Capítulo 23.

Desperté otra vez en la cama. Esto se me haría una rutina.

—¿Estás mejor?— miré a mi costado y May estaba parada en frente de la ventana con los brazos cruzados.

—Estoy como siempre.— me senté en la cama y fregué mis ojos.

—No te hablé nada sobre que era mujer lobo porque no quería que te alejaras. A principios de mi adolescencia, les conté a algunas amigas y no me creyeron, se burlaron pero Cindy no. Era la única que me entendía y me defendía pero luego llegó esa perra que no solo me robo a mi mejor amiga sino que también a mi novio.— en cuanto termino, se giro a verme pero yo no tenia palabras. Obviamente entendía su enojo a Noah pero el hecho que debía ocultármelo era estúpido, se supone que yo soy hibrida, jamás me hubiera burlado. —Lo siento, no quería parecer resentida pero lo soy.— sonrió triste.

—May.— observé sus ojos, estaban vacíos y tristes. —No tenias porqué no contarme, jamás te ignoraría de la forma en la que lo hice pero... me dolió que nada en mi alrededor era como creía que era y tu estabas en el. Quédate.— sonreí un poco y ella levantó la ceja.

—¿Segura?— asentí. —¿Puedo abrazarte?— negué con la cabeza. —De acuerdo.— se acercó y le hice lugar en la cama pero se tira sobre mi, abrazándome.

—Te dije que no.— rio en mi cuello y le devolví el abrazo.

—No me importa.— me soltó y se acostó a mi lado.
Se había cambiado de ropa. Ahora llevaba puesto jeans azules y un buzo amarillo que combinaba con sus zapatillas. —Sabes... Noah quiere volver.— abrí la boca, pareciendo sorprendida.

—Que sorpresa, jamás creí que él quisiera volver contigo. Nunca se me paso por la cabeza.— bromee con ella y la vi sonreír. 

—Yo no creía la leyenda de los lobos. Donde no se elige con quien estar, el destino los pone en el camino del otro para no separarse nunca. Y Noah... me ha conocido desde pequeña, me ha cuidado y ayudado en varias ocasiones. Tenia fuertes sentimientos hacia él pero cuando descubrí el engaño sentí miles de agujas agujerearme el pecho y ahí fue cuando lo supe. Era verdadera.—

—Te puedo asegurar que él también lo siente.—

—Lo sé. Ambos lo sabemos pero... dolió.—

—¿Él es de tomar? ¿Estaba borracho ese día?— se quedó pensando un rato.

—La vez que me entere fue antes de que venga a mi casa para explicarme y recuerdo que dijo algo de que creyó que era yo. Sin embargo, en ese entonces, yo no quería escuchar.—

—¿Existen hechizos para eso?— 

—Supongo, pero aun así él intento recuperarme y me dijo que no quería usar escusas, por eso no hablo nunca mas del tema.— mi miró.

—La vez que fuimos a su casa, ella actuó normal y con Noah nos hicimos pasar por novios para que quizás no se sobrepase. Luego conversamos y me dio una nota que Cindy había escrito pero siento que fue mentira.—

—¿Puedo verla?— preguntó sentándose y asentí.

—Esta en ese cuaderno.— era mi cuaderno de dibujos. El de las visiones.
Ella se levanta y camina hacia mi escritorio en busca de eso. En cuanto lo encuentra, lo trae hacia mi.

-—Qué tienes aquí?— suspire.

—No se lo digas a nadie. Aun que Noah ya lo sabe pero no le cuentes a nadie.— asintió con el ceño fruncido.
—Son dibujos de visiones o recuerdos que tenía de pequeña y los dibujo porque cada uno son diferentes y siempre aparece un chico sin rostro, es decir, tiene rostro pero nunca puedo verlo.— pasa las páginas mirando los dibujos.

—Son preciosos, pero ¿No recuerdas nada de esto?— 

—No.— negué sintiendo la intriga comerme. Una teoría que tenia era que tenia amnesia.

—Es esta.— la sostuvo en sus manos y comenzó a leerla. —En ella, Cindy describió todo lo que sentía por él. Los obstáculos que pasaron mientras estaban juntos. La decisión de sus padres cuando se enteraron que estaba saliendo con un hombre mayor. Pero lo que es raro es que no hay descripciones físicas o apodos ni firmas o fechas. ¿Entiendes?—

—Esta no es la letra de Cindy.— fruncí el ceño.

—¿Dices que esa perra nos engaño?— asintió dándome la razón.

—No encuentro razones por la que hizo esto.—

—¿Serán celos?— 

—No lo sé pero esa vez ¿Fueron a la casa por qué necesitaban esta carta?— me quedé muda. Le contaré la verdad.

—En realidad, con Noah estamos averiguando cómo murió. No tenía otra cosa para hacer y entonces investigué. No había respuestas a muchas preguntas entonces decidimos buscarlas nosotros.— cerró los ojos.

—De acuerdo. Pero no iremos hoy, todavía estás débil. Quédate aquí mientras llamo a Noah.— se levantó de la cama para irse de la habitación con su teléfono.

—Espera May.— se volteó ya en la puerta. —¿No sabes nada sobre su novio mayor?— negó con la cabeza. —De acuerdo. Ve.— me acosté en la cama otra vez y me dispuse a mirar el techo.

Hoy no fue un día común y corriente. Me había enterado que al tomar la sangre de ese estúpido vampiro me unía más a él y que también era mi otra alma. ¿Cómo es posible de que esto sea real? No tiene sentido.
Noah casi muere. Él, en parte es humano y sentirá la muerte más desgarradora posible sí lo asesinaba un vampiro.

No me perdonaría si Noah muere. Ni Jean.
Suspire. Jean se volvió un idiota. ¿Por qué le interesa tanto esa bruja? ¿Es que acaso tiene un don para que la persigan? Sólo falta que Ojos grises también cayera en esos estúpidos trucos y lo pierda.

Mis manos temblaron ¿Lo pierda? Quise reír. Nunca lo tuve. Aun que recuerdo que Zoe fue mandada por él, el día del hospital. ¿Acaso sabía donde estaría? ¿O la contrató para seguirme todo el tiempo y ayudarme con mis enemigos?

Y además ¿Por qué jamás me dijo que era un vampiro?
Él me había dicho que era humano y luego no me quiso decir lo que realmente era. Tampoco es un vampiro cualquiera, es mi otra alma. Quizás esa era la razón. No quería soltarme una bomba tan fuerte como esa tan pronto.

—¿Pensando?— preguntó May apoyada en el marco de la puerta.

—Descansando.— soltó una risita.

—Pensando en Dylan, quiero decir.— rodé los ojos.

—¿Tanto se me nota?—

—¿Qué te interesa? Si, demasiado.—

—Hablaba de mi odio hacia él. No puedo creer que me ocultara que no era humano. Aun que debía sospecharlo, varias veces le brillaban los ojos, Noah lo llamó para des memorizar a personas, su fuerza, la forma de ser, todo.— suspire recordando todo lo que me había mostrado en el rostro y ni siquiera tuve el valor que pensar en que podía ser un monstruo más. —Quizás no quería verlo.—

—Él quiere protegerte. Quizás más adelante te lo contaría pero no hubo tiempo. Tus cambios se están fortaleciendo.—

—Mis cambios están pasando desde que inicié la escuela.— asiente de acuerdo.

—Ese día que corriste en la escuela y marcaste un récord, fue porque desarrollaste la velocidad.—

—¿Mis habilidades aparecerán más rápido por haber bebido de él?—

—Tus habilidades estarán completas el día de tu último cumpleaños. Donde serás una completa híbrida.—

—¿Estoy dejando de ser humana?— asintió. —¿Qué le diré a Ellen?— me senté en la esquina de la cama y ella se acercó.

—Podemos hacerle pensar otra cosa.— negué.

—Esto lo haré a mi manera.— afirmé segura.

—Otra cosa. Hay un baile en la escuela ¿No piensas ir?— la miré incrédula.

—May, hay gente que me quiere asesinar.—

—No te buscarán en la escuela. Es sólo un baile.— menee la cabeza dudosa. —Skyler... por favor.— mordió su labio.

—Iré pero no me dejarás sola.— le ordené y ella contenta asintió.

—De acuerdo. Hay que comprar nuevos vestidos, collares y pensar como nos peinaremos. Con que parejas iremos.— me codeo y levanté la mirada.

—¿Qué?— sonrió como la malvada de las películas.

—Que... irás con Dylan.— sonrió. —No es una propuesta, él seguramente ya lo planifico sí tú llagabas a ir.— rodé los ojos.

—Pues... tu irás con Noah.— me crucé de brazos como una niña y ella me miró indignada.

—Eso...—

—No es una propuesta, es lo que sucederá. Seguramente ya lo planifico sí tú llagabas a ir.— repeti lo mismo que ella me había dicho y negó con la cabeza.

—Maldita perra... o chupa sangre... lo que seas.— revoleó las manos y reí sin pensarlo. —Noah esta en camino y Dylan también.—

—¿Ellen dónde está?—

—Sigue en la oficina. Llamó para decirte que volvía tarde.—

—Sabes que algunas veces me cuestiono sí ella en verdad me crío. Con todas esas visiones o recuerdos no sé que creer porque en ninguno de ellos esta ella.— me sentí agobiada.

—Quizás te cuidó pero esos recuerdos que tienes no son del todo cierto ¿O si?—

—Técnicamente son verdad. Es decir, por algo están pasando por mi mente otra vez.— me sostuve en esa postura.
Ellen me cuidó pero mi mente me dice otra cosa.

Tocaron la puerta y sabía quienes eran. May rodó los ojos con una pequeña sonrisa. Sé que a ella le gusta ver a Noah y él también. Pero su orgullo es mayor que su amor o eso quiero pensar.

—¿La cuidaste? Debe estar acostada en cama para que la sangre fluya.— escuché a Ojos grises y fruncí el ceño.

—¿Puedes callarte? No estás ayudando en nada. Obviamente May cuidará a Skyler, es su amiga.—

Ambos entraron a la habitación y los observé. Se habían cambiado de ropa, no como yo, que seguía con la misma ropa desde hace días.

—Quiero hablar contigo.— murmuró Ojos grises en cuanto miró mi cuaderno.

—Si, yo también.— miramos a Noah y May que se habían quedado parados en la puerta.

—Si, nosotros iremos a la sala por cualquier cosa.— May tomó el brazo de Noah y en sus ojos se observó un destello de felicidad. Se fueron dejando la puerta cerrada y me concentré en él. Agarré mi cuaderno y lo puse en mi estantería, seguida de su mirada.

—Sé que quieres saber más sobre nosotros.— se sentó en el borde de la cama y lo imite.

—No hay un nosotros pero quiero saber eso que dices. El lazo.— murmuré con mis rodillas en el pecho.

—Aun que no quieras, hay un nosotros hace mucho tiempo sólo que tú no quieres sacarlo.— vi como sonrió. —El lazo nos une más de lo que tenemos que estar. Tu sólo podrás beber mi sangre al igual que yo. Tampoco puedes dejarme porque te cansas de mí, jamás te cansaras de mi. Si nos separan, nos queda un sentimiento de dolor en el pecho que no nos deja vivir. Al poco tiempo la mayoría de las almas mueren.—

—¿Y sí tú mueres, yo igual?—

—Si. La otra alma no puede vivir o muy pocos sobreviven. Los vampiros más viejos son los que saben de estas cosas.—

—¿Cuántos años tienes?—

—Diecinueve.—

—Años reales.— rodé los ojos.

—Mil trescientos catorce.— mi respiración se cortó.

¿Mil trecientos años? Debería estar muerto o momificado.
¿Cómo es que pudo sobrevivir todos esos años? Yo me mataría a mi misma porque debe ser horrible pasar toda una vida buscando a tu otra alma. ¿O habrá tenido otras?

—¿Asustada?— interrumpió mis pensamientos poniendo una mecha del cabello chocolate detrás de mi oreja.

—Impactada.— sonrió.

—¿Por qué?— bajé mis rodillas y me giré a su dirección.

—Besé los labios más viejos del mundo. Es asqueroso.— lanzó una carcajada.

—No fuiste la única.— subí mis cejas. ¿Cuántas chicas han pasado por esos labios? —Siento tus sentimientos. Es otra habilidad que tienen algunas almas. Si estás en peligro, me los haces saber. Cuando gritas o cuando yo grito, vemos donde estamos por segundos y nos ubicamos entre nosotros.— es decir, mintió cuando me salvo la primera vez. —Y ahora siento que estas... celosa o...—

—Con ganas de vomitar.— miré sus ojos y vi diversión en ellos.

—Pruébalo.— su mano agarró la parte trasera de mi cuello y pegó sus labios con los míos.

Con su otra mano sujeta mi cintura y me empuja contra la cama. Hace varios días no sentía sus labios. Me besó fuerte obligándome a que le responda. Mordió mi labio, tanto que me dolió y luego de segundos, sentí un sabor metálico.

—Quiero tu sangre.— susurró a milímetros de mi boca. Lamí la sangre que me brotaba y al verme también lo hizo.

—Basta.—

—Shh...— besó otra vez mis labios y esta vez me rendí.

Dejé que haga lo que quiera con mis labios. Dejé que sujete mi rostro para devorarme y dejé que su lengua entrara para torturarme. Odio admitir que me vuelven loca sus labios. Lo necesito cerca y conmigo. Lo necesito cuando quiera.

Sentí una sensación extraña en mi estómago. ¿Eran las ganas de vomitar o era felicidad?
No lo sabía pero lo que si sabía es que mientras mi corazón lata, él tratará de alterarlo tanto como quiera.

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