Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

12. Sola.

Capítulo 12.

Mis ojos y mi cabeza me dolían. Mi garganta se cerraba y comencé a respirar desesperadamente en busca de aire. Tosí varias veces por respirar el polvo del suelo y me senté. 
¿En qué momento me dormí o me desmayé? Vi que mis piernas ya no tenían las cadenas. ¿Había sido real las cadenas? ¿Algo de lo que viví anteriormente fue real o fue un sueño?

—Te desmayaste.— levanté mi mirada asustada y era un chico que estaba sentado en una silla.
Era morocho y de piel blanca, ojos claros, casi mieles y llevaba puesto una chaqueta con pantalones negros.
¿De dónde había salido la silla? Ni puta idea. Al ver que no tenía las cadenas, junté mis piernas y me corrí hacia la pared. Ya no sé que puede ser real y que no.

—¿Qué es lo que está pasando?— pregunté susurrando. 

—No dejaremos que asumas tu mandato. Sin ti, podríamos ser libres.— sonrió con sus dientes blancos, parecía el gato de Alicia en el País de las Maravillas.

—Pero...pero no sé de que hablan.— junté mis manos y fruncí el ceño.

—Tú eres una hija de una vampiro y un alfa, niña. Pero que yo soy un libre vampiro.—

¿Él dijo qué?

—Tú...¿Tú eres un vampiro?—

Si había investigado bien los vampiros bebían sangre humana y si es posible las mataban pero ¿Son reales? ¿De verdad son reales? ¿Los de la otra vez también lo eran?

—¿Quieres que te lo demuestre?— sonrió de lado y observó mi cuello.

—No, no, no...— cerré mis ojos esperando a que alguien llegue.
Si no me mataba la Manegra, lo hará él. Estoy segura.

—¿Asustada princesa?— rio.
Claramente lo estaba.

—No sé nada de lo que hablas ¿Puedes contarme...cómo es que yo soy así?—

—Tendrá que contártelo tu tan querido guardián...— lo interrumpí.

—¡No den vueltas, joder!— grité y enseguida él se levanta enojado.

—No vuelvas a hablarme de ese tono niñata.— agarró mi cuello con una mano y lo apretó.
—Deberías saber que aún sigues siendo humana y tengo la suficiente fuerza para asesinarte de un apretón.— sonrió.

—¿Lo harás?— aseguré mientras cerraba los ojos.

—No. Te morderé.— sonrió y acercó su boca a mi cuello. 

—¡No!— quise sacarlo de encima pero era muy fuerte y no podía ni sostenerme yo misma.

Mis piernas se movían para golpearlo en algún lado pero no había resultado.

—Espera...no...— comenzó a lamer y eso me dio ganas de vomitar. Mordió con cuidado una parte y me desespere.
—¡No!— grité fuerte, desgarre mi garganta, que provocó un eco en la habitación y mientras lo hacía sentí un pinchazo en mi pecho.

Con mi grito él se separo, agarrándose los oídos y mirándome enojado.
De mis ojos querían salir lágrimas porque no quería que me muerda esa cosa.
No puedo asimilar que es un vampiro.

—Maldita.— abrió la puerta y salió dejándome sola.

¿Qué...qué ocurrió con mi grito? ¿Tenía sensible las orejas?
Necesito saberlo. Si es así, podría usarlo .

—¡La maldita lo llamó!— gritó alguien detrás de la puerta y me dirigí a la silla.

La tiré por todos lados para que pueda romperse así lo usaba como arma.
La pateé y casi se rompe, la tiré otra vez hacia la pared con la poca fuerza que tenía y se rompió una pata.
La agarré y esperé a que abran la puerta.

Unos pasos se escucharon detrás de esta, al parecer estaban corriendo pero un fuerte golpe se escuchó y la puerta se abrió.
Era otro chico, moreno y quería acercarse a mi pero fui mas rápida y lo apunté.
Me quedé sin respirar, él se había abalanzado hacia mi cuando había apuntado, el pedazo de madera se clavo en su estómago cubriendo mi mano de un liquido negro.

Se desplomo en el suelo quejándose y tratando de sacárselo, pero antes de que lo haga, abrí la puerta y salí de allí.
Era un pasillo largo y estrecho, no había luces por lo tanto estaba todo oscuro.

Comencé a caminar hacia mi derecha ya que de allí se escuchaban ruidos y gritos.
Ahí estaba la salida pero también el peligro.
Me asomé por una columna y pude ver como cuatro personas intercambiaban palabras entre ellos, como armando un plan.

A lo lejos vi una puerta, debe ser la puerta principal. Escuché como gritaba el sujeto de la habitación anterior y los cuatro se voltearon. Era mi oportunidad.
Corrí lo más rápido hacia la puerta y al momento, sentí que me seguían. Pero era más rápida o eso supuse.

Observé que más adelante había una camioneta negra y no había nadie alrededor.
Corrí hacia su dirección y me metí en ella, tuve tiempo de arrancar pero cuando quise manejar, una persona se había metido por la ventana del copiloto y agarró mi brazo derecho con una fuerza impresionante.

Pisé el acelerador y la camioneta comenzó a andar en la calle de tierra, mientras que el chico seguía con la parte trasera afuera del auto.

Maneje el volante con la mano izquierda y no puedo creer que no me estrelle con un árbol.

A lo lejos vi un puente. Miré al sujeto que ya había roto mi ropa, y me cuestione en matarlo contra el puente o dejarlo pasar.

Una mano suya se dirigió a su parte trasera y sacó un arma. ¿No se suponía que eran vampiros?
Abrí los ojos, me iba a matar.
Antes de que lo haga pisé el acelerador con mi pie izquierdo y a mi pierna derecha la saqué de su lugar para pegarle una patada en la cara. Si lograba que se cayera, tal vez no sufra mucho chocando con el puente.

Seguí pateando se cabeza y luego su hombro, a lo que se soltó y en el momento que pasaba por el puente, chocó su cuerpo con este. Mi cabeza giró inmediatamente al frente, tratando de no ver como había quedado su cuerpo.

Mierda. Maté una persona.

Una persona esta muerta.

Mis ojos se nublaban mientras manejaba sin rumbo. No sabía donde estaba, qué lugar podría ser. El puente marcaba una división pero no sabría entre que ciudades.

Mi teléfono estaba en la mochila y no sé donde la habrán dejado, no sé donde mierda estaba mi mochila. En esta camioneta no estaba y eso me complica.

Seguí manejando por el sendero mientras observaba los costados. De acuerdo. Esto es terrorífico y estoy sola ahora.
Escuché un ruido en los arbustos de mi izquierda y temblé. Seguro era un conejo, sí. Era un conejo.

Miré por el retrovisor y no había nadie, no sé por que no me habían seguido.
¿Qué estarán esperando? ¿Qué grite otra vez? Eso me hizo pensar. Mi grito le aturdió a ese chico, por lo que es una defensa personal.

¿Le dolió porque...era vampiro? Entonces... ¿Qué soy yo?

—¡Los vampiros no existen!— hablé exaltada y escuché un golpe detrás de la camioneta.

No. No ahora.

Mire por los espejos pero no lograba encontrar nada. No había nada en esos lugares y me aterraba aún peor.
Hasta que enfrente del camino había un perro...no, no era un perro...era una cosa peluda y gigante. Muy gigante y horrible.

Pisé el freno asustada, esa cosa no se movía y yo trataba de no tocarla con la camioneta.
Quedé dura en mi lugar mientras observaba esa criatura. Esto no puede estar pasando. Sé perfectamente lo que es pero me niego a creerlo.

Estás cosas no existen.

—Me temo que estás equivocada.— habló una voz a mi izquierda y grité del susto.

Moví mi cuerpo lejos de la ventana y lo observé.
Era un chico normal y corriente, pelirrojo y con algunas pecas. Camisa abotonada y ordenada, tenía una cálida sonrisa a la que no devolví. Estaba asustada hasta la mierda.

—Los vampiros existen. Lamentablemente.— mordió su labio sonriendo y hasta ese momento no me había dado cuenta de su piercing en el lado izquierdo.

Miré hacia el frente y el perro gigante se había sentado. Estaba sentado. No estaba apunto de saltar sobre la camioneta para romperla y comerme. Estaba sentado. Normal. Como cualquier perro.

—Sal de allí. No te haremos nada.— se apartó de la puerta y miré detrás de él. Había una casa de madera y vidrios con una señora fuera de esta. Seguro la dueña.

Abrí la puerta con cuidado de no ser atacada por nada de ese lugar. Si es posible, a este punto le tenía miedo a las plantas.
El chico caminó frente a mi para guiarme pero mi vista volvió hacia ese perro, que ya no estaba.

—Oh Jean, gracias a Dios seguiste los consejos de tu hermano.— habló la señora hacia ese chico.
Por lo que sé, él se llama Jean y vive en medio del bosque. ¿Qué hago? ¿Por qué confío?

—Jamás le hago caso, Mimi. Lo hice porque quise hacerlo.— sonrió ingresando a la casa y yo me quedé parada afuera.

—Pasa querida. ¿Qué fue lo que te sucedió?— la señora me empujó hacia adentro de la casa pero igual no caminé. No los conozco y no sé por qué me ayuda. —¿Quieres comer o beber algo?— preguntó desde la cocina.

Miré mi alrededor y había plantas en masetas, alfombras, sillones cómodos, una chimenea bastante vieja pero seguramente era útil. Había una estantería con bastantes libros y adornos antiguos por lo que podía descifrar.
En el medio había una mesita ratonera con un florero y delante estaba la TV gigantesca con una Play Station debajo.

—Siéntate cariño.— habló la mujer mientras sonreía.

Miré el sillón con duda.
¿Y si querían secuestrarme otra vez? No. Eso es ridículo.
Ella estaba siendo amable y el otro chico me estaba trayendo un jugo de naranja con sándwiches. ¿Y si tenía veneno?

Mi estómago sonó. No recuerdo haber comido antes.

—La princesa tiene hambre.— rieron pero yo los miré.
¿Cómo...?¿"Princesa"?

Flashback.

—Pero...pero no sé de que hablan.— junté mis manos y fruncí el ceño.

—Tú eres una hija de una vampiro y un alfa, niña. Pero que yo soy un libre vampiro.—

Flashback.

¿Alfa?
El alfa era como el presidente de los licántropos. Él mandaba sin importar qué. Ponía leyes y decidía por el bien de la manada. Por lo que me hacia una especie de princesa.

Entonces ellos saben lo que soy. Miré los ojos de Jean. Él sabe lo que soy. La mujer sabe lo que soy.
Me levanté del sillón sin agarrar un maldito sándwich aun que tuviera hambre y me quise dirigir a la puerta pero me lo impidieron.

—Tranquila, no te haremos daño.— tragué saliva.

—Esos vampiros son reales y te quisieron hacer mal ¿no? Nosotros no somos vampiros.— Jean alzó las manos indicando que no tenía nada en su poder.

—Los vampiros...no son reales y...esto no esta pasando. No existen.— traté de alejarme de ellos pero se acercaban.
—¡No se acerquen! Necesito...necesito llamar a alguien.— murmuré agarrando mi cabeza.

—¿A quién quieres llamar si no tienes padres humanos?—

—¡Jean!— gritó la mujer.
Lo miré furiosa porque yo si tenía a Ellen, que era como mi madre.

—Si no sabes de que hablas, te pido que no opines de mi vida porque no me conoces.— caminé otra vez hacia la puerta.

—Por favor quédate. No queremos que te hagan daño. Eres especial.— suplicó la señora ignorando al estúpido de Jean.
—Te daremos el teléfono, ven.— agarró mi mano y me sacó de esa habitación.

Íbamos a la cocina, donde ella me dejó allí y salió a buscar algo en otro lugar.
Regresó luego de unos segundos mirándome sonriente y me entregó el teléfono.

—Avísame si necesitas otra cosa.— giró sobre sus talones antes de que contestara.

Miré el teléfono. Si llamo a Ellen ¿Qué le diré? ¿Qué fui secuestrada por supuestos vampiros? Ni sé cuantos días habían pasado desde que no salía a la luz del sol.
Marqué su número, esperando a que atienda y me entienda lo que quiero decir.
Si llamó a May, estaría en la misma posición.

¿Hola?

—Ellen, soy yo.— cerré los ojos en cuanto soltó un suspiro.

Me estaba preguntando cuando me llamarías otra vez. escuché una risita.

—Verás, no estoy en el departamento. En realidad...—

Oh, lo sé Sky, estás en un campamento con tus compañeros de curso.— se escucharon papeles y supe que estaba en la oficina.

¿Ella dijo que estaba en dónde?

~~~~

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro