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💉 |Capítulo 21.|💉

|PAIN–OFF; TEMPORADA 2|
CAPÍTULO 21.
“¿PORQUÉ?”

Estaba sumergida en la oscuridad que ofrecía una habitación de hospital, con vendas desde la cabeza, hasta los pies. Sus heridas en el cuerpo no eran graves, pero lo que preocupaba a los doctores y allegados era la herida que tenía en su cabeza, la cuál tendrían que suturar para impedir que siguiera derramando sangre. Su ceja izquierda también tenía una cicatriz, la cual cruzaba diagonalmente hacia su coronilla.

Por fortuna, Kira tiene un buen seguro médico, y un cráneo bastante fuerte, por lo que no debían pensar en negativo. Ella estaría bien...

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Cuando la sacaron de ese lugar en el hotel, muchos clientes exigían hablar con la administradora del lugar para saber qué era lo que provocaba esos sonidos de disparos, o si estaban en peligro, y muchos otros simplemente exigían un reembolso, pero como los empleados no podían ni siquiera pestañear sin que la madre de Kira lo ordenara, no podían hacer nada. En ese instante, justo se estacionó una ambulancia, acompañada de una patrulla de policías que venían a revisar el lugar por una llamada anónima de un chico joven, quien reportó el asesinato y suicidio de dos hombres adultos, y el intento de asesinato a una joven chica de tercer año de otra ciudad.

Había sido una masacre, y el lugar era un completo caos. Pero, por suerte, Kira no había quedado en malas manos.

Estaba recostada en una camilla, con un cuello ortopédico y casi Inconsciente. Podía respirar, pero lo hacía con lentitud debido al profundo estrés que vivió hace un momento, estaba cansada y únicamente quería descansar. Las voces a su alrededor se escuchaban completamente ahogadas y leves, y a la vez era algo irritante, mujeres y niños envueltos en pánico, policías tomando la situación y manteniéndola bajo control, los paramédicos que atendían sus heridas solicitando más apoyo, y también un par de detectives que se habían aparecido por el reporte de dos muertes en una habitación apartada de las otras en el  hotel, y una tercera, la cuál aún no se sabe si fue un suicidio o asesinato, en un cuarto de conserje.

No obstante, había alguien a su lado, podía sentir su presencia y cómo le tomaba cálidamente su mano, como muestra de apoyo. Aún no podía definir quién era, pero, su agarre se sentía tan cálido y reconfortante, que no iba a hacer esfuerzos para librarse.

—–No te preocupes, mi querida Issei... Vas a estar bien.—animó.—–Las autoridades competentes se encargarán de tu caso, y los doctores te sanarán. Sé muy bien que estarás muy bien...

Esa figura dueña de la voz masculina y un poco en tono arrogante, se mostraba sonriente con un par de lágrimas corriendo por sus mejillas. Pese a eso, su gesto era totalmente tranquilo, pero Kira no pudo definirlo ya que apenas y podía ver bien.

—–Yo me encargué de todo. Ahora vas a estar a salvo, y te reunirás con quien más quieres en el mundo...~

Kira sólo podía mirar en una sola dirección, confundida. No estaba asustada, ni siquiera recordaba bien lo que estaba pasando, pero al menos podía seguir respirando. Además, tampoco se sentía dolida, únicamente tenía la sensación de mucho cansancio. Gracias a su enfermedad, interpretaba el dolor de esa manera nada más. Seguía tratando de definir el dueño de la voz.

—–“Mi querida... Issei...”—repitió para sí misma, inhalando un poco de aire.

Sabía que había alguien que la llamaba así. Era molesto y fastidioso, y escuchar su voz sólo le daba la sensación de querer golpear algo con irritación.

Pero en esos momentos su memoria estaba borrosa. Apenas y recordaba cuál era su nombre. No sabía ni siquiera como había terminado en una camilla, entrando a una ambulancia.

No sabía que estaba pasando, y para ser alguien honesta, tampoco quería saberlo, sólo estaba enfocada en dormir.

Así que, simplemente se dispuso a cerrar sus ojos con lentitud, sintiendo también que le colocaban alrededor de su cabeza una especie de mascarilla, la cual le brindaba una leve dosis de oxígeno para que pudiera respirar mejor, con algo de apoyo.

—–Parece que sigue consciente. Pero su respiración es muy lenta.

—–Es difícil saber sus síntomas porque no siente dolor. Revisa si tiene hematomas, si es así habrá que hacerle una radiografía de emergencia para verificar el estado de sus cosillas y ver si no tiene hemorragia interna.

—–¡Si señor!

A partir de ahí, sintió que los colores se volvieron más borrosos, y que el sueño la atrapó finalmente, dejándola dormir. Sentía como empezaba a perder el control de  todo su cuerpo, empezaba a dormirse, y tanto sus brazos y piernas dejaban de tensionarse, simulando que estaba sedada, solo que esta vez no había uso de anestesia para dejarla en ese estado. Únicamente se movía un poco por inercia, estaba dentro de un vehículo, era común, y aunque sentía una ligera presión en su pecho que no le permitía respirar del todo bien, su rostro reflejaba tranquilidad. Quizá porque no siente dolor, pero aún así, sentía que descansaba.

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El suceso fue reportado a las autoridades de Kioto, quienes determinaron que la situación había sido un asesinato, un suicidio, tortura a un menor de edad y un intento de asesinato. Aún necesitaban a Kira para interrogarla, querían saber que pasó, además de que los medios tampoco se harían esperar en informar de forma distorsionada la noticia, pero los médicos no permitían que nadie más que un familiar se acercara a la sala en donde la joven de cabello violeta descansaba.

Ya en el hospital, los paramedicos dejaron a Kira en manos de doctores experimentados para que tuvieran que intervenir en lo que fuese que le había sucedido. Estaba golpeada y lastimada, además de que estaba inconsciente, pero al menos aún mostraba signos vitales y eso era lo que más importaba. Aún había esperanza, aún podría seguir viva.

La sala de emergencias se dividió, siendo Kira otro de los muchos casos de emergencia que suceden en la noche, casi en la madrugada. Mientras que la sala de esperas estaba llena de silencio, ocupada por un pelinegro que no dejaba de caminar de un lado a otro con nerviosismo y frustración. Frente a él estaba una rubia sentada, de brazos y piernas cruzadas, con un rostro impaciente, y al lado de ella un intento de disfraz de humano, quien pese a que la situación no ameritaba su sonrisa, estaba preocupado también por el bienestar de su estudiante. Los oficiales de policía ya se habían ido, habían interrogado también a Tadaomi, buscando alguna conclusión de las razones por las que su hermana, la madre de Kira, hubiera llevado a cabo ese secuestro y abuso de menores. Debió admitir que no se esperó el hecho de que su cuñado le hubiese acertado una bala con precisión antes de acabar él mismo con su propia vida, pero aunque suene tétrico, admitía también que ahora eso significarían menos problemas para él y para su sobrina que ahora lucha por su vida, sometida a una operación de emergencia para tratar sus heridas, su sangrado interno y su par de costillas rotas.

Ahora estaba sumamente preocupado por Kira, al punto de querer llorar.

—–Oye. ¿Puedes dejar de hacer eso? Me estás poniendo nerviosa.—exigió Irina, observando a Tadaomi con el ceño fruncido.

Entendía que estaba preocupado por su sobrina, pero verlo caminar de un lado a otro preocupado y asustado era una imagen que jamás esperaría de alguien tan frívolo como lo es Tadaomi. Además, confiaba en que Kira era alguien fuerte, en primera porque había sobrevivido más que el promedio de los niños que padecen su enfermedad. Y en segunda, significaba que ella tenía algo especial, tenía mucho para dar. Tal vez esa estudiante no le cayera muy bien, era muy grosera y directa para su gusto, pero no negaba lo preocupada que se sentía por ella, así como con el resto de sus estudiantes. Les ha tomado aprecio aunque lleven poco tiempo conociéndose, pero no lo demostraba.

—–No puedo.—se negó el moreno, deteniendo su paso por un momento, para después sentarse y apoyar sus codos sobre sus rodillas.—–¿Como pude dejar que esto pasara?

Irina volvió a mirar a Karasuma, esta vez con un gesto de pena y tristeza. Bueno, sentía algo de empatia por él, se vía devastado de pensar que su sobrina pasaba por un mal momento, pero, ¿qué podría hacer ahora? Sólo podría dictarle palabras de apoyo al adulto, no estaban los suficientemente relacionados como para darle un abrazo, o como para sentarse a su lado. Así que ahora... Lo menos que podía hacer era, darle algo de apoyo, una mano amiga que pudiera consolarlo.

Aunque, bueno, estaba segura de que para los dos sería bastante incómodo.

—–Oye. Ella va a estar bien...

Tan pronto escuchó la voz de la rubia hablar, él levantó la mirada y la observó con atención, soltando después un suspiro.

—–Yo sé que Kira lo estará... Ya lo verás...

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Era ya hora de madrugada, el hospital yacía claramente silencioso, y de hecho, estaba muy oscuro. Claro, se esperaba, siendo ya de noche, no había siquiera un alma viva caminando por los pasillos, más que algún guardia de seguridad o enfermero que estuviese revisando que los pacientes internados estuvieran bien.

Ya en la habitación de Kira, ella descansaba con calma. Su rostro no reflejaba dolor o tristeza, en su lugar, reflejaba una inmensa tranquilidad que incluso parecía estar más que dormida. Quizá la muerte de sus padres de dio un descanso, pues ya no tendría el miedo de constantemente ser perseguida por ellos o por las malas mañas de su madre, pero reconocía que quizá más adelante habría de enfre tar un juicio, o como mínimo un interrogatorio por ser la única testigo sobreviviente del suceso en esa misma noche cuando apenas el cielo oscuro era joven.

En fin. Eso era lo de menos. No veía la hora de despertar para ver a su tío otra vez, aunque quizá decida seguir durmiendo así por un par de días más. Estaba cansada, y si ese era el único momento sin preocupaciones que tendría, al menos por tiempo finito, lo iba a tomar. Amaba a su tío, pero también quería un descanso de la realidad.

Todo el resto de la noche hasta que el hospital cerro sus puertas se la paso escuchando las voces del equipo médico, o voces conocidas de sus allegados. Agradecía que se preocuparan, pero ella iba a estar bien, en primera, porque era fuerte. Pero en segunda, porque sabía también que alguien no permitiría que le sucediese algo malo.

Le repugnaba un poco que fuese así, de hecho, hasta le llegaba a asustar, pero su podía aprovecharse de eso para salir viva de ahí y seguir alegrando los días de su tío, y seguir jugando con su conejito lo iba a aceptar. No quería terminar como sus padres. Al menos, no aún, ya no sentía deseos de morirse, quería seguir abriendo los ojos cada día porque, había entendido una cosa: y es que, tenía tantas ganas de vivir la vida ahora, que no había personas juzgandola, o acosandola todo el tiempo por medio de llamadas, que iba a aprovechar todo lo que pudiera al menos hasta que su enfermedad le permitiese.

Pero, amigos míos, tengan por seguro ya que aparte de que ella desea vivir y su enfermedad exista, en este universo hay un factor, un algo y un alguien, que podría revivir la flama de la esperanza. No obstante, no lo revelaré ahora.

“Hablando de ese alguien...”—pensó la bella durmiente, sintiendo, aunque dormida, como abrían la puerta de la habitación con lentitud.—–“¿Porqué... Cómo supiste que estaba ahí...?”

Escuchó esos mismos pasos acercarse, sólo para no imaginarse que de hecho, quien había irrumpido en su habitación era alguien a quien ella conocía bien, pero aún así, rechazaba con rabia. Ese chico de cabello naranja que la deseaba, ahora, con sentimientos más sinceros y más fuertes que antes, quien no permitiría que le arrebataran a su queridisima Issei.

—–Mírate.—soltó entre el silencio, viendo como la violeta hermosa descansaba en la camilla, conectada a una máquina para respirar, vendada hasta el cuello, y con su largo y hermoso cabello esparcido por la habitación.—–Estás tan hermosa, aunque... Golpeada...

Kira, aunque dormida, reconocía esa voz. Esta vez, no podía hablar o actuar con repudio hacia él, no tenía más remedio. Pero, seguía preguntándose, ¿cómo, porqué?

“¿Porqué me salvaste, si siempre te rechacé, te trate mal?”

—–Yo nunca voy a dejar de luchar por ti, aunque no estés conmigo.—admitió entonces, quitándose la capucha para mostrar una sonrisa, aunque sabía que ella no podía verlo.—–Eres mi querida Issei... Mi querida violeta...

“Siempre... Te rechacé...”—pensó.—–“¿Como es que puedes seguir queriendome...?”

Sintió como por su mano se paseaba otra, brindándole cálidas caricias a esta. Cariño, calor. Se sentía extraña, pero también se sentía bien.

No podía creer que pensaba eso de algún tipo de contacto con Asano. Jamás en su sano juicio pensaría algo así. ¿Será que ya se volvió loca? No. Claro que no... Era algo agradable. Quizá, sólo quizá, consideraba en darle una oportunidad a él, si demostraba que en verdad ya cambió.

¿No? ¿Debería hacerlo?

—–Sé que siempre te perseguí. Te toqué sin permiso incluso, y no hay excusa.—aclaró.—–Los doctores dicen que quizá quedes en coma por un par de meses, y meses... Y meses... Pero... Yo tengo una solución, y te haré despertar pronto.

“¿Qué...?”

—–Eres ahora mi dulce bella durmiente. Pero descuida. Te despertaré, y no será con un beso...—prometió, sonríente y tranquilo, dejando después de acariciar su mano.—–De ahora en adelante... Prometo que no te tocaré sin tu permiso. Ni siquiera estaré a menos de un metro de distancia... Sólo si tu me lo permites. Pero... No dejaré que mueras...

Kira quiso reaccionar. Quiso abrir los ojos, pero, bueno, su cansancio fue más fuerte y simplemente pudo soltar un breve suspiro como respuesta. Al menos era una buena señal, significaba que sus pulmones funcionaban bien. Pero, ahora, no podía dejar de pensar con curiosidad en eso que Asano planeaba para “salvarla”.

¿Debería tener miedo...? No sentía mala espina... Pero, sé trataba de Asano...

Sin embargo... Él... La salvó sin importar qué. La pudo dejar ahí tirada, desangrandose hasta que su corazón dejara de latir y su cerebro de funcionar...

Quizá... Tal vez, podría confiar en él sólo por esta vez... ¿Verdad...?

“¿Porqué haces esto... Acaso ese sentimiento... Es amor...?”

—–Ya te liberé de quienes te hicieron miserable desde bebé... Ahora... Pronto te liberaré de esa maldición a la que tanto llamabas... “Pain off”

Si, solía llamarlo así cuando era una niña. Y claro, conocía a Asano desde entonces, por haber estudiado en la escuela por mucho tiempo. Le impresionaba que lo hubiese recordado.

“Pain... Off...”


WENAS, WENAS, MIS BEBÉS
MAMAMISS LLEGA AQUÍ CON USTEDES, CON UN NUEVO CAPÍTULO YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

¿LES GUSTA, LES AGRADA? YO SÉ QUE SÍ, ESPEREN LO DEMÁS PORQUE ESTO SE PONE CADA VEZ MEJOOOOOOOOOOR ✨👄✨👌🏻

CUÍDENSE, LOS QUIERO, ESPERO DISFRUTEN ESTO UWU

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