41. Dylan.
Capítulo 41.
Dylan.
—¿Me has escuchado?— pregunto al observala un poco perdida.
—Mmm...¿Si?— susurra y sonreí.
—Aqui va.— agarré una de las piezas de rompecabezas y la guíe a donde va.
—¿Y esta?— miró la pieza y era una parte de la flor.
—¡Aquí!— gritó sonriendo y la puso.
—¡Muy bien!— reí al verla intentar bailar.
—Skyler.— la llamó su madre y Sky dejó de jugar para ir a abrazarla.
—Ve a la cocina, papi esta con galletitas.— Sky chilla de alegría y corre a la cocina.
—¡No corras!— le grito y me observa.
—Lo siento.— susurra pero puedo oírla. Luego, camina hacia la cocina.
Joder. Es tan tierna y adorable que haría todo lo que fuera para tenerla a salvo.
A pesar de que la encontré muy temprano, siento la sensación de que tuve suerte en hallarla. Muchos la encuentran después de siglos, aun que con ella tarde un poco en que venga a mí pero es muy pequeña para saber sobre toda la verdad.
—Deberías dejar de quitarme tiempo con mi hija. La tienes siempre tú.- murmura Linda.
Me giró a verla confundido por su actitud.
—Es mi alma.—
—Es mi hija y no puede estar siempre contigo. A mi ya no me queda mucho tiempo.—
—Siempre se las dejo, menos los fines de semana porque los arcángeles ven lo que hago, junto con el consejo.—
—¿En serio dirás que tus padres no están de acuerdo a que no pases tiempo con tu alma?—
—Son mis padres. No los tuyos, y sé como son.— contesté ya hartándome.
—¿Quieres que te la deje aquí?—
—Si.—
—No quiero que corra riesgos. Mantén las cortinas cerradas y las puertas con seguro...—
—Sé mantener a mi hija a salvo.—
—¿Tengo que recordarte lo que ocurrió en el restaurante?— murmuré acercándome a ella.
—Fue un error de su padre.—
—Pues, cuando me vaya, no quiero ningún puto error.—
Me había enfadado. Es su madre, mi "suegra" pero no le da derecho a que me aparte de su hija. Fui hacia la cocina donde ella estaba sentada jugando con las galletitas de animalitos, su chocolatada estaba frente a ella y puedo jurar que estaba hirviendo.
—¿Tú has preparado la leche?— James me observa y asiente antes de volver a leer el diario.
—Esta hirviendo para ella.—
—Sé como cuidar a mi hija.—
—No estoy tan seguro.— agarré la tasa de Sky pero su mano me interrumpe.
—No me hables así, blanquito.— miré a Sky que estaba observándonos con miedo de voltear la tasa.
—Suéltala o se caerá en ella.—
—Esta bien para mi hija.— quería soltarla pero sabía que él estaba usando demasiada fuerza que rompería la tasa salpicando a Skyler. Asi que lo hice rápido, solté la tasa y ocurrió lo que pensé pero antes de que Sky se queme, la sujete del brazo y la tironee hacia mi, demasiado rápido como para que caigamos al suelo.
—Eres un idiota.— murmuré para que oiga.
Ese día había salvado a Sky de un accidente donde los humanos tardan en sanar. Las quemaduras no son nada lindas y menos para una niña.
Miré a Sky que con sus pequeños brazos me abrazaba el torso.
—Tengan más cuidado con su hija porque sí le llega a pasar algo por culpa de ustedes, yo los acabaré.—
Me levanté con ella y a los pocos minutos apareció Sasha, mi amiga bruja.
—Hoy se queda. Asi que vete.— murmuró Linda pero no me iría a ningún lado. Ella estaría en peligro cerca de ellos.
—No pienso dejarla.—
—Es una orden.—
—Tranquila niña, que aquí esta olvidando que hay una bruja.— habló Sasha apoyándome.
—Y tú estás olvidando que aquí hay un licántropo.— en los ojos de Sasha vi algo de temor pero lo ocultó bien.
—Dylan.— bajé la mirada a Skyler que me observaba despreocupada.
—¿Me regalas el rompecabezas?— sonreí bajando a su estatura.
—Claro que si.— sonrió.
—Gracias, ojos grises.— al terminar de decir eso, su padre la sujeto y deduje que la llevaría a su habitación.
—Ahora vete.— de mala gana busqué ayuda en Sasha pero no aportaba nada.
—Es mejor irnos por hoy, Dylan.— apretando los puños, dejé a esos padres idiotas con el mejor tesoro del mundo.
No estaba convencido. No me gusta nada dejarla con ellos. A pesar de que son sus padres, no todos son buenos.
Todavía seguía lloviendo y por culpa de eso, Sky casi se enferma. Linda había dicho que no se mojó demasiado pero si estaba algo resfriada.
—¿Sabes que no te prohibirán verla?— preguntó abriendo su paraguas. A mi me daba igual mojarme pero, de igual manera, ella me cubrió con el suyo.
—No dejaré que lo hagan.— se encogió de hombros.
—Ellos tienen el derecho. Son sus padres.—
—Yo soy su alma gemela. No deben.— repuse furioso.
—Sasha ¿estás de mi lado o no?— rodó los ojos.
—Dylan, eres mi amigo. Jamás dejaría que algo te suceda y menos sí te alejan a tu alma gemela. Ayudaría en lo más posible y lo sabes.— explicó mientras abría la cerradura del departamento.
—Pero no puedes luchar contra ellos. Skyler es un peligro para varios, no sabemos que puede hacer y que no.—
Entramos y fui a la cocina para prepararle chocolate caliente a ella y a Zoé.
—Lo sé pero estaré para ayudarla.— negó con la cabeza.
—Creo que sería mejor que te apartaras y la busques cuando tenga edad suficiente.—
—Ha pasado toda su infancia a mi lado.- comencé a aclarar mi punto.
—No me separare de ella ni mucho menos la dejaré con alguien a quién no confío. Sabes como es James.-
—Es su padre. Es un imbécil pero es su padre.— negué.
—Yo estuve cuando debía cuidarla y alimentarla. Yo la salve millones de veces mientras acampábamos. Yo estuve cuando lloró por primera vez. Yo estuve cuando sonrió. Yo estuve cuando por primera vez caminó. Cuando habló y yo estuve cuando nació.— la miré.
—No me alejaré y él lo sabe. Por culpa de ellos, Sky debe estar huyendo todo el tiempo.—
—¡Dylan!— vino Zoé corriendo hacia mi y la levanté en brazos.
—Brujita.— sonreí cuando me sacó el lado amargo que estaba sintiendo.
—Ven a tomar chocolate.- le indicó su madre y fue con ella.
—Dylan.— me llamó y me senté frente a ellas.
—Tienes razón pero no puedes hacer mucho. El es un lobo y la mordida de un lobo te mataría. ¿Quieres provocarlo y que te muerda? ¿Dejarías a Skyler?—
—No...—
—Pues no lo hagas enfadar. Porque sabes que enviaría a sus perros y te harían lo peor.— no dudé un segundo. Estaba en lo cierto y eso me molestaba.
—Yo solo quiero...— no terminé de hablar porque sentí su miedo. Su grito dentro de mi e inmediatamente vi lo que ella veía. Estaba cubierta de agua y detrás de alguien que no pude descifrar.
Volvió mi vista y me levanté de un tirón.
—Skyler.— le susurré a Sasha y me observó preocupada.
A la velocidad de la luz comencé a correr sintiendo su miedo, su desesperación, su llanto y sobre todo su terror al presenciar ese momento.
Observé que había un auto sobre un callejón, parecía que cerraba el paso así que asesine a los que estaba allí.
Miré hacia el callejón donde había un lobo sobre Linda, seguramente buscando su corazón pero ella seguía luchando.
A lo lejos pude ver a James luchando con un vampiro mientras gritaba como sádico. Maldito loco.
Y allí estaba. Cubierta de agua, con sus rodillas al pecho mientras sentía frío y miedo. Lloraba de tristeza que provocaba un dolor en mi pecho. Uno que jamás sentí.
No me importó el tipo que quiso apuñalarme. No me importó que Linda este por morir. Ni tampoco me importó romper cuellos de vampiros. Sólo la quería a ella en mis brazos para que todo este bien.
—Dylan, llévatela.— habló James mientras mordía a un vampiro.
Tomé en brazos a Skyler y la llevé conmigo.
—¡Que no la encuentren! ¡Ocúltala con algún humano!— me gritó pero me concentré en llevarla a ese auto que estaba allí.
Abrí la puerta trasera y la senté.
—Tranquila. Tranquila, ya pasará.— limpié sus lagrimas y me observó.
—Mi mamá...—
—Ella te ama ¿Si?— asintió y besé su cabeza.
—Yo te protegeré.— le puse el cinturón y fuí a poner en marcha el auto.
Un lobo se interpuso en mi camino pero lo esquive lo suficiente para después empujarlo contra un poste.
—Sasha.— la llamé por teléfono.
—¿Dylan? ¿Qué ocurre?—
—Necesito que vengas a mi departamento. Ahora.— doblé en la esquina y pise el acelerador.
—Ya estoy yendo pero Zoé...—
—Tráela.— corté la llamada y miré a Skyler. Todavía estaba llorando y miraba todo a su alrededor de forma asustada.
Me sentí pésimo.
Mientras más veía caer sus lágrimas, más me convencía de lo que debía hacer.
Aparqué en el estacionamiento como quise y antes de salir me saqué la chaqueta para cubrirla de la lluvia.
Se la coloqué en la cabeza y corrí a la puerta de atrás para entrar.
Usé mi velocidad para subir las escaleras y abrí la puerta de una patada. La llevé a mi habitación y la envolví en una toalla seca mientras encendía la calefacción por unos minutos.
Comencé a empacar un poco de su ropa que había aquí y algo de la mía.
—Tengo...frío.— me giré y volví con ella.
—Lo sé, lo sé nena pero ya no lo tendrás ¿de acuerdo?— asintió confundida y quiso abrazarme pero no la deje.
—Estoy helado, te hará peor.— murmuré. Le saqué su pequeño vestido y sus calzas para llevarla al baño.
Puse agua caliente para llenar la tina mientras ella titiritaba. Al estar llena, la metí y le dije que se mojara todo el cuerpo.
Salí de allí y reanude mi tarea. Me sentía desesperado. Debía sacarla lo más antes posible para que no la encontraran.
—¡Dylan!— me llamó y fui a buscarla. Verla toda mojada y jugando con el agua me hizo sonreír. Haciendo que en ese momento, me detuviera.
—No siento frío.— asentí y la bañé antes de sacarla.
La cambié sobre la cama y le tendí mi teléfono para que se entretuviera. Una vez que terminé, coloqué una manta sobre ella y frote mis manos sobre ella, para que tenga más calor.
—¿Dylan?— me llamó Sasha.
Cubrí a Sky con la manta y la tomé en brazos.
Fui a la sala donde estaba Sasha y Zoé.
—¡Sky!— gritó la brujita. Ambas se llevaban bien. Jugaban varias veces pero Sky no recordaría eso.
—Zoé.— susurró sobre mi hombro y observé a Sasha un poco desesperado.
—Debes hacerlo.— en su mirada vi algo de inseguridad.
—Dylan, piénsalo bien.—
—Me dijiste que me ayudarías.— recordé tajante.
—Ayúdame.— miró a Skyler por unos segundos.
¿Era una mala idea? Si, lo era. ¿Pondría a Skyler a salvo? Si, sin duda. ¿Me alejaría de ella por eso? Lamentablemente si.
—De acuerdo.— me apoyó y cerré los ojos sintiéndome bien. Por lo menos ella no recordaría hasta su transformación.
—Hazlo.— asintió y le pidió a Zoé que vaya a mi cuarto.
—¿Sky vendrá a jugar?— Sasha asintió algo triste y dejó que su hija se vaya feliz.
—Le dolerá.— me advirtió.
—Casi ve a su madre morir.— susurré para ella.
—No puede recordar eso hasta que sea grande. Cuando se vuelva vampiro, ahí recordará.—
—Puedo usar un hechizo pero no podrá decir tu nombre. Será como un ancla. Cuando lo diga, sus recuerdos volverán.—
¿No diría mi nombre? Miré a Sky que se concentraba en jugar con el hilo de mi campera.
—Esta bien.—
—Siéntala allí.— la dejé sobre el sofá y Sasha se puso frente a ella.
—Sky, cierra los ojos.— mi alma los cerró, algo dudosa pero lo hizo. Puso la mano en su cabeza y murmuró.
—Aperi et mens obliviscatur.—
—¡Ah!— gritó Skyler y Sasha no se detenía. Me dolió. Dolió con si me arrancaran cada extremidad. Cada parte. Sentía que atravesaban varias cosas en mi corazón.
Era necesario. Debía olvidar para que no le doliera.
Se detuvo y me pidió que me alejara. Miró a Skyler que yacía sobre el sillón, desmayada.
—Ya esta hecho.— tomé en brazos a Skyler.
—¿Qué harás?— murmuró.
—Dejarla con un mundano.—
[*]
Entré por la ventana y dejé a Skyler sobre la cama que estaba descubierta.
Salí de la habitación para buscar alguna asistente social.
—¿Qué hace aquí?— preguntó una voz detrás de mi.
Su nombre era Ellen, tenía un cartelito donde la ponía en la sección de asistente social.
La tomé de los hombros y miré sus ojos.
—Skyler Johnson, la niña de cabello chocolate. La encontró de bebé en un parque donde salió en las noticias. Usted se hizo cargo y simulo buscar casas de acogida para ella pero no lo hizo. La cuidara y tratara como su hija.— asintió ante mi hechizo.
—Ahora vuelva, haga un registro y llévela consigo.— se retiró como un robot y comenzó a hacer lo que le dije.
Volví a la habitación y la observé dormir.
Jamás dejaré de cuidarla.
[*]
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