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(9) C A R I Ñ O

⸺¿Lo dices en serio? ¿Tuviste nombre todo este tiempo?

          ⸺Es secreto.

          ⸺¿Por qué? Estamos solos aquí. ¿No puedes contarme el secreto a mí?

          ⸺El doctor Meyer me nombró, tampoco le gustaba C-04, pero me advirtió que nunca le dijera a nadie mi nombre, porque sería peligroso para ambos.

          ⸺Mi hermano está muerto y tú huyes en este frío que te enrojece la punta de la nariz. La situación es bastante mala ya. ¿No me dirás tu nombre?⸺ el híbrido guardó silencio con la cabeza inclinada hacia el suelo⸺ Está bien. No confías en mí y lo acepto. ¿Sabes qué? Yo tampoco confío en ti. Eres raro y tienes esa fuerza loca, creo que puedes matarme en cualquier momento.

          ⸺¡Yo nunca haría algo así!

          ⸺Sí, como digas. Ahora caminaremos más a prisa. No olvides poner atención al río o nos quedaremos sin agua.

          Gustavo estaba agotado, el trabajo pesado en Aninat no requería tanto esfuerzo de parte de sus extremidades inferiores y parecía que sus pies habían olvidado los muchos días que pasó vagando de un lado a otro. A la distancia, incluso si le exigía a la vista, sólo daba con una ruta despedazada y bosques a medio camino del cielo; para peor, había comenzado un viento molesto que le lanzaba tierra a la cara y parecía que le rompía la piel. El rostro le ardía, moqueaba y le lloraban los ojos, pero sólo se detuvo cuando, de reojo, captó que a su acompañante le temblaba el mentón gris.

          ⸺El tiempo cada vez está peor. ¿Seguimos cerca del río?⸺ C-04 asintió⸺ Bien, nos detendremos aquí, mmm, allá, por esos árboles⸺ señaló.

          No tenía caso seguir caminando, había que preparar un refugio a como diera lugar, porque la noche pintaba para más fría que la anterior y andar en medio de la helada que les estaba cayendo encima sólo los haría padecer. El híbrido no mentía sobre su sensibilidad al frío, tenía los labios, originalmente negros, coloreados hasta tornarse morados y sus mejillas estaban sonrojadas, lucían adoloridas.

          Gustavo palpó su rostro con cuidado y lo descubrió lastimosamente helado, así que lo sujetó de una mano para llevarlo hasta las raíces de un árbol que se habían levantado de la tierra muy para su fortuna, pues supuso que eso les brindaría algo de protección extra. El viento inclemente no cesaba, así que no consiguió prender fuego y mucho menos fortalecer ese pequeño refugio con ramas, ya que habrían salido volando sin problemas.

          ⸺¿Tienes hambre?⸺ inquirió Gustavo reprimiendo un escalofrío.

          ⸺No.

          ⸺¿Tu gente puede pasar mucho tiempo sin comer?

          ⸺Sí.

          Había preguntado por preguntar, así que la respuesta lo sorprendió bastante y le robó una sonrisa que contagió a C-04. Gustavo no iba a servirse nada si su acompañante no lo necesitaba, prefería guardar provisiones para cuando las fuerzas le fallaran, se acomodó entonces entre las ramas e invitó al híbrido a unirse a él. Obedientemente, su compañero se sentó y el hombre se le pegó al cuerpo, en realidad hubiera preferido ponerse detrás del tipo y así protegerlo del frío que los golpeaba, pero la posición en la que había terminado era por mucho distinta a como la imaginara: parecía estar siendo cargado como un bebé y que el híbrido lo protegía a él.

          ⸺Esta no era mi intención⸺ comentó sin moverse.

          ⸺Estaré bien.

          ⸺Mete las manos aquí⸺ ofreció entonces el hombre abriéndose la chaqueta y permitiendo que C-04 protegiera algo de sus extremidades deslizándolas hacia el interior⸺. Si no me dices tu nombre, tendré pesadillas⸺ le advirtió y escuchó una risita temblorosa que le sacó otra sonrisa.

          Gustavo se volteó lo suficiente para hacer contacto visual animado por la interacción que se había desencadenado en tan inhóspitas circunstancias, se topó entonces con un par de ojos negros que lo observaban de vuelta e intentó leer en ellos. Allí no había maldad, todo lo contrario, estaba seguro de que era observado con bastante cariño, mucho más del que merecía. Retomó su posición apoyando la cabeza suavemente en el hombro que tenía atrás.

          ⸺Cameron.

          ⸺¿En serio?

          ⸺Sí.

          ⸺¿De dónde sacó ese nombre mi hermano?

          ⸺Dijo que encontró un cementerio alguna vez, que caminó entre las tumbas y fue leyendo los nombres y fechas de nacimiento y defunción. Una se le grabó. La tumba pertenecía a un niño que había nacido y muerto el mismo día y de parte de su madre había unas palabras, algo así como que esperaba que se le diera una segunda oportunidad.

          ⸺Eso es muy lindo.

          ⸺¿Lo crees?

          ⸺Sí. Dale una buena vida a ese nombre⸺ comentó Gustavo buscando otra vez los ojos del híbrido, los encontró fijos en los suyos con esa oscuridad que resaltaba más que la que se formaba a su alrededor por la pronta caída de la noche⸺. Procura no morir de frío⸺ dijo entonces a modo de despedida y apoyó su cabeza en el pecho del tipo como si fuera lo más natural del mundo, así mismo, Cameron dejó caer la suya encima y metió todavía más las manos dentro de la chaqueta para poder abarcar tanto de su torso como le fuera posible.

          Los dedos grises se acomodaron tardíamente, sentían curiosidad por ese cuerpo que no se apartaba de él y es que en el laboratorio no era bien aceptado por gran parte del personal. Gustavo era distinto. C-04 lamentó no conocer suficientes palabras para describir el tipo de persona que sentía que era ese humano. La respiración del hombre pronto evidenció que se había dormido y Cameron aprovechó la instancia para acomodarlo con mayor cuidado entre sus extremidades. Quería protegerlo... mucho más que del frío...


Una mujer con la ropa más llamativa que había visto en su vida estaba caminando por las ruinas, tenía un bolso grande donde iba metiendo cualquier cosa que encontrara útil y la seguían tres niños que también buscaban tesoros. Al ver a Gustavo, le ofreció unirse a su grupo, habló amablemente y lo abrazó cuando el niño lloró. Por supuesto, prometió que todo estaría bien y que sus padres de seguro estaban vivos y buscándolo. El pequeño recordó lo que mamá le decía en caso de perderse: una de las medidas que debía tomar era acercarse a un grupo, de preferencia uno de mujeres. Esa señora y esos niños le debían bastar, así que se unió a ellos.

          Los pequeños eran bastante callados, todos más o menos de su porte, por lo que asumió que también debían tener la misma edad. Pasó tres días con ellos antes de entender el motivo de su silencio y que la relación con la mujer se establecía en base al miedo.

          Fue cuando uno de los niños comió algo sin permiso que la señora comenzó a gritar e insultarlo, luego agarró al pobre mocoso asustado que lloraba y lo abofeteó una y otra y otra vez, deteniéndose sólo cuando le sangró la nariz y, entonces, como si no se hubiera vuelto completamente loca un instante atrás, se disculpó con Gustavo y le pidió que él sí se comportara a su alrededor. Aterrado, asintió, pero esa noche el sueño tardó demasiado en alcanzarle, no quería ni siquiera levantarse para ir al baño, nervioso por lo que pudiera desencadenar en esa mujer cualquier cosa que él hiciera. Rogó dormirse pronto y lo consiguió solo cuando estuvo seguro de que ella estaba sumida en un sueño profundo.

          Cameron acomodó las manos y el movimiento despertó al hombre, aquello no lo sobresaltó, pero cuando abrió los ojos y vio justo el rostro del híbrido junto al suyo, se espantó ligeramente. Habían sobrevivido la noche, merecían algún reconocimiento, porque Gustavo estaba seguro de que la temperatura había descendido por debajo de los 12° y ninguno de los dos estaba acostumbrado a dormir a la intemperie.

          Sus ropas estaban humedecidas, así que, el hombre se apresuró a prender fuego y, cuando lo consiguió, ambos se pusieron tan cerca de las llamas como les fue posible y exclamaron con satisfacción. Luego de reponerse, el humano decidió que era hora de comer y tragaron en silencio lo que quedaba de pan. Apagaron el fuego tras una hora y se pusieron en marcha, por supuesto, Gustavo pidió una vez más a Cameron que no perdiera el sonido del río que bien podría salvarles la vida en cualquier momento.

          ⸺Mira este lugar. No hay nada en pie⸺ Gustavo pateó una piedra cuando dieron con lo que parecían ser ruinas recientes de un pequeño pueblito⸺. ¿Por qué se molestarían en destruirlo? Ni siquiera sé dónde estamos, mmm... Tal vez podamos encontrar algo decente si nos esforzamos y podría... ¿Escuchaste?

          ⸺Sí⸺ dijo serio de pronto Cameron.

          ⸺¿Qué es?

          ⸺No te muevas⸺ le advirtió el híbrido y Gustavo se quedó quieto obediente como era⸺. No te muevas⸺ repitió Cameron dando un par de pasos con cautela.

          ⸺¿Qué pasa?⸺ preguntó entonces el hombre nervioso por el actuar de su compañero.

          Cameron lo vio directo a los ojos y cuando iba a abrir la boca, el suelo desapareció por completo bajo sus pies. Gustavo descendió varios metros antes de ser agarrado en el aire por C-04 y juntos terminaron por caer otro tramo más. El hombre no había tenido tiempo de entender qué estaba ocurriendo cuando ya todo había terminado y se encontró entre los brazos protectores del híbrido que lo envolvían para evitar que resultara mucho más lastimado. Arriba, a gran distancia, estaba el agujero por el que habían entrado luego de que el techo de lo que parecía un enorme edificio sepultado, se desplomara.

          Un vestigio de un mundo que jamás conoció se había desmoronado bajo sus pies. El niño que naciera en plena guerra que obligaba migraciones humanas de grandes proporciones y suscitaba una severa destrucción de ciudades, jamás había visto un centro comercial y mucho menos el experimento científico que permaneciera encerrado en un laboratorio; así que, tanto para Gustavo como para el híbrido, el lugar en que se encontraban era un completo misterio, tan extraño e impactante como lo fuera para los primeros hombres hallar ruinas de cuidades erguidas antes de Cristo.

          ⸺Cameron, déjame verte. ¿Te duele algo? Qué tonta pregunta, claro que sí. Esa caída fue terrible.

          ⸺Estoy bien⸺ respondió C-04 sin apartar las manos que gentilmente revisaban su cuerpo⸺. Estás herido.

          ⸺No me duele nada.

          ⸺Huelo sangre. 

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