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16. ¿Cambios?

Capítulo 16.

La respiración se me había cortado. ¿Mi último cumpleaños? ¿Beber sangre? ¿Mis cambios? ¿Poderes? Esto debe ser una maldita pesadilla. ¿Debo beber eso para convertirme? 

No. No voy a tomar una maldita gota de sangre.

¿Sky? Sé que es muy impactante pero debes hacerlo, si no lo haces, mínimo durarás una semana. Los cambios son fuertes.— seguía sin contestar. Sky, por favor, te conté como me convertí...no quiero que ocurra lo mismo contigo. No quiero que te sientas perdida. cerré los ojos.

¿En qué mierda me había metido?

—Noah...no puedo...— un fuerte dolor en la cabeza me interrumpió y lancé un gruñido.

Escuché que Ojos grises maldijo y me quito el teléfono. Su voz se oía lejos pero sabia que estaba en la habitación, podía ver vagamente su sombra. Mi cabeza, ojos, oídos e incluso dientes me dolían. Era una sensación horrible, pero de repente, sentí un olor... un olor delicioso. ¿Era dulce o salado? No lo sé, pero si olía así de rico, debería saber delicioso.

Abrí los ojos y me encontré con una herida del brazo de Ojos grises. Me aterré completamente y me aleje asustada.

—Por favor, bebe.— susurró agarrando mi mano. —Por favor.— suplicó mirando mis ojos y no supe que hacer.

No quiero. ¿Beber sangre? ¿Beber su sangre?

—¡No!— traté de levantarme pero él agarró mi brazo y me acorraló en la pared.

—¡Sólo hazlo!— acercó su brazo a mi boca y me corrí hacia la derecha.

—No... no... no quiero esto.— susurré.

—Skyler, mírame.— mordí mis labios y miré esos ojos que me hacen perder. —Sólo una gota, por favor.— tragó duro al verme aterrada.

—No quiero esto...— susurre temblorosa. Sabia lo que significaba beber sangre. Era el inicio de las tres etapas y no quería vivirlas. No cuando aun no acepto la verdad. 

—No quiero que mueras.— acercó sus labios a mi frente y dejó un dulce beso que duraron unos cuantos segundos haciendo que el aire vuelva a mis pulmones.

Con un nudo en la garganta, acerqué mi boca hacia su herida. No puedo creer que este haciendo esto.
Posé mis labios sobre su sangre y fue sorprendente el modo en que sabía, era completamente delicioso.
¿Cómo puedo estar pensando en esto?
Mi estómago no se sentía vacío, ya no quería comer cualquier cosa, solo quería esto.
Y... esto sonará raro pero su sangre era sumamente deliciosa. Era dulce algunas veces. Simplemente riquísima. No quería parar.

—Sky...esta bien.— quiso alejar su brazo pero yo seguía bebiendo de su herida. —Skyler.— apartó su brazo con brusquedad y yo me quedé estática, observandolo.

¿Qué estaba haciendo? Llevé mis manos a la cabeza, estoy loca. Mi vida esta loca y yo también.

—Tranquila, estas bien.— me abrazó mientras yo estaba procesando todo esto.
Si soy vampira, debo darme cuenta, pero ¿Tomar su sangre no tiene consecuencias?

Flashback.

Sólo quiero que sepas que yo soy humano. murmuró y fruncí el ceño.

¿Qué iba ser si no?

Flashback.

¿Él era humano? ¿Él de verdad era un simple humano? Entonces, ¿Por qué sabe tanto de esto? ¿Cómo es que sabe de Noah y May?

Flashback.

Por que si y ya. Suéltame. miró mis ojos y estos brillaron. ¿Qué carajo?

Olvida esto. me soltó y yo relajé mis músculos.

Flashback.

—¿Tú eres... humano?— susurré en su pecho.

Sólo quiero a alguien que sea humano. May ya es mujer lobo, Noah es hombre lobo, y Ojos grises... ¿Humano?

—¿Cómo te sientes?—

¿Por qué cambiaba de tema?

—Respóndeme.— subí mi mirada a sus ojos con temor.

A lo que no entiendo. ¿Por qué cambio radicalmente cuando él esta cerca de mi? Siempre estoy nerviosa y soy sensible. No me gusta ser así, con él o sin él. Odio sentirme así. Él me pone así.

—Sky...— comenzó a vacilar.

—Respóndeme.— su mano acarició mi mejilla y luego apoyó su frente con la mía.

—Skyler, no hagas esto.— susurró y levemente me separe.

—¿Qué no haga qué?— suspire en cuanto se alejó. ¿No es humano?

Flashback.

Sentí unos golpecitos en mi hombro derecho y giré mi cabeza. Había una chica morocha que me miraba fijamente, lo cuál causó que frunza el ceño.

Gracias. se escuchó detrás de esta. Puedes irte. la chica pestaño dos veces y me sonrió para luego darse vuelta y salir de la escuela.

Flashback.

Ese día en la escuela. Ese día, Ojos grises...¿Le había ordenado a ella que me buscara?
¿Lo hacía con sus ojos? ¿Tenía... poderes?

—Será mejor que laves tus labios. Ellen se confundirá al verte así.— bajó la manga de su camisa mientras yo trataba de levantarme. No tenia sentido discutir ahora. Me sentía tan cansada y pesada como al principio, pero ahora sé que no estoy muriendo.

—¿Puedes ayudarme?— susurré cerrando los ojos. Caminó otra vez hacia mí y me tomó en sus brazos.

—Me dirás que eres en algún momento.—

—Soy Dylan, amor.— sonrió en el trascurso que me hizo suspirar por su idiotez.

Puse mis brazos alrededor de su torso y me levantó sosteniéndome de mi cintura. Al estar tan confundida y estresada por estos cambios, me quedé unos minutos abrazada a él. 

—Me encantaría quedarme así pero tienes que irte a bañar. Ellen llegará pronto.— susurró en mi oído y bajé a la realidad.
Ay Ellen, si supiera por lo que estoy pasando.

Me separe levemente y me dirigí a mi cama, apoyé mis codos en mis rodillas y mis manos en el rostro. Si Ellen supiera esto, me trataría de loca y me llevaría al psicólogo.

—Oye, mírame.— saqué las manos de mi rostro y él ya estaba frente a mí. —Llámame si necesitas u ocurre algo, por favor.— tenía la mirada de preocupación que me hizo cuestionar el por qué de su inclinación a mi, parecía importarle. —Te ves tan sexy con sangre en tus labios.— comentó arruinando todo pensamiento moral que tuve.

—Y tú te ves sexy yéndote de mi departamento.— sonreí sarcástica en cuanto escuché las llaves de Ellen.

Sonrió mientras negaba con la cabeza y se levantó, no sin antes dejarme un corto beso en mis labios. Lo miré con odio mientras me dirigía al baño, si Ellen me ve con sangre en la boca, pensaría que estuve a las piñas.

—Te gustó.— se fue a mi ventana riendo.

—Te odio.— cerré la puerta pero logré escuchar su maldita risa.

No quiero ni verme al espejo. No quiero ni pensar en lo que hice. No quiero ni imaginarlo. Mierda, esto es tan irreal.
Me saqué la ropa y la puse en el cesto, abrí la ducha y esta comenzó a correr agua caliente.

Cerré los ojos en cuanto entré a la ducha. No quiero ver la sangre correr por el agua. Era asqueroso y muy horrible.

Jamás recé, jamás pedí por algo, jamás creí en la figura que muchos humanos aman, en Dios. Si puede que haya existido pero nunca creí completamente.
Y estás criaturas fueron genéticamente modificadas, el primer vampiro debió estar tan asustado... como yo ahora.
Nunca tuve miedo de mí, pero con estos sucesos que ocurren hoy en día, no sé si mis ataques desaparecerán o se fortalecerán.

Limpié mi cuerpo y cerré la canilla de la ducha. Me sequé con la toalla que estaba colgada y salí para cambiarme.
Directamente me puse el pijama porque no saldría de allí hasta que me digan que ocurriría conmigo. ¿Saltaré hacia un humano y le chupare la sangre? ¿O no haré nada?

—¿Sky? ¿Puedo pasar?— Ellen tocó la puerta y caminé hacia mi cama.

—Si, pasa.— ahora solo espero no saltar sobre ella y dañarla.
Entró a la habitación con cansancio y me observó.

—¿Cómo te ha ido?— se sentó a mi lado con una sonrisa mientras yo trataba de respirar normal.

No sentía ningún impulso en lastimarla, nada. No olía su sangre o no tenía intenciones de beber su sangre. Raro.

—Bien, aprobé matemáticas.— sonreí forzada.

—¿Y el campamento? ¿Fue útil para ciencias?— en ese momento fruncí el ceño.

—Hablando de eso...¿Cuándo había dicho que iba de campamento?—

—Me lo contaste cuando estabas con el muchacho que cenaste pizza.— sonrió y se acercó a mi para abrazarme. —Además, hoy mi hijo me llamó.—
Ese era el motivo de su felicidad, ya me cuestionaba porqué era tan cariñosa.

—Eso es grandioso.— procese la información que me había dado. Noah no la conoce y no fue el único que sabía que íbamos a comer. Ojos grises también estaba allí.

—Necesita decirme algo importante.—

—¿Qué podrá ser?—

—No lo sé. Vendrá mañana temprano y espero que estés conmigo. No quiero estar sola cuando se vaya.— murmuró poniendo sus manos en las rodillas.

—Debes tener tu espacio de madre e hijo, Ellen. Yo sólo estorbare.—

Si me quedo, sólo complicare las cosas. El hijo de Ellen, no es una de las personas con las que quieres interactuar diariamente.
En sí me agrada, pero no sería nada más que su amiga o conocida.

—Skyler.— miró mis ojos insistiéndome.

—¿A dónde más iría?— intenté sonreír y ella también.

—Gracias, por esto. Te dejo descansar y luego nos vemos mañana.— se levantó de mi cama y segundos después cruzó la puerta de la habitación.

¿Qué carajo acabo de hacer?
Su hijo jamás interactuó conmigo, de ninguna manera. Pero todo era por Ellen. Era la única que estuvo para mí, literalmente toda mi vida o eso creo.

[*]

—Pon las flores allí.— señaló el centro de la mesa y la obedecí.

Algunas veces siento pena por Ellen, su hijo no la visita ni llama por algo en particular. No sé si también le dice feliz cumpleaños. Ahora, esta emocionada organizando todo el departamento pero seguramente él ni querrá pasar o le dirá lo que viene a decirle y se irá sin comer con ella o hablar más con ella.

—Me iré a retocar un poco más. Si suena el timbre, atiéndelo.— fue corriendo a su habitación y yo me dispuse a ordenar los papeles de su trabajo.

Agarré una fila de carpetas y las quise dejar en el escritorio que teníamos en la sala pero las primeras dos carpetas se caen al suelo, abriéndose.
Bufé rodando los ojos y me agaché a juntarlas pero un nombre me hace llamar la atención.

Cindy Fields.

Levanté la vista por si venía Ellen pero no se acercaba nadie. Hojee algunas páginas y leí algo increíble.
"La señorita Fields fue vista por un pandillero a una hora muy tarde de la noche. Afirma que ella estaba hablando con un hombre mayor pero ambos tenían los ojos brillantes y las manos muy grandes. Luego apareció una mujer  y largó un humo negro, dichas personas habían desaparecido luego de eso. Se le hicieron pruebas de alcoholismo o drogas al pandillero pero se lo encontraba limpio. Pese a eso, su testimonio no procedió."

¿Humos negros? ¿Hombre mayor? ¿Manos grandes? ¿Ojos brillantes? ¿Pero qué carajo es todo esto? Escuché el timbre y pasos apresurados. Tomé la carpeta y la deje bajo el sillón, la otra la deje sobre la pila y me levanté normal. ¿Por qué la tiene Ellen?
Ellen caminó hacia la puerta y soltó un suspiro en cuanto la abrió.

El mismísimo Harry estaba parado allí con el mismo rostro. Para colmo el niño nunca cambia su expresión. Venía vestido con unos jeans y vans, camisa y chaqueta de cuero. 

—¿Cómo has estado Harry? Te he extrañado mucho.— se abalanza hacia él abrazándolo pero su hijo solamente pone una mano en su cintura. Me molesta que no respete o quiera a su madre. —Ven, pasa.— se adentran en el departamento y él me observa.

—Hola Harry.— camina hacia la mesa del comedor y se sienta. ¿No me saludó? Miro a Ellen y ella me regala una sonrisa nerviosa.

—¿Quieres comer o...?—

—Necesito dinero.— la interrumpe mirándola duro. Fruncí el ceño, me voy a ofender si no come el pollo al horno de Ellen porque es riquísimo.

—Hijo...—

—No puedo explicártelo porque te decepcionarías más de mi. Solo... solo dámelo.— miré a Ellen y esperé a que ella lo regañe pero no hizo nada, simplemente fue a su habitación y seguro a buscar el dinero.

—¿Puedes tener un poco de respeto o sentimientos hacia tu madre?— camino hacia él hasta ponerme en frente.

—No tienes por qué meterte. Es mi madre.—

—Es la mujer que me cuidó desde que nací. Y no me gusta que su propio hijo la trate como una billetera.— crucé mis brazos en cuanto vi que se levantó.

—No puedes opinar niña. Cállate.— se acercó a mi, mirándome con sus ojos marrones.

—Cuando ya no la tengas, te arrepentirás.— susurré mirándolo enojada y él estuvo a punto de golpearme pero antes de que impacte en mi rostro la frené sosteniendo su muñeca con la mano izquierda. Me sentí rara. Fue con una velocidad y fuerza impresionante. Jamás la había sentido.
Me observó unos segundos hasta que su madre volvió y se apartó de mi.

—Harry.— le estaba por entregar un sobre y este animal se lo arrebató de mala gana. Cerré los ojos. Odio a este tipo.

—Nos vemos, Ellen.— caminó hacia la puerta.

—¿Para qué es el dinero?— Ellen ya tenía los ojos luminosos. Signo de querer llorar.

—Te dije que...—

—Sólo dime. No dejaré de quererte como un hijo ahora. Siempre lo serás.— Harry se ve nervioso y se dirige a la puerta.

—Serás abuela.— desaparece detrás de esta y la cierra.

Aún puedo escuchar los lamentos de Ellen, las suplicas, las peticiones, por un largo tiempo y eso me enfada. Cierro los ojos tratando de controlar mi respiración. Tengo un sentimiento raro. ¿Furia? No lo sé. En este punto ya no sé nada. 

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