34. Lo siento, cariño.
Capitulo 34.
—Puede ser ella y es la única que conocemos. Debemos ir con Jean para preguntarle sobre su maldita madre y listo. Luego vamos con ella...—
—Despacio, Skyler. Primero averigüemos sí es su madre. El resto se dará con el tiempo.—
—Yo no tengo tiempo Noah. En unas semanas seré híbrida, asique ayúdame.—
—Ya lo veremos. Tranquila.—
—¡No! ¡Tengo que enfrentar a ese idiota y ya no seré humana! ¡Luego de mi último cumpleaños debo controlarme y no podré buscar nada! ¡No tendré la vida que tengo ahora!— grité ya enojada. Necesito respuestas y ahora. —Vamos a tu casa y hablemos de esto con Jean. ¿De acuerdo?—
—Escúchame enana ¿Puedes calmarte? Estamos ayudándote.— se giró May para verme.
—No juegues con mi estatura.— la señale con el dedo y Noah rio. —Se los agradezco pero debemos hacerlo rápido.—
—Ya veremos... enana.— me miró por el espejo retrovisor y lo miré desafiante.
—¡Noah!— gritó May y vimos un auto al frente. Abrí mis ojos y grité con toda mi fuerza por el susto y vi que este se desvío. No nos golpeó. ¿Qué carajo? ¿Nosotros lo esquivamos?
—Esta detrás.— giré la vista y otro auto apareció de la nada. Uno estaba a nuestra derecha y comenzó a empujarnos.
—Claro. Ahora vienen a asesinarme, otra vez.—
—¡Skyler no es el momento!— gritó Noah apretando el acelerador.
—¡Si lo note!— May gritó cuando otro auto nos empujó por detrás.
—Sí nos convertimos podemos combatirlos.—
—Skyler ya gritó, llamó a Dylan. No sé cuantos son.— miré a los costados y las calles estaban vacías. Solo estaban esos dos o tres autos y nosotros.
—Mierda, mierda, mierda...— susurré pensando mientras me sujetaba de los asientos.
Quizás podamos perderlos, deben ser dos o tres por auto así que serían nueve u ocho. Escuchamos una explosión por detrás nuestro. Vimos al auto chocar con un poste y quedarse allí. Sentimos otro empujón del lado derecho y era ese auto negro. Noah giró por una calle y después entró en un callejón un poco angosto.
—¡Bájense! ¡Ya!— May abrió la puerta pero yo me quedé allí.
—Noah.—
—¡Vete!— May me jaló hacia afuera.
Noah comenzó a manejar y los autos lo siguieron mientras May corría conmigo hacia otra dirección.
—De acuerdo, hay una cabaña en dónde puede ayudarnos que no esta lejos y no estarás sola, esta a unos metros dentro del bosque.— habló mirando su teléfono y corriendo conmigo.
¿Bosque? Miré por detrás de las casas y había varios árboles. Quizás por ahí.
—May, debemos ayudar a Noah.—
—Primero debemos salvarte a ti, Skyler. A donde estamos yendo, no pueden entrar los vampiros, a menos que tu los invites.— doblamos una casa y corrimos para ingresar el bosque.
¿Dónde estaban las personas? No había nadie allí.
—Debimos suponer que estarías demasiado expuesta.— comenzó a llevarme al denso pasto verde que no cortaba nadie de la zona.
—No digas que él tenía razón, por favor.— giró su rostro hacia mi.
—Sé que duele que te haya mentido en varias cosas pero se preocupa por ti.— esquive un mini pozo y continúe a su lado. Sé que se preocupa por mi pero eso no implica que deba mentirme en todo.
—Y yo por Noah. Debemos ayudarlo.—
—Lo ayudará Dylan o... él puede cuidarse solo. Es Noah.— estábamos muy dentro del bosque cuando una persona se puso delante de nosotras.
—Es un vampiro. Mantente detrás de mi.— susurró y yo asentí aún que no me pudiera ver.
—Es mejor que te rindas si no quieres morir.— May sacó sus garras y él sus dientes.
—No lo creo.—
El vampiro vino hacia nosotras de una manera rápida y sujetó mi brazo pero May lo golpeó en la barbilla haciéndolo tambalear y mordió su cuello.
Me aparté unos segundos porque no quería tener sangre en mi rostro pero alguien sujetó mi cintura y comenzó a correr conmigo. Lo sentí familiar a este momento. Recordé cuando era niña que una persona me sacó a la fuerza en el hospital y tapaba mi boca pero ahora no tenía ninguna mano en la boca. Grité del susto y traté de salir de esos brazos pero me sujetaban tan fuerte que dolía. Esa persona me arrojó a un suelo de madera haciendo que me calve algunas escaleras que habían allí.
Llevé mi mano a la zona dolorida y vi quién me trajo y tiró como sí fuera ramas secas.
Ojos grises.
Estaba bañado en sangre y con una herida en el cuello.
—Lo lamento pero debías estar protegi...— vi a un perro lanzarse contra él y se me nubló la vista.
No. No, él no.
Comenzó a pelear con ese gigantesco animal pero tenía los dientes muy grandes. Miré en dónde estaba y era una cabaña. La cabaña que dijo May.
May.
Miré a lo lejos sí venía pero no veía nada, sólo a Ojos grises pelear con esa cosa.
—¡Basta!— sentí dolor en mi brazo derecho pero no tenía nada. Miré otra vez a Ojos grises y el perro le había perforado una de sus uñas largas. —¡Basta! ¡Detente!— escuché pisadas detrás de mí y me corrí hacia atrás asustada pero al verlo palidecí. —Noah...Noah, él es un hombre lobo, ayúdalo.— señale a Ojos grises y Noah abrió los ojos.
—¡Scott, no! ¡Detente, ahora!— gritó yendo a la escena y el perro se alejó de Ojos grises que estaba acostado con las manos en los costados de su cabeza. Me levanté como pude y quise ir con él pero no podía, algo me bloqueaba el paso.
—¡Sky!— gritó May viniendo del bosque y sonreí.
—¡May!— cruzó la escena de los chicos y me abrazó.
—Pensé que te habían llevado pero después sentí su aroma y me relajé.—
—May, no puedo salir. Quiero ver sí él esta bien pero no puedo ir. Algo me bloquea el paso.— deshizo el abrazo y me observó.
—Esta cabaña es de la que hablo, fue hechizada para que sí tu entras, no salgas, fue para tu protección.— sentí la ira venir a mi cuerpo.
Genial, estoy encerrada. De nuevo.
—Pues... ayúdalo.— señale a Ojos grises que estaba apenas levantándose. Noah lo ayudó a levantarse y él se quejó.
—Estoy ayudándote porque ella me lo pidió, no porque quiera. Sí es por mi te dejo ahí tirado, vampiro.—
—Lo...sé.— gimió de dolor agarrándose una parte de su estómago.
—Sky ¿Le permites pasar?— preguntó May mirándome a los ojos y asentí. Puede que este enojada con él y odié que me haya mentido pero lo amo. Es mi otra mitad.
Abrí la puerta encontrándome con el interior de la cabaña muy reluciente y hogareña. Noah ingresó con Ojos grises y lo acostó en el sillón que había allí.
—¿Necesita sangre?— me acerqué a él y acaricie su cabello.
—Si.— miré sus hermosos ojos grises y sentí alivio al ver que me observaban con amor y tranquilidad.
—Sólo lo necesario. Estoy muy enojada contigo.— susurré poniendo mi muñeca en sus labios. Me dirigió una mirada de confusión pero luego mordió levemente mi muñeca para comenzar a beber. Cerré mis ojos. Lo diré otra vez. Duele pero también da placer y no sé como es eso posible.
—Nosotros podremos ingresar. Es mi cabaña, con ayuda de un amigo brujo nos hizo el favor de conjurar el hechizo.— explicó Noah.
—Me lo imaginé pero creo que no fue para esta situación. Auch.- miré a Ojos grises que pasó su lengua por la herida y saqué mi muñeca.
—¿Mejor?— pregunté viéndolo sentarse.
—Mucho.— me sonrió.
—De acuerdo.— levanté mi mano derecha y la estampe en su mejilla. —¿Cómo pudiste hechizarla a Ellen? ¿Otra vez? Creo haberte dicho que ya no la utilices. ¿Y poniéndola como vigía? ¿En serio?— hablé enojada y me vio sorprendido.
—Joder, dolió.—
—Pues te lo merecías y otras más pero soy solidaria y te las daré más adelante.—
—Lo hice para protegerte.—
—¿Y a Cindy?— pregunté en su rostro mientras él miraba mis ojos. Ambos serios y con el ceño fruncido.
—Creo que nosotros, debemos irnos a... otro lado... Noah.— May tomó la mano de Noah y salieron de la habitación.
—Quería escuchar.— susurró.
—Cállate.— cerraron la puerta de la habitación mientras volvía la vista a Ojos grises.
—¿Te comió la lengua el lobo?—
—¿La quieres ver?— sonrió de lado y golpee su hombro.
—No pensaba decírtelo pero con lo ocurrido me pongo a pensar de que quizás no nos volvamos a ver.—
—Donde tu vayas, yo estaré.— subió su mano a mi mejilla pero la sujete, haciendo que me observe confundido.
—¿Dónde estabas el día del asesinato de Cindy?— pregunte y el aire se puso denso.
—¿Por qué lo quieres saber?— su voz se apagó, ya no sonaba suave como antes. Miré sus ojos decidida a sacarle la verdad.
—Sabes el porqué pero quería ver que decías. De verdad, esperaba que fuera mentira.— estaba serio y algo impreciso con sus emociones. No sé sí estaba enfadado. Se acomodó en su lugar, sentándose bien y tomó mi cintura para sentarme a su lado.
—Sky, haría lo que fuera por ti.— comencé a respirar agitado.
—En el video estabas tú y Cindy en el y después desaparecían. Le estabas gritando y parecían discutir. ¿No tienes nada para decir? ¿Por qué discutían?— cerró los ojos suspirando.
—Ella estaba... tratando de defenderse...—
—De ti. Quería defenderse de ti y de Zoe ¿Por qué?—
—No importa eso, ahora.— solté una risa ahogada y respire profundo.
—Zoe estaba involucrada en eso ¿O me equivoco?—
—No pero esa persona sólo seguía ordenes.—
—Ordenes tuyas como las que siguió cuando fue a vigilarme en el hospital.— lo señalé molesta.—¿La asesinaste?— susurré despacio y temiendo por la respuesta.
—Sky.—
—¡Contéstame!— grité enojada.
Joder. Quiero respuestas y él es el que más me las debe. Se supone que un alma gemela hace todo por ti, no debes pensar que no hizo nada malo pero en esta situación no sé qué creer. No debería sospechar de él.
—Si.— una lágrima se deslizó por mi rostro.
La había asesinado. A mi prima. La que nunca conocí y a la que mi madre tenía confianza por que ella quería que sea uña y carne con Cindy.
—Pero hay una razón.— me levanté del asiento indignada.
—¿Una razón? No hay razones, sólo eres tú que estás enfermo. No puedo creerlo. La asesinaste. ¡Era mi prima y eso lo sabías!—
¿Por qué él? No puedo amar a una persona así. Joder. Cerré los ojos y llevé mis manos para limpiármelos.
—Hay una explicación.— se levantó del asiento.
—¡No puede haber explicaciones para algo así!— trató de acercarse pero me alejé. —¡No! ¡No me toques! Es más, hazme el favor de irte. ¡Ahora!— lo empujé hacia la puerta pero él se frenaba.
—No me iré. Tú debes entender.—
—¡¿Entender qué?! ¡Dime! ¡No me dices nada!— grité golpeando su torso pero él tomó mis manos.
—¡Ella quería asesinarte!— gritó desesperado con mis forcejeos. —Ella...ella quería ser la líder de todos como lo serás tú, por eso quería asesinarte.— miré sus ojos y negué.
—No. No ella...no.—
—Me contó su plan cuando supo que yo era vampiro. Me quería de su lado pero no quería estar con ella sabiendo que mi otra alma estaría muerta o corría peligro.— susurró dejando mis brazos a los costados. —Así que la engañé y al final la asesine pero debía hacerlo, Skyler. No me imaginaba vivir sin ti. No podía ni pensarlo.— limpió mis lágrimas.
—Era mi familia.— susurré quebrada.
—Lo sé. Lo sé perfectamente pero no iba a dejar que te asesine. Ya te lo dije antes y te lo vuelvo a decir.— sujetó mi rostro en sus manos para levantarlo y miré sus ojos. —Lo evitare siempre. Jamás morirás sí estoy a tu lado.— susurró y me abrazó antes de que responda.
No moví mis brazos, sólo me quede quieta.
Él...él la asesinó.
Flashback.
—Yo debo ir al mandato o algo así cuando tenga mi último cumpleaños y Cindy ¿Podría haber estado ahí?—
—Tu serás la líder de dos especies sobrenaturales y Cindy tendría el mismo cargo. Ambas eran únicas, es por eso que quizás el consejo debería tomar una decisión.—
—¿Sí moría, Cindy sería la líder?—
—Claro, pero el que la asesinó no quería algo así.— Sí asesinaron a Cindy porque era mi compañera de mandato, es por eso que a mi también quieren asesinarme. —Y creo que van por ti.—
Flashback.
¿En verdad me ama?
Flashback.
La autopsia revelaba que no sólo se había golpeado la cabeza y había muerto por eso, si no que también, estaba escrito que tenía un intenso desorden de organos en su interior pero por fuera no había ningún hematoma.
Tenía cortadas profundas en la espalda como si le hubieran latigado y dentro de su sangre, encontraron plata. No tenía sentido pero lo encontraron.
Flashback.
Cerré mis ojos liberando algunas lágrimas.
—La torturaste.— susurré quebrada.
—Ella no quería decirme con quien estaba trabajando. Te habían encontrado y yo no... yo no sabía nada de ti. Me desespere, debía encontrarte antes de que te pase algo.— dejó un beso en mi cuello antes de soltarme. —Lo siento, cariño.— acarició mi mejilla.
¿Sería capaz de hacer eso? ¿Matar a su propia prima para tener el control de todas las especies? ¿Por tener un maldito puesto?
Sí quería eso, se lo entregaba fácilmente porque yo no quería esto. No quería ser esto. No lo pedí ni lo necesito pero el destino te lo brinda y no puedes hacer nada contra ello.
—¿Quieres... tomar algo?— negué limpiándome la nariz. —Siéntate.— susurró agarrando mi cintura y me llevó al sillón. —De verdad que lo lamento, jamás haría algo para dañarte pero si para salvarte, eso lo sabes muy bien.— seguí respirando tranquila. Necesitaba procesar la información. —¿Quieres que me vaya?—
—No.— hablé al instante y miré sus ojos. —Sólo... estoy procesando esto. Quédate aquí... y promete que ya no me ocultaras cosas.—
—Lo prometo.— acarició mi cabello.
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