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17|Espada

Historia basada en el Capítulo 9 de la temporada 3 de "Carrera al borde": "Sordera total"

Sinópsis del capítulo: "La pandilla rescata un huevo de canto mortal que nace en la Orilla y ¡no para de llorar!" 

Los sucesos de esta historia transcurren después de este episodio, donde Hipo decide hacerle modificaciones a su espada. Astrid decide ayudarle llevandole la comida y haciéndole compañía. Así como también tratar de distraerlo en momentos.

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Astrid avanzaba con calma hacia la cabaña de Hipo, llevando consigo la cena del castaño. Después del largo día que habían tenido, lidiando con el canto mortal bebé y después el adulto, se merecían una larga noche de descanso. Pero en los planes de Hipo Abadejo no estaba el dormir temprano esa noche y ella lo sabía bien.

—Hipo, te traje la cena. —comentó con calma una vez estaba fuera de la cabaña, que tenía la puerta abierta

—Gracias, Astrid. —lo vio sonreír un poco sin levantar la mirada de su escritorio —¿Podrías dejarla ahí? —señaló el extremo opuesto, donde aún no llegaban los papeles arrugados, bocetos o material de dibujo

La rubia sonrió a medias al verlo tan concentrado y se acercó para dejar su plato donde le había indicado, acercándose después para ver lo que estaba dibujando con tanto esmero.

—Se ve bien, pero deberías cenar primero. —le sugirió con calma

—Claro, claro.. —le sonrió de nuevo, levantando al fin su mirada hacia ella —Gracias por traerme la cena.

—Si no lo hubiera hecho, los gemelos habrían acabado con toda la comida que hizo Heather. —dijo con diversión, el castaño soltó una risa suave

—Lo imagino. —se movió a un lado con todo y asiento para dejarla acercarse a ver los bocetos —¿Qué te parece?

—Es muy.. tú.. —le sonrió, acercándose para ver mejor el diseño que había hecho

—No sé que tan bueno o malo sea eso. —vio su boceto para tratar de averiguarlo

—Es bueno. —le sonrió, tomando de nuevo el plato del chico para acercarlo a él —Anda, come.

—Gracias. —volvió a sonreírle, tomando el plato y comenzando a cenar

—Te ayudaré un poco. —le dijo la rubia tomando los papeles en el escritorio con cuidado para ordenarlos mejor y hacerle espacio en el escritorio —¿Necesitas que te traiga algo más?

—Estoy bien, Astrid. —le habló con calma, tomando uno de los cuadernos que estaba en el escritorio antes de que ella lo tomara, no queriendo que lo moviera de lugar o viera su contenido —Gracias por ayudarme y preocuparte por mi.

—Eres mi amigo. —sonrió a medias, queriendo ignorar su acción en cuanto aquel cuaderno, sintiendo curiosidad por lo que pudiera haber en él —Tuvimos un día largo y.. te conozco. Si no te traía algo de cenar, no comerías nada. —giró a verlo, recargando su peso en el escritorio y sonriendo con gracia

—Habría salido por comida. —se defendió, dejando el cuaderno en el asiento, lo más cerca posible de él y lejos del alcance de la rubia

—Si.. eventualmente habrías salido. —asintió con la cabeza —En uno o dos días, cuando Chimuelo te arrastre para volar o cuando necesites consejos de Patapez para tu nuevo invento. —soltó una risa al ver el gesto de indignación del castaño

—Claro que no. Tienes un mal concepto de mi, Hofferson. —negó con la cabeza, tratando de evitar sonreírle por verla reír

—Sabes que tengo razón. —le sonrió divertida, él resopló rendido y le sonrió a medias

—De acuerdo, tú ganas.. —ella sonrió orgullosa y se cruzó de brazos

—Yo siempre gano. —se encogió de hombros sin cambiar su sonrisa o su postura, él soltó una risita al verla

—Por supuesto que si. —asintió con la cabeza y siguió comiendo con calma mientras la escuchaba hablar sobre lo que sus amigos habían comentado en la cena, haciendo una pausa cuando él estaba por terminar, cosa que lo desconcertó —¿Qué pasa? —le preguntó con calma al notar que dudaba sobre decirle algo

—Heather parece realmente.. disgustada con el hecho de que Dagur la está buscando. —comentó en bajo, Hipo dejó su plato ya sin comida en el escritorio y observó a la rubia con atención —¿Crees que venga aquí a buscarla?

—Bueno, no lo sé. Dagur suele ser impredecible. —le dijo con calma

—Y.. ¿Si viene? —el castaño suspiró, inclinándose un poco hacia adelante y la observó guardando silencio unos segundos

—Veremos que hacer, descuida. —comentó, tratando de calmarla —Heather ahora es una de nosotros, vamos a cuidarla de ser necesario.

—Si.. eso es lo que hacemos.. —asintió con la cabeza, recordando la manera en la que la habían salvado a ella de aquella enfermedad  por la que casi muere

—Lo haría de nuevo. Las veces que sea necesario. —su voz fue tranquila, sonriendo a medias al adivinar en qué estaba pensando —Espero no tener que hacerlo pronto, tal vez nunca.. pero te salvaría siempre que hiciera falta. —se sinceró, ella le devolvió la sonrisa

—Lo sé.. yo lo haría por ti. —asintió con la cabeza, desviando la mirada nuevamente a los bocetos en el escritorio —Es lo que hacen los amigos, ¿no?

—Si.. —asintió con la cabeza y también vio los bocetos —Es lo que hacemos. —murmuró, no queriendo hacer notar su descontento con aquellas palabras

—Creo que debería irme. Te dejaré trabajar. —comentó después de un corto silencio

—Claro, claro.. —asintió con la cabeza, volviendo a verla —De nuevo, gracias por traerme la cena. —le sonrió a medias

—Un gusto ayudarte. —le devolvió la sonrisa —Por favor, duerme algo y.. trata de salir a comer. —se enderezó, alejándose un paso del escritorio

—¿Ya no me traerás comida? —preguntó con gracia

—No deberías abusar de mi buena voluntad, Abadejo. —le advirtió, él soltó una risa baja y se levantó con calma

—No lo haré, lo prometo. —prometió, acompañándola a la salida

—Más te vale. —le sonrió alejándose con pasos tranquilos —Por cierto, lo haré. —dijo una vez se había alejado un poco y giró a verlo

—¿Qué cosa? —preguntó desconcertado, recargado en el marco de la puerta de su cabaña

—Te traeré el desayuno, pero nada más. —aclaró, volviendo su mirada al camino y volviendo a avanzar, él sonrió, sonrojándose ligeramente

—Gracias. —sonrió, quedándose en la puerta hasta que la rubia se perdió de su vista

Chimuelo salió de la cabaña a buscarlo al notar que se había tardado. El castaño sonrió al verlo acercarse y lo acarició con suavidad.

—Vamos a dormir, amigo.

El dragón asintió y avanzó junto con su jinete al interior de la cabaña, cerró la puerta tras ellos y se dirigió a su escritorio mientras el dragón avanzó a su cama. Hipo apagó las velas que tenía encendidas y sonrió al ver el plato que Astrid le había llevado con comida. Tomó el cuaderno que estaba en el asiento y lo llevó consigo hacia donde estaba su cama, queriendo mantenerlo cerca.

La mañana se hizo presente antes de lo que esperaba, Astrid llegó con su desayuno tal como había prometido, entrando en la cabaña del castaño al encontrar la puerta abierta.

—Por favor, dime que dormiste algo. —él giró a verla y le sonrió

—Buenos días, Astrid. —ella se acercó con la comida y la dejó en el escritorio —Gracias.

—Dije que lo traería y aquí está. —le sonrió, viendo con curiosidad la espada que él había dejado en el escritorio —Enserio, ¿Dormiste? —lo observó con curiosidad, notando en ese momento que traía la ropa que solía usar cuando usaba la fragua

—Si, pude dormir. Solo despertamos más temprano, ¿verdad amigo? —giraron la mirada a su dragón, que se quejó desde su cama y se reacomodó para seguir descansando, pues lo había despertado en la madrugada y seguía teniendo sueño

—Si.. se nota que no durmió bien. —la rubia sonrió con gracia al verlo 

—Tal vez lo desperté demasiado temprano. —dijo haciendo una mueca al ver el cansancio en su amigo

—¿Tú crees? —preguntó Astrid con diversión y regresó la mirada a la nueva espada del castaño —Se ve realmente bien.

—Le faltan detalles. —se encogió de hombros, viendo la espada igualmente

—Estoy segura que va a quedar perfecta cuando acabes. 

—Eso espero. —sonrió y la observó con atención un momento —¿Tú ya desayunaste? —preguntó

—De hecho, no.. Heather no había acabado el resto del desayuno. —admitió, girando a verlo —Volveré en un rato para..

—¿Y si traes tu desayuno y comes aquí? —preguntó en bajo, interrumpiendo lo que la rubia fuera a decir y ganando su completa atención —Quiero.. quiero decir... —desvió su mirada —Podemos ir a comer con el resto, claro.. pero.. —detuvo sus palabras al sentir la mano de la rubia en su brazo

—Traeré mi desayuno. —le sonrió —Pero debes hacer espacio, no podemos comer ahí. —señaló el escritorio, él asintió enseguida con la cabeza

—Claro, ve.. yo.. limpiaré aquí. —le aseguró

La rubia asintió con la cabeza y salió de la cabaña el castaño para ir por su desayuno. Él suspiró y llevó una de  sus manos al pecho al sentir su corazón acelerarse. Tomó un par de respiraciones más para tratar de calmar sus latidos y se dispuso a limpiar el escritorio, haciendo espacio para que pudieran comer juntos.

Sonrió de manera inconsciente y esperó por Astrid para desayunar juntos. Su querida Astrid..

Esperaba en algún momento poder decirle lo que sentía. Y esperaba, por algún milagro de los dioses, que ella pudiera sentir lo mismo por él.







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Gracias por leer <3








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