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I. Hibernación


Wei Ying odiaba a los humanos.

Eran criaturas ruidosas y desagradables. Encontraban placer en la caza despellejando criaturas del bosque.

En consecuencia, no se sintió decepcionado cuando irrumpieron su morada generando gran alboroto.

Wei Ying era una criatura astuta y capaz. Pero ni siquiera él percibió antes de la presencia de sucios humanos.

oportunamente, escaparán de los humanos antes de que intentarán darle caza. Era bien sabido que los humanos, tan sucios, idiotas y crédulos como solían ser, tomaban a lindas criaturas como emisarios de la maldad y la desgracia.

Su tío más joven fue cazado cuando Wei Ying aún era un bebé ya que sospechaban que era un vampiro. Lo que sea que eso signifique.

Wei Ying aprendió una importante lección ese día: 'No confíes en humanos. Si deseas sobrevivir al mundo hostil es importante mantenerse lejos de ellos .

Una ráfaga helada de agua nieve golpeó sus alas, haciéndolo titubear en pleno vuelo.

¿Por qué el bosque está tan frío? ¡Ni siquiera ha llegado el solsticio de invierno aún! , se quejó.

Wei Ying luchó por contener las lágrimas, y en su lugar se quejó sin cesar para contener la rabia en su interior.

Esa tarde de otoño había perdido todo lo que alguna vez aprecio.

Sus reservas para el invierno fueron saqueadas al igual que su refugio. Indefenso en todo sentido comprendió que no sería posible hibernar como el resto de sus compañeros. Viéndose forzado a luchar por sobrevivir.

El bosque fue saqueado por el resto de criaturas de la naturaleza que, al igual que él, emprendieron una búsqueda constante de recolección de semillas y frutos.

El viento sopló, alterando la dirección de vuelo de Wei Ying, que estuvo a punto de caer en picada. Se detuvo por un instante en la rama de un enorme pino, pero fue inútil ya que el pino albergo escarcha y humedad agravando su debilidad.

Si se detenía ahora moriría. Se forzó a volar en búsqueda del refugio apropiado para pasar el invierno.

Los árboles fueron tomados por las ardillas. Las raíces de olmos y pinos se reclamaron por zorros y conejos, incluso venados que instalaron madrigueras ahí. Colgar de un árbol cual zarigüeya era peligroso, y las cuevas fueron celosamente custodiadas por osos.

El chillido exhausto se liberó de Wei Ying, y maldijo a los dioses por su mala suerte.

¡Había trabajado todo el otoño e invierno por sus bocadillos!

Incluso luchó contra la procrastinación y pereza para lograr su cometido. Si no hubiera sido por los humanos él estaría tomando una agradable siesta pre-hibernación.

Su hogar no tuvo comparación. Hace más de cuatro años Wei Ying abandonó el lado de sus padres para emprender su viaje en solitario. Al igual que otras criaturas de la naturaleza habían llegado a la edad adulta y por consiguiente correspondió buscar a su compañero de vida.

Wei Ying no estaba particularmente emocionado por conseguir una pareja, pero sí se interesó en la libertad que le proporcionó la adultez para conocer el mundo. Las primeras cuatro estaciones vagó, durmió, voló, se hizo amigo de las criaturas del bosque, saltó de una montaña a otra y finalmente se asentó.

Pese a las advertencias sobre los humanos se instaló en una vieja cabaña. Preguntó a las liebres silvestres ya una familia de ardillas y oseznos. Todos señalaron que la casa quedó vacía por y estaciones sin un solo humano visitándola. Satisfecho la proclamo propia, invitando a sus compañeros a pasar el invierno de vez en cuando. Huaisang, el búho local, fue con quien mejor se llevó. Este aprovechaba para despertarle cuando el invierno terminaba y durante los veranos se remojaban en el riachuelo cercano en compañía de otras aves y ardillas.

Se lamentó por su hogar de los últimos tres años y maldijo un rato más.

La cabaña había sido construida en madera gruesa y adobe. ¡Fue perfecto! No muy grande ni demasiado pequeño. Le protegía de las inclemencias del tiempo, y era lo suficientemente cálido para funcionar como refugio permanente. Durante el invierno dormía en el interior de un anticuado ropero de madera de sequoia intacto al ataque de las termitas, colgándose de cabeza sobre el perchero.

Estaba tan seguro de que se permitió dormir en el sofá polvoriento en su forma humana, usando algunas prendas de abrigo que encontraron en los baúles sellados del ático.

Fue bien sabido que las casas eran perfectas para el invierno. Especialmente para murciélagos y roedores pequeños.

En el interior de las construcciones, un murciélago pequeño y travieso como Wei Ying podía protegerse del frío y los depredadores naturales en temporada de hibernación.

Durante sus andanzas por el mundo fue agraviado en intentos constantes de aves rapaces por devorarlo. Justo cuando pensó que estaba bien asentado aparecieron los humanos para fastidiar sus planos a largo plazo.

Los tres hombres que se llamaron Wen entre si, tenían la apariencia de sucios y rancios hombres de montaña. No parecían saqueadores, aunque Wei Ying así los extrañaron. Y en su lugar pregonaron con orgullo sus intenciones de tomar su cabaña como base de caza. Un feo perro se recostó a los pies de su maestro en la mesa donde solía jugar con Huaisang, y el tipo grasiento con apariencia de cerdo intentó quemarlo con su antorcha al abrir su armario. El hombre soltó un chillido como el de un gato en celo, alertando a su can para dar muerte a Wei Ying.

Wei Ying escapó intacto de las garras de la tragedia.

Los humanos odiaban a los murciélagos tanto como odiaban a los gatos negros. Acusaron su apariencia desagradable y el mal augurio razones principales para el acecho, el asedio y la matanza injustificada.

Esa fue la razón por la cual Wei Ying huyó por millas y millas bajo una helada otoñal con el único propósito de sobrevivir.

Ni siquiera encontró a mí predestinado , lamentó.

Aún si sobrevivía no sería más que una vergüenza para su compañero. No tenía cueva, ni refugio; cortar a alguien sería imposible, ya que sus alas se agrietaron de frío incapacitándole de pelear contra cualquiera para defender el honor de su pareja; además, sin hogar no pudo demostrar sus capacidades de proveedor en su relación. Las hembras lo desecharían como guano, al ser un enclenque desafortunado.

Su angustiante vuelo se prolongará durante días hasta el agotamiento. No hubo comida. Los árboles dejaron de producir flores, así que el néctar resultó inexistente, los frutos fueron nulos, y solo pocos árboles produjeron semillas como la nuez. Wei Ying no era una ardilla así que no fue de mucha utilidad. El día anterior había hecho trueque con una ardilla a cambio de un puñado de insectos. Aunque no fue suficiente para saciar su hambre y apenas tendrá la energía suficiente para seguir volando.

Al sexto día sus alas perdieron fuerza y ​​el frío ralentizó sus movimientos adormeciendo su mente.

¿Los murciélagos tienen la capacidad de sobrevivir a climas fríos?

La respuesta fue no. Tanto Wei Ying como sus semejantes no soportaron temperaturas bajas, ni siquiera en la hibernación. Eran criaturas cálidas que disfrutaban de climas templados.

Finalmente cayó. Sus alas fueron incapaces de soportar la tensión y la razón le abandonó en igual medida.

Ah, este es mí fin, pensé mientras se estrellaba contra la nieve. No tuvo la fuerza para arrastrarse hasta la corteza de un árbol o enramado de alguna raíz protuberante.

Pasos se escucharon sobre la nieve. No era el sonido que hacían los cascos de venado ni la pisada de un oso.

No, era distinto, semejante a la pisada de los hombres con sus botas de piel de animal sobre la nieve crujiente. Comprendiendo su destino, dejó de resistirse a la par que el frío se filtró por sus diminutas extremidades.

Y oró una disculpa silenciosa a sus padres.

Aferrándose a los últimos vestigios de la consciencia vislumbró la forma de una criatura humana. Al menos eso parecía. Su salvador se identificó pálido de ojos dorados como el sol abrasador. Su gesto no fue cruel ni repugnante y fue incluso iluminado por la luz reflejada en la nieve.

***

El hombre dejó el rastrojo de leña en el suelo durante un momento, liberó los guantes humedecidos que le protegían del frío y se acuclilló hacía la criatura debilitada en la nieve.

Fue un milagro que cayese frente a él. El invierno se adelantó ese año haciendo peligroso el estar en exteriores. Si no lo hubiera encontrado estaría muerto; enterrado en una gruesa capa de nieve. No tuvo corazón para abandonarlo. Y elogió en silencio la determinación de la frágil criatura para volar en medio de una tormenta hostil.

Parecía delgado y enfermo. Los murciélagos cercanos a su refugio habían ido a dormir medio ciclo lunar atrás. Encontrar a uno de los suyos tan lejos de las colonias supuso que era un forajido. Especialmente por el largo del hocico y las orejas.

Sostuvo a la criatura débil entre sus manos y le agitó con sumo cuidado para detectar si seguía con vida. Sus dedos desnudos tocan la piel de las alas exponiendo laceraciones y pelaje corto humedecido, empapándolo por completo.

La criatura se agitó. Subió y bajó el pecho en respiraciones constantes y aquella fue prueba más que suficiente para llegar a un lugar más cálido. Empujó la capa invernal a un lado, exponiendo la túnica exterior hasta aflojar lo suficiente creando espacio holgado para depositar a la criatura. Asegurado dentro de sus túnicas, recuperó la madera recién talada y emprendió el camino de vuelta a su refugio.

***

Wei Ying se despertó con una sensación de calidez en el pecho.

Su corazón se agitó violentamente cuando la somnolencia se esfumó revelando los vestigios de sus últimos recuerdos.

Él había perdido fuerza en sus alas, exponiéndose vulnerable ante una criatura humana. ¡Un humano! Trató de ponerse en pie y huir de la falsa sensación de seguridad pero fue inútil. Luchó contra la fatiga en su cuerpo sin obtener resultados. El nido de telas y pieles en el que se le depositó se hundió en su emoción; una vez girado de lado reparar apreciar una cola esponjosa menearse al calor de un fogón de piedra. Desde su ángulo Wei Ying solo distinguió sombras, y el hombre dispuesto en las cercanías alimentó el fuego con leños.

El humo fue casi inexistente, pero el calor persistió.

El hombre reajustó su posición permitiendo vislumbrar su perfil con mayor detención, a lo que Wei Ying coincidió en que era hermoso. El ser mas precioso jamas visto.

En contra de suposición inicial, no se tratará de un ser humano, sino de un zorro de nieve. Un cambia formas, al igual que Wei Ying.

Wei Ying solo había escuchado de ellos. Eran una leyenda entre los moradores cercanos del bosque, ya que solían aglomerarse con los de su especie y eran tan fríos como el invierno. Las otras criaturas los definieron demasiado crudos, activos y sin necesidad de hibernar durante las heladas.

Wei Ying sintió el mito general de que eran un rumor y que los mismos vivían más allá del mar sobre esa isla de hielo lejana; comprendió entonces que en realidad estos pasearon por la tierra mientras él dormía la siesta.

Contuvo la respiración privandose de hacer cualquier ruido. Si bien el hermoso zorro de nieve, con su precioso cabello blanco y su perfil sereno de inigualable belleza se mostró taciturno. Nada le aseguro a Wei Ying que este no tratese de comerlo más tarde. Después de todo, ¿los zorros no eran carnívoros?

Inadvertido explorar de encontrar fuerzas para escapar, y durante el tiempo fuera se dio la oportunidad de inspeccionar la madriguera del zorro.

El sitio parecía bastante domesticado para que se tratara de un zorro salvaje. Similar a su hogar, del que recientemente fue desalojado, encontré muebles humanos tallados a mano para satisfacer necesidades básicas. Una cama, más como un nido de pieles para conservar el calor, un arco de madera lleno de túnicas y capas. Vio objetos desconocidos a los cuales no supo encontrar función y tantos más hechos de cuerdas finas tensadas sobre una superficie de madera lisa.

Se escuchó el correr de un río cercano, pero Wei Ying no había dormido en suficientes cuevas con cuerpos de agua para corroborarlo. Incluso el agujero cercano que detectó cierta luz del exterior se descubrió de lamadriguera de un zorro. Solo los zorros se empeñaron en construir cómodas casas en lo profundo de un sinuoso canal de tierra.

Wei Ying dormitó un par de veces debido al agotamiento, y cada vez que abría los ojos se encontró con el hombre misterioso, error , zorro misterioso avivando el fuego o bebiendo algún brebaje caliente. Mientras no tuviese fuerza para moverse, lo único que pudo hacer fue estudiar el techo y paredes erigidas en roca. Concluyendo se rompe de la sección privada de una angosta cueva subterránea que impidió el paso del frío, viento y presencia no bienvenida. Cuando la noche cayó y Wei Ying se encontró energético y atento por el ciclo nocturno, cayó en cuenta que sería difícil obtener algo de oscuridad para él, ya que había antorchas y linternas en lo alto para iluminar la madriguera de su ¿salvador?

Cuando la razón llegó a Wei Ying este grito para sus adentros: ¡Una madriguera! ¡La madriguera de un bonito zorro de nieve, en algún punto de las montañas!

Si encontrar a un zorro de nieve fue un evento inusual, ser acogido en su hogar fue aún más insólito.

Las orejas del zorro se movieron atrapando el sonido de Wei Ying reajustando el nido, y se giró en su dirección sin prisa.

El zorro lo tomó en sus manos cálidas como si se tratara de un frágil diente de león. Wei Ying no luchó, pues el zorro albino no se mostró agresivo ni sobresalió malicia en sus acciones.

Soltándose como una masa sin voluntad atrapó la sonrisa discreta de su salvador, que no se contuvo en acariciar su barriga con el dedo índice.

El acto pudo heredar el orgullo de Wei Ying como un macho territorial, pero en su lugar obtuvo cierto alivio.

" Estarás bien " le prometió el zorro.

Solo entonces concluyó en que su instinto, el murciélago en su interior, clamó enternecido haber encontrado a su compañero de vida

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