💉|Capítulo 22.|💉
PAIN–OFF
CAPÍTULO 22.
“RECUERDOS”
PARTE 1.
Normalmente, cuando un paciente se encuentra en estado de coma, o estado vegetal, tiende a tener recuerdos sobre su vida, como una película en la que el cerebro repasa todos los sucesos que ese paciente vivió, ya sean tristes o alegres, que le dieran miedo o diversión. Bueno, Kira no era la excepción.
Independientemente de que estuviese en estado vegetal y que aún así pudiese escuchar lo que su tío o los doctores le decían, también llegaban momentos en los que se perdía por completo de la realidad que sus oídos le mostraban, y se dedicaba a ver la "película" de recuerdos que su cerebro guardaba en el punto más recóndito de su inconsciente. Que, según Freud, siempre está ahí, luchando por salir, pero depende de la persona si acata a esos impulsos o no. Se trata de deseos, sueños, cosas que reprimimos a diario, y sin embargo aveces logran escaparse para manifestarse sin que nos demos cuenta.
Pueden buscar más información por Google académico, no confíen siempre en Wikipedia, mis niños. Su narrador les aconseja para el bien. Pero bueno, no voy a extenderme más, ¿quieren acompañarme a un viaje por los recuerdos de Kira? ¡Genial! El boleto es gratis. Pero será un viaje agitado.
Agárrate los pantalones, o lo que sea que tengas puesto.
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Constantemente, cuando vivía con mis padres, cambiaba de escuela cada medio año, aveces ni siquiera llegaba a los tres meses, desde el inicio de mi vida, todo fue completamente agitado. Era complicado para mí hacer amigos, pero como casi nunca hablaba de mis problemas con mis padres, ellos ignoraban el hecho de que su trabajo y constantes viajes también me asfixiaban. Sin embargo, la única escuela de la que no me cambiaron fue, la academia de danza Sakura, a la que asisto constantemente y actualmente soy parte del equipo de bailarines élite. Es extraño, pero al parecer la inconforme de la mujer que era mi madre si estaba de acuerdo conque aprendiera a bailar un poco.
Casi siempre viajábamos y nos quedábamos en hoteles muy caros por semanas, pero aveces esas semanas eran meses, y al menos en un par de ocasiones que puedo contar con mis dedos, ese mes se convirtió un año...
Estaba en la escuela primaria... Una temporal, como casi siempre lo fueron mis otras escuelas antes de llegar a Kuguginaoka. Era una escuela pequeña en realidad, pero me gustaba. No asistían muchos estudiantes, y tampoco pese a la cantidad limitada de niños no me hacía notar mucho, al menos por algo diferente a mis calificaciones.
Recuerdo bien que justo a esa edad comenzaron a suministrarme calmantes, querían que me mantuviera sedada, para asegurar que no me lastimara, pero en realidad era una situación muy difícil ya que siempre me provocaba el ansia de dormir con mi cabeza sobre el escritorio, mientras mis brazos intentaban recoger la mayor cantidad de oscuridad posible para que fuese más cómodo para mí. Algunos de estos calmantes incluso me hacían dormir por casi dos días, pero, teniendo en cuenta que nunca fui la niña perfecta que mi madre quería, mientras menos le molestara, mucho mejor para ella.
A los seis años sufrí de mi primera, y hasta ahora última sobredosis, ya que mis padres tenían que ir a una fiesta muy importante, y mi madre en un arranque de histeria había despedido a todas mis niñeras. No tenía a nadie quien se hiciera cargo de mí, ni siquiera mi tío Tadaomi. Pero no lo culpo, ya que estábamos en Sidney, Australia.
En vez de llevarme con ellos, o dejar de lado la fiesta en donde reinan los chismes y el alcohol, prefirieron darme más de una pastilla de mi calmante más fuerte, causando que en cuestión de cortos minutos empezara a convulsionar en el suelo. Recuerdo que era una noche lluviosa, y pese a que mi padre se mostraba realmente culpable y preocupado mientras le hablaba por teléfono a emergencias, mi madre sólo estaba parada frente a mí, mirándome con desprecio, con ojos vacíos. No necesito ser psíquica para saber que en esa situación, ella esperaba con anisas mi muerte, para quizá después hacerse el papel de una madre despechada por la pérdida de su única hija, la cuál tuvo una muerte accidental por sobredosis.
Siempre he estado muy cerca de la muerte, toda mi vida se ha tratado de eso... Quizá ya esté harta...
Quizá quiera morir... Pero a la vez, no quiero hacerlo... Tengo miedo de dejar sólo a mi tío, de dejar sólo a mi lindo conejito Kotaro, dejar solos a mis pocos amigos... Tengo miedo de dormirme y no despertar jamás, porque pese a que mi vida ha sido un total infierno escabroso que me recuerda día a día que soy miserable y que jamás debí de existir, también, en gran parte, me motiva a retar a la misma muerte, a la misma que ya he burlado en varias ocasiones, y a la misma a la que seguiré burlando. Aún no quiero, y no voy a morir.
Y siempre consigo lo que quiero.
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Eso también me recuerda, así como hubieron varias veces en las que salí victoriosa de la muerte, ahora al pensar en ellas, simplemente me río como método para defenderme del miedo que me provoca tan sólo pensar al menos una vez en esas ocasiones. De hecho, la risa me ha funcionado mucho para eso, y aunque, me ayuda a distraer mi mente de esos terribles traumas y malos recuerdos, también me hace sentir bien en cuanto llegan a mi mente aquellos lindos momentos que viví con mi querido tío.
Mis padres fueron la fuente inicial de mis angustias. Pero mi tío, Tadaomi Karasuma, fue la fuente inicial de mi felicidad...
Gracias a él pude pensar que no todo era tan malo. Al menos... Él me quería...
Me pregunto qué estará haciendo él ahora... Espero que no esté muy preocupado por mí.
Volviendo al tema de mis recuerdos, cuando el juez le dio mi custodia a mi tío y obligó a mis padres pagar manutención para mí, de inmediato me mudé a su pequeño departamento. Era un lugar sencillo, y apenas tenía dos habitaciones. En una él dormía, en la segunda habitación tenía muchísimas cosas para hacer ejercicio, y era la más grande de todo el lugar. Estaba un poco descuidada, con cosas por el suelo por doquier, ya saben, mancuernas, pesas, creo que también algo de tiza. Yo estaba en la pequeña sala del lugar con mis cosas, sentada en el sofá, mirando televisión, mientras que mi tío ese mismo día se propuso a limpiar y a arreglar esa habitación que era como su pequeño gimnasio para dármela a mí. No me dejaba acercarme a menos de un metro de la puerta porque decía que me podía lastimar, y casi entra en pánico cuando me escuchó estornudar, porque pensó que todo el polvo que estaba levantando con la limpieza me estaba afectando.
Le pidió a la vecina que me tuviera en su departamento mientras que él terminaba.
No me voy a quejar, al final, recibí una gran sorpresa al ver como mi tío movía a todos sus contactos para traerme una linda cama, un gran armario, varios de mis peluches de dangos, y muchas cosas más.
Es uno de mis recuerdos favoritos.
—–Tío Tadaomi.—murmuré, mientras apretaba contra mi pequeño pecho el gusano de peluche colorido que cargaba conmigo.
Miraba a mi tío con un rostro casi inexpresivo, pero por dentro me hacía mucha gracia verlo vestido con un paño alrededor de su cabeza para evitar que el cabello se le llenara de polvo. Tenía también una de esas mascarillas sanitarias, y un delantal de flores que ni idea de dónde lo sacó. Además de eso, tenía puestos guantes de goma, de color negro. Él sostenía una escoba con una mano, y con su otra mano sostenía un plumero de esos que sirve para quitar el polvo. La verdad, era una imagen divertida.
Él se giró y me miró por unos segundos, después de eso juntó las cejas con preocupación. Seguramente estaba pensando en que algo me estaba haciendo sentir en poco gusto con el lugar, por lo que no tardó en dejar las cosas que sostenían sus manos a un lado, y acercarse a mí, poniéndose en una rodilla para estar a mi altura.
—–¿Qué sucede, te sientes mal, Kira? ¿Quizá tienes hambre?—preguntó, mostrándose realmente preocupado por mi bienestar.
Inmediatamente negué tres veces con la cabeza, provocando que mis risadas colas también se movieran un poco, y mi flequillo se desacomodara de su lugar. Miré a mi tío y después le sonreí, y ya con eso, le dije lo contenta que estaba de que él ganó el juicio. Me alegraba mucho, porque significaba que podría ser libre al fin. Fui liberada de las horrendas y filosas garras de una bruja narcisista y de un bueno para nada que no tenía cabeza para pensar por sí mismo.
Desde ese día fui muy feliz a su lado, sin importar toda la mierda que ocurría fuera de casa.
—––Tío. Estoy bien.—le respondí.—Estoy feliz de estar contigo...
Siempre estuve feliz de eso, siempre, aunque no lo demostrara muchas veces gracias a que me cuesta mucho entender mis propias emociones y como funcionan. Espero, que por favor puedas esperarme con paciencia, tío Tadaomi.
Porque volveré a darte un abrazo, y lo prometo, procuraré no volver a dejarte sólo, procuraré a no volver a preocuparte.
Tan sólo... Espera.
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Justo en esa misma noche, donde Kira se encontraba aún dormida en el hospital, estaba Tadaomi sentado en el sofá de su departaento, bebiendo una pequeña taza de té. Había regresado a su casa después del tedioso viaje al hospital de Kioto para visitar a su sobrina, como hacía todos los días. Ya había pasado cerca de una semana que Kira seguía en estado vegetal, ya había adquirido ese proceso de salir de la escuela en la que enseñaba para recoger el trabajo en su oficina y seguir de largo hasta Kioto todas las noches, ya era como una rutina.
La buena noticia era que pronto podrían trasladarla a un hospital de la ciudad. Le sería mas sencillo visitarla y estar con ella toda la noche hablándole si fuese necesario. Sin mencionar que ahora tenía mucho estrés encima, por la cuestión del asesinato del pulpo y la presión del gobierno por acelerar el final de la misión. Aún así para él era más importante su sobrina, pero, con la preocupación, la escritura de nuevos informes diarios para evidenciar el proceso de la misión, el enseñar a los demás estudiantes nuevas técnicas de asesinato, hacer esto y lo otro. Lo dejaban con bolsas bajo sus ojos, y le era imposible dormir bien. Esperaba que pronto, su querida sobrina se pudiera sentir mejor, pudiera despertar, y por supuesto pudiera vivir el resto de sus días. Los doctores aún no le daban buenas señales, sólo le contaban su proceso con pocos detalles, lo que aumentaba su incertidumbre y nervios.
Pasó su mano por su cabello, soltando un suspiro con pesadez y dejando la taza de té sobre la mesita más cercana. Observó en esa dirección, pudiendo ver en la puerta un cuadro, en donde él y Kira estaban en medio de dos dangos gigantes, bueno, más bien eran personas disfrazadas de ello. Tenían encima un gorro de dangos y mucha mercancía más de esa temática. En ese entonces estuvieron visitando varios días ese parque temático de dangos. Eran bellos días, bellos momentos, esperaba poder volver a repetir aquello. Esperaba no tener que ver con tristeza esas fotos colgadas por todas las paredes. Esperaba... Que todo estuviese bien...
Se culpaba a sí mismo por haber permitido que Kira recibiera tanto daño. Quizá si sólo la hubiese encerrado en su habitación, quizá si sólo se hubiese encargado de alejar por completo a su hermana de Kira, nada de esto habría pasado. Pero ya llorar sobre la leche derramada no tenía ningún caso. Ahora, sólo era cuestión de esperar y ver que sucedería con la salud de su querida y frágil sobrina de ahora en adelante.
Bajó la mirada y acomodó los codos sobre sus rodillas, cubriéndose el rostro en cuestión de pocos segundos. Después de eso, simplemente dejó que las lágrimas de impotencia, tristeza y enojo salieran de sus ojos y rodaran por sus mejillas. Estaba cansado. Necesitaba que todo mejorara pronto.
—–Kira...—salió como un triste susurro de sus labios. Hundiéndose en sólo sollozos fuertes y llenos de todabla frustración que llevaba por dentro.
“Sé que estás triste, tío, pero por favor, tan sólo espera...”
Kira tiene razón. No te preocupes Karasuma.
Quiero recordarte que entre la gente, hay alguien que está dispuesto a no permitir que a Kira le suceda algo.
Estaba escribiendo este capítulo mientras escuchaba canciones tristes, así que estoy súper hiper mega inspirada JAAJAKAKKAKAKAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJ
ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO ESTE CAPÍTULO, LAMENTO MUCHO LA TARDANZA 💃🏻💃🏻💃🏻💃🏻
Pero, aquí les traigo uwu gracias por leer
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Y si no me sigues, hazlo si quieres uwu así te enteras de las cosas que publico en mi Tab 💁🏻✨
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