6. Otra vez.
Capítulo 6.
—Sabes... nada de lo que pensé que iba bien, estaba yendo bien.— comento May mientras almorzábamos en Billy's Burger.
—¿Qué sucedió?— pregunté un poco pero muy poco interesada.
—Papá sigue hablando como si mamá no estuviera allí y me molesta. Cree que haciendo eso resolverá las cosas. Me desespera.— vi sus ojos caídos mientras contaba. Yo no sabia que contestarle. Se supone que tengo padres pero no sé lo que es tener un padre, ni mucho menos quiero saberlo.
—May, los problemas de tus padres son de tus padres. Duele verlos pelear pero son fases que atraviesa un matrimonio. No creo que todos sean perfectos.— trate de calmarla y sonar indiferente.
—Lo sé pero mi hermano es un idiota que no ayuda. Quedo yo en medio como una especie de solución y es horrible. No sé que hacer, Sky.— suspiro apenada y comió sus papas. Trague saliva. Esto me pasa por aceptar su invitación a comer algo solo porque tenia hambre.
—Pues... diles. Diles que eres una adolescente que ni siquiera sabe a donde irá en el futuro y lo que menos necesita ahora es ser la solución de dos personas que en realidad deberían apoyarte en el estudio y no creándote traumas.—
Había deducido que May no era tan falsa como creía, ella había estado los últimos días conmigo ya que estaba sola en el departamento. Sin embargo, lo que sucedía en su casa era bastante común en todas las familias, solo que las personas que pasan por eso no lo ven así. Sienten que nadie los entenderá o simplemente que los maldijeron. Ridículo. Yo ignoraría el problema.
—Espero que funcione y gracias por escuchar, tu familia no parece ser nada asi.— limpió su boca con la servilleta y nos levantamos del asiento. Ay May, ni siquiera sé como se llamaban.
—Ten, iré a prender el auto.— me entregó dinero y rodé los ojos. Por favor que el cajero no sea mi futuro compañero de clase como pasó con Ojos grises.
Por suerte no lo era, es más, era una chica pelirroja, ojos grandes bien celestes.
Les di los billetes y con un gracias me dirigí a la salida.
Sin embargo, en cuanto salí fruncí el ceño al ver a Noah con May en una conversación muy poco agradable.
—Ya te dije lo que ocurrió. Tú no quieres creerme.— habló Noah señalando a May.
—Lo que vi dice lo contrario. —
—Entonces ¿Para qué quisiste estar...?— May lo calló en cuanto me vio. Mierda. Quería escuchar que iba a decir.
Noah al verme se alejo de May y me sonrió.
—Hola Sky ¿Cómo estás?—
—Mejor que tú obvio.— murmuró May y quise reírme en ese momento.
¿Por qué pelean tanto?
—Sky ¿Quieres mi número? Necesito contarte algo sobre Cindy y Noel.— caminó hacia mi ignorando a May.
—Pásamelo y luego dime dónde nos reuniremos.—
—May se esta quedando en tu casa ¿Será que tus padres no están?—
—¿Quieres venir a mi departamento?— pregunté extrañada y observé a May detrás de Noah que me hacia señas de no aceptar.
—Claro que si.— May levantó las manos en dirección de Noah, dando a entender que quería ahorcarlo.
—De acuerdo.— me pasó su número en el momento que May entraba al auto.
—Adiós, cielo.— sonrió en mi dirección y quería vomitar, pero sólo me limité a asentir.
Me subí al auto y luego May lo puso en marcha.
—¿Cielo? Que ridículo, no puede ser más ridículo.—golpeó el manubrio.
Cielo. Ni Ellen cuando era niña me llamaba así.
—Es decir ¿Ahora conquista así a las mujeres? Es tan idiota. No debes permitir que vaya a tu departamento y no tengo la menor idea de como descubrió que estabas sola porque tu madre se fue de viaje.—
Gruñó al final. Mierda. ¿O a ella le gustaba y Noah no le prestó atención? ¿O ella es así?
—Si, es ridículo.— hablé aliviada cuando ya estaba aparcando en mi departamento.
—Adiós, nos vemos mañana. Llámame cualquier cosa.— tiró un beso volador y sonreí a penas.
Aparento una perra teniendo este tipo de pensamientos pero no me agrada tener contacto con personas así.
Saludé al portero de siempre y me adentre al ascensor, mientras las puertas se iban cerrando, una mano las interrumpió, levanté la mirada para ver quién era tan loco o loca para meter la mano en medio de las puertas del ascensor. Es de idiotas.
Ojos grises me observó algo enfadado, se metió al ascensor y presionó el botón.
—¿Qué haces con May? ¿No huele a perro?— murmuró lo último pero había escuchado perfectamente.
¿A perro?
—¿Qué haces tú aquí?—
cuestione.
—Te visito. Debemos hablar sobre Noah, Noel y Cindy.—
¿Cómo logro enterarse de Noah? Es tan persuasivo.
—¿Noah? ¿Quién es?— pregunté buscando mis llaves. Ya llegaríamos al departamento y lo dejaré afuera pero él presionó el botón de emergencia. El ascensor se detuvo.
—¿Qué mierda haces?— iba a presionar el otro botón de no ser por él que agarro mis brazos y los dejo en mis costados, con una fuerza impresionante.
—Sabes quién es Noah, y no debes juntarte con él ni con May.— habló serio. Noah hasta el momento de hoy, se muestra como una buena persona.
—No me dirás que hacer.— levanté la barbilla para que sepa que hablo enserio.
—Oh si que lo haré.— sonrió engreído y sus ojos brillaron.
—Cállate y escúchame.— por un momento quise hablar pero algo me lo impedía.
No podía hacer nada, ni abrir la boca. Era extraño y no quiero sentirlo, quise pensar en otra cosa pero él estaba frente de mi hablando de estupideces.
—Noah no es de fiar y May fue amiga de él durante el tiempo donde vivían Cindy y Noel. No quiero saber que te contó sobre nosotros pero es mentira. Todo lo que digan es mentira. ¿De acuerdo?—
Lo miré por un largo tiempo, no puedo creerle porque ellos no me contaron nada de 'nosotros'.
Hice lo posible para poder hablar hasta que la vista se me nublo.
No, ahora no.
Era todo negro, el cielo y el bosque, parecía una película de terror, las ramas eran muy curvadas de esos árboles oscuros.
Mi vista se desvío a una cabaña un poco deteriorada pero parecía muy cálida u hogareña.
De ella sale una señora con delantal de cocina, observó a mi dirección y una 'pequeña yo' salió corriendo hacia ella para abrazarla. El mismo chico ya estaba dentro de la cabaña. El mismo chico que había soñado estaba en esta visión.
Otra vez.
Su rostro sería un misterio para todo el mundo, jamás sabría quién es.
—Gracias por traerla.— habló la señora y era la primera vez que algún protagonista de mis visiones hablaba. Produjo un dolor intenso en mi cabeza. Su voz fue distante y rasposa, era extraña.
Cuando levanté la mirada logré ver su sombra, pero nunca su rostro.
La imagen se desvanecía y luego sentí un temblor, uno en mi cuerpo.
Mis ojos se abrieron y chocaron con los de él, que me miraba aterrado, asustado y muy nervioso.
—Habla.— no me había dado cuenta que no tenía la boca abierta y en cuanto lo hice, tomé un bocado de aire y respire agitado.
Sentí una suave tela entre mis dedos y eran mis sábanas, mi colcha, me había traído hasta el departamento y quizás entro con mi llave.
Me sostuve de su brazo mientras respiraba más regular, me había traído hasta aquí desde el ascensor. Estaba sentado en mi cama con mis piernas a su lado. Creo que esta visión me canso demasiado por el hecho de que por fin alguien había hablado. ¿Será eso? ¿Serán visiones o recuerdos? ¿Qué son estás mierdas? No entiendo aún el significado.
—¿Estás bien?— colocó su mano en mi cintura y asentí mirando el suelo.
—Me imagino que usaste mi llave para entrar al departamento, no la forzaste.— susurré cansada, él sonrió de lado.
—Si, no soy como tú.—
—¿Cómo yo?—
—Distraído. Como tú.—
—¿Yo soy distraida? Tú eres insoportable como siempre. Además May y Noah no hablaron nada de nosotros, no sé que piensas pero nosotros tampoco tenemos nada.— expliqué retomando aire.
A pesar de lo que hizo no olvidé lo que me había dicho en el ascensor.
Me había enojado y me sentía extraña conmigo misma, mi actitud es muy bipolar.
—Escucha...—
—No. Debes irte. Necesito hacer algo.— recordé que debía dibujar mi visión o esa cosa y no quiero que él lo sepa.
—No me iré. Y no podrás gritar para que vengan a buscarte.— me observó con el semblante serio y reí. Maldito.
—Si, claro. Vete ahora. Llamaré a la policía.— me levanté de mi lugar pero agarra mis hombros.
—¿Qué es lo que ocurre contigo? ¿Puedes decirme que fue eso del ascensor?— me sacudí al instante.
—No debe importarte.— lo empujé dispuesta a irme pero me detiene.
—Espera.—
—¿Qué espere? ¿Puedes...?— me calló con sus manos. Me arrastro hacia al armario y me empujó dentro de él.
Movió algunas perchas y él se quedó allí.
—No digas nada.—susurró en mi oído y no entendí a lo que se refería. ¿Por qué debería callarme?
Se escucharon pasos en el pasillo y algo metálico, rayando algo. Un olor horrible repugnó en mi habitación, era extremadamente intenso y asqueroso.
La figura entró a mi habitación pero no entendía quién pudiera ser.
Caminó en mi espacio, como si lo conociera de memoria. Alzó algunas cosas con sus manos y las regresaba. Eso olería asqueroso, probablemente lo tenga que tirar.
Escuché como abría mis cajones y me asusté en pensar que podría revisar el armario, pero no entendía quién era esa persona y por qué estaba haciendo eso.
Miré a Ojos grises y este tenía el ceño fruncido, creo que sintió mi mirada y me observó, no había sacado sus manos de mi boca y eso lo detestaba, quería respirar bien pero quizás esa cosa o ese pueda escucharme.
—Siempre rebelde...— escuché que susurró la persona pero no reconocía la maldita voz. Era gruesa y pesada.
Observó algunas que otras estupideces y salió de allí, dejando todo como estaba, para no darme cuenta de lo que había hecho, pero lo sabía perfectamente.
Me separe un poco de él y esperé a que haya otro ruido que me indique sí la otra cosa seguía en el departamento, pero al no haber nada me dirigí a Ojos grises.
—¿Qué fue eso?— susurré aún con temor de que volviera esa cosa con olor, él me observó y puso su oreja en la puerta del armario.
—Sí no respondes, te golpearé donde más te duele.— crucé mis brazos.
—No te golpearías a ti misma.— murmuró pero lo había escuchado y eso me hizo dudar aún más.
—Dime quién era, ahora.—
—¿Piensas qué lo sé?—
—Hace unos minutos no sabía que eso estaba en el departamento pero llegas tú y si lo sabes y me escondes. Así que habla.— frunció el ceño enojado o rendido pero no me importaba, él iba a responderme.
—Era una...Manegra.— agacho su cabeza.
—¿Manegra? ¿Y qué es eso?—
—Es como...es...debo irme.— quiso abrir la puerta del armario pero lo pateé.
—No te irás. Dime que significa.— agarré su brazo de una forma impresionante.
—Suéltame.— miró mis ojos pero no hice caso.
—Suéltame.— repitió más alto, no lo iba a hacer, frunció el ceño al ver que no lo lograba.
—Espero la respuesta.— hablé mirándolo a los ojos, ninguno tenía la opción de salir ahora de ese armario, no hasta que me diga que significa Manegra. Algo que jamás había leído en mi investigación de años sobre cosas sobrenaturales.
—Digamos que es...alguien que trabaja para alguien más superior a él. ¿Contenta? De acuerdo. Adiós.— me empujó lo más que pudo y caí sobre las cajas de zapatos. Idiota.
Salió del armario y seguramente de la habitación, me debe muchas respuestas.
Salí de allí tirando un zapato a la esquina del armario, me lo había clavado en la espalda. Miré mi escritorio y dudé en tocar las cosas, quizás dejo algo venenoso o no lo sé.
No puede ser cualquier persona porque olía terriblemente asqueroso y dudé en que fuera un desconocido mío, porque sabía exactamente donde estaban las cosas. Nadie había entrado al departamento, salvo May, Ellen y ahora Ojos grises.
Noah no sabía, no le había mandado el mensaje con mi dirección pero si tenía mi número. ¿Se podrá rastrear? ¿Eso es lo que hizo? Me estoy volviendo loca. ¿Por qué lo haría si no le hice nada malo? Apenas lo conozco.
Agarré un libro que había tocado esa cosa y lo analice, no había nada fuera de lo común ni olor, parecía como si nunca lo hubiera tocado.
Mi vista se desvío al suelo, donde había una foto. Fruncí el ceño al no reconocerla, era yo de pequeña, o parecía ser yo. Tenía el mismo osito de mis recuerdos, estaba sola o quizás estaba cortada la fotografía.
Ver eso me recordó que debía dibujar mi sueño, el que tuve en el ascensor. Busqué el libro en mi biblioteca y comencé una hoja nueva, puse las ramas, los árboles secos, cada centímetro de la cabaña y lo que podía recordar de la señora.
Ojos grandes, marrones como su cabello, su delantal de cocina y la sonrisa que me había regalado.
Más atrás dibuje el torso de ese chico, cada línea era un misterio, que debía resolverlo yo misma.
~~~~
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro