30. Mentiras.
Capitulo 30.
Terminé de atarme los cordones de las zapatillas y me observé en el espejo. El color de mi blusa combinaba con mis aretes. Los jeans se adherían a mis piernas y mi cabello bailaba sobre mi espalda. Estaba largo, debería cortarlo un poco.
Nunca había usado aretes. Muy pocas veces, en las fiestas o cumpleaños. No tenía tantos para elegir como aquí. Que tenía una joyería entera. Collares, aretes, pulseras y demás cosas.
Al igual que los zapatos, tenía de diferentes modelos, colores y temporadas. Menos mal que había zapatillas, porque era lo que más usaba.
Me dirigí a la puerta, agarrando mi teléfono y salí de allí perdiéndome en las escaleras. Quería saber que hay más arriba. Quizás más cuartos o una biblioteca.
La sensación familiar volvió, sentía que ya había estado aquí pero no sé cuando.
Vi una puerta marrón con varios detalles de madera vieja y un recuerdo vino a mi. Era yo de niña con un vestido rosa, que tocaba la puerta y una sombra la abría. Al fondo logré ver unos libros y seguramente era la biblioteca. Pestañee y caminé hacia allí guiada por mi recuerdo. No toqué la puerta, en cuanto llegue la abrí sin importarme nada.
Oh mierda.
Había millones de libros, era parecida a la biblioteca de Harry Potter. La amaba. Me quedaría a vivir aquí porque seguramente habría varios libros viejos, de historia y ficción. Necesitaba leerlos pero será en otra ocasión. Ahora quiero explorar el castillo por mi cuenta.
—¿Señorita? ¿Se le ofrece algo?— murmuró una voz y miré a lo lejos.
Era una chico de estatura baja, parecía ser tímido.
—No, sólo estaba... explorando.— sonrió por mi excusa.
—Pues le recomiendo leer todos los libros de la sección B. Allí encontrará todas las historias de la familia Harrison y la de sus padres, por el diario de su madre.— señaló una vitrina donde había un diario con la letra L en su primera tapa.
—Lo tendré en cuenta.— asintió yendo a otro pasillo y se perdió en él. De todas formas, no me interesaba nada acerca de mis padres.
¿Habrá sido un vampiro?
Volteo mi rostro al diario de la perra de mi madre. ¿Qué tendrá escrito allí? ¿Todo lo que sucedía con mi padre y los orígenes de su relación?
Miré a los costados y no vi a nadie. Quizás podría sacarlo unos minutos y leerlo.
Me aproxime a esa vitrina y la abrí con cuidado de no hacer ningún ruido. Observé el diario por un momento y lo tomé entre mis manos. Joder, había escrito poco.
Me agache detrás de la vitrina por sí alguien se asomaba y lo abrí con cuidado. Era un libro viejo, seguro que con una brisa se destruiría todo.
Leí la primera línea y ya quería suicidarme.
Mi nombre es Linda Fields y escribo esto por diversión aun que también es un registro de toda mi vida.
Una noche salí de cacería como siempre, pero esa noche alguien salvo mi vida. Había un brujo que quiso demostrar mayor poder contra mi y claramente le funcionó, era una vampiresa joven y no tenía experiencia pero cuando me dobló el brazo por la mitad, una bestia peluda y negra lo agarró del cuello. Lo había asesinado y a mi salvado.
Lo miré por segundos y sabía que era un hombre lobo pero después de esa noche no lo volví a ver.
Pasé de página con mi pecho apretado por la furia y la confusión.
Averigüé que el lobo que me salvó era el alfa de la manada Luna Blanca, ya que hubo una junta con el consejo donde los Harrison me incluyeron. Y allí lo vi transformarse, había llegado tarde aún corriendo de forma lobuna. Reí por su comportamiento pero me mantuve seria en toda la junta. Él me había visto pero quitó la vista rápidamente. Me había reconocido.
Con una pizca de esperanza lo esperé a la salida del castillo, sólo para decirle las gracias por salvarme la vida pero no lo vi salir.
Las lágrimas querían salir. Pasé a la otra página con la poca fuerza que tenía. ¿Cómo es qué estuvo todo este tiempo el diario de mi madre en el castillo de Ojos grises y no me dijo nada sobre él?
¿Los Harrison? ¿Sólo eran Ojos grises y sus hermanos o también sus padres? No me lo dejaba en claro este estúpido diario pero él me había contado que sus padres murieron de joven.
No lo volví a ver durante varios días pero luego en mi ventana vi un lobo asomarse por los arbustos. Lo reconocí y un sentimiento de culpa me invadió. Me sentía atraída por él aun que fuera un licántropo pero su cabello y la manera de hablar me tenían cautivada.
Una noche los Harrison organizaron una fiesta y me fue inevitable ir. La relación entre licántropos, brujos y vampiros era estricta. El consejo estaba invitado y con eso me refería a que él también estaría allí.
¿Me había mentido? ¿Todo lo que me dijo fue una mentira? Pero... ¿Por qué mentirme sí podía haberme contado todo esto desde un principio?
Miré las demás páginas y estaban en blanco hasta que una tinta de color negro se aproximo. Quizás había dejado de escribir.
Hace mucho tiempo no escribía en este diario pero no tenía tiempo. Quizás esto lo encuentre mi futura hija pero espero que entienda porque no estoy con ella.
No puedo creer lo que hice estos años. Me había escapado con él y conmigo llevé este diario para contarle a mi hija todo lo que le ocurrió a sus padres.
James me amaba y yo a él pero el consejo no quería que nos relacionemos. Por suerte mi hermano nos acogió en una cabaña junto con su familia. Hija, sí lees esto, quiero decirte que tienes una prima, su nombre es Cindy Fields y espero que sean uña y carne ya que no estaré la mayor parte del tiempo contigo.
Cindy siempre fue mi familia. Pasé la página y no había nada. No. No. Pasé aún más y encontré otra que se veía algo borrada.
Estarás a salvo mi niña, te cuidarán y esa persona te ama con todo su ser por lo tanto me quedo tranquila. Sí, eres la primera híbrida. Es un cargo bastante pesado pero él me prometió verte en el transcurso de tu crecimiento para ayudarte a no sentir enojo o tristeza.
Te prometo que estaremos juntas en algún lugar pero no me odies y no lo odies a él. Sólo quiere cuidarte.
Te amamos, tu padre y yo.
Miré la última hoja y no había nada escrito allí. ¿Cómo... cómo puede dejarlo así? El único que me comenzó a cuidar en cuanto me vio, fue Ojos grises. Él me lo había dicho, que cuando me vio en la cafetería se aseguró de protegerme pero ¿Quién más me cuidó cuándo era niña?
Sentí una tristeza comerme. Ellen no me había cuidado. No era mi segunda madre como creía. Pero... ¿Qué carajos esta pasando?
Dejé el estúpido diario en la vitrina y me salí de esa biblioteca. Buscaba entretenerme pero encontré la verdad. ¿Cindy era mi prima? ¿Dónde estaban mis tíos o por qué Ojos grises me mintió?
No logro comprender nada. Son muchas preguntas sin respuestas.
Mi madre se llamaba Linda Fields y tenía un hermano con una familia que su hija era Cindy Fields. Pero Cindy era un año más grande que yo.
Abrí los ojos. No tenía a mi prima, la habían asesinado. ¿Será que por eso tengo el interés en su muerte?
Mi teléfono vibró sacándome de mis pensamientos. Me detuve en medio del pasillo y abrí el mensaje.
'¿Cómo llegaste? Nos tienes preocupados y Jean no ha parado de preguntarnos sí sabemos algo de ti.'
¡Jean! Debía hablar con él para que me pase el número de Zoe y preguntarle porque no puedo pronunciar el nombre de mi otra alma.
Entré a mi habitación y llamé a Jean, ignorando el mensaje de May. Vamos, responde.
—¿Hola?— solté un suspiro.
—Jean, necesito el número de Zoe. Luego te llamo para hablar pero lo necesito con urgencia.-—
—¿Para qué lo quieres?—
—Sólo pásamelo. Te prometo que la trataré como una reina pero pásame el maldito número.—estaba desesperada. Ojos grises en cualquier momento podía volver.
—De acuerdo pero me debes explicaciones.—
—Si y te las daré. Adiós.— corté la llamada y espero unos segundos para que el mensaje me llegue.
En cuanto lo tengo la puerta suena desconcentrándome. Escondí mi teléfono detrás de mi espalda y me giré para ver quién era. Suspire relajada cuando vi a Amy asomarse.
—Perdone señorita pero el señor Harrison quiere verla en el laberinto del castillo.—
¿El castillo tenía un laberinto?
—Esta bien. Estaré allí.— sonreí pero seguramente salió una mueca y ella se fue de la habitación.
Fui a ponerle seguro y me regrese a la cama para sentarme y llamar a Zoe.
—¿Hola? ¿Quién es?—
—Zoe, soy yo, Skyler. Quería saber algo de un hechizo.—
—¿Skyler? ¿Dylan esta contigo?— rodé los ojos.
—Si. Él ha querido que te llame para preguntarte sobre esto.— mentí.
—De acuerdo. Sí él lo aprueba, esta bien por mí.— fruncí el ceño.
¿Es que acaso él era su jefe?
—Escucha, yo no... sonará raro pero yo no puedo pronunciar su nombre.—
—Oh...de acuerdo. Mira yo necesito hablar con Dylan de esto.—
—¿Por qué? Esta aquí conmigo por eso me dejó llamarte.— aclare alterada.
—Él debió llamarme. ¿Puedes pasármelo un rato?— mierda.
—¿Por qué debes hablarle sobre este tema? ¿Es un hechizo? ¿Por eso no puedo prenunciar su maldito nombre o qué mierda es, Zoe?—
—Debes calmarte Sky. Pásame con Dylan que le diré por qué no puedes decir su nombre.—
—Puedes decírmelo a mí. No tiene sentido que le digas a él y luego me lo cuente a mí. Dime, Zoe.—
—Skyler... sólo puedo decirte que es un hechizo que te pusieron pero no puedo decirte por qué lo hicieron.—
—Pero tú lo sabes. ¿Por qué no quieres decirme? ¿Acaso tú me lo hiciste?— escuché un suspiro.
—No precisamente yo. Sí no, mi madre pero que Dylan te lo explique o hable conmigo para decirle.—
—Claro Zoe. Le diré.— corté la llamada y mis ojos picaron de la furia.
¿Por qué su maldita madre me hechizó? ¿Y por qué precisamente fue por su nombre?
Debía llamar a Noah para que continué la investigación de Cindy. Ahora necesitaba volver para averiguar por qué su padre no me reconoció en el velatorio de Noel. ¿O el padre no estaba? No lo recuerdo. ¿Alguna vez me vio o supo de mi?
Suspiro concentrándome en mis pensamientos. Mi vida es un asco. Toda llena de mentiras y engaños. Para colmo, Ojos grises es uno.
El laberinto. Debía ir.
Mi teléfono sonó y era un mensaje.
'¿Hablaste de esto con Zoe? Ella vino hacia la casa de Noah para decirle lo que pasaba junto con Jean. Skyler, debiste ser más precavida sí no querías que se entrarán.'
Mierda. Maldita Zoe.
'Su madre me hechizo para no decir el nombre de él pero cuando ella se vaya, dile a Noah que reanude la investigación sobre Cindy. Necesito saber como murió. Es importante. Que no le diga a Jean porque seguramente le contará a Zoe.'
'De acuerdo. Cuídate y luego me cuentas todo esto.'
Dejé el teléfono y me acosté sobre la cama con mis manos en los ojos. Joder que día y aún no terminaba. Ahora debía enfrentar a Ojos grises con ese maldito diario de mi madre.
Tocaron la puerta y me dirigí allí abriendo sin el seguro.
Era él.
—Creí que Amy te dijo...— sentí el apretón en mi pecho y mis ojos arder. ¿Iba a llorar?
—¿Tus padres son vampiros?— miré sus ojos con lágrimas en los míos.
—Sky, ¿Quién...?—
—Respóndeme, Dy...— suspire enojada dejando caer una lágrima. —¿Por qué no puedo pronunciar tu nombre?— miró mi rostro por unos segundos.
—Mis padres eran vampiros pero eso no tiene relevancia aquí.—
—¿No tiene relevancia? Me mentiste sobre ellos. ¿Por qué lo has hecho? Podías haberme dicho la verdad.—
—Quiero hacerlo pero... no puedo.— caminé hacia dentro de mi habitación.
—Claro. No te importa que este inundada en preguntas.—
—Lo entenderás el día de tu cumpleaños.—
—Pues tendrás que buscarme ese día porque yo de aquí me voy.— solté enojada por sus respuestas.
Esto no iba a ser irrelevante para mi.
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