(6) R E H É N
⸺Hace algunos años, una nave extraterrestre cayó en la Tierra, los sobrevivientes del impacto fueron sometidos a diversos experimentos, incluyendo experimentos reproductivos. A quienes dirigían los experimentos les interesaba crear supersoldados capturando en ellos lo mejor de ambos mundos. He heredado este cuerpo que a simple vista parece humano, pero que cuenta con características de ese pueblo extraterrestre, incluyendo esto⸺ dijo y posó sin vergüenza la mano de Gustavo sobre sus genitales hermafroditas.
"El doctor Meyer trabajó directamente conmigo. Sé distinguir a las buenas personas de las malas, sé que tu hermano no era malo y fue él quien me habló del mundo exterior y me dijo que encontraría una forma de sacarme del laboratorio. Sus ideas no se quedaron sólo en su cabeza, por eso está muerto. Cuando supe que lo habían matado, decidí huir y no mentí cuando dije que no tenía un plan. Honestamente, no sabía qué hacer una vez que logré salir.
⸺Vicente, ¿te habló de mí?
⸺No⸺ la respuesta lo decepcionó, aunque no lo demostrara.
⸺¿Y cómo... cómo llegaste a mí?
⸺He vivido demasiados años con tu aroma alrededor.
⸺¿Qué?
⸺Tengo un gran sentido del olfato y el doctor cargaba con tu olor. Cuando salí, percibí tu esencia y la seguí, es como si te conociera desde hace mucho.
⸺Para mí es la primera vez⸺ dijo Gustavo apretando los puños, inconforme con sus propias palabras, pasando a un lado del tipo desnudo⸺. Estoy aceptando esto que me dices como la verdad, en serio, pero no puedo ayudarte más allá de darte refugio temporal. Tienes que irte.
⸺No.
⸺No te estoy preguntando si quieres irte o no y... ya, ponte ropa.
⸺¿Vendrás conmigo?
⸺No, claro que no.
⸺Yo voy a quedarme donde tú estés.
⸺¿Estás loco?⸺ Gustavo se volteó, el extraño estaba de pie con una expresión triste y su postura recta inquebrantable⸺ No entiendo... ¿Por qué yo? ¿Por qué seguiste mi olor? No creo que a Vicente no se le hubiera pegado el olor de alguien más. ¿Por qué me elegiste?
⸺Tu aroma es el que más me gusta.
⸺No está bien y esto es muy extraño. Ponte ropa, en serio.
Era demasiada información, ni siquiera parecía real, como si el fugitivo ese hubiera verbalizado una mentira altamente estudiada que justificara, tal vez, su apariencia y su escape. Gustavo no quería creerle, pero lo hacía, porque no había razón para complicarse tanto para explicar sus circunstancias. Así que ahora tenía a un híbrido humano-extraterrestre buscado por la justicia en su departamento diminuto y hace un par de días su mayor preocupación era mantener el volumen de su televisor bajo para que nadie se lo robara. La vida era un chiste, uno cruel.
⸺¿Sabes mi nombre?
⸺No.
⸺Me llamo Gustavo. Dime tu nombre ahora⸺ solicitó nervioso.
⸺C-04.
⸺Eso no es nombre.
⸺Es mi nombre.
⸺Dios. Bien. Está bien. Ponte tu ropa y hablaremos con más calma y tienes que saber que los humanos no se andan desnudando así frente a la gente.
Precisamente después de que el tipo se pusiera sus prendas de vestir que, a juicio de Gustavo, eran similares a la vestimenta militar, la puerta fue tocada fuertemente tres veces consecutivas. El corazón del hombre saltó en su pecho y miró a C-04 a la espera de algún tipo de indicación que jamás llegó. Otra vez golpearon, Gustavo puso atención, escuchó voces de varias personas y también pasos como si dieran vueltas justo afuera.
⸺Señor Meyer, es la policía, abra.
⸺Mierda⸺ murmuró entonces y se acercó a C-04⸺. Escucha con atención, porque no tenemos mucho tiempo, esta es tu única oportunidad de escapar de la ciudad. Si no abro la puerta, ellos entrarán a la fuerza y ese momento es lo único que tienes. Puedes correr y seguir corriendo, yo no puedo hacer nada por ti y siento si te decepciono, pero... Mierda... No puedo ayudarte, lo siento, lo siento de verdad.
⸺Señor Meyer, última vez, abra la puerta.
⸺¿Estás asustado?⸺ preguntó el híbrido con una expresión insólitamente gentil.
⸺Voy a ver a mi hermano, ¿entiendes?
⸺Sí.
El sonido de una pequeña cierra eléctrica se escuchó del otro lado y la puerta finalmente se abrió, los efectivos bloqueaban la única salida con sus cuerpos, apuntando con sus armas sin dudar. Gustavo estaba a plena vista, su invitado a resguardo por poco tiempo, pues no había mucho que revisar para encontrarlo, sólo hacía falta un paso y ya.
⸺Gustavo Meyer, salga del departamento con las manos en la cabeza.
La orden fue acatada con gran malestar, de pronto el hombre sentía demasiado apego por esa urna con los restos del hermano que había querido mucho y envidiado más, no apreciaba el hecho de dejarlo solo, pero ya estaba fuera de su hogar. Un policía le dio una patada en la espalda y cayó sobre sus rodillas con dolor, otro hizo un comentario por radio, pero Gustavo no prestó atención. Quería una muerte rápida, rogaba por una, y pensó que había sido escuchado por Dios cuando un arma se apoyó, como si hubiera opuesto resistencia, justo en su frente. Cerró los ojos y esperó.
⸺¡¿Qué es eso?!
El grito no fue suficiente para hacer que Gustavo volviera a abrir los ojos, escuchó pasos apresurados a su alrededor, el toque del arma desapareció y algunos vecinos con los que jamás charlaba salieron de sus apartamentos en medio de una gritería que, en un intento por calmar, empeoró gracias a los policías que estaban tan asustados como todos. Seguro habían visto a C-04 y a ellos les había quedado claro a la primera que su cuerpo no era producto de la mutación traspasada de padres a hijos.
Unas piernas chocaron con él y cayó al suelo de cara, abrió los ojos entonces y miró sin prisa hacia su hogar. Vio a dos uniformados apuntando entre gritos y al fugitivo gruñendo y enseñando colmillos pronunciados que él no notó antes. Se parecía bastante a un felino, pero Gustavo no podría hacer la asociación, porque en sus recuerdos, cualquier ejemplar de aquella familia se había borrado casi por completo y en Aninat no existían especies animales más allá de las ratas, cucarachas y aves que no se detenían jamás en tierra y poco se veían en el cielo.
Reconoció al tipo del departamento de al lado, su expresión tan aterrada le provocó alguna emoción indescifrable, aunque de ningún modo empatía. Luego escuchó los tiros y pensó que todo por fin terminaría, sólo que su agonía se extendió cuando, seguido de los disparos, se oyeron alaridos de dolor bastante humanos.
Una vieja herida se abrió en su memoria y se vio a sí mismo como un niño perdido durante la guerra andando de aquí para allá y ocasionalmente encontrando gente moribunda que en sus momentos finales pedían perdón a gritos al dios en que creían o suplicaban por una ayuda que nunca llegaría. Volvió a cerrar los ojos, apretó con fuerza los parpados y se quedó en el suelo como si ya le hubiera impactado una bala.
Un cuerpo pesado le cayó encima, era ese vecino aterrado que en su huida había tropezado, por estúpido a juicio de Gustavo. El sujeto tenía los ojos abiertos a todo lo que daban y su expresión asustaba un poco, porque parecía que en cualquier momento le iba a dar un ataque y no quería que ese fuera su último recuerdo. Mejor pensar en la urna antes que en esa otra persona, pero el vecino no se pudo levantar o decir cualquier palabra.
Ahogado por el miedo, sosteniéndose de Gustavo con manos agarrotadas por el pánico, el hombre dejó caer lágrimas en silencio, esperando su muerte tal y como hacía Gustavo. Sólo que la muerte no alcanzó a ninguno de los dos, porque ellos no estaban atacando a C-04.
Entendió pronto Gustavo que lo del supersoldado no era una mentira. Allí había un hombre, un mutante, un extraterrestre, un híbrido, algo extraño sin duda, que podía defenderse de las balas o resistirlas casi sin problemas, que golpeaba tan duro que rompía lo que tocaba y que pudo deshacerse de los policías armados y protegidos por sus chalecos, cascos y escudos con tanta rapidez que los cuerpos inertes con los que había regado el pasillo parecían haber surgido mágicamente.
⸺¿Estás bien?⸺ preguntó C-04 como si no hubiera sangre salpicada en su rostro.
⸺¿Qué dices? ¿Qué quieres ahora? Te dije que te fueras⸺ a Gustavo no le quedó de otra que interactuar, aunque lo que obtuvo el híbrido no fue precisamente una respuesta a su pregunta y el vecino se aferró más a su ropa, todavía tenía los ojos abiertos como platos y parecía que contenía la respiración, así que, en un acto de insólita humanidad, Gustavo le pasó la mano por la espalda y la frotó esperando que aquello pudiera aliviarle.
⸺¿Quién es?
⸺No importa y no te acerques más, lo asustas. Ahora escucha y obedece: vete, corre. No puedes quedarte aquí.
⸺No voy a irme a ningún lado si tú no vienes conmigo.
⸺¡¿Acaso no me estás escuchando?! ¡No te conozco, no sé quién eres y no me interesa qué tipo de relación tuviste con Vicente, sólo sal de mi vida!
⸺No.
⸺¿Escuchas eso? Son patrullas, van a matar a todos aquí sin importar.
⸺Entonces, ven conmigo y dejemos a las personas en paz.
⸺Dios⸺ suspiró Gustavo frustrado a más no poder y luego descubrió el pantalón mojado del vecino, el tipo se había orinado de miedo, la mano en la espalda no había servido de nada⸺. Ayúdame con él, con cuidado⸺ pidió a C-04 y él obedeció levantando al pobre hombre aterrado con mucha delicadeza, lo alzó sin ninguna dificultad y lo mantuvo a varios centímetros del piso hasta que le llegó otra instrucción
"Aquí, mételo aquí⸺ solicitó Gustavo luego de empujar la puerta del vecino que había quedado medio abierta y C-04 ingresó, soltó su carga en la cama en ese departamento más pobre que el del mismo Gustavo y salió⸺. Sé que ha sido muy extraño todo y también que no nos conocemos de nada, pero no me parece bien que pagues las consecuencias de actos ajenos. Cuando suba la policía, simplemente quédate aquí, ¿entiendes? Y, si puedes, cámbiate de ropa. Adiós.
Gustavo cerró la puerta y se quedó viendo a C-04 que lo miraba de vuelta con una expresión inocente que lo fastidió demasiado. Sus emociones no habían dado tantos brincos en años, así que no sabía cómo comportarse, extrañado de sus propias decisiones apresuradas, miró hacia donde los cuerpos habían quedado, la sangre salpicada por aquí y allá y el departamento abierto donde aguardaba Vicente.
Las sirenas se escuchaban cada vez más cercanas y ese tipo seguía esperando que lo acompañara. Se metió entonces a su hogar, tomó una mochila y en ella puso a su hermano, la poca comida que tenía, el dinero ahorrado con el sudor de su frente, una cajetilla, un encendedor, agarró su chaqueta y salió, cerrando por costumbre. Miró entonces a C-04 que lo aguardaba con una sonrisa y confirmó con un gesto de cabeza que sería su rehén de aquí en adelante.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro