuida, no va a incomodarte. Te lo prometo. —le sonrió
Él le sonrió de vuelta y comenzaron a hablar con calma, poniéndose al día después de tantos años sin verse.
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