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10|Primer contacto

Au moderno.

Parte 2 de 2 (continuación de "Vuelo romántico")Uwu✨

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Después de haber llegado a Obscuridad profunda comenzaron a instalar su campamento. Era el primer contacto largo que hacían con la isla y debía asegurarse que todo estuviera bien, por lo cual Astrid ayudó a Eret y Dagur con las tiendas mientras el resto se aseguraba que la zona fuera segura.

—Siento que fue buena idea traerte  con nosotros. —comentó Eret con una sonrisa al ver a Astrid ayudándoles —Deberías venir más seguido.

—Sólo será esta vez. —aclaró la rubia con una sonrisa —No puedo ocupar el lugar de la madre de Hipo. Además, ya tengo un trabajo.

—Podrías venir aún así. —habló Dagur llegando con una de las cajas de comida —Nos hace falta ayuda de vez en cuando. Y no creo que Estoico se moleste si faltas unos días a la comisaría.

—Distraerá al cartógrafo y los mapas no quedarán a tiempo. —bromeó Heather, quien también cargaba una caja de comida, la rubia frunció su ceño y la empujó suavemente haciéndola sonreír

—No lo distraigo. —se quejó

—My lady, ¿podrías ayudarme? —la voz del castaño llamó la atención de la rubia y la pelinegra

—Claro mi amor. —le sonrió 

—Anda, aún te ves asustada. —bromeó Heather soltando una risa

Astrid hizo una mueca y decidió ignorar su comentario para dirigir sus pasos hasta la tienda que habían armado para ambos. Una vez entró pudo ver al castaño buscando las herramientas que necesitarían para iniciar con su trabajo.

—¿A qué necesitas que te ayude babe? —sonrió acercándose un poco sin dejar de ver cada uno de los movimientos del chico

—¿Podrías ayudarme a encontrar mi brújula? No tengo idea de donde.. —se detuvo al sentir que jalaban su ropa hacia atrás, giró la mirada y vio a la rubia sonreírle

—¿Qué harías tu sin mi, Abadejo? —preguntó con gracia, él la vio sin entender a que se refería

—¿De que hablas, babe? —se dio la vuelta para verla y le sonrió

—Aquí está. —extendió la brújula al castaño, él soltó una risa y la tomó con cuidado

—¿Volví a dejarla sobre la mesa? —preguntó recordando las veces que lo había hecho con anterioridad

—Claro que sí. —lo atrajo hacia ella para darle un beso —Deberías tener más cuidado, babe.

—Que bueno que pude convencerte de venir. —susurró sobre sus labios y la abrazó por la cintura con cuidado —Estaría perdido sin ti, Hofferson. —le devolvió el beso de manera suave y delicada.

—Eso es más que obvio, babe. —bromeó pasando sus brazos alrededor de los hombros del castaño para atraerlo más hacia ella, él soltó una risa en bajo y la volvió a besar

—Hipo, lamento interrumpir. —habló Atali acercándose a ellos haciendo que se separaran de su beso

—¿Que pasa, Atali? —sonrió hacia la castaña

—Mala me pidió que te trajera esto. —sonrió a medias mostrándole unos documentos —Dijo que eran necesarios para mañana

—Oh, gracias. —se separó completamente de la rubia, dejándole las herramientas que tenía en sus manos, para acercarse a su compañera y tomar los papeles

Astrid los observó con una sonrisa mientras estos hablaban de los planes para el día siguiente y se giró para seguir organizando las herramientas en su lugar. Una vez la castaña se fue, sintió las manos de su novio en su cintura y un suave beso sobre su cuello.

—My lady, vamos a cenar algo y venimos a dormir, ¿si? —preguntó contra el cuello de la rubia, quien sonrió ampliamente

—¿Solo dormir? —preguntó en bajo tomando las manos del chico para jalarlo suavemente y acercarlo más a ella

—¿Quieres hacer algo más? —preguntó con gracia volviendo a besar su cuello de manera lenta mientras la apretaba suavemente contra él

—Me lo debes. —soltó una risa en bajo mientras ladeaba la cabeza para disfrutar mejor de los besos que el castaño le daba

—De acuerdo, entonces vamos. —detuvo los besos y la giró hacia él para verla de frente —Entre más rápido terminemos de cenar más pronto podemos venir por el postre. —sonrió, acariciando su mejilla con suavidad, para después besarla con intensidad mientras la acercaba a su cuerpo con un firme agarre en su cintura.

Ella sonrió embobada cuando el beso terminó, suspiró profundamente y lo siguió hasta la tienda donde Heather y Minden habían hecho la cena, encontrando ahí al resto del equipo ya cenando.

—Provecho, tortolitos. —habló la pelinegra con una sonrisa

—Gracias. —agradecieron ambos con una sonrisa para disponerse a cenar

Cenaron mientras el equipo se ponía de acuerdo respecto a las actividades que harían el día siguiente. Astrid solamente observaba prestando atención, mientras el resto armaba su plan de trabajo.

Una vez la cena terminó se dirigieron a su tienda tomados de la mano. Ella sonrió ampliamente mientras veía de reojo a su novio, que bostezó cubriendo su boca.

—Creo que solo dormiremos. —bromeó riendo suavemente

—Perdona, algo tenía esa comida que me causó mucho sueño. —explicó frotando uno de sus ojos para tratar de mantenerse despierto

—Claro, porque haberte despertado a las 4 de la mañana no tiene nada que ver. —comentó con gracia

—Tenía que tener todo listo. —se excusó y sonrió a medias viendo reír a la rubia —Me gusta escucharte reír. —comentó una vez llegaron a su tienda

—¿A si? —preguntó con una sonrisa

—Me encanta. —asintió abrazándola por la cintura para acercarla y darle un beso —Tienes una risa preciosa.

—Tu tienes unos ojos preciosos, babe. —le sonrió con cariño —Y por lo que veo también mucho sueño, así que vamos. Tienes que dormir.—le dio un beso y se separó para buscar su pijama

—Eso puede esperar. —insistió mientras cerraba la cortina de la tienda para tener un poco más de privacidad, aunque sabían que no había privacidad ahí

—No, no esperaremos. Mañana temprano tenemos que estar listos para explorar la isla. —le recordó mientras le acercaba su pijama —Así que, cambia tu ropa y a dormir. Sin quejas, Abadejo.

El castaño asintió con la cabeza y soltó una risa suave mientras tomaba la ropa que le dio la rubia.

—Lo que diga la jefa. —la acercó para darle un beso antes de iniciar a cambiarse

Astrid sonrió con cariño y comenzó a cambiarse sin ver al castaño para no caer en "la tentación". Al sentir la mirada del chico sobre ella, decidió girar a verlo, dándose cuenta que él la observaba con atención desde la orilla de la cama mientras sonreía.

—¿Qué tanto miras? —preguntó arqueando su ceja y terminando de ponerse la pijama

—Miro lo sexi que eres.—respondió simplemente

—Duérmete ya o te echaré agua fría. —le advirtió con una sonrisa, haciéndolo reír y se acercó para sentarse a horcajadas sobre sus piernas —Deberías ponerte la playera, te dará frío. —comentó con calma mientras acariciaba suavemente sus hombros y sonrió aún más al notar el tatuaje que el chico tenía en el pecho

—Contigo nunca me da frío. —dijo mientras la abrazaba por la cintura y la veía con cariño

—Todavía no puedo creer que te tatuaste mi nombre. —dijo con una sonrisa mientras acariciaba el tatuaje con suavidad

—Yo no puedo creer que estas conmigo. —la besó con dulzura —La primera vez que me viste era un bicho raro para ti y ahora estás comprometida conmigo, jamás lo hubiera imaginado.

Ella se sonrojó ligeramente y no pudo evitar hacer una mueca ante sus palabras.

—No creía que eras un bicho raro. —negó enseguida

—Lo hacías, admítelo. —le dijo suavemente

—Solo me parecías.. diferente.. —trató de justificarse

—Bicho raro. —insistió el castaño y soltó una risa al verla fruncir su ceño —Oye, está bien. Sé que lo era. Bueno... Lo sigo siendo. —dijo con gracia

—Lo sigues siendo. —asintió concordando con él —Bien,bien.. si te veía como un bicho raro —hizo una mueca —Pero a final de cuentas terminé enamorada de de ti.

—Claro que si, no me iba a rendir. ¿Acaso no sabes lo terco que soy? —bromeó para acercarla más y dejó múltiples besos sobre su rostro, haciéndola reír

—El más terco y cabeza dura que conozco. —dijo con una sonrisa mientras acariciaba sus mejillas —Y por eso te amo.

—Yo te amo a ti, con todo y que eres muy mandona. —sonrió

—Yo no soy mandona. —se quejó frunciendo su ceño nuevamente

—Lo eres. —asintió —Pero está bien, me gusta que lo seas.

Antes de que ella respondiera la besó con suavidad, mientras la cargaba para poder acomodarla en la cama.

—Tienes que dormir. —le recordó al sentir que bajaba sus besos a su cuello

—Como digas, mi reina. —soltó una risa suave y volvió a besar sus labios en un rápido beso —Te amo, mi lady. Siempre lo he hecho y siempre lo haré.

Ella se sonrojó y sonrió con ternura, atrayendolo por los hombros para volver a besarlo despacio.

—Descansa, Babe. —dijo sobre sus labios mientras ambos sonreían

—Descansa, mi lady. —dejó otro beso sobre sus labios antes de acomodarse a su lado para abrazarla y poder dormir

Esa noche pudieron descansar plácidamente, recordando aquel primer contacto que habían tenido del otro. Pensando en la enorme cantidad de cosas que les habían pasado en todos esos años y agradeciendo a los dioses por permitir que sus caminos se encontraran.

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