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13. La verdad.

Capítulo 13.

¿Qué era lo que escuché?

—No...no Ellen...—

Sky estoy en medio de un papeleo muy importante pero luego te llamaré. ¿De acuerdo?

—Pero Ellen no hay ningún campamento.—

Sky basta de bromas. Estás con el profesor Chang de Ciencias y con tus compañeros, así que pon atención.

—Ellen.— empecé a respirar agitado.

Luego nos vemos. cortó la llamada y yo me quedé sin respirar.

Ella piensa que estoy en otro lugar y con mis compañeros de clase. ¿Ya era día de clase? ¿Quién le dijo eso?
No... no entiendo.

¿Por qué ella estaba en la oficina si antes estaba de viaje? ¿Tan rápido paso el tiempo?
El profesor Chang si era de Ciencias pero por lo que recuerdo no había dicho nada sobre un campamento a fines de Marzo.

Y si hubiera un campamento ¿No debe llenar una maldita ficha donde esta todo lo que haríamos?
Agarré mi cabeza mientras trataba de respirar pero mi vista se volvía negra.
¿Ahora me ocurre esto?

Cerré los ojos en cuanto mi mente se dirigía a otro lado.
Ahora estaba en medio de la cuidad, las personas me evadían mientras caminaban. El cielo estaba nublado, signo de que lloverá en algún momento.
Todavía tenía mi osito en las manos.

Una mano apareció de repente en frente mío. La tomé y seguimos caminando por la acera. Había muchos negocios por todos lados, librerías y mercados.

Su mano era cálida y era de un hombre. Lo supe por su tamaño y por la textura. Lo que no sabía era quién podía ser y a dónde me llevaba.

—¡Sky!— escuché que me llamaban pero seguía viendo las vidrieras.

Eran hermosas, con vestidos y zapatos hermosos pero vi que una mujer se nos acercaba y se agachaba a mi estatura, sonriendo me abrazó. Ahora que lo recuerdo, era la misma mujer que había hablado en mi otro recuerdo.

Me alzó y comenzamos a caminar, pero cuando giré mi rostro para ver al señor que me había traído, ya no estaba. No había nadie en su lugar y seguramente era el mismo chico que no puedo ver su rostro por alguna extraña razón.

Lo último que sentí, fueron las pequeñas gotitas de agua que comenzaban a mojar mi vestido y el cabello de esa señora.

Mi vista no se lograba acomodar por lo tanto cerré los ojos muy fuerte. Me dolía la cabeza y eso no era buena señal. Antes me dolía la cabeza cuando personas hablaban y ahora, en este recuerdo, no habló nadie.

—Skyler.— me llamaron.
—Despierta.— susurró cerca de mí y abrí los ojos como pude.

Una sonrisa y unos ojos alegres me recibieron. Era Ojos grises.
¿Me encontró ¿Otra vez?

—Estás bien, tranquila.— acarició mi brazo derecho.

Lo miré extrañada mientras mis piernas querían moverse. Estaba en una cama y él sentado a mi costado.
¿Cómo...como hace esto?

—¿Por qué estás aquí?— susurré.

—¿Por qué no lo estaría?— escuché una risita. —Ten, supongo que quieres esto.— me mostró la mochila y yo la deje en el suelo.
No voy a preguntar como la obtuvo porque no me dirá.

—¿Qué ocurrió?—

—Te desmayaste. ¿Has comido algo?— preguntó apartándose de mí.

—Mmm... no.— ahora que lo recuerdo, no había ingerido nada en ningún momento.

—Si hubiera sabido como estabas, hubiera venido antes.— murmuró.

—¿De qué hablas? ¿Dónde estoy?— me senté en la cama mirando sus ojos.

—Estamos en la casa de Noah y yo vine a recogerte.— habló serio y fruncí el ceño. Antes de que pueda contestar la puerta se abre dejando pasar a Noah y... ¿Jean?

—Despertaste.— sonrió y escuché una queja de Ojos grises.

—Noah...¿Puedes explicarme qué esta pasando?—
Creo que le tengo más confianza de lo que puede decir a Noah, que a Ojos grises.
—¿Está es tu casa?—

—Te explicaré cuando él...— lo interrumpí.

—No, dime ahora ¿De acuerdo?— hablé enojada. Odiaba que todos me dijeran que Ojos grises sabe mas de lo que muestra.

—Sky, yo puedo decírtelo.—

—Entonces ¿Cómo me encontraste?— me miró fijo a los ojos pero no respondió.

—Eso yo no...— lo interrumpí.

—Estás aquí pero parece que hablo con una pared porque nunca respondes algo de lo que quiero saber.— dije lo que tenía acumulado hace bastantes días.
Me entero de cosas y los que me las cuentas dicen que debería preguntarle a Ojos grises.

—Vete Dylan. No quiere que estés aquí.— murmuró Noah cruzándose de brazos y apartándose de la puerta.

—No decidas por ella...— se dirigió a él de una mala manera pero lo interrumpí.

—Noah tiene razón. Nadie te quiere aquí.— me crucé de brazos en el momento que volteaba su rostro para verme.

Estaba algo confundido pero a la vez me entendía. Sabia que él no me decía nada y eso me molestaba, sin embargo, él no trata de explicarlo. Se levantó y cruzo la puerta con pasos seguros haciendo que Jean tirara la bandeja de comida que me traía. El clima se había vuelto pesado. Por una parte no quería que sea así pero si él no trata de ayudarme a entender, es mejor que se aleje.
Mi estómago sonó hambriento y Noah rio.

—No te rías de mi desgracia.— Jean dejó la bandeja a un costado y lo observé. Tenía una expresión deprimente o enojada consigo mismo.

—Vete Jean.— habló enojado Noah y él sin mirarlo salió de la habitación.

—¿Qué le ocurrió?— mastique un poco del sándwich y fue la gloria.

—Lo regañe cuando dijo lo de tus padres.— se sentó en mi lado izquierdo de la cama y me observo comer.

—¿Qué eres suyo para reprimirle?— esquive el tema de mis padres y tome el jugo.

—Soy su hermano mayor.— casi me atraganto.
¿Hermano mayor? Jamás dijo algo de un hermano menor, ni siquiera May.

—Entonces...¿Puedes responder lo que te preguntaré? ¿Sin evadir ninguna?— miré sus ojos para que sepa que habló en serio.

—Te lo prometo.— esto se volvió interesante.

Tenía una lista.
No sabía si debía empezar por lo de May o Cindy, con lo Lisa u Ojos grises.
O con ese...ese lobo que había afuera de casa, o con los supuestos vampiros que quieren matarme.

—¿La señora de la casa es tu madre?—

Recordé que esa señora me tenía sumo respeto y no sé si era por ser mujer o porque sabía lo del supuesto mandato.

—Mimi. Digamos que sí.— sonrió, seguramente recordándola.

—¿Dónde estamos?— comí otro sándwich.

—En las afueras del pueblo.— es decir en un campo.

—Tú vives aquí pero recuerdo que a mi me trajeron unos...— me detuve.

—Prosigue.— me miró alentándome a que continúe y me debatí en hacerlo. ¿Sabrá de los vampiros? ¿Qué al parecer son reales? Su hermano parecía estar convencido.

—Te sonará alocado pero me trajeron unos sujetos que eran... eran vampiros.— terminé el sándwich esperando su respuesta pero lo único que hizo fue acomodarse.

—Sky, los vampiros son reales.—

—Noah, son seres que existieron hace bastantes años. No pueden simplemente regresar. Tu hermano dijo lo mismo. ¿Qué cuentos le cuenta Mimi?— hablé nerviosa.

—Existen y también los lobos.— miré sus ojos para asegúrame si era una broma pero estaba bastaste serio.
—El que viste en la carretera, era yo, Sky.— murmuró y sentí mi pulso acelerarse.

¿Noah un lobo? ¿Un hombre lobo? ¿Y... y puede transformarse así de la nada? ¿Tiene control? ¿O no lo tiene? ¿Es por eso que vive tan lejos?
Me levanté de la cama y me alejé de él. Esto... esto es irreal.

—No te haré nada, siéntate. Confía en mi Sky. No te haré daño.— se quería acercar a mi pero yo me alejaba.
—Lo juro, si pudiera dañarte ya lo abría hecho ¿No crees?— seguí respirando agitado. Es cierto, si fuera "malo" ya me hubiera matado.

—Tu...tu eres un lobo.— susurré más para mi misma y luego abrí los ojos. May no sabe esto.

—Si pero tranquilízate, no te haré daño, soy humano ahora ¿De acuerdo?— se sentó en la cama esperando a que lo siga pero solo me limité a asentir.
—¿Qué te dijeron esos vampiros?— mi estómago sonó otra vez y miré el último sándwich.

—Ellos...ellos me dijeron que era hija de una vampiresa y un alfa. Que si vivía complicaría todo. Es extraño porque la única que tuve a mi alrededor fue Ellen. No recuerdo nada sobre alguien contándome eso o ni siquiera a mi madre.— le explique la verdad.

—Lamento decirte esto pero mi hermano tenía razón. Ellen no es tu madre.—

—Eso lo sé, no soy estúpida pero ella me crío y me cuidó.— lo miré enojada y él levantó las manos.

—No te enfades.-—sonrió y yo rodé los ojos.
Aun que sea lobo, sigue siendo el mismo.

—¿Desde cuando sabes de los vampiros y lobos?—

—Cuando era pequeño, mis padres salieron de viaje y jamás volvieron, me dejaron con Jean siendo un bebé y Mimi era nuestra mucama pero ella era la que mayor tiempo pasaba con nosotros.— me senté en la cama otra vez y lo observé relatarme.
—Con mis dieciocho años ya cumplidos, me dirigía a una fiesta pero sentí cambios en mi cuerpo, estaba hirviendo y me dolían los huesos. El auto se desvió y choqué contra un poste pero cuando salí disparado del vidrio, no era yo. Era una bestia horrible y gigantesca. Lo único que pude hacer fue correr hacia el bosque mas cercano y quedarme allí. Esperando a que ocurra un milagro.— terminé el jugo.

—¿No dañaste a nadie?— crucé mis piernas.

—No que yo recuerde. Pero cuando me volví humano otra vez, un señor estaba parado al lado mío. Me dijo que lo acompañe y me dio ropa y comida, me habló sobre lo que me estaba pasando y desde allí supe que yo y mi hermano no éramos hijos de esas personas que nos dejaron, sino que ya éramos así genéticamente. Nos habían adoptado y somos hijos de una familia lobo en Inglaterra, pero jamás nos dignamos a ir.—
Se acostó en la cama con sus brazos detrás de la cabeza.

—Eso es... fuerte. Deberías buscarlos, por lo menos tu si puedes saber quienes son. Yo estoy en... la nada misma.—

—Te ayudaría pero tampoco tengo alguna pista de tus padres— asentí.

—¿Y qué ocurrió con May?— cambie de tema y él rio.

—Chismosa.—

—Debes responderme, yo tengo la maldita intriga en mi sangre.— sonrió cerrando los ojos.

—May. ¿Qué te puedo decir? Sí. Salimos hace bastante tiempo pero no era una relación normal. Ella fue amiga de Cindy y Lisa en esos tiempos. Conocía a Noel y sabía perfectamente lo que podían hacer esas dos mejores amigas. Nos conocíamos de pequeños y en la preparatoria la invite a salir, iba todo normal hasta que en una fiesta me emborraché demasiado y terminé besándome con Cindy que en realidad era Lisa.—

Fue como un balde de agua lo que dijo en ese momento.

—¿Tu eres el chico que vio Noel? ¿El que supuestamente se besó con Cindy pero era Lisa?— pregunté extrañada y sorprendida.

—El mismo. Pero desde allí May no me dirigió la palabra, no solo me besé con ella, sino que me acosté con Lisa. Me arrepentí al instante pero May no me perdona. Y esta en lo cierto, no la culpo.— sentí asco por él porque me llevó a la casa de Lisa, simulando estar todo bien pero yo no sabía nada de esto.

—Con razón May se enojó en la cafetería cuando le conté a dónde me habías llevado.—

—Y por eso me golpeó ese día, también. Supongo que después de la escuela vino a mi casa y me dijo todo lo que tenía guardado.— sonrió.

—¿Y qué hiciste?— puse la bandeja en una mesita.

—La besé.— se levantó de la cama y me sonrió.

—¿Te regresó el beso?— pregunté sorprendida.

—Si pero cuando nos separamos me golpeó de nuevo y dijo que no me acercara a ella. Obviamente no le haré caso.—

¿De acuerdo? Era cierto cuando dijo que su relación no era normal.

—Noah...te haré otra pregunta y necesito que sea de vital importancia tu respuesta. Es importante.— hablé con cuidado mientras me acercaba a él.
—¿Es verdad que soy una "princesa"?— se tomó sus minutos para responder.

—Lo único que conozco de ti, es que eres hija de un alfa, que en una manada sería un jefe y la vampiresa era una chica ordinaria que por las noches cazaba. No sé muy bien como se conocieron o cómo pudiste nacer pero lo que sé es que eres su hija y tienes poderes que nunca antes se han visto. Por eso quieren matarte. Eres peligrosa sino los controlas.—

No quería esto. No pensaba en esto. Jamás en mi vida deseé algo así, ni siquiera lo creía.
Eran mitologías raras que nadie había visto.
Cuando las investigué hubo muchos videos falsos sobre sirenas, lobos, vampiros, duendes y brujas, pero jamás lo creí posible. 

Noah me observó un poco perdida y se acercó a mi, estrechado sus brazos para abrazarlo.
En este momento no me importa porque necesitaba uno. Necesitaba a alguien que me abracé y me diga que es una broma, porque esto aún sigo sin creérmelo.

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