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(16) N A T U R A L

El ada estaba desnudo y había despojado a Gustavo de su vestimenta, lo hizo con brusquedad, porque sus manos no lograban coordinarse, pero el humano no se quejó ni una sola vez, estaba perfectamente de acuerdo, así que ayudó cuánto pudo con su cuerpo, éste fluía como si fuera comandado por alguien más. Nunca pensó que podría llegar a ser así de atrevido y, sin embargo, ante ese extraño ser, parecía de lo más natural actuar de ese modo.

          Cameron sabía lo que sucedería inminentemente entre ellos y por eso deseaba proseguir con cuidado, pero estaba tenso y tembloroso a causa de la calentura que se le había subido a la cabeza que apenas podía moverse tan precavidamente como planeara. Y el hombre no cooperaba en nada, por mucho que C-04 estuviera luchando, ese humano sin sentido de supervivencia seguía instándolo a continuar, apurándolo para saciar su urgencia y guiaba a ese par de manos grises por su cuerpo, arrancándole gemidos al híbrido.

          Hacía rato que el miembro del ada se había levantado, comenzó a endurecer cuando el aroma del hombre se le metió profundo como si nunca pudiera dejar de inspirar y terminó de erguirse tan duro como roca al desvestirle, cada que lo rozaba mientras le quitaba prendas al humano, sentía Cameron un estremecimiento brutal que lo hacía jadear y luego cerraba la boca, ligeramente avergonzado o conmocionado por esta faceta suya de la que no sabía nada, temeroso de que Gustavo de pronto descubriera, como si lo viera por primera vez, que el color de su piel era gris pálido, que sus globos oculares eran negros, que tenía colmillos, pequeños cuernos y orejas afiladas.

          Nunca pensó que su aspecto pudiera ser objeto de rechazo, porque nunca le importó tanto como en ese momento ser aceptado a plenitud. Gustavo entonces sonrió, parecía leerle el pensamiento, no dijo nada para aplacar sus repentinos temores, pero sí extendió los brazos y el ada pudo escuchar ese dulce "ven" en su propio corazón. Con confianza entonces, se inclinó para besarlo y saborear con todos sus sentidos a ese hombre increíblemente exquisito.

          Los labios de Gustavo estaban ardiendo cuando Cameron lo golpeó con su boca, él sabía que su cuerpo también se estaba calentando de sobremanera, era el celo, estaba ahí, en ellos, embriagándoles. Incluso si Gustavo era humano, le había metido tanta de su ponzoña en la sangre que era afectado por sus feromonas como si se tratara de un ada más y, plenamente consciente de aquello, Cameron dejó salir aquel polvo dorado de su cuerpo para ver cómo los ojos del hombre se fascinaban siguiéndolo por el aire, sus pupilas, todavía dilatadas, parecían leer la seducción en ese lenguaje mudo y el hombre buscó la boca de su compañero con angustia, de pronto solo pegado a él podía respirar.

          La erección de Cameron estaba húmeda en la punta, pero no sólo de allí emanaba humedad y deseaba que ambas partes fueran satisfechas, estaba ahogado por su anhelo, tan desesperado que llevó sus propias manos hasta sus genitales angustiados y comenzó a frotar y hundir dedos en busca de una satisfacción rápida, gimiendo y expirando aliento cálido junto a la boca de Gustavo. Al humano le cosquilleaba la piel justo donde era golpeado tan dulcemente, pero no quería solo ser espectador por mucho que le emocionara ver un acto tan libidinoso.

          La lengua cálida y húmeda de Gustavo se hizo un lugar en la boca del ada y allí jugueteó hasta que saliva comenzó a correr alrededor de su boca, ambos estaban aturdidos, drogados por los aromas del otro, completamente despojados de la razón y con deseos de continuar sin importar qué pudiera suceder.

          Ya no quedaba nada de esa precaución que antes el ada quería reservar y mucho menos Gustavo había caído en cuenta de que tenía una herida a medio curar en el vientre o una erección en plena formación. Se estaba recuperando de todo gracias al veneno, pero por el celo contagiado, no era capaz de entender la situación, ni su pasado ni el futuro, sólo una cosa rondaba su mente y era el placer que experimenta y cuánto deseaba continuar sintiéndose así de bien.

          El híbrido gimió cuando la virilidad de Gustavo rozó sus genitales. El miembro del humano estaba ahora dolorosamente erecto, tal vez porque era la primera vez en años que alcanzaba tal estado; rápidamente el ada comprendió su malestar y cómo aliviarle, así que llevó una mano al pene que lo presionaba y lo guio hasta su entrada. Primero percibió plenamente la punta y su abertura palpitó desesperada por más, así que Cameron, aprovechando que se encontraba sobre el humano, se sentó en la virilidad temblorosa haciendo que ambos soltaran un gemido ahogado.

          Como poseído, el ada comenzó a moverse hacia atrás y adelante, valiéndose únicamente por cuánto placer era capaz de experimentar tras cada avance. No quería apartarse del hombre y menos dejar de sentir aquel goce que producía la conexión que acababan de conseguir, así que continuó el vaivén sin interrupciones, observando de reojo cómo la expresión de Gustavo se trastocaba deliciosamente. Una mayor cantidad de feromonas fueron liberadas en el proceso y el hombre terminó gritando por cada movimiento.

          Gustavo eyaculó con espasmos a medida que se vaciaba en Cameron, tenía la boca abierta, el aliento perdido, los vellos erizados y rastros de una corriente que le había recorrido el cuerpo cuando llegó al clímax.

          El ada se dejó caer sobre él, lo besó en la mejilla, en la boca y luego lamió sus labios y cuello donde se detuvo a dar pequeños mordiscos; sin duda había disfrutado la penetración, pero no estaba del todo satisfecho, así que mientras saboreaba al humano, cambió la posición de su parte baja para buscar una entrada donde poder insertar su propia virilidad, sólo que su pareja no era hermafrodita como los ada y tampoco una mujer. Cameron se mordió los labios, entonces una mano gentil dirigió su miembro endurecido hacia el único lugar que podría ocupar para saciar su necesidad.

          El híbrido no lo iba a discutir, si el mismo hombre era quien le enseñaba el camino, estaba completamente dispuesto a seguirlo, así que presionó y empujó para entrar. Su erección se abrió paso de una sola embestida arrancándole un grito al receptor; en otra instancia, Cameron se hubiera detenido, pero no podía dejar de arremeter ahora, no cuando el celo lo golpeaba con toda su fuerza. Debía terminar de satisfacerse, ese era su norte.

          El humano se movió, tal vez, incluso drogado por las feromonas, intentaba huir de la fuente de su dolor, sólo que Cameron no permitió que se alejara y lo retuvo ejerciendo presión sobre sus extremidades con tanta fuerza que, de no ser por el veneno, bien podría haberle causado una fractura.

          Gustavo volvió a luchar, su instinto le indicaba que no había modo de sobrevivir sin apartarse del ada, sólo que éste decidió, ante su imprudente intento de alejarse una vez más, dejar salir sus garras, las que clavó sin medir consecuencias en la piel de su compañero. A Gustavo se le escaparon lágrimas, le ardía todo el cuerpo y se quedaba sin aliento tan seriamente que en cualquier momento su sistema comenzaría a colapsar, tal vez por eso Cameron volvió a morderlo, un poco más de ponzoña calmaría sus dolencias y le permitiría terminar su cometido sin nuevas interrupciones.

          Pocos minutos después todo finalizó, a la eyaculación se le antepusieron arremetidas más poderosas, profundas y dolorosas de recibir, a Gustavo las lágrimas no lo abandonaban, la intensidad con que presionaba sus dientes causaba una terrible tensión mandibular y le había clavado los dedos en los brazos al ada con tanta fuerza que dejó una marca con sus uñas, aunque, claro, con la habilidad que tenía C-04 para recuperarse, no le significó gran cosa.

          Cameron, mientras tanto, respiró profundo disfrutando de la sensación que le había recorrido el cuerpo por vaciarse totalmente dentro de Gustavo y sólo entonces, cuando por fin el calor comenzó a abandonarle y sus ojos fueron oscureciéndose, se dio por completo satisfecho y el celo llegó a su fin. La cabeza se le despejó eventualmente y, cuando pudo ser consciente de su entorno y lo que hacía, se descubrió, con impacto, penetrando a Gustavo, herido de bala, con lágrimas en las mejillas y una expresión de dolor que le corrompió el alma.

⸺No... ¿Gustavo? Yo... no.... Lo siento, Gustavo, lo siento.

          A Cameron le tembló la voz y casi rompe en llanto, pero se contuvo para poder concentrarse en apartar su cuerpo del humano que sufría, bajó la vista hasta su miembro insertado tan profundamente y comenzó a retirarlo con generoso cuidado, tensó la mandíbula cuando vio rastros de sangre en su virilidad y alrededor de la abertura de Gustavo, pero también descubrió pequeños hilos rojos en el pene del hombre, ahora flácido por el dolor y la eyaculación previa.

          Nervioso como estaba, Cameron se quedó en silencio a la espera de cualquier cosa que Gustavo pudiera necesitar, aunque demasiado avergonzado para preguntar, sólo que su compañero estaba agotado, así que no hizo más que cerrar los ojos. El sueño le llegó bruscamente y cayó presa de él por completo.

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