💉|Capítulo 20.|💉
PAIN–OFF
CAPÍTULO 20.
“SOLTARLO TODO”
Lo mejor que podía hacer ahora, era observar la luna alzada en el cielo para intentar olvidar lo que sintió hace un momento. Para intentar aclarar su mente, y tan sólo ignorar el extraño sentimiento que sintió.
Kira estaba tan confundida, estaba extrañada. Nunca solía compararse con nadie, ella era especial para sí misma, era única ¿Porqué perder el tiempo en comparaciones?
—–... ¿Qué me pasa?
Abrió la puerta corrediza, empunandola hacia un lado para poder darse paso. Al llegar al balcón, sintiendo un breve alivio por estar recibiendo los tenues rayos de la luna, hasta ahora su mejor amiga nocturna, se dejó caer en el suelo mientras deslizaba su delgada y frágil espalda por la pared, quedando sentada y con la mirada hacia arriba, observando a esa gigante aperlada, buscando una respuesta, buscando un consejo.
Se sentía confundida con sus emociones, es decir, ¿si quiera sentía algo aparte de apatía y desinterés por todo?
Quizá fue un error acercarse a espiar para saber de qué hablaban los muchachos. Quizá no debió hacerlo, quizá debió seguir de largo. Al fin y al cabo, ¿Acaso le importaba que no la hubiesen mencionado entre las chicas más bonitas del aula?
—–Pff... Claro que me importa.—se dijo a sí misma, juntando las cejas, cambiando su expresión inerte a una preocupada y afligida.—–De alguna forma... Me importa y mucho...
¿Había algo malo en ella, quizá su cuerpo no estaba bien proporcionado? Extraño. Nunca se había interesado por su físico, lo único que le importaba en realidad era sobrevivir hasta terminar con un título universitario o algo parecido, ya que con su enfermedad, no le quedan muchas esperanzas en realidad. No podía hacer muchas cosas, porque siempre tenía la zozobra o la sensación de que sería lo último que hiciera. Sabía bien que siempre decía que quería morir, deseaba hacerlo, acabar con su miserable existencia y su ocupación innecesaria de oxígeno, pero, en realidad, Kira tenía miedo, tenía miedo de hacerlo, de dejar el mundo sin haber logrado nada importante. Tenía miedo de dejar el mundo sin haber dejado ni una sola huella, ni un sólo legado.
No quería dejar a su tío solo, no quería dejar a su buen amigo Nagisa, ni tampoco a Dieter, quien siempre ha sido su paño de lágrimas. No quería dejar a nadie, por muy pocas personas que fueran. Pero, dado su estado de salud, sería sólo cuestión de tiempo antes de dar su último suspiro ¿cierto?
Quería intentar enamorarse, al menos vivir esa ilusión. Quería que algún chico se interesara en ella. Claro, pero de una forma sana, no como Asano.
Ese chico está loco, le hace falta un tornillo. Pero en fin, ¿a caso ella los tiene todos?
—–Mmm... ¿Quizá... Debería darle una oportunidad?—se preguntó a sí misma. —–Pero, ¿qué estoy diciendo? ¿De verdad esta soy yo?... ¿Qué me pasa?
Negó rotundamente. Vamos Kira, eres mejor que eso, no dejes que la desesperación te carcoma. Prefirió recostar su cabeza a la pared, cerrando los ojos con lentitud mientras sentía la brisa fría de la noche. Si su tío la viera ahí sentada, la obligaría a entrar para evitarse un resfriado, pero, ahora la situación ameritaba soledad, no quería hablar con nadie.
—–Quizá mejor, deba acostumbrarme más a estar sola...
—–Aveces, la soledad no es buena. ¿Sabes, pequeña?~
Se tensó de inmediato, apenas escuchó cerca una voz extraña, pero a la vez bastante conocida. Una voz que removió lo más profundo y oscuro de su mente, llenandola de pánico, paralizandola de miedo.
Ni siquiera pudo reaccionar, tan pronto escuchó que la puerta que ella dejó cerrada al entrar al balcón, se abría lentamente, ofreciendo mucho más suspenso a la situación tan estresante. Podía sentir su corazón bombear la sangre con mucha fuerza, escuchando sus propios latidos como golpes a sus tímpanos. Luego, sintió que junto a su respiración rápida y asustada, se sumó otra junto a su oído.
Era ronca, pesada, bastante repugnante en realidad; ella sentía asco, sentía miedo.
—–Hay alguien especial que muere por verte...—susurró.
Esa voz de nuevo, ahora sintiendo que alguien la rodeaba de su pequeña cintura, un par de brazos fornidos, decorados con cicatrices en sus manos y tela negra de un traje lujoso.
—–¿... Por... Qué...?—susurró la violeta, temblando de miedo.—–¿Porqué sigues con ella...?
—–Es muy tarde para que sigas despierta.—respondió, sacando algo de su bolsillo. Lo único que Kira podía hacer era escuchar, no podía verlo al estar de espaldas.—–Permitame ayudarla, señorita Kira...
¿Finalmente la habían encontrado? ¿Después de todo ese tiempo escondida?
¿Dónde estaba su tío? ¿Dónde estaba la ayuda?
Aquella persona, dueña de esa voz profunda y varonil, sacó de su bolsillo algo que Kira pudo divisar por apenas unos cortos minutos. Un pañuelo blanco, con una ligera mancha roja en una de sus esquinas. La violeta lo vio, antes de sentir como aquel pañuelo perfectamente doblado cubría su nariz y boca, impidiéndole respirar otra cosa que no fuera el olor del líquido que estaba impregnado en esa tela blanca.
—–Debe dormirse, señorita Kira. A la jefa no le agradará verla despierta tan tarde...
Pese a que Kira quiso luchar, no podía liberarse. Ese olor a cloroformo ya había inundado sus pulmones, causando que poco a poco su vista a la hermosa luna comenzara a nublarse. No quería dormir, no quería cerrar los ojos, porque sabría que al despertar se encontraría viviendo una verdadera pesadilla que no querría repetir ni estando ebria o loca. Pero sus hombros estaban atrapados y sus músculos se estaban durmiendo, no podía moverse.
—–Buenas noches, señorita Kira. La llevaré a dormir de inmediato...
Con la poca fuerza que le quedó, inclinó su cabeza hacia arriba, encontrándose entonces con un rostro conocido. Como lo sospechó, se trataba de la mano derecha de esa maldita bruja, que la miró con tristeza y también vergüenza, como si de verdad no quisiera hacer lo que estaba. Pero, eso era mentira, a ella no la engañaba. Sabía perfectamente que ese estúpido haría lo que fuera, con tal de seguir acostandose con la idiota de esa mujer, quien desgraciadamente fue el monstruo que la trajo al mundo.
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Era tan solo una niña, cuando con abusos e insultos quebrantaste día a día mi autoestima.
Nunca pudo tener una infancia normal, lo que siempre pidió. Veía a los niños jugar en el parque, mientras que ella desde la ventana de su departamento observaba con tristeza algo que no podría conseguir por mucho que le pagaran las mejores medicinas o la trataran los mejores doctores, la realidad era cruel para ella, y no podía evitarlo, era imposible. Tuvo que acostumbrarse a ello, a no tener cura, a no tener salvación.
Desde siempre se acostumbró a recibir el odio y la discriminacion de mucha gente, entre esos, sus padres ineptos que no sabían en realidad como tenían que criarla, ya que estaban más preocupados por mantener cerca sus contactos y negocios que alguna otra cosa.
Para ellos el dinero siempre fue lo más importante...
Más importante que su salud, incluso, olvidaban darle de comer. Vestía muy bien y tenía muchos juguetes y lujos, sí, pero eso no quitaba la necesidad humana de alimentarse. Tanto así, que a temprana edad tuvo indicios de desórdenes alimenticios, desnutricion, y tuvieron que internarla en una casa donde cuidaban a otros niños como ella. Pero, pese a que eran similares a su condición, también fue marginada y rechazada por todos.
Siempre me recordaste cuanto odio me tenias, pero siempre demostraste que no querías soltarme. No me amabas.
Cuando amas algo debes dejarlo ir, si no puedes hacerte cargo no deberías seguir teniéndolo, puedes ahorrarle mucho dolor y traumas a ese ser con solo dárselo a alguien capaz o incluso evitándote la molestia de adquirirlo. Es como cuando quieres una mascota, pero sabes que eres demasiado flojo como para levantarte y atenderla, no quieres hacerlo, no te da la gana, y por ende, a ese pequeño animalito que no tiene la culpa de que seas así, le toca vivir en la miseria y sufrir dolores por causa tuya. Este no fue el caso de la mujer loca que Kira tiene como madre. Mujer posesiva, pretenciosa y caprichosa, celosa, molesta; decía siempre querer acercarse a su hija, decía que la consentía todo el tiempo, pero en su familia, aquel que nunca rechazó a esa pequeña, aquel que nunca se alejó y en lugar de eso siempre la cuidó como si fuese su propio padre, Karasuma Tadaomi, conocía bien y expuso ante la corte los múltiples maltratos y abusos que esa bruja que tenía como hermana le provocaba día a día, a una pequeña inocente que solo quería amor y aceptación.
Así es. Recuerden esa vez que les conté, creo que en los primeros capítulos, como la pequeña Kira finalmente se revelaba ante los monstruos de sus padres y decidió quedarse con su tío en lugar de viajar al exterior. Olvidé contarles que la cosa no acabó ahí, decidieron arreglar el problema como adultos... Y se fueron a juicio...
Déjame en paz, por una buena vez...
Afortunadamente, Karasuma logró ganar con mano limpia el juicio, y por ende tener la custodia total de su pequeña sobrina Kira, por lo que ahora, esa pequeña sería su responsabilidad completa. Desde ese instante, él fue su salvación... La vigiló, la cuidó, le dio todo para ser feliz, y Kira siempre estuvo agradecida por él a quien consideraba como su propio padre...
Pero, Tadaomi, ahora más que nunca, Kira te necesita...
No dejes que se la lleven...
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—–Pulpo.—llamó el pelinegro, ingresando a la sala del “loby”, en donde hasta ahorsolo habían un par de empleados de dicho hostal, y también los profesores encargados de cuidar a los estudiantes que ahí se hospedaban.—–¿Qué... Estás haciendo...?
El pulpo amarillo, vestido como un profesor “humano”, se giró a ver a su compañero con su típica sonrisota imborrable. Él tenía en sus manos un postre de café que había conseguido afuera del hostal. Sorprendentemente aún habían tiendas abiertas, aunque ya eran casi las diez de la noche.
—–Estoy comiendo.—respondió.—–¿Quieres~?
—–Paso.—respondió sin más, soltando un suspiro.—–Estaba buscando a Kira. ¿La haz visto? Ya es hora de que esté en su habitación, el frío de la noche puede enfermarla.
Entre tanto la rubia, que también estaba en la sala, soltó una risa pequeña y burlona,llamando la atención del más serio. Al ya tener los ojos puestos sobre ella, se encogió de hombros sin tomarle tanta importancia a lo que decía, y sólo siguió sonriendo jocosamente.
—–Quizá escapó. Odiaría estar en sus zapatos. Eres demasiado rígido.—habló en voz aguda, y también burlona.—–Después de todo es una adolescente. ¿Ya le preguntaste a su grupo?
Tadaomi no cambió su gesto para nada. Seguía con seriedad. Hablaba muy en serio con respecto a su sobrina, y comenzaba a preocuparse que algo le hubiese ocurrido, después de todo en esos momentos estaban en la boca del lobo, al tener a Kira en esa ciudad a espaldas de una bruja malnacida a quien lastimosamente él tiene como hermana; no era de sorprenderse que ella hiciese algún movimiento en su contra. Además, tenía un muy mal presentimiento. Kira no era el tipo de adolescente que huía, ella era muy directa, sobretodo con él, si algo le molestaba estaba seguro de que se lo diría con puntos y señales, con cada coma y cada acentuación necesaria. Era extraño, era improbable que ella desapareciera así como así.
Por lo que... Y para su desgracia, debía hacerle caso a su mal presentimiento.
Sólo había una opción probable: su hermana la secuestró.
—–Demonios... Tsuki...
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Ahora las luces de la habitación están completamente apagadas. Estaba sentada, sus muñecas atadas, sus tobillos juntos y atados, fuertemente con una soga que de seguro le dejaría una marca, sentía una tela diferente a su ropa, algo ajeno, además de que se sentía más pesada y por esa razón no podía ser su pijama. Sentía lazos en su cabello, pero aquella larga cascada morada estaba suelta y cayendo por sobre su espalda. Ella no podía sentir nada, más que un olor a perfume caro de rosas y coco, una dulce, pero a la vez irritante combinación que inundaba sus fosas nasales con ese aroma tan empalagoso. Se sentía adormilada, y se sentía extraña al abrir los ojos y no divisar nada. ¿Estaba soñando? ¿Estaba ciega, estaba dormida? ¿O acaso estaba muerta?
Se dice que cuando mueres, a tu cerebro aún le quedan pocas horas de actividad cerebral, por lo que empiezas a recordar como si se tratase de una película todo lo que haz vivido hasta ahora. Al parecer, eso le sucedía a Kira; pero aquello solo le recordaba lo aburrida y miserable que fue su vida en cierto sentido, y al menos, en un completo y triste 60%.
—–¿Acaso... He muerto...?
Una sonora, altanera, fastidiosa y horrible risa se escuchó por toda la habitación. Aunque fuera bastante molesta a su parecer, la voz que la provocaba era completamente dulce, femenina y elegante. Aquella persona, que al parecer estaba en la misma habitación donde nuestra querida Kira se encontraba, estaba en una esquina de la habitación y parecía burlarse de lo sumisa e indefensa que lucía la chica.
—–¿Te parece que estás muerta?
Los ojos de la violeta se abrieron de par en par, lentamente y sorprendida. Chasqueó la lengua con frustración, sin saber qué hacía en ese horrendo lugar, y mucho peor, que estaba haciendo ella ahí.
—–Hubiera preferido estarlo...
—–¡Oye! ¡Que mala eres!
Dichas palabras encendieron unas luces, la habitación era extraña. Sólo había sillones, nada más, aparte de un par de espejos.
Kira entrecerró los ojos mientras esperaba a que su vista se acostumbrara a la luz, evitando a toda costa que sus grisáceos ojos hicieran contacto con aquel otro par del mismo color, pero a los cuales detestaba mirar desde que tiene memoria. Una vez su vista se acostumbró y sus pupilas se encogieron como era normal, observó frente a ella un espejo, en el que reposaba su reflejo. ¿¡Que rayos le había pasado!? ¡Parecía que un arcoiris le hubiera vomitado!
Vestía como una muñeca. Un vestido pomposo, corto y de trapos lindos, los colores rosados y lilas combinaban a la perfección con su cabello y su tono de piel, pero eso no quisiera decir que le agradara, ese vestido era horrible. El maquillaje era otra cosa; sus pestañas lucían las largas, lo que indicaba que le habían puesto rimel, sus labios pálidos estaban pintados de rosa y gracias al reflejo de la luz estos brillaban, agregandole un sentido femenino. Sus mejillas tenían un rubor leve, adorable, y como ya dije antes en su cabello, a cada lado de su cabeza reposaba un lazo de color rosado.
Estaba más que claro, que todo lo anterior a Kira logró molestarla, y por primera vez en mucho tiempo se vio en su rostro una expresión hostil y molesta. Estaba enfadada.
—–¿¡Pero qué carajo...!? ¿¡Qué demonios me haz hecho, bruja!?—exclamó la pelimorada, con irritación.—–¿Y qué es esto en mis labios? ¡Déjame!
Ella comenzó a sacudirse, a la espera de liberarse de las ataduras, pero era inútil. Era demasiado débil.
—–Ni lo intentes, mi cielo.—habló la mujer con suavidad, finalmente dejándose ver por la luz.
Estaba completamente vestida de negro, tenía un gran escote que dejaba a la vista la línea que unía sus grandes pechos, un cinturón en su pequeña cintura y la falda del vestido sólo servía para pronunciar aún más sus caderas. Como siempre, estaba maquillada, y con un gran sombrero negro a un lado de su cabeza que le entregaba prestigio. En una de sus manos sostenía uno de esos cigarros elegantes y largos, aparte de que sus guantes negros y tacones le daban aún más apariencia y poder. Aquella mujer de cabello negro y ojos ámbar no podía evitar levantar la barbilla y sonreír con superioridad, mirando hacia su hija, quien yacía en ese sillón como una muñequita a quien podría manipular fácilmente con sólo mover un dedo. Era la imagen que necesitaba de su hija, era la imagen que quería, pero también era la imagen de ella que nunca obtuvo, en primera, por el carácter liberal y rebelde de su niña desobediente.
Y en segundo, porque nunca le dio nada para hacerse respetar por ella.
—–Mírate... Te vez tan bella vestida así, como una verdadera niña.—dijo Tsuki ladeando la cabeza, mostrando insolencia.—–Es la imagen perfecta que siempre esperé ver de ti. ¿Ahora, ya me respetas?
La violeta sólo pudo fruncir aún más las cejas y observar a su madre con más confusión que otra cosa. ¿Qué sabía ella de respeto? Ni siquiera se respetaba a sí misma, en primera, porque sin importar dónde o cómo, siempre reclamaba su lugar como esposa al hacer escenas no aptas para niños en cualquier lugar de la casa en donde ella vivía con ellos al ser una niña, aparte de que además, lo hacía con otros hombres sin importar que ella en su inocencia los estuviera observando. No vestía acorde su edad, se dejaba de todo y cualquiera; hay una línea delgada entre la libertad y el abuso de ti misma, y esa mujer la cruzó hace mucho tiempo. ¿Ella que sabe de respeto alguno?
Kira después cambió su expresión a una divertida y jocosa, soltando una breve risa mientras echaba su cabeza hacia atrás, y se dejaba llevar por las carcajadas. ¿Acaso bromeaba? Tanta risa la haría toser y llorar. Aunque bueno, no tardó en hacerlo. Tan sólo podía sentir con orgullo la mirada ofendida y molesta de su madre al ver que Kira no se sometería tan fácilmente a sus ideales.
—–¡JA! ¿“Respeto”?—repitió Kira, ya deteniendo su risa, con la respiración algo entrecortada.—–¡No me hagas reír, madre! ¿Tú qué sabes de respeto?—poco a poco, su ceño fue cambiando, comenzando a molestarse.—–¡Siempre haz sido sólo una perra de la que todos se aprovechan, pero que también se sabe aprovechar de todos! Así obtuviste tu título de empresaria, ¿no? Así te convertiste en modelo.
Justo el dedo en la yaga.
Kira, haz dado justo en donde más le duele, pero te advierto, que no te lo dejará tan sencillo.
—–¡Sigues siendo tan irrespetuosa e insolente como siempre! ¿Cómo te atreves a hablarle así a tu madre?—exclamó, acercándose a ella peligrosamente, mientras que sostenía una especie de garrote en su mano.—–¡Te enseñaré lo que es respetar! ¡Haré lo que debí hacer contigo desde hace tiempo!
Kira tan sólo pudo esperarse el golpe, el cuál lógicamente por su condición no sentiría para nada. Tan sólo sintió cómo algo parecía romperse en su cabeza, podía escuchar también como en su oído sonaba un pitido irritante, parecido a como cuando según la máquina de latidos en el hospital, se queda en una misma nota en cuanto una persona pierde el pulso ¿si me explico? Aparte de eso, sentía como un líquido tibio comenzaba a manchar su cabello, y por último rodar hacia abajo por todo su rostro, dejándola ciega de un ojo momentáneamente.
Podría jurar que incluso se le aflojó una muela. Esa mujer tenía una fuerza monstruosa, lastimosamente.
Pero, pese a que sabía que ahora ella moriría a golpes, lo haría sonriendo y manteniendo la frente en alto.
—–Créeme, madre... Sí es que aún debería llamarte así...—espetó con esfuerzo, porque comenzaba a perder la visión.—–Tú nunca serás merecedora de mi respeto... No eres mi tío Tadaomi... No eres nadie para mi... ¡Eres sólo la maldita bruja, que me trajo al mundo con esta condición por no dejar tus adicciones en el embarazo! ¡ERES SÓLO UNA PERRA MÁS DEL MONTÓN!
Aquello lo gritó con fuerza, sonriendo, sintiendo que sus cuerdas vocales pronto se destrozarían. Sintiendo que pronto caería inconsciente, dado que volvía a escuchar un estruendo chocar contra su pecho o rostro, mientras escuchaba de forma breve los gritos frustrados de su madre.
“Eso fue todo... Sólo quería soltarlo todo...”
Ahora parecía que podría descansar en paz. Pero, Kira, esta es una historia mía, no te me irás tan fácil querida... Estamos en Wattpad, todo puede pasar aquí.
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Cuando parecía que para ella todo estaba perdido, y hasta su cuerpo yacía casi sin vida en el suelo, en un charco de sangre que manchaba su ropa y cabello, un héroe sin capa apareció para salvarla. O más bien, un villano poco conocido que también querría soltar todo lo que llevaba contenido, y desquitar sus frustraciones con aquella mujer que, a esa “familia” tan rota, les causó sin reparos.
Pero lo llamó héroe, porque salvó a Kira sin saberlo, pues no tenía los lentes puestos y fue prácticamente un golpe de suerte que la bala no perforara la vida de la joven violeta. Todo fue en cuestión de segundos, la bruja no supo como reaccionar ante el ataque de su lacayo, y sólo pudo esperar a que su vida terminara de forma rápida, puesto que la bala perforó limpiamente en su corazón. Seguido de ello, la única con vida del lugar, Kira, observó un par de segundos más la escena en donde aquel hombre a quien le llamaba, pero no reconocía como padre, se metía el cañón del arma a su boca, para jalar del gatillo y acabar con su miserable e insignificante existencia. Ella presenció todo, antes de caer inconsciente.
Escuchaba nada más los latidos lentos, pero aún así, firmes de su corazón. Su cuerpo débil no era tanto como ella pensaba, puesto que de alguna forma, ella seguía luchando por mantenerse viva pese a estar dormida.
Un par de minutos después de ese atentado, asesinato y suicidio, como un ángel caído del cielo, la violeta recibió la ayuda que necesitaba para mantenerse con vida, teniendo un refuerzo.
“Siento que me cargan... Sus brazos son fuertes pero... También son cuidadosos conmigo”
—–Tú descuida, Issei.
“Su voz es firme... Profunda... Pero a la vez me irrita escucharla...”
—–Tienes suerte. Me alegra que haberte pegado un rastreador cuando no te diste cuenta.—soltó, aquella voz masculina, que Kira no había reconocido hasta después de escucharla un poco más.—–Aunque... Supongo que también tuve suerte de seguir mi instinto y caminar por el hotel a altas horas. Hasta ahora, he sido el único en escuchar los disparos.
Él mantenía una sonrisa, pero al mismo tiempo estaba completamente devastado y asustado por la salud de su querida Kira. No podía imaginar lo que había pasado, no podía procesarlo aún, no quería hacerlo. Debía enfocarse en llamar a una ambulancia y alertar a las autoridades, todo él solo, porque no quería causar pánico entre los estudiantes o inquilinos que se hospedaban en ese hotel de alto calibre.
A que no adivinan quién es.
Porque Kira acaba de hacerlo.
“No puede ser... ¿En serio eres tú...?”
Sí. Así es. Él siempre estuvo al tanto de ti, te implantó un rastreador muy sutil, y como no te haz cepillado el cabello desde que inició el viaje, no lo notas Kira, ya que reposa en tu cuero cabelludo. Él siempre estuvo preocupado por ti, y siempre estuvo ahí, a la espera de ayudarte.
Pero claro, quizá sea un amor enfermizo.
“¿Asano...?”
Con este episodio, terminó la primera temporada y faceta de esta obra Fanfiction uwu, espero que les haya gustado el capítulo, y espero que lo hayan disfrutado hasta el final ✨
Intenté hacerlo largo, pero no demasiado, para que pudieran apreciarlo más y además dejar algo de suspenso
Ahora bien, ¿qué opinan del amor de Asano? Por favor no olvidemos que él parece obsesionado por Kira.
Pero, ¿qué creen que sea, amor, obsesión, creen que eso pueda cambiar el hecho de que la haya tocado o haya intentado hacer algo más con ella en contra de su voluntad?
Piensen un poco❣️
¡Y ESPEREN AL SIGUIENTE EPISODIO!
Que se vendrán más madrazos✨
Cuídense, y feliz año nuevo uwu
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