22. ¿Cómo es eso posible?
Capítulo 22.
Lo miré conteniendo la respiración pero al segundo escuché pasos a lo lejos de nosotros. Se estaban acercando.
—Skyler apúrate, ven aquí.— murmuró desesperado. Miré a Noah quién me negaba con la cabeza.
—No tengo opción Noah. Lo lamento.— trató de levantarse pero yo caminé hacia Ojos grises.
—Acerca tu muñeca a mi boca.— sentía miedo y estaba nerviosa. Todas estas criaturas son reales y yo también era una combinación entre ellas. —Confía en mi, tomaré lo necesario.—
Pasó su lengua por los labios y desvíe mi vista hacia otro lado mientras acercaba mi muñeca a sus labios.
Sentí dos pinchazos en ella, el dolor que embargó en todo mi ser, fue horrible. Era como una corriente de hielo que pasaba por mis venas y no terminaba. Escuché los pasos más cerca y yo estaba más débil. Me sentía débil y pesada.
—Bas.. ta...— gruñó Noah desde el suelo y eso me hizo entrar en razón. Vi que Ojos grises pasaba su lengua por la herida que esta inmediatamente sanó pero no regeneró más sangre y había perdido una gran cantidad.
—Gracias, amor.— rompió las sogas con su fuerza sobrehumana y fue lo último que escuché antes de caerme pero sus brazos agarraron mi cintura.
—Llévala a la camioneta.— mis ojos se abrieron un poco.
—Antes debo terminar con ese desgraciado.— murmuró enojado y me dejó en una esquina.
La puerta se abrió y de allí entró un vampiro con algo tan brillante de color plateado.
Veía todo borroso, Noah trató de levantarse pero estaba débil mientras que Ojos grises luchó con ese vampiro. May, con pocas energías, se levantó caminando hacia mi y agarró mi cintura.
—Las llaves.— murmuró cansada y Noah las sacó de su bolsillo.
Ojos grises desvió su mirada a nosotras con desesperación mientras trataba de que ese vampiro no lo asesine.
—¡Llévatela!— le gritó a May.
—Noah fíjate sí esta despejado.— Noah, ya un poco energizado, salió por el pasillo pero lo atacó otro vampiro.
—¡Corran cuando les diga!— sacó sus garras y le arañó el rostro. El vampiro intento morder su cuello pero Noah puso su antebrazo en el cuello de él y con su mano libre, la enterró en su pecho y seguramente para arrancar su corazón.
—¡Ahora!— dejó caer el cuerpo y siguió con otro. Mientras caminábamos, miré a Ojos grises que esquivo la daga y su mano desapareció en el pecho del vampiro.
May me llevó por el pasillo para luego dirigirnos hacia donde habíamos entrado. Por suerte no nos topamos con ningún vampiro así que ella se armó de valor y abrió la puerta. Estaba la camioneta y no había nadie.
Respire con dificultad mientras que mis ojos se cerraban. Mierda me sentía inútil.
No vi nada, ni cuando May me entró a la camioneta ni cuando Noah gritó que nos largáramos pero no iba a dejarlo.
—Ayuda a Noah. No podemos dejarlo.—
—Nosotros debemos protegerte.— Ojos grises salió con un brazo bañado de sangre pero no había señales de Noah.
—Llámalo.— May le hizo una seña para que se acerque. —¿Puedes ayudar a...Noah?— susurré cansada.
—No, Skyler. Has venido a un lugar donde te quieren muerta, Noah lo sabia.— un sentimiento de rabia se formó en mi interior.
—No sé para que mierda vine a buscarte.— con las pocas fuerzas que tenía, abrí la puerta y me sostuve de esta. Yo iré a buscarlo.
—Te irás de aquí.— habló enojado.
—¡Quiero ayudar a Noah!— grité como pude y su semblante cambió.
—Solo quédate aquí hasta que vuelva.— antes de irse me dejo un beso en la frente y con eso último se dirigió otra vez adentro del edificio.
—Sky sube.— me senté con cuidado y dejé que mis pesados parpados se cierren.
Creo que habrán pasado unos minutos y escuche un fuerte quejido a lo lejos. —Déjalo atrás de la camioneta.— sentí la voz de May lejana pero no sabía a quién le estaba hablando.
—¡¿Por qué le hiciste eso?!— ese era Noah.
—Dame las gracias.— quería reír por como se trataban pero no podía mover nada.
—¿Sigue... con pulso?— Noah habló entre quejidos.
—¿Te piensas que soy capaz de asesinarla?—
—A estas alturas no sé que pensar de ti.—
—Pues que eso no se te cruce por la cabeza. Porque yo matar a la única que me regresó el alma, no sería capaz.— con eso último dejé de escuchar.
¿Le regrese su alma? ¿Cómo es eso posible?
[*]
Sentí un olor a té fresco y mi estómago sonó. Me dolía la muñeca y no la sentía del todo bien.
Supe que estaba en una superficie blanda y seguramente era una cama. ¿Será mi cama o la de otra persona?
Abrí levemente mis ojos, había luz por toda la habitación y a un lado estaba sentada... ¿Zoe?
—Buenos días bella durmiente.— sonrió cariñosa y quise golpearla. ¿Cómo que bella durmiente?
—Hola.— me senté en la cama y miré a mi alrededor. Si, era mi habitación.
—Ten. Es un té para calmar los nervios y el dolor. Pronto mejorarás.— me tendió la taza con un líquido oscuro y la miré con la ceja levantada.
—Quiero ver a mi madre.— si estaba en casa, significa que Ellen también.
—Tu madre esta muerta.— frunció el ceño y entendí a que no sabía a lo que me refería.
—Quiero ver a Ellen ¿Dónde esta?— traté de levantarme pero me lo impide.
—Debes descansar. Todavía estás un poco débil.—
—No me digas que hacer. Quiero ver a Ellen.— en ese momento se abre la puerta dejando pasar a Ojos grises.
—¿Puedes calmarte? Se te escucha por todo el edificio.— Zoe se levantó dejando la taza con su contenido en mi mesita de luz y salió de la habitación. Ojos grises ya se había cambiado de ropa, llevaba una camisa oscura con jeans claros y sus zapatillas negras. Ya no había rastros de sangre en su brazo.
—¿Dónde esta Ellen?—
—Aquí.— murmuró y no entendí.
—¿Con nosotros? ¿Esta aquí en el departamento?— cuestione levantándome.
—Si, Skyler.— intenté caminar hacia la puerta pero me maree. Él se acercó para sujetarme la cintura.
—Debes tomar ese té.—
—No tomaré nada que no sea hecho por Ellen. No confío en esa bruja.— agarré mi cabeza. Era un punzante dolor que atravesaba mi cerebro.
-¿Skyler?- sentí su suave voz en el pasillo y me solté de su agarre para ir con ella.
Ellen estaba allí parada con el ceño fruncido. No lo pensé dos veces y me tiré arriba de ella. La abracé lo más fuerte que pude, la había extrañado y sentía un hueco cada vez que ella no estaba o no sabía donde estaba.
Ella me rodeó con sus brazos y sentí su cálida sonrisa pegada en mi hombro.
—¿Qué ocurre, Sky? Estuvimos juntas todo el tiempo hasta que te desmayaste y llame a Dylan para saber que ocurría contigo. Además, trajo a tus amigos que estaban preocupados. ¿Por qué no me dijiste que tenías tantos amigos?— suspire en su hombro. Odio que la hipnotice.
—Sorpresa.— sonreí a medias y ella acarició mi mejilla.
—¿Estás mejor?— asentí y miró detrás de mi. —Has lo que Dylan te diga. Él sólo quiere cuidarte.— susurró en mi oído y la ira que sentí en ese momento era inexplicable. —Me iré unos minutos. Debo llevarles unos papeles al jefe, pero nos vemos en la cena.— depositó un beso en mi mejilla y se retiró del lugar.
—¡¿Por qué carajos haces que ella sepa algunas cosas que no debe saber?!— miré sus ojos y estos estaban tranquilos.
—Primero: toma el té y luego hablamos.—
—No tomaré una mierda. Esta bien que quieras hacerle olvidar que no estuve aquí pero no esta bien que le pongas ideas surreales en su cabeza.—
—¿Ideas surreales? ¿De qué estás hablando?—
—¿Has lo que el señor idiota diga? ¿Esa no es una? ¿Era tan necesario?—
—Ellen debía saber de mi existencia. No puedo venir aquí a escondidas para verte. Sí ella me descubre, llamaría a la policía y no quiero mundanos en mi vida.—
—No me interesa lo que quieras en tu vida, pero con ella no te metas porque es la única que me crío y educó durante toda mi infancia. No quiero ni que la mires o la toques ¿De acuerdo?— le explique detenidamente lo que no quería que haga con Ellen pero algo en su mirada me hizo frenar el hablar. Sus ojos reflejaban dolor. ¿Qué le dolía?
—¿Sky? ¿Estás bien?— fui a la sala y estaban May, Noah y Jean sentados en el sillón.
—Si ¿Ustedes están bien?— miré a May que tenía la mirada hacia abajo y Noah estaba con su brazo en el hombro.
—Estamos bien.— sonrió con los labios sellados y me senté al lado de Jean.
—Perdón por no estar allí.—
—No te preocupes. Fue una perdida de tiempo.— murmuré mirando hacia donde estaba Ojos grises.
Me arrepiento de haber llevado a Noah y May. Podían haber muerto pero lo único que se, es que el impulso de saber donde estaba Ojos grises, me hacia tomar malas decisiones.
—¿Por qué te arrepientes? ¿Por ir a un lugar donde te quieren como esclava y hacerte sufrir? Si deberías arrepentirte, por poco le facilitas el trabajo a esas personas y tus amigos no quisieron hacer nada.—
—¿Piensas que a mi me dejarían ir a pelear con vampiros? El consejo sólo te quiere cerca de ella pero Skyler no. Sí por mi fuera daría todo para salvarla. Es la única que puede ayudarnos a controlar el mundo oscuro.— habló Noah completamente enojado.
—¿El consejo? ¿Qué consejo?— cuestione y Jean sujeta mi mano.
—Es un grupo de vampiros viejos y jefes de las manadas más antiguas junto con los espíritus de las brujas. Cada uno rige diferentes reglas para su especie y en el grupo de vampiros, cada vampiro que encuentre su otra alma deberá cuidarla y protegerla con su vida.—
—Entonces él... él...— mi cabeza iba a explotar.
—Si, Sky. Eres mi otra alma.— sus ojos me veían con diversión pero yo estaba confundida y aturdida.
—Es...¿Por qué yo?—
—Yo no lo decido. Lo hacen los vampiros o directamente nuestras almas. Claro, yo no tengo una pero antes de convertirme el destino me impone mi otra alma.—
Cerré los ojos. De todas las mujeres del puto mundo, tuve que ser yo la otra alma de un vampiro idiota e insoportable.
—Creo que es de vampiros esta pregunta pero... ¿Por qué no dejo de sentir la necesidad de...?—
—¿Estar conmigo? Es por que estamos unidos. Nuestras almas se llaman y el lazo de tu corazón se une profundamente con el mío, aun que este muerto.— sonrió mordiendo su labio.
—Y ahora que ambos bebieron su sangre, ese sentimiento de necesidad se hizo más fuerte.— habló Noah.
—Por eso no querías que la tomara.— negó con la cabeza.
—Ibas a morir. No había opción.— se excuso Ojos grises.
—Pero ¿Por qué con tu sangre? Podías haber traído otra sangre. Lo hiciste con ese propósito.— cubrí con mis manos mi rostro.
—No tomarás otra sangre que no sea la mía.— murmuró enojado y lo miré incrédula.
—Skyler, debes tomas el té. Sólo así recuperarás las fuerzas más rápido.— Zoe apareció con la taza de nuevo y rodé los ojos.
—No tengo necesidad de recuperar mis fuerzas más rápido de lo normal, lo haré del modo humano y... ¿Por qué piensas que eres bienvenida aquí? Solo porque seas la espía de ese imbécil no te da derecho a entrar a mi departamento.— señale la puerta y me miró asustada.
—Sky, ella nos salvó en el hospital y ahora quiere ayudarte.— Jean se levantó del asiento y lo observé confundida. ¿Por qué la defiende tanto?
—Esta bien Jean. Me iré.— juntó su pequeña mochila y una camperita.
—Te llevo.— susurró y me regaló una mirada de enfado.
—Jean puedes irte bien a la mierda. Ahora defiendes a la metida.— me comenzaba a enfadar y no sabía por qué. Era un sentimiento muy fuerte.
—Skyler ¿Estas bien?— Noah se levantó y tocó mi hombro.
—¡No me toques imbécil!— me aparte bruscamente y Zoe se regresa.
—Esta teniendo uno de sus ataques.—
—¿Qué tipo de ataque?— preguntó Ojos grises mirándome preocupado.
—Uno humano. Como los que tenía a principios de la adolescencia.— todos estaban mirándome y me molestaba. La sensación de ira no se iba por mucho que lo intentara. Todos esperaban algo de mi que ni siquiera se como manejarlo y recién me entero que Ojos grises es mi otra alma. ¿Si yo muero él también?
—¡Váyanse! ¡Ahora!— grité eufórica.
—Yo me quedo.— habló May mientras se levantaba y pasaba por delante de mi.
—¡Dije que te fueras!— sentí sus garras en mi nuca y luego habló en mi oído.
—Basta Skyler.— no sentí nada más. Me desmaye en cuanto me soltó.
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