Capítulo Único
—¡Gojo-senpai! ¿Te gustaría salir conmigo?—pregunta, segura de la respuesta. Después de todo, que alfa rechazaría a una omega linda, delicada, de buena familia y obediente como ella. Solo un idiota lo haría.
Todas las miradas puestas en ambos.
Pero para su mala suerte, fue rechazada.
Aunque no fue sorpresa para nadie, aquel alfa carnívoro sólo buscaba encuentros de una noche, podía hacer lo que quisiera, después de todo era el heredero de Gojo's Companies y uno de los pocos híbridos de leopardos de las nieves que quedaban en el mundo. Es el típico alfa perfecto y mujeriego.
Un chico pelirosa se encontraba observando la escena de lejos con curiosidad. Sus lindas orejas naranjas con rayas negras estaba alzadas para escuchar con atención lo que ocurría.
No entendía del todo que era lo que pasaba, pero chisme era chisme.
Esta era su segunda semana asistiendo a clases, fue un alivio para él el que Nobara estuviera en su mismo curso. Aunque para mala suerte, Megumi era de un curso mayor, todo por ser mas aplicado en clase.
Su visión fue interrumpida cuando Nobara se sentó frente a él. Rápidamente olvidando lo que estaba observando.
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El tiempo paso relativamente rápido, ya había pasado mas de medio año. Muchas cosas cambiaron, una de ellas fue su soltería, aunque no se podría decir del todo que estaba en una relación.
Todo inicio cuando Megumi y el entraron al equipo de basquetbol de la escuela. El capitán no era nadie mas que Gojo Satoru, su encuentro fue extraño, sus olores hacían que no pudieran dejar de mirarse, cada uno concentrado en averiguar que ocurría con ellos.
Al poco tiempo sus instintos empezaron a exigir la presencia del otro. Por lo que rápidamente empezaron a tener reuniones y salidas fuera del instituto. Pero la aparición de su celo cambio un poco las cosas, ese día estaban caminando por el parque cuando empezó a sentir espasmos atreves de su cuerpo. Yuuji accedió a que el mayor lo ayudara, por lo que se dirigieron al departamento del peliblanco, sumergiéndose en el placer que provocaban su tacto con la piel del otro.
Todo paso tan rápido que sin darse cuenta, en el momento que estaban solos la lujuria ser desbordaba entre ellos.
Su relación no tenia nombre, el peliblanco siempre se encontraba rodeado de bellezas, el no tenia el derecho de exigirle algo al otro, no eran nada.
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El sonido del agua cayendo inundó la silenciosa sala de regaderas. El día el entrenamiento fue muy agotador, necesitaba relajarse.
Recargo su rostro sobre la pared mientras soltaba levemente su aroma.
¿Por qué Satoru no se tomaba en serio su "relación"? ¿Solamente había sexo en ella? Esto ya llevaba demasiado tiempo, como pudo aguantar. Simplemente era una mala broma, ¿no?.
El realmente quería una relación seria. Pero esto que tenían, no los llevaba a ningún lado.
Nada era claro.
Tenía que aclarar las cosas o simplemente terminar. Pero ¿como?
No conocía los sentimientos del otro, tal vez el era el único ilusionado. Tal vez el era sólo un juego para el.
¡Maldición!
El no está a mi alcance, esto no iba a funcionar.
—Yuuji, ¿ha visto mis calzones rojos?
Abrió los ojos rápidamente, asombrado por la voz de Satoru hablando al otro lado de las regaderas.
—¿Qué...? ¡Fuera!
No percibió su olor al entrar, seguro tomo supresores.
—¿Eh? ¿Están afuera? Acabo de buscarlos y no los vi.
—¡Dije que fuera de aquí! —grito con los puños apretados.
—¿No será que los tienes escondidos ahí?
—¡Ni siquiera lo piense-
Un cuerpo albino entro completamente a una de las divisiones de las regaderas.
Su única reacción que tuvo fue cubrir su miembro con su linda cola de tigre y alzar sus orejas en señal de alerta.
Este maldito estaba completamente relajado, meneando su cola por todo el lugar, paseando sus ojos sobre su blanca piel de todo su cuerpo.
Maldito desvergonzado. Ni siquiera ocultaba su maldita sonrisa y su olor de excitación.
Realmente le gustaba burlarse de el.
Los ojos del peliblanco subieron hasta su pecho, el pelirosa tuvo que tragar saliva al darse cuenta que tenía su mirada enfocada en su cuello.
—No. Por lo que más quietas, NO.— suplico el mayor mientras retrocedía hacia atrás, chocando con la pared.
Gojo alzó una ceja.
—Yo no he hecho nada aún.
—Pero puedo ver tus inten-.
Sin dejarlo terminar de hablar, unos fuertes brazos lo aprisionaron contra el pecho del peliblanco.
—¡Vete! No pensará en tener sexo aquí en las regaderas, ¿verdad? Cualquiera puede entrar y vernos.
El peliblanco se acercó a la boca del otro con una sonrisa de burla, devorándolo de un bocado.
Yuuji jadeo de forma temblorosa, al sentir como su vista empezaba a nublarse.
—No lo hagas.—logro murmurar el pelirosa.
—¿Hacer que?
—Ya no quiero esto. N-No... —sus manos alejándolo de su cuerpo.
—Per-ro....
—Suéltame, ya no quiero seguir con este juego... —sus ojos se empezaron a llenar de lágrimas.
Ya no podía soportar más. Este fue su límite.
Ser sólo un jugué no era lo suyo.
Si tan sólo ese día su omega no hubiera sido flechado por ese maldito alfa, nada de esto hubiera pasado.
—¡Eres un idiota a quien no le importa una mierda sobre mi...! —sus lágrimas comenzaron a deslizarse sobre su rostro.
—¡Siempre haces lo que quieres! ¡Crees que por tener dinero y poder vas a poder pisotear a los demás!
—Tu solamente me estás usando para tu propio placer, eres un maldito animal, sólo buscabas complacer, tu-...
—Tienes razón...
El aire retenido en sus pulmones salió entrecortado.
Así que esto era el fin.
—Realmente no se por que debería preocuparme por los sentimientos de los demás... —sus ojos se encontraban mirándose fijamente el uno al otro, mientras hablaba.
—Siempre hice lo que quería... y nunca me importo si mis acciones lastimaban a los que me rodeaban...
—Pero tu... me empezaste a mostrar cosas nuevas... todos mis sentimientos empezaron a estar confusos... pero eso no es excusa para ignorar tus sentimientos.
—Voy a cambiar... no quiero verte sufrir por mi culpa... ¿Podrías darme una oportunidad?
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Una de las manos del peliblanco alcanzo uno de sus glúteos, apartando la linda cola que cubría su entrada, mientras que la otra metía un dedo era ingresado en el. El dedo se flexionó, punzando en sus paredes internas.
Fue agregando más dedos a su cavidad, haciendo que su interior fuera más placentero, los movimientos fueron más fuertes.
—Mgh... te quiero dentro, Satoru —balbuceo el menor.
Sus brazos tomaron el cuello del otro y lo acerco para estampar sus labios. El calor en las regaderas comenzó aumentar, junto a su olor.
Sin mas contratiempos, entro en una fuerte embestida en el joven omega. Las embestidas empezaron lentamente, los gemidos cambiando a gritos.
La pequeña cola del menor rodeo el torso del peliblanco.
Incrementando la velocidad de las embestidas que daba el alfa. Los golpes en su próstata, lograron sacar todo sonido de placer.
El sonido de su nombre siendo pronunciado por el menor, fue el punto de ruptura del peliblanco, sus manos sosteniendo fuertemente sus carnosas nalgas.
—Satoru —Yuuji logro decir entre jadeo— Ya estoy a punto de cor-
—Ahhh, mgh—su cuerpo fue sacudido violentamente por su orgasmo y los fuertes dientes que se incrustaron en su nuca.
Dejo de sentir todo a su alrededor, su mente se encontraba en trance.
El peliblanco lo tomo entre sus brazos cubierto con una toalla. Fuera de las regaderas, todo se encontraba solo. El instituto estaba por cerrar.
Rápidamente llamo a sus sirvientes para dirigirse a su hogar, después de todo apenas había iniciado con el pequeño tigre entre sus brazos.
Recuerden que si quieren pedir su One Shot, el libro Shots Yaoi esta abierto para ello.
《Aries》
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