39. Lobos.
Capítulo 39.
La puerta se abrió dejando ver a Dylan con el entrecejo arrugado.
—Sé que estas enfada...—
—Enfada es poco, estoy furiosa.— me dirigí a la cama y me senté con los brazos cruzados. Odiaba esta sensación.
—A mi no me gusta nada su repentina aparición.— se sentó a mi lado y me rodeo con sus brazos.
—A mi me molesta que no me haya buscado en el ámbito de...—
—Los vampiros.— suspire.
—Exacto.— comencé a jugar con mi collar
—Es hombre lobo. No creo que venga con los mosquitos.— reí.
—Pensé que lo haría por mi. Después de todo soy su hija.— murmuré y sentí su cuerpo un poco tenso. Me gire a verlo a los ojos pero su rostro no me observaba. —¿En qué piensas?— pregunté.
—No quiero que te vayas con él.— fruncí el ceño.
—¿Cómo?—
—Que no quiero que me dejes. Tu padre querrá que estés con él y no puedo aceptar eso. No quiero.—
—Suenas algo egoísta.— me separé un poco.
—Lo sé pero no quiero que me separe de ti.—
—¿Por qué dices que lo hará? Yo pasaría tiempo con él porque creí que estaba muerto pero no sabemos si en verdad es él. Quizás es otro lobo que se hace pasar por él y la única persona que podría identificarlo eres tú o tal vez yo por la foto que me mostraste.— me observó.
—Solo... prométeme que vendrás conmigo a donde sea.— sus ojos estaban algo temerosos pero aun así lo prometí.
Luego de hablar fuimos a la sala donde estaban sentados May y Noah. La verdad, es que yo tampoco tenía ninguna intención en separarme de Dylan. Eso me hace sentir extraña. Podía jurar que hace unos meses no lo conocía y ahora no puedo separarme de él.
—¿Saben que es luna llena?— mi corazón se paro.
—Dylan, me habías dicho que era mañana.— lo miré y bajó la vista.
—Te lo iba a decir pero no quería que te sientas nerviosa.— abrí mis ojos.
—Pues no funcionó.— pasé ambas manos sobre mi rostro. —¿Qué tengo que hacer?— miré a Noah.
—Tú, esperar mientras llamamos a Zoe para que saque el escudo que protege la cabaña y dejarte salir al bosque.— suspire.
—De acuerdo, llámenla. Estaré en la cocina.— caminé hacia el estante y saqué galletitas.
¿Por qué tengo hambre todo el tiempo? Ahora quería galletitas dulces. Abrí un paquete y las devoré mientras pensaba en lo que pasaría esta noche. Maldita sea la vez en que mis padres se embarazaron.
Aunque pensándolo bien, mi madre estaba muerta ¿Cómo hizo para tenerme? Todo su sistema estaba muerto pero él de mi padre no.
Sería diferente sí mi madre fuera licántropo y mi padre vampiro. ¿Los vampiros aun tienen sus espermatozoides?
Abrí mis ojos.
Jamás me había cuidado con Dylan.
Siempre pensé que estaríamos bien, es decir, sin situaciones de otro alcance.
Abrí otro paquete pero de galletitas saladas, mientras comía, me preparaba un té.
Deberé preguntarle a Zoe, aunque no quiera hacerlo.
—¿Preocupada?— miré sobre mi hombro.
—Hambrienta.— sonrió y se acercó.
—Estamos corriendo un grave riesgo dejar a Noah y Dylan, allí solos.—
—Lo sé.—
—Zoe viene en camino asique en cuanto quite el escudo, podrás salir a ser una híbrida.— puse una mueca.
—¿Qué hora es?— me serví el té y ella suspiró.
—Falta poco para las once.— asentí y me senté en la mesada de la cocina.
—No sé como haré. Si Cindy estuviera viva, le diría que tome el puesto porque yo no lo quiero.—
—No es tan difícil. Sólo eres la que controla a los jefes de cada clan, es decir, vampiros, manadas, aquelarres.—
—¿Yo les ordeno que hacer a los jefes de las especies?—
—Prácticamente hay leyes. Cada especie tiene la suya, como por ejemplo, en los vampiros, una vez que se encuentra a su otra mitad, no pueden seducirlos o intentar que se separen. Se pertenecen.—
—Que posesivo.—
—A mi me parece hermoso. Dos personas se aman sólo a ellos sin que nadie los interrumpa, aunque siempre hay excepciones. Hubo veces que impedían eso y las asesinaban, mayormente mujeres eran las seductoras.—
—¿Y cómo son los licántropos?— sonrió.
—Muy celosos, sí alguna vez besaste a alguno, ya has perdido. Te tienen entre la espada y la pared. Lo eliges a ellos o lo eliges a ellos, no te dan opción pero cuando se trata de la persona que es tu fuego, como le decimos, es lo mejor que hay.—
May sabía de tantas cosas, que no podía creer que no haya una escuela para lo sobrenatural. Debería existir una, yo asistiría.
—Sabes mucho.— se encogió de hombros.
—Leo mucho. Siendo licántropo los primeros días no es tan fácil.—
—Me lo imagino.— tomé un sorbo de té.
—Recuerdo que Noah era muy frío con todos. Siempre lo fue desde que se convirtió. Ahora había cambiado, pero antes me fue imposible regresarlo a lo que era.— sonrió recordando.
—¿Ustedes son...?—
—Si. Desde que me convertí, ambos lo sentimos, pero cuando estuvo con esa zorra, terminamos y me enojé mucho con él. Me había dolido. Casi parecido como tú te has enojado con Dylan, cuando supiste todo.—
—Debió ser horrible. Tu otra alma te haya engañado.— asintió.
—Ahora esta diferente. Desde eso, me quiso recuperar de maneras inimaginables. Hasta que tuve tu opinión de perdonarlo.— me sostuvo la mano y sonreí.
—Él hará las cosas bien, sino yo seré su muerte.— murmuré tranquila.
Al rato llegó Noah diciendo que ya había venido Zoe con Jean. May volvió para ir al baño y yo salí a la parte trasera. Estaba Dylan apoyando en un árbol y Zoe hablando con él. A su lado esta Jean, que al instante de verme se acercó con los brazos abiertos. Lo recibí obviamente, porque lo había extrañado.
—Lamento no haber estado.— me separe.
—No te has perdido de nada.— sonrió pero luego me inspeccionó.
—Joder, ya eres chupa sangre.— rodé los ojos. —¿Ya has bebido sangre? ¿Te alimentas así o aún eres humana y sigues comiendo normal?—
—Sigo siendo humana, idiota. Puedo comer comida y beber sangre.—
—Eres lo más raro que he conocido.—
—Créeme, yo misma me sorprendo.— sonrió y vino Dylan con Zoe, que ya lo miraba mal. Antes de que pudiera hacer algo May se acercó para sujetarme del brazo. —¿Qué ocurre?—
—Nada. Sólo que tienes que estar alejada de la cabaña para realizar esto.— murmuró y asentí con cuidado.
Mientras me alejaba del resto yo miré mi alrededor viendo los árboles altos y densos por las hojas.
De acuerdo. Aquí vamos de nuevo.
—¿Qué debo hacer? ¿Se supone que debo esperar o algo?—
—Llega cuando menos lo esperas.—
—Esta bien.—
Miré a los chicos y vi a Dylan "hablar con Jean" e hizo que rodara los ojos. ¿Es que acaso no puede dejarlo en paz? Zoe estaba intercambiando palabras con Noah y ambos estaban preocupados. ¿Por qué estarían así? Todos estamos bien.
Vi a Noah correr hacia la entrada y sentí a May tomarme del brazo aún mas fuerte.
—Iremos más lejos para que destruyas los arbustos.—
—Tenemos que avisarles a los chicos.— susurré mirando su espalda.
—Ya vendrán.— giré mi vista y vi a Noah que estaba trayendo a May en brazos.
Estaba ensangrentada y parecía inconsciente. Miré a Dylan en el momento en que sentí la mano de la supuesta May sobre mi pecho, haciendo que atraviese algo dentro de mi cuerpo.
Era todo en cámara lenta. Al momento que regrese mi vista a May, que ahora sonreía y poseía ojos amarillos, lleve mis manos al pecho y vi que tenía una hierba, haciendo que todo en mi interior doliera. La tiré mientras gemía y me inclinaba hasta el suelo.
¿Era el mismo chico de ojos amarillos? ¿El mismo de aquella vez?
Sentí mi cuerpo caliente, mis huesos grandes y una necesidad tremenda de beber sangre. Quería sangre. Miré a mi alrededor en busca de alguien y vi que Dylan peleaba con un lobo. Joder.
Lancé un grito y sentí como todo mi cuerpo crecía. Se volvía cada vez más pesada mi espalda y mis manos dolían.
Sentí todo pesado y tenía bastante dolor.
De un momento a otro, cuándo abrí los ojos, miré el césped. Se veía tan cerca que cuando quise tocarlo, vi una pata de animal. Era blanca. Joder. Un lobo blanco. Soy un lobo blanco.
Escuché una risa e inmediatamente subí mi vista.
—¿Lindo no?— preguntó el de ojos amarillos y me enfade.
Maldito. Había alterado mi transformación.
No hablé. No podía hablar, y cuando quise saltar frente a él, desapareció.
Busqué a Dylan con mis ojos y lo encontré a metros de mi. Con los ojos preocupados o con un millones de sentimientos que no tenía idea.
Caminé un poco y escuché un llamado proveniente de él.
—¿Fue el mismo chico de ojos amarillos?— asentí y espero que haya entendido. —Mierda.—murmuró pero lo escuché bien.
Vi detrás que había dos personas más pero no era ninguno de mis amigos. Comencé a gruñir y me lancé hacia uno. Tomé su cuello y lo mordí, sintiendo su sangre en mi paladar. Al otro que iba por Dylan, sujete su tobillo y lo tiré al suelo. Mordí su pecho en busca de su corazón y cuando vi que estaba desecho, me alejé.
¿Ahora asesino sin remordimiento?
—Sky.- me llamó y vi aparecer más personas entre los árboles. Vi un lobo negro venir a por nosotros y no tardé en gruñir. Zoe debería cerrar el portal.
Un lobo marrón se abalanzo sobre mi y no dudé en intentar morderlo. Mientras que Dylan estaba peleando con otro, al igual que los chicos. Quería preguntar donde estaba Zoe y Jean pero no podía hablarles.
Sentí como empujaban al lobo que estaba sobre mi y este chocó con un árbol, partiéndolo.
—¡Alto!— escuché la voz gruesa de alguien. Me posicione para defenderme y vi que era un hombre, bastante grande el que me había "salvado".
Se giró hacia mi y me observó detenidamente. Casi siendo mi cabeza rodar en el suelo. Era mi padre. Lo sabía por el olor y el parecido de la foto.
Miré a mi alrededor y estaban varios lobos y personas que acompañaban a mi padre. Más atrás estaban los chicos.
—Hija.— se aproximo hacia mi y acarició mi cabeza. —Después de tanto tiempo.— quería sonreír porque ahora podríamos estar juntos pero lo único que hice fue olerlo y frotarme contra él. —¿No piensas volver a tu forma humana?— miré a su alrededor y me observé. Quería correr todo el bosque así. —No quieres.— rió e hizo una señal para que sus seguidores se vayan. El lobo negro pasó por mi lado y me observó. Quizás se estaba preguntando ¿Ella es hija del alfa?
Miré como se convirtió y vi que destruyó su ropa. Así que cuando me convierta deberé taparme con algo. Me indicó que corramos hacia alguna parte y no me queje. Sin mirar atrás, me adentre a los bosques junto a él. En mis patas sentía el suelo pero en el aire, sentía la naturaleza en el viento y el sonido eran mis pasos junto con los de él.
—Te extrañe mucho mi niña.— habló pero supe que esa conexión sólo lo tenían los licántropos.
—Debiste buscarme antes.— aún seguía con rencor.
—Lo sé.— paro de correr y vi que había una especie de cascada. —Pero era peligroso.—
—¿Y ahora no lo es?— mire la cascada y se sentó a sus pies.
—Eres híbrida. Ya nada puede vencerte.— quise sonreír pero me salió cabecearlo. —Tu madre era igual de impulsiva y muy a la defensiva.—
—¿Siempre atacaba antes?—
—Siempre estaba preparada. Jamás salió a batallar sin prepararse.—
—Me alegra tener algo de ella.— se acostó en el césped.
—Me gustaría que vengas con nosotros. Puedes traer a tus amigos, ya que nadie te intervendrá en tus decisiones.— lo consideré.
—¿A una aldea?—
—A mi aldea. Seguramente te gustará.—
—¿Desde cuando estas aquí?—
—No mucho. Escuché rumores que había una chica la cuál mató a unos vampiros pero decían que era humana. Estaba en Francia y volé hacia aquí. Tarde en encontrarte pero mientras lo hacia, muchos me reconocieron y quisieron seguirme. Quisieron formar una manada.— asentí y caminé hacia el agua. Me observé y tenía sangre en mi boca. Rápidamente comencé a beber agua para que saliera y para quitarme el sabor de otra sangre.
En cuanto terminé, lo miré.
—Quiero ir contigo.— sentía esta sensación de estar con mi padre, a pesar de estar algo enfadada. Quería quedarme con él por mi intriga hacia el mundo de los licántropos.
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