32. Eso no me lo esperaba.
Capítulo 32.
—¿Estás mejor?— tocó mi espalda y me corrí.
—No me toques.— tomé las sábanas en mis manos y me acobijé lejos de él.
—Sky...— se acercó por detrás tomando mi cintura.
—Basta.— susurré. Me siento... mal. Se supone que estoy enojada y termino teniendo sexo con él.
—Por favor, mírame.— sentí su frente apoyada en mi espalda pero me reusaba a darme vuelta. —Sky...—
—¿Puedes callarte? Cada vez que hablas, las mentiras que me has dicho vuelven a mi mente.— escuché un suspiro de su parte y me brindó una caricia.
—Yo le dije a la madre de Zoe que te plante el hechizo.— murmuró bajo pero lo escuché.
—¿Por... por qué lo hiciste?—
—Debía hacerlo. No lo quise hacer pero era mi deber y con ello protegerte. Perdóname. Sé que tienes muchas dudas sobre mi vida y la tuya pero cuando... cuando ya seas una híbrida, lo entenderás. Sólo debes esperar.— me giré para verlo a los ojos.
—¿Sabías lo de Cindy?— pregunté sin rodeos cerca de su rostro. —Dime la verdad.—
—Si, lo sabía. Y también sabía que ella era peligrosa. No sólo era tu prima sino que también una descendiente de los Fields.— besó mi frente y coloqué mis manos sobre su pecho cerrando mis ojos.
—Te odio.— susurré abrazando su torso y escondiéndome debajo de las sábanas.
—No quiero que te alejes de mí. Te necesito.— murmuró suave y me abrazó.
—Somos almas gemelas. No podemos alejarnos aun que estemos peleados.—
—Lo sé. Eso es lo que amo.— me tensé. ¿Dijo amo?
—Oye... ¿Tus padres siguen vivos?— suspiró. —Me importa un comino que "En mi cumpleaños lo sabré." Eso puedes decírmelo. Son tus padres, joder. Deja de ser misterioso.—
—No están vivos. Murieron.—
—¿Cómo? Son vampiros...—
—Varias cosas que te dije son verdades.—
—La historia de tus padres no es una de ella. Te recuerdo que dijiste que tu madre murió en el hospital y a tu padre lo asesinaron.—
—Sí pero luego de que murieron se convirtieron. Alguien le dio sangre de vampiro y murieron con eso dentro de su cuerpo.—
—¿El resto es cierto?—
—Cada palabra. Ellos nos encontraron después de que los convirtiera a mis hermanos.— ¿Y sí mis padres me buscan cuando termine mi último cumpleaños?
—¿Los aceptaste?— me apretó en su pecho.
—No, Sky. No podía. Ellos continuaron viviendo en Rumania pero después de unos meses me enteré que los asesinaron. No supe quién fue pero Aaron los busca con desesperación.—
—¿Por cuántos años te llevas con ellos?—
—Aaron tenía diecinueve y Nina veintiuno.—
—Fuiste muy egoísta.— acarició mi espalda
—No quería quedar solo. Mis padres estaban desaparecidos por años hasta que controlaron su sed. No sabían que ya éramos iguales a ellos sino hubieran regresado antes. Aaron los aceptó junto con la servidumbre y miembros del consejo pero después murieron.—
—En ese tiempo ¿Linda era parte del consejo?—
—Ella era invitada. Mis padres la querían y aún más cuando supieron que su hija iba a ser mi alma gemela.—
—Yo ni había nacido ¿Cómo es posible que lo hayan sabido?—
—Cuando tu madre se embarazó, pasó por el castillo ya que mi madre quería darle dinero y provisiones. Mis padres la querían y yo fui hasta el castillo sólo para visitar a Nina pero cuando ingresé, sentí un aroma a flores dulces y frescas. Caminé hacia la sala donde estaba dicho olor y vi a tu madre con mis padres. Les pregunté que ocurría y mi padre sorprendido me dirigió la palabra. Cuando dijo que Linda estaba embarazada sentí aire en mis pulmones que no necesitaba. Mi madre lo notó y allí me dijo que era mi alma gemela.—
—¿Huelo a flores dulces y frescas?— quería reír por la comparación de mi olor con otra especie.
—Tú tienes ese aroma para mi. Yo puedo tener otro aroma para ti pero lo descubrirás cuando seas vampira.— asentí de acuerdo. Eso sí era verdad.
—¿Qué más sabes sobre mi familia?— acomodé mi cabeza sobre su torso sin escuchar nada dentro de él ya que no tenía el corazón vivo.
—Tus padres querían lo mejor para ti al igual que yo.—
—¿Conocías al hermano de Linda?—
—No, ella tenía cubierta su familia. Pasaba más tiempo escondiéndose por el embarazo y de su familia. Supongo porque querían que se casara con otro hombre.—
—¿Le habían arreglado un matrimonio?— pregunté luciendo sorprendida. Sí él no pensaba dejarme, mínimo tenía que darme información.
—Supongo que sí. Sino, no hubiera huido aún que también en esos tiempos no había relaciones amorosas entre licántropos, vampiros o brujas.—
—¿Ahora si?— sus caricias en mi espalda me brindaron un cosquilleo muy relajante.
—Podría decirse que varios vampiros tienen amistades con los licántropos o con las brujas.— asentí.
—¿Por qué dejaste que mi madre se vaya sí yo era tu alma gemela?— su mano izquierda comenzó a acariciar mi cabello chocolate que estaba esparcido en las sábanas.
—No me alejé. Me quedé allí. Sabía dónde estaba y cómo estaba.—
—Aún así no fuiste a buscarme.— sentencie. —Fue otra persona. Ella me entregó a otro hombre para que me cuidara. Lo decía en su diario y en mis visiones, sólo que... no sé quién es.— murmuré yéndome a esos recuerdos.
—Ya lo descubrirás, Skyler.— respondió y tiró de mi cuerpo como sí fuera una muñeca hacia arriba del suyo. Estábamos desnudos, en cuanto terminamos me di vuelta y tampoco quería moverme.
—Eso espero.— sus manos acariciaron los costados de mi cuerpo y sus ojos me brindaron una mirada de dulzura.
Miré sus labios con ganas de besarlos pero debíamos irnos. Yo debía irme o tendría que entretenerlo. ¿Cuánto tiempo iban a tardar Noah y May en averiguar lo de las cámaras?
—¿Qué hora es?— susurré.
—No lo sé. ¿Por qué preguntas?— tensé mi cuerpo. ¿Se dará cuenta?
—Quería saber.— miré su rostro que no estaba del todo convencido y antes de que hablara me dirigí a su cuello para besarlo unos minutos.
Mordí y lamí el lado derecho mientras escuchaba que respiraba aún que no lo necesitaba. Me encanta provocar eso en él.
Mis manos fueron a los costado de sus hombros para regresar mis besos a sus labios.
Sí May y Noah querían tardar, que tarden lo que quieran.
—Sky... espera...—
—Shh.— callé sus labios y abrí mis piernas sobre su cuerpo.
Sus manos sujetaron mis caderas y descendieron hasta mi trasero, acariciándolo.
—Basta.— se separó y lo miré con el ceño fruncido.
—¿Qué te ocurre?— me senté sobre él apropósito.
—Quítate, por favor.— pidió en susurro cerrando los ojos. Sonreí satisfecha, se estaba resistiendo.
—¿Cómo dijo?— me moví un poco y nuestras partes se acariciaron.
—Skyler, me harás enfadar.— me reí en su rostro.
—No lo escucho.— hablé ronca y mi mano bajó a su longitud para ponerlo en mi entrada.
Bajé con delicadeza ya que no era pequeño, sino que tenía un tamaño considerablemente bueno. Empujó su cadera hacia arriba haciendo que entre completamente y me arranque un jadeo de placer.
Puse mis manos en su torso y comencé a subir y bajar sobre él.
¿Era tan sexualmente activa? No lo sé. Pero desde que perdí mi virginidad con este chico, no me parece doloroso o repulsivo. Es más, cuando lo veo siento todo más fuerte.
Él ayudaba subiendo sus caderas y sujetándome de la cintura. Al rato se sentó en la cama y posó sus labios en mi cuello que luego descendió hasta mis pechos.
Mis jadeos eran notorios y más cuando sentí el filo de sus colmillos en mi pecho derecho, sus manos estaban en mi espalda y presionaron para que me acerque a él. Dolió cuando hizo una cortada en mi pecho y salió sangre que luego la bebía para saciar su sed. Pasaba su lengua alrededor y succionaba mi pezón.
Por el diablo.
Pasé mis dedos sobre las hebras de su cabello negro y gemí mientras ponía más empeño en las embestidas.
No sé cuanto tiempo pasó, quizás media hora o minutos pero sentía que no podía ser mejor. Cuando llegué al orgasmo no pare hasta que él también mientras seguía lamiendo y jugando con mis pechos y cuello. Detuve mis movimientos y él se separó mientras apoyaba su frente con la mía.
—De acuerdo...— habló. —Eso no me lo esperaba.— respire agitado con mis ojos cerrados. Sentí que sus manos descansaron en mi trasero.
Besó mis labios suavemente que me movió todo el mundo. Amo sus labios y sus besos. Me separe confundida. ¿Amo?
—¿Todo en orden?— preguntó sonriendo y yo le sonreí igual.
—Si.— besé sus labios pausadamente.
—Skyler, no puedo esperar hasta tu cumpleaños.— acaricie su mejilla con mi vista a sus ojos.
—¿Qué pasa?— pregunté intrigada. Vi la duda pasar por sus ojos en esos segundos.
¿Qué quiere decirme? ¿Será algo de mi vida? ¿De mi familia?
—Te amo.— susurró con firmeza pero con algo de miedo esas palabras.
¿Qué?
La imagen se desvanecía y luego sentí como me sacudían.
Mis ojos chocaron con los de él, que me miraba aterrado, asustado y muy nervioso.
—Habla.— no me había dado cuenta que no tenía la boca abierta y en cuanto lo hice, tomé un bocado de aire y respire agitado.
Sentí una suave tela entre mis dedos y eran mis sábanas, mi colcha, me había traído hasta el departamento y quizás entro con mi llave.
—¿Estás bien?— colocó su mano en mi cintura y asentí mirando el suelo.
—Me imagino que usaste mi llave para entrar al departamento, no la forzaste.— susurré cansada, él sonrió de lado.
Eso ocurrió la vez que me desmaye en el ascensor por recordar o por tener una de mis visiones.
Él se preocupó por mi, me llevó a mi departamento.
—¿Sky?— preguntó alguien en susurro y abrí mis ojos lentamente. Imposible.
—¿Qué haces tú aquí?— pregunté en el momento que me abalancé hacia él para abrazarlo. No pensaba bien, y era la única persona conocida que estaba en este momento tan...extraño.
—De nada.— sentí su sonrisa en mi espalda y quería reír.
Es un idiota pero... ¿Cómo me encontró?
Esa vez me salvó. Sí no me hubiera encontrado no sé que hubiera hecho.
—¿Sky? ¿Skyler?— escuché un eco en esa extraña habitación. Era él. Me giré y lo busqué con la mirada. —¡Skyler!— miré a mi derecha y allí estaba, con una sonrisa que de inmediato se acercaba a mi.
Sus brazos me rodearon y yo también lo hice. Lo extrañaba y al parecer él de igual modo.
Sus manos acariciaron la parte baja de mi espalda y yo su sedoso cabello negro.
—Háblame.— susurró en mi cuello y sentí todo vibrar.
—Bésame.— me aparté y lo vi a los ojos. Extrañaba ver sus ojos grises.
Me había traído de vuelta y lo primero que le pedí en cuanto lo vi fue que me besara. No que me saqué de allí o sí ocurría algo afuera. Quería que me besara.
Caminé hacia ellos mientras pensaba en por qué Ojos grises se debe meter en peleas.
Me detuve cuando uno de ellos sacó una daga, la misma que le vi al otro chico que quería apuñalar a Ojos grises. El pánico me inundó y me aproxime a ellos.
—¿Quién te mando?— pregunto Ojos grises.
—¿Crees que te responderé?— evadió un golpe de Ojos grises y luego vi que apuntó la daga a Ojos grises, me sentí desesperada.
Comencé a correr pero fue la peor decisión que tomé. Había hecho ruido y él percibió mi olor porque se giró hacia mi mientras que el otro chico le clavaba la daga en su abdomen.
Había asesinado por él.
Cerré los ojos muriéndome de vergüenza.
Debo aceptarlo.
Estoy jodidamente enamorada de este idiota.
Sentí que Ojos grises moverse y abrí los ojos. Estaba serio y sabía la razón. No le había respondido.
—Espera... oye.— sentía su...su dolor.
—Esta bien, yo no debí...— miraba hacia mis costados, evitando mi mirada.
—Escúchame.— sujete ambos lados de su rostro y lo obligue a mirarme. —Yo también te amo.— susurré cansada.
Joder, si. Lo amo.
Luego de un suspiro de alivio besó mis labios como nunca. Este beso era la marca. Este beso marcaba nuestro lazo aún más fuerte que antes.
Lo amo. Amo a Ojos grises con todo mi cuerpo y alma.
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