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11|Navaja

Au entre la segunda y la tercera película.

Advertencia de capítulo sensible

Parte 1 de 2

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Los jinetes habían salido a una de sus habituales misiones para rescatar dragones de los cazadores, todo parecía marchar bien hasta que en un segundo bajaron la guardia sin quererlo y fueron acorralados por los cazadores.

-¡Astrid! -Hipo se acercó a proteger a la rubia del ataque de uno de los hombres, recibiendo en su lugar una herida en el vientre

Chimuelo se hizo presente para ahuyentar a los cazadores mientras Astrid sostenía al castaño y trató de revisar su herida.

-Lo tenía bajo control. -lo regañó al ver que sangraba de manera abundante

-Te hubiera herido a ti. -hizo una mueca al tiempo en que hacía presión en la herida para evitar sangrar demasiado

-Y ahora tú estás herido. -volvió a regañarlo mientras avanzaban hacia sus amigos, que los cubrieron mientras Valka trataba de revisar la herida de su hijo

-¿Viste con que lo hirieron? -preguntó a su nuera

-Parecía ser una navaja. -respondió angustiada mientras sostenía al castaño, que se quejaba

-No parece ser tan profunda, tu armadura amortiguó bastante bien. -comentó la mayor -Tenemos que volver.

Chimuelo se acercó a su jinete listo para llevarlo, el castaño le sonrió a medias acariciando su nariz y se quejó al sentir que su madre colocaba una tela rodeando su cintura para ayudarle a hacer presión.

-Patán, vuelve con chimuelo y busquen a Gothi, díganle que el jefe está herido. -ante las palabras de su madre, tanto Hipo como su dragón se quejaron

-Iré con mi dragón, llegaremos rápido. -negó el castaño

-No, es muy riesgoso. -negó Astrid enseguida -Yo iré con Chimuelo, podemos..

-No. Necesito que nos cuides las espaldas. -dijo la mayor mientras Brincanube se acercaba al ser llamado por ella -Yo llevaré a Hipo, Tormenta y tú nos acompañarán mientras los gemelos, Colmillo, Patapez y Albóndiga llevan a los dragones. Patán irá más rápido con Chimuelo y buscará a Gothi. -organizó enseguida

Los jinetes se observaron unos segundos para después ver a Astrid, quien seguía sosteniendo al castaño. Ella iba a protestar, hasta que Hipo habló, visiblemente adolorido.

-Así lo haremos. Ya escucharon, chicos. -hizo una mueca y se acercó a su madre para subir a Brincanube con cuidado

Los chicos no estaban convencidos, mucho menos Chimuelo, que gruñó enojado antes de prácticamente obligar a Patán a subirse a su lomo para iniciar vuelo. El resto montaron a sus dragones y obedecieron la orden, Astrid estuvo todo el viaje de regreso pendiente del castaño y su madre. Ella bajó de tormenta rápidamente una vez aterrizaron en Berk y corrió hacia Valka, quien ayudaba a Hipo a bajar de su dragón con cuidado.

-Babe, ¿Cómo vas? -preguntó enseguida ayudándole a caminar hacia su cabaña

-Estoy bien, Astrid. No te.. preocupes.-hizo una mueca de dolor mientras seguía presionando la herida en su vientre, la cual no dejaba de sangrar

-Estás sangrando mucho, no estás nada bien, hijo. -intervino la mayor ayudando a Astrid con el peso de su hijo mientras entraban a la cabaña

Chimuelo aterrizó enseguida, llevando sobre él a Patán y Gothi, quienes bajaron enseguida para ayudar al jefe.

-Astrid, ayuda a los chicos a instalar a los dragones. -le pidió el castaño tratando de evitar que se notara en su voz lo mucho que le dolía que le retiraran la armadura entre la rubia y su madre

-Estás loco si crees que voy a dejarte. -negó enseguida, chimuelo se acercó una vez su mejor amigo estaba recostado en la mesa junto al fuego

-Astrid, necesito que les ayudes. -el castaño abrió sus ojos y estiró su mano hacia la rubia, ella la tomó enseguida, manchándose con la sangre de su amado -Por favor, ve con Chimuelo y ayuden al resto. -el dragón gruñó ante su sugerencia y negó enseguida con la cabeza, visiblemente enojado -Vamos amigo, eres el alfa. Necesito.. -se quejó y soltó un gruñido entre dientes, apretando el agarre en la mano de Astrid al sentir la navaja caliente de Gothi tratando de "limpiar" la herida

Valka le ayudó a la anciana preparando un ungüento que le ayudaría a cicatrizar mejor y más rápido. Patán hizo una mueca y se alejó unos pasos para no ver la herida directamente. Astrid simplemente hizo una mueca ante el dolor en su mano y el dolor que sentía en el pecho al ver a su amado castaño de aquella manera, debía cuidarlo mejor.

-Sería una buena idea ir a ayudar.-intervino el pelinegro volviendo a hacer una mueca al escuchar de nueva cuenta un gruñido adolorido del castaño

-Entonces vete. -le dijo la rubia sin girar a verlo, pues se concentró en limpiar el sudor en la frente del castaño

-Astrid, por favor.. -volvió a hablar Hipo con un tono bajo y abrió sus ojos para verla mientras hablaba -Hasta que me recupere.. Estás a cargo de Berk.. -dijo con decisión

-Hipo.. -iba a negarse, explicarle que no podía hacerse cargo ella sola, pero otro gruñido adolorido le interrumpió -No voy a dejarte. -dijo con calma una vez el chico se calmó un poco

-Lo harás, saldrás de aquí con chimuelo y ayudarán con lo que haga falta. -volvió a decir decidido y la vio, sonriendo ligeramente -Sé que serás una gran jefa mientras me recupero, confío plenamente en ti.

-Pero..

-No puedo imaginar a nadie más haciéndose cargo, babe. -hizo una mueca al sentir el ungüento que le aplicaban con cuidado

-Quiero cuidarte. -dijo enseguida

-Lo sé, cariño.. -le dijo volviendo a sonreír

-Ve, nosotras podemos cuidarlo. -intervino Valka hablando con suavidad

-¿Ves? estaré bien cuidado, Gothi es la mejor curandera del archipiélago y mi madre estará conmigo. Estaré bien. -comentó hacia la rubia y su dragón, quien seguía disgustado con la idea de dejar a su mejor amigo -sé que ustedes quieren cuidarme también, pero por ahora necesito de su ayuda.

-Vendré por la noche y te cuidaré hasta el amanecer. Sin peros. -dijo la rubia con seriedad, siendo secundada por un gruñido de Chimuelo que asentía aún molesto

-De acuerdo, my lady. -sonrió y soltó su mano para estirarla a su mejor amigo, quien se acercó para recibir las caricias de su jinete -Cuidala amigo, te veré al anochecer, ¿si? -el dragón hizo un sonido con su garganta para confirmar sus palabras

-Te veo en unas horas, babe. -la rubia se inclinó para dejar un beso sobre sus labios con delicadeza -Por favor, cualquier cosa no duden en decirme. -pidió a las mayores, quienes asintieron enseguida

La rubia sonrió a medias y dejó otro beso en los labios de su amado antes de salir de la cabaña, seguida por Patán y Chimuelo. Encargándose de instalar a los dragones y con lo que hiciera falta en el pueblo.

Esa noche, tal como había dicho, regresó a la cabaña de Hipo para cuidar de él. Chimuelo entró corriendo una vez la rubia abrió la puerta de la habitación del castaño. Notando que Valka seguía cuidando de él.

-Que bueno que llegaste. Necesito ir por medicina para Hipo. ¿Podrías quedarte y cuidar que su temperatura no suba? -preguntó la mayor con una sonrisa cansada

-Claro, yo me encargo -asintió acercándose enseguida al castaño, que sonrió al sentir a su dragón moverlo con suavidad

-Hola, amigo. -comentó en bajo mientras acariciaba su nariz y abrió sus ojos para ver a la rubia del otro lado de la cama -Hola, mi lady. -le sonrió a medias

-Hola, cariño. -le sonrió de vuelta y removió de su frente un paño húmedo para cambiarlo un momento después por uno más fresco -¿Cómo te sientes? -preguntó suavemente

-Ahora que los tengo conmigo, me siento mucho mejor. -admitió con una sonrisa

-Y aquí me quedaré.. Toda la noche estaremos contigo, ¿verdad, Chimuelo? - cuestionó al dragón, que enseguida asintió y se acomodó mejor junto a su jinete

-No podría pedir algo mejor. -aseguró con una sonrisa

La noche pasó tranquila, con la pareja hablando de manera tranquila y cenaron con calma acompañados del furia nocturna. Valka fue un par de veces para asegurarse que todo estaba bien con ambos y llevarles las medicinas para su hijo, que parecía sentirse mejor con la compañía que tenía esa noche.

La mañana siguiente Astrid volvió a su hogar para cambiar su ropa y descansar un poco, pues ese día también se haría cargo de las tareas del jefe, ayudada por Bocón y sus amigos mientras Valka cuidaba de Hipo.

Fue un día ajetreado, lleno de muchas tareas que la hacían admirar aún más a su amado castaño. Hacía tantas cosas y al final del día siempre tenía tiempo y energía para cenar con ella, eso era de admirar.

Y después de tantas tareas y actividades, comenzaba a entender por que él solía escapar del pueblo e internarse en el bosque para pensar o pasar tiempo a solas.. era relajante estar en un lugar donde no te llamaran cada dos minutos. Como en ese momento.

Estaba en un claro del bosque descansando un poco junto a Tormenta. Había terminado fastidiada con las bromas de los gemelos y las quejas de los vikingos, necesitaba un momento tranquilo antes de ir a ver a su amado para volver a cuidar de él toda la noche.

-¡Astrid! ¿que haces aquí? -preguntó Patán con cierto enojo llegando hasta ella con Colmillo

-Necesitaba un poco de paz. -comentó abriendo sus ojos y giró a verlos -¿Acaso eso es un crimen? -preguntó mientras se sentaba despacio

-No, estás en todo tu derecho. -comentó irónico sin bajar de su dragón -Podrías quedarte aquí todo el tiempo que quieras..

-Esa era la idea, hasta que llegaste a interrumpir el momento. -frunció su ceño

-Pues perdona por querer decirte lo que pasa con el jefe. -dijo con enojo, ganando la completa atención de la rubia

-¿Qué pasó con Hipo? -preguntó enseguida poniéndose de pie lo más rápido que podía

-¿Ahora te importa? -preguntó con desafío, haciendo enojar a la rubia

-Si es una estúpida broma... -se acercó hacia él, poniendo alerta su dragona, que se levantó enseguida para seguirla

-La fiebre no baja, Valka me pidió que te buscara. -dijo al fin, haciendo que ella detuviera su camino -tienes que ir. Te necesitan ahí, jefa..

Patán y colmillo volaron de regreso a la aldea, siendo seguidos por Astrid y Tormenta.

La rubia sentía su corazón latir con fuerza, se sentía asustada por lo que pudiera pasar con su amado castaño. Le dolía pensar que era por culpa suya.. si hubiera visto a aquel cazador a tiempo esto no habría pasado.. aquella navaja no lo habría herido y no estaría corriendo a la casa de su novio mientras le rogaba a los dioses por no perderlo.

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