Habían pasados los días y el comportamiento de Leo seguía igual... o bueno eso era lo que pensaba Shinsou viendo como su amigo jugaba con Kuro con una mirada perdida.

Suspiró y siguió con lo suyo pero sin previo aviso Leo se levantó del suelo y rápidamente subió las escaleras provocando un ruido sordo que alarmó a Shinsou, quien solo lo vio curioso, Leo bajo nuevamente a la sala con ropa de salir y se fue a la puerta pero Shinsou lo detuvo antes de que el pie del (C/C) saliera de la casa.

—¿A donde vas?— pregunto Shinsou con su habitual mirada pero Leo se soltó de su agarre.

Leo sonrió y dijo —Ya lo veras. —Dejando a un Shinsou desconcertado en la entrada de su casa.

El chico (C/C) camino por las calles hasta llegar al lugar que no habia salido de su mente desde la primera vez que vino, entro y se encontró con la mujer que lo recibió el día que vino con Uraraka, Leo se habia puesto en contacto con ella y habían hablado de un par de cosas al final, los dos tuvieron un acuerdo, sus formas de pensar eran parecidas hasta cierto punto.

—Me alegro de dejarlos en tus manos pero estoy triste de que se vayan. —Dijo la mujer alado del joven.

—Si, le agradezco mucho.

—No, no tienes nada que agradecerme, quiero que ellos sean felices— el joven asintió.

Los dos llegaron y encontraron a los tres hibridos abajo del árbol, donde Leo habia estado el día que acompaño a Uraraka al refugio, los tres niños estaban sentados en la hierba, la mujer le habia contado a Leo que a los tres hibridos se les encontró juntos en una caja afuera del refugio, el refugio en si no se especializaban en hibridos pero habían unos cuantos, los criaron a los tres juntos que pareciere que son muy distintos esos tres se entienden perfectamente.

Estaba algo nervioso, ya que no quería que pasara algo malo, puede que allá sido algo apresurado y tal vez por eso se molestan pero no puedo retractarme ahora que ya he llegado a esto.

Ya habia terminado con el papeleo por lo que lo único que faltaba era que ellos vinieran conmigo, mi casa era grande pero no demasiado, hasta el punto de que una vez casi iba a llamar a un exorcista para sacar a los fantasma que en realidad era Kuro en la noche que no se quedaba quieto de alguna forma.

—¿Leo-kun?— me hablo la mujer.

—¿Eh? Ah si, ¿Esta todo bien?

La  mujer soltó una ligera risa. —Si, todo esta en orden.

Daba vueltas por toda la sala ante la atenta mirada de Kuro sentado en el sofá viéndome curioso como si esperara algo, Shinsou ya se habia ido, por lo que solo estábamos Kuro y yo, bueno de ahora en adelante seremos mas, no?

Oigo el timbre de la casa sonar por lo que rápido voy a abrir y veo a la mujer del refugio, esta me sonríe feliz.

—Toma. —Me entrego las maletas con aspecto viejo que llevaba en manos.

—Están ligeras... —pensé.— Gracias.

La mujer asintió y se hizo a un costado mostrado así a los tres hibridos. —Los dejo a tu cuidado entonces. —Se despidió y se fue dejándome junto con los hibridos.

Un silencio algo incomodo se produjo por lo que hable.

—¿Entramos?

Pasaron en silencio y fuimos a la sala, los tres se sentaron en el sofá sin decir nada, Kuro a mis pies solo los miraba atento agitando su cola, yo me senté en el sofá individual a un lado de ellos.

—Bueno... —la tensión era notoria y más obvia por el cenizo.— Me llamo Leo, espero que nos llevemos bien.

—Tch, como sea.  —Susurro el cenizo.

—Eh...— trate de mantenerme firme.

El bicolor miraba atentamente a Kuro que movía su cola ante la mirada del contrario, el peliverde tenía la cabeza abajo y el cenizo, bueno su cara lo decía todo.

Continuara...

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¿Qué será de Leo y los híbridos de ahora en adelante?

¿Kuro aceptará a los híbridos?

¿Qué reacción tendrá los demás por la decisión de Leo?