«He amado a Alfred desde hace mucho tiempo. Cuando creció me di cuenta de que lo que sentía por él no era un amor paternal o de hermano mayor, era algo mucho más grande, pero me di cuenta muy tarde. Cuando le iba a confesar mis sentimientos, él decidió independizarse. Desde entonces, he dejado el amor a un lado...» 

­­—Pero eso fue hace mucho tiempo, gracias al apoyo de Francia y la amistad que hice con Japón, ya no me siento mal, además sé que la independencia fue mi culpa, en ese entonces yo era una mala persona... pero sabes Oliver, últimamente creo que... —tomó un sorbo de su té y agachó la cabeza—. Volví a enamorarme de Alfred. —Terminó Inglaterra ruborizándose un poco.

—¿En serio? —Dijo Oliver no muy impresionado—. Siempre te gustó América, se te nota en el rostro. —La sonrisa que se formaba en el rostro de Oliver hizo que Inglaterra se ruborizara más.

—Tal vez sea cierto, pero... ¡Ese no es el problema! —Terminó con una expresión decaída en su rostro.

—Entonces, ¿Cuál es el problema?

—...Él me dejó muy claro en ese entonces que no quiere nada conmigo, y últimamente nos hemos hecho buenos amigos... estoy demasiado confundido y las cosas que no quiero recordar están volviendo a mí. Pensé que hablándolo con alguien me sentiría mejor... perdón, sé que no te interesa nada de esto. —Siguió mirando el suelo esperando una respuesta.

Oliver se levantó de su puesto y abrazó a Inglaterra. El gesto sorprendió a Arthur un poco, lo que causó que soltará unas cuantas lágrimas que estaba reteniendo y después devolvió el abrazo. —No digas esas cosas Arthur, estoy feliz de que hayas decidido contármelo. —Oliver terminó el abrazo y limpió las pequeñas lágrimas de Inglaterra—. No hay nada de qué preocuparse, lo mejor que puedes hacer en este momento es descansar y pensar en otras cosas, ¡no olvides que dentro de poco es tu cumpleaños! yo me encargaré de subir tu ánimo, Cupcake.

—Gracias Oliver, me siento un poco mejor. Iré a darme un baño, no quiero estar deprimido cuando tengo trabajo por hacer. —Terminó Arthur y después subió las escaleras dirigiéndose a su habitación.

Mientras tanto, Oliver preparaba unos cupcakes para Arthur (Sin veneno claro) y pensaba en que regalarle a su mejor amigo de cumpleaños. «Una fiesta sorpresa serviría, se pondría muy feliz de ver a sus amigos celebrando, aunque no estoy seguro si debería invitar a Alfred. Por el momento sólo llamaré a Francia y le informaré del problema.» 

Después de un refrescante baño, Inglaterra se dirigió a su oficina a seguir con su trabajo, quería terminarlo antes de su cumpleaños, por lo que lo único en su mente era determinación para terminarlo lo antes posible, pero antes le avisó a Oliver, ya que se había tomado la molestia de venir a visitarlo.

—Lo siento Oliver, y eso que fui yo quien te llamó... —Dijo con su mano frotando su nuca en forma de vergüenza.

—No hay problema Cupcake, de todas formas ya tenía que irme.

—¿Vas a algún lugar? ¿Necesitas que llamé un taxi?

—No te preocupes, mejor vuelve a tu trabajo y mantén el fin de semana libre. Nos vemos.

—Adiós... t-ten cuidado en el camino... —Se despidió Inglaterra mirando hacia otro lado y con un color rosa en sus mejillas.

«Que tierno te vez cuando haces de tsundere.» 

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Éste es un fanfic que escribí hace ya un tiempo atrás y alguien me pidió que lo publicara. No está completado, todavía quedan como siete partes, pero si veo que llama la atención de los lectores, puedo hacer un esfuerzo y completarlo. 

-K