17. ¿Qué ocurre contigo?
Capítulo 17.
—La fiesta de primavera se realizará el día viernes y necesito colaboradores para decorar el gimnasio. Por favor, repórtense en secretaria o con la profesora. Los alumnos que tengan notas bajas deberán hacerlo obligatorio.— apuntó la profesora a un grupo de la clase que reía a carcajadas.
—¡Señor Tyler! Usted será el primero en la lista.— gritó y el morocho le guiño un ojo.
—Como usted quiera señora.— mordió su labio y sus ojos se plantaron en mi. Lo estaba observando porque me parecía ridículo los chicos así. Sarcásticos e irrespetuosos.
Moví mi vista a la pizarra y copie todo lo que decía. No iba a ser colaboradora. Es aburrido. Además debía acoparme de mis problemas que parecen no tener solución. Son como callejones sin salida.
—Skyler, el director le llama.— levanté la mirada hacia ella y emití un bufido.
¿Qué quiere?
Junté mis cosas dentro de la mochila y me dirigí hacia allí. Caminé por el pasillo vacío ya que todos estaban en clase y me topé con la puerta del director.
—Adelante.— abrí la puerta y lo encontré sentado detrás de su escritorio con muchas carpetas. —Siéntate.— fui hasta la silla y puse mi mochila sobre mis piernas en cuanto me senté.
—¿Para qué me llamó?— miré su rostro y él se acomodó en el asiento.
—El jefe de su tutora ha llamado. No podrá estar en su departamento hasta las 17:00 pm por lo tanto me consultó si te podrías quedar en la escuela y le sugerí que te podrías quedar ayudando a decorar.—
¿Por qué Ellen no quiere dejarme sola? Siempre lo hace cuando esta trabajando. ¿Tendrá algo que ver con esa carpeta?
—De acuerdo.— me levanté de mi lugar.
—Espere señorita, usted puede decirme si algo ocurre en casa. Nuestra responsabilidad es por el alumno y su bienestar.— levanté mis cejas.
—¿Por qué lo dice?—
—Decía que ella se sentía agotada y no podía salir del trabajo para cuidarte. Ya hemos recibido este tipos de llamadas donde el niño se queda en el instituto...—
—No sé en lo que esta pensando pero creo que no estamos en la misma pagina.— lo interrumpí. Parecía entrometido.
No creo que Ellen haya dicho algo de tener problemas en el trabajo o conmigo. Ella era muy ordenada y organizada con respecto a sus pertenencias y más en los casos muy delicados. Cuando se tratan de bebés recién nacidos u otros temas. Y con sus compañeros de trabajo nunca hubo ningún disturbio. Siempre era profesional o estilizada.
Se escuchó un bullicio en el pasillo, como muchas personas alentando a algo porque estaban gritando enérgicamente. El director se levantó de su asiento para abrir la puerta. De esta entró un fuerte ruido y con ella mi perdición.
Olía a sangre.
El director se fue adentrando al circulo de personas al igual que yo. Había dos chicos peleándose, pude reconocer a Ojos grises y el otro era...¿Tim? ¿Tirón?
—¡Vamos Tyler!— no pude recordar el nombre pero era él.
Ojos grises lo tenía agarrado de la camisa y se defendía con su puño derecho mientras que Tyler volvía a ponerse de espaldas para que sus golpes se estropearan.
El director agarró de la campera a Ojos grises y le gritó en la oreja. Él se detuvo aun que Tyler se quería aproximar a Ojos grises pero me adelante para tomarlo del brazo y empujarlo lejos de allí.
—¡Johnson! ¡No se meta!— Tyler me observó enfurecido y se limpió el labio. Giré mi vista a Ojos grises y vi algo en su rostro que se me era imposible de explicar.
—¡Los dos, a mi despacho!— gritó, llevándose de la campera a Ojos grises que no me dirigió la mirada en ningún momento.
Desde la última vez que estuvo en mi habitación todo se convirtió en una historia ridícula. No me busca como antes o intenta hablarme, o aparece de la nada y me lleva a algún lado.
Ya había pasado una semana. Noah me había estado entrenando un poco, él me entiende y eso me reconforta pero a Ojos grises no le agrada.
May sólo me observa desde los pasillos, en varias ocasiones quiere salir un tema de conversación pero Noah siempre está por allí. Literalmente me salva de las cosas.
Los alumnos de los pasillos se dispersaron y comenzaron a salir por la puerta principal. Yo tenía que ir al gimnasio para decorar toda esa mierda. Es aburrido.
Abrí las puertas y habían muchas mesas con papeles y cajas. En las gradas habían estudiantes "de apoyo" porque no estaban haciendo nada y algunas hojas y flores colgadas.
—Hola Skyler, soy Megan, la que esta organizando todo así que, tú te pondrás en la zona de recorte y dibujo ¿De acuerdo?— una chica pelirroja se me acercó y señaló la "zona de recorte y dibujo". Rodé los ojos, una chica ordenándome lo que tengo que hacer. Perfecto. Nada fuera de lo normal. Parece que soy la reina de la obediencia.
Asentí dirigiéndome a la "zona de recorte y dibujo" el cual lo encuentro muy divertido al nombre y cómo lo pronunció. Había sido muy agudo su tono que me produjo un disgusto tremendo. Dejé la mochila en una esquina y me acerqué a la mesa.
Media hora cortando y dejando flores cuando el sonido de la puerta nos interrumpe.
—No te quiero cerca mío. Imbécil.— habló Tyler mientras ingresaba enojado.
Se dirigió a la misma chica y lo puso en la "sección de pegados".
Reí de nuevo internamente ante la reacción de esa chica cuando Tyler le contó por qué estaba allí.
Miré a mi derecha y Ojos grises no había esperado a que Megan le diga donde ponerse, simplemente ocupó el lugar.
—¿Qué ocurrió— pregunté recortando unos pétalos que había en los modelos.
—Muchas cosas.— juntó otros pétalos.
—¿Cómo cuáles?—
—Una chica me esta provocando.— tosí en ese momento. No me lo esperaba.
—Mmm...— murmuré recortando otra vez.
—Es muy callada y ortiva.—
—¿A sí?—
—Demasiado. Me provoca con otro chico y lo sabe.—
—Lástima.— apreté los labios.
Ahora que recuerdo, yo le estaba preguntando acerca de Tyler pero si quería contarme sobre eso, estaba en todo su derecho. Ya no me hablaba mucho, lo cual era extraño. Quizás evitaba verme y pensar en lo que ocurrió pero si no fuera así ¿Por que me evita? Esa vez me dijo que no quería que muera. ¿Acaso si no tomaba la sangre iba a morir?
—Igual te preguntaba acerca de Tyler.— subí mi mirada en dónde estaba él ahora pero no se lo encontraba muy contento.
—Molestaba a la chica que me provoca.— dejó las flores.
—¿A que te refieres?—
—Sabes a lo que me refiero.—
—¿Qué es lo que...?—
—¡Sky!— gritaron y vi que era Noah. Genial, me voy.
—¡Aquí estoy!— levanté mi mano para que me alcance a ver y sonrió. Quería venir hacia mi pero Megan lo interrumpió preguntándole si era alumno y esas cosas. —Permiso.— me dirigí a Ojos grises pero no me cedía el paso. —A un lado.— miré sus ojos pero su mirada estaba fija en Noah. —Ahora.— entrecerré los ojos en cuanto no me hacía caso. Este chico no tiene solución.
Iba a salir por el otro lado pero me agarró de mi brazo izquierdo y en cuanto me volteo sus labios estaban siendo presión con los míos. Los movió rápido para que respondiera pero yo sólo quería separarme.
Mordí su labio y sonrió para luego separarse.
—¿Qué ocurre contigo?— golpee su pecho y me alejé con mi mochila.
Que me haya besado la primera vez y le haya correspondido no significa que puede besarme en cualquier momento.
Todos en el salón estaban prestando atención a nuestro show y miré a Noah.
Él estaba completamente confundido y sorprendido, pero le hice una seña para que nos vayamos. Ya no me interesaba Ojos grises. Espero que nunca más se entrometa.
—Dieron un lindo espectáculo Sky. Debiste ver las caras de tus compañeros. Fueron épicas.— ladeó una sonrisa y yo reprimí una carcajada.
—Tuviste el asiento a primera fila.— salimos de la escuela para ir por su motocicleta.
—Como siempre.—
Manejó hasta su casa en las afueras. Él había llamado al director para que me quedara más tiempo en la escuela. No podía pasarme a buscar antes e hizo eso. Si, es un completo idiota.
El sol ya estaba cayendo y eso me frustraba, porque en cuanto lleguemos tendríamos que ir a la habitación sin aire, literalmente. Era una caja con una pequeña ventana.
—Déjame.— me había olvidado que tenía a Noah en mis brazos. —Sé que soy sexy pero tendrías que respetar a tu futuro cuñado.— me sentí extraña, no sé si estaba hablando de él y May o de mi y su hermano.
Jean se comportaba muy cariñoso cuando estaba cerca y eso no estaba bien. No quería nada con él y no me haría cambiar de opinión.
—Recuerdo perfecto que tú no querías que tuviera nada con tu hermano.— bajé de la moto mirándolo.
—Estaba hablando de May. No dejaré que salgas con mi hermano, él no debe estar con tipas como tú.— levanté las cejas.
—May no es mi hermana y ¿Tipas como yo? ¿A qué te refieres?—
Abrió la puerta de su casa y dejó mis cosas en el sillón. Luego caminó hacia la habitación sin aire y prendió las luces.
—Digo chicas como tú porque tú tienes un deber. No eres ordinaria, y un lobo con una híbrida como tú no puede estar saliendo a citas románticas.—
—Pues, infórmale a tu hermano, ya que siempre esta cariñoso.— murmuré enojada por lo que había dicho.
Sé que ahora soy una chica complicada pero no estoy conforme con ello. No pedí ser una estúpida vampiro/mujer lobo.
—Lo sabe perfectamente y no se rendirá hasta que le demuestres lo contrario.—
Se colocó los guantes al igual que yo. Jamás me vi haciendo ejercicio por mi voluntad y la verdad es que es frustrante. Me canso mucho, pero sorprendentemente me recupero rápido.
—Comencemos con lo del otro día y luego aprenderás a controlar tu velocidad.—
Una pregunta se instaló en mi cabeza.
¿Cómo sabía tanto de vampiros y de cómo entrenarlos?
Asentí sin hacer problema y comencé a desquitarme chocando mis nudillos con sus guantes.
—¿Estás pensando que es Dylan o May?— preguntó luego de un rato, masajeándose las muñecas.
—En nadie.— tomé el resto de la botella y salté en mi lugar.
—Es en Dylan.— aseguró volviendo a ponerse los guantes.
—Es en tu cara, idiota—- me atreví a pegarle con una patada y fue un error.
Jean, estaba detrás nuestro, o más bien, mío. Al girar con mi pierna al aire, golpee su rostro con mi rodilla y cayó al suelo inconsciente. ¿Cómo pudo mi rodilla hacer eso? Noah se acercó a él y lo levantó en sus brazos.
—Yo...Noah...— no me escuchaba, sólo camino hacia la camioneta de Jean y lo subió.
—¡Sky, sube!— gritó de afuera y agarré mi cabeza. La había cagado.
Subí e inmediatamente manejó hacia el hospital del pueblo. Unas enfermeras salieron de allí con una camilla y la misma señora de la otra vez. Era Mimi.
¿Ella era doctora?
—¿Qué ocurrió?— Noah trató de explicarle que fue un accidente pero Mimi estaba muy asustada. Se fue directo a la sala donde estaba Jean y ahí se quedó.
Media hora había pasado y Noah seguía sin hablarme. Mierda, sólo lo había golpeado accidentalmente. A no ser que le haya quebrado el cuello pero no lo creo posible.
—Supongo que el golpe fue fuerte pero...— me interrumpió.
—Skyler, estábamos entrenando tu velocidad y fuerza que es incomparable a la nuestra. Tienes dos genes. ¿Acaso sabes lo que en verdad eres?— me susurro enojado y volvió a caminar por los pasillos tomándose de los pelos. Tiene razón. No sabemos lo que hacemos conmigo, solo lo habitual que él hace con sus otros subordinados hombres lobos. Hace un rato había llamado a alguien por el teléfono pero no sabía a quién.
Yo seguía sentada en las sillas de espera con mis manos juntas. Sí no hubiera estado atrás de mi nada de esto hubiera pasado.
Jean, eres idiota.
—¿Dónde está?— levanté la vista. ¿Qué hacia él aquí?
Sus ojos me miraron y se tranquilizaron.
—Llévatela y des memoriza a los enfermeros. Jean se curará rápido con los medicamentos pero no hay que cometer ninguna distracción.— miré indignada a Noah. ¿En serio se había enfadado conmigo?
—¿Lo llamaste para que me llevara? ¿Acaso venimos aquí por los medicamentos? Me has asustado, creí que...—
—No. Venimos aquí para ver si no le rompiste el lado izquierdo de su cabeza donde esta su oído. No seas ridícula.—
—¿Así que es mi culpa? ¿Por eso llamas a... sabes que? Me voy.- dejé mi enojo en ese hospital y pasé por el lado de Ojos grises.
Que la verdad no sé ni para que vino... un momento.. .Noah.
Él dijo que lo llamó para que des memorice a los enfermeros.
¿Des memorizar? ¿Cómo puede hacer eso?
Sentí que alguien agarró mi brazo y me detuvo bruscamente. Era el de seguridad.
—Dylan no permite que te vayas sin él.— fruncí el ceño. Miré hacia atrás y él estaba con los ojos brillantes. Luego me sonrió cuando tomaron su color natural. ¿Pero que carajo?
—Te quedas aquí, espérame.— salió en busca de los enfermeros e indignada me cruce de brazos. No me siento bien.
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