La noche del banquete
Las luces iluminan la gran habitación. Los camareros caminan ofreciendo exquisitos platillos a los invitados mientras que entre ellos platican amenamente sobre la hace poco culminada competencia. Unos son rodeados por más personas que otros, por supuesto uno de ellos se trataba del recién ganador, Viktor Nikiforov, aquel hombre que con su sonrisa coqueta ha logrado conquistar el corazón de los jueces y ganar su quinta copa por año consecutivo. Recibía felicitaciones con amabilidad y palabras de apoyo combinadas con sorpresa por su perseverancia, sin embargo, su par de ojos azulinos estaban disimuladamente desviadas, en aquel año la competencia tomó un gusto diferente por él que lo motivó sin comprender del todo el por qué.
— Entonces. — En su oído resuena una voz ronca ya bastante conocida que por la repentina sorpresa provocó un salto en el contrario. — No has dejado de mirarlo desde que llegó — afirmó un hombre de procedencia suiza al acercarse a un ruso entre la multitud de aduladores que no querían más que acercarse al famoso para obtener beneficios de diferentes tipos, justo de los que el rubio suele amar por la atención, pero al mismo tiempo burlarse por sus ingenuas ideas de que lograrán algo con ellos. Aunque hoy ese no era el caso de si salvar a su amigo o no de los admiradores de la sala que querían pasar el banquete con él. Chris supo quien es la persona que Viktor ha estado al tanto con mirada perdida en cierto lugar determinado.
— ¿Uh? — El de cabelleras plateadas lo volteó a mirar con cierta sorpresa y alegría, saliendo de su trance aún cuando habían otros patinadores con él intentando platicar amenamente. — ¿De qué hablas? — Utilizó un tono desentendido, acción que hizo a su amigo reír y el resto mirar con extrañesa al campeón y subcampeón, pero no duraron mucho tiempo ded restarles importancia y continuar con la conversación, muchos conocen de su amistad desde hace años, por lo cual involucrarse significaría que la persona sea ignorada o no entenderían al comenzar hablar en francés para que ningún otro les interrumpa.
— Vitya, no eres bueno mintiendo, menos conmigo, ¿lo sabías? — Sus palabras lograron que el mencionado frunciera su ceño, especialmente cuando el rubio posó su brazo sobre los hombros y lo llevó consigo a la mesa de las bebidas por otro coctel al acabarse el suyo, así al mismo tiempo ver más de cerca a cierta persona. — "Yuuri Katsuki, patinador japonés de veinticuatro años, entrenado por Celestino en Detroit y ocupó el sexto lugar en la final" — Viktor le miró con sorpresa y con su ceja arqueada. — Si mi amigo va a salir con alguien, necesito saber todo de él. — Las palabras de Giacometti abochornó a Nikiforov al clavar con el tema del cual estaba más que interesado en esa noche, aumentando el sonrojo que ya tenía en sus blancas mejillas que muchos pasaron por alto debido a su tez blanquecina fácil de enrojecer, pues cualquiera diría que era por el alcohol que se encontraban de dicho tono, pero el rubio sabía que esa no era del todo la razón verdadera. — Su olor es fuerte e imponente, pese a que hay ventilas en lugares públicos con olores neutralizadores, pero esto es muy usual de un alfa cuando encuentra a su omega, ¿no crees?
— ¡Chris! —Interrumpió Viktor mirando a su alrededor asegurándose que nadie le escuchara, desea una vida cómoda entre tanta fama y bien sabe que conseguir una pareja sería un gran escándalo en el mundo del patinaje. — ¿No crees que este año hubo buena competencia? nuevos competidores fueron capaces de clasificar sobre algunos otros que intentan mantener su puesto cada año.
— Así que el año que viene será interesante, ¿no crees? "Viktor Nikiforov ya espera su próxima competencia, ¡este hombre es imparable!" —Imitó por instantes la voz de un narrador, uego soltó una carcajada fuerte que fue confundida por la música de ambiente. Le dio una nalgada sonora al trasero de Viktor, quién replicó en ruso de mala gana volviendo hacer reír a su amigo.
Ciertamente, el pentacampeón Viktor Nikiforov ha sido cautivado por la belleza de un japonés que logró pasar a la gran final del año actual, jamás antes visto como un rival sin haber oído de su nombre con anterioridad ni de sus antecedentes artísticos, cree que es un debutante más con suerte y de bajas propabilidades que lograse destronarlo del primer lugar, sin embargo, no pasó por alto el hecho de que su secuencia de pasos era bastante cautivadora o que su estilo era similar al suyo, dedujo que sea probable que fuese un fan de él. Pero esto no era lo que había llamado su atención, hay muchas otras personas que toman sus técnicas y estilo de manera muy similar, lo que en realidad le había cultivado de tal asiático fue su aroma.
Desde un principio que lo vio y estuvo cerca, el de hebras plateadas pudo ser capaz de distinguir su aroma entre los demás e incluso del hecho que en muchos lugares públicos en la sociedad en la que vivían desprenden aromas artificiales para evitar accidentes entre las sectas y así del mismo modo fomentar la convivencia de igualdad.
El olfato fue el primero en advertir la llegada de aquel hombre, le extrañó sentir la esencia en el aire y cuando menos lo esperaba se encontró embelesado sobre el dueño. La actitud mencionada se repitió, como en ese momento del banquete que lo observaba de lejos mientras que ambos bebían a cada extremo, aunque ahora que se había movido más cerca a él, podía sentir cómo su corazón golpetea rítmicamente su pecho. Además, el hecho de que su cuerpo provoque leves temblores involuntarios y un calor sofocante como si tuviera fiebre le invadía cada vez que el muchacho estaba en la misma zona de él, por lo cuál comenzó a temer al no haber experimentado esas sensaciones desde hace mucho tiempo, hasta en su mente arremolinada por diferentes pensamientos se cruzó su celo, puede que tome o inyecte su dosis de supresores, pero con la llegada del alfa con mayor feromonas o quien sienta que es su destinado, estos suelen perder su efecto permitiendo liberar las hormonas encargadas del celo al no ser más suprimidas, aunque Viktor corría con la fortuna de tener los mejores medicamentos y evitar que esto sucediese, en caso que ocurriese lo contrario, sabe que conoce de un tiempo determinado para retirarse a ponerse seguro, pues al fin y al cabo se encontraban rodeados de alfas y betas sin pareja, lo cual esto no era lo mejor para el ruso ni para algún otro omega.
— Oye, anciano — la llegada de la próxima promesa del patinaje juvenil llamó la atención de ambos adultos. — ¿No estás muy viejo como para acosar a la gente con la mirada? Además tienes veintisiete años, ¿no crees que sea hora de que consigas a un omega o un alfa? Yo que sé, la mierda que te guste, ve y dile a ese ojos rasgados que te saque a bailar, ¿acaso no se lo has dicho, Chris? los adultos son unos buenos para nada.
Señaló al dueño de su atención, después de descargar sus palabras llenas de burla contra el mayor, Viktor solo se rió un poco. — Al parecer busca alguien más. — Respondió con un tono divertido mientras que Chris le acompañaba en reírse viendo como de quien hablaban acercarse a ellos.
— ¿Uh? ¿qué mierda? —Giró para entender a qué se referían y miró con asco al alcoholizado azabache que lo apuntó con una botella de licor, ¡¿cómo demonios lo escuchó desde tan lejos?! ¿acaso es una habilidad asíatica o de borrachos?
— ¡Tú! ¡te reto a un duelo! — Yuuri tambaleó un poco en su lugar, cubriendo rápidamente su boca para evitar un eructo se escuchara, sintiendo en respuesta el fastidio del rubio en su mirada. — Alfa contra alfa — la gente ante lo dicho exclamó sorprendida, al parecer más de uno estaba al tanto del japonés por la cantidad de botellas que llevaba. — El que gane se queda con el bello omega. — Cuchicheos se hicieron presentes por la confusión y a su mismo tiempo asumiendo que se referíajn a alguien más, también ocasionando que el de cabellos plateados se sonrojara al saber que obviamente se refería a él, pero le quitó la copa a su amigo para cubrir su rostro simulando beber un poco.
— ¡Wow! ¡que chico más atrevido! — El rubio mayor le dio palmadas en la espalda al rubio menor, sacando solo reproches que no lo tratara como un niño y que no lo tocara.
— ¡¡Yo no voy a-!! ¡ah! ¡mierda! — Yuri fue arrastrado hasta el centro de la pista para bailar sin poderse liberar de la fuerza de borracho quien lo arrastraba.
— ¿Te gusta? — Le pregunta su mejor amigo una vez más a solas.
— Quién sabe. — Unas risitas risueñas escaparon de sus labios al unisono.
El show comenzó con un ruso bastante molesto por el descaro del japonés, sin permitir que se sintiera abrumado por la enorme diferencia de agilidad, y cómo no, ¡si un borracho no teme en hacer los movimientos más ridículos! los aplausos y palabras animaban a ambos en continuar con el curioso reto al son de la música, todos los presentes estaban emocionados por la desconocida habilidad que el patinador del país del sol naciente no demostró lo suficiente en la pista y que ahora lo hacía por medio de pasos excelentes causando curiosidad y asombro, dando como resultado que después de un intenso baile, Plisetsky terminara refunfuñando por haber perdido contra Katsuki, a quien maldijo entre malas palabras en ruso.
Mientras que Yuuri se encontraba satisfecho por sus habilidades en la danza y sonreía al recibir las felicitaciones de muchos e ignoraba los reclamos de Yuri por una revancha, ahora tenía algo en mente y es el ir por Viktor o no. Desde que llegó al banquete continuaba percibiendo un aroma dulce que durante en la competencia fue una de las razones por las que se le impedió mantenerse totalmente concentrado, lo habría ignorado como en su sobriedad lo hacía cuando su naturaleza de alfa le exigía ir detrás de la incógnita , sin embargo, entre la fusión de una pésima resistencia al alcohol y las hormonas que luchaba por mantener calmadas por sus propios supresores, ahora la decisión de encontrar al omega se volvió inquebrantable.
Y ahí estaba, acorralando al campeón de la temporada contra la pared, desajustando su corbata mientras que le dedicaba una mirada seductora, aunque miraba a su alrededor con evidente molestia por estar cerca de su hombre e inconscientemente los invitados dieron un paso atrás, en especial por los celos que se reflejaban en sus ojos cafés contra los verdes del alfa mayor que estaba con el de ojos azules hace rato, por supuesto, era Chris, a pesar de que su olor estuviera combinado por otro omega eso no aliviaba a Yuuri verlo cerca de su ídolo. Como reacción posesiva, lo abrazó fuerte contra su cuerpo, dedicándole a la vez una mirada llena de recelo.
— Be my couple, Viktor! —Exclamó alegre en inglés para que todos entendiesen que él le pertenecía.
El mayor le miró desconcertado ante el atrevimiento del menor, pestañeando varias veces como si no se creyera lo que estaba ocurriendo, pero no le molestó ni en lo absoluto. — ¡Claro! — Tomó un brazo que los que lo mantenían atrapado y se dirigió al centro de la pista de baile, seguido de los ojos de los presentes. Tomó la suave mano del extranjero para dejarla en hombro, posándose en su espalda la otra y las propias en la cintura del alfa. — Seré tu pareja de baile esta noche, aunque me estás confundiendo. — Guiñó como de costumbre de forma coqueta, logrando así disimular las verdaderas intenciones del ambiente.
Con sus palabras, ver la cara del galán siendo un poema al no ser aceptado precisamente como quería, ocasionó que Viktor se riera en alto. — Y bien, ¿cómo te llamas? —Rompió el silencio entre ambos que se formó después de la risa con una sencilla pregunta, en un momento que se presentó la oportunidad de que otros se unieran a bailar y aprovechó que no corrían riesgo de ser nuevamente el centro de atención, por lo menos hasta dentro de un rato. — Creo que no hay necesidad de presentarme. — Bromeó y volvió a reírse. Por el rabillo de su ojo azul vio a Giacometti lanzarle un beso y un pulgar en alto en señal de suerte.
El japonés no había dejado su sonrisa boba desde que fue llevado al centro de la pista, sus ojos delataban el amor y admiración que tenía por la persona de en frente, pero también se veía el reflejo de una pasión ardiente y un enorme deseo por marcarlo que le demandaba sus instintos. Ante la posición que se encontraban, entrelazó sus dedos y con su mano libre la había posado en la cintura del más alto y lo atrajo a él. — Me llamo Yuuri. — Se presentó con un guiño, ganándose como respuesta una sonrisa por parte del mayor.
Yuuri sonrió feliz y asintió con su cabeza. Ambos decidieron conocerse al son de la música, encajando uno con el otro después de varias pisadas sin querer por parte del azabache y su ebriedad, hablaron de cosas sin relevancia, algunas cosas de su vida, el patinaje, la admiración y el tiempo que llevaba siguiendo su sueño de estar en la misma pista. Risas y roses se presentaban entre ellos. El ambiente era tranquilo y romántico, hasta que el ruso no pudo contenerse al llamado enloquecido de su corazón y se inclinó sobre el japonés, aspirando su aroma, sintiendo como este le causaba un delicioso escalofrío por el cuerpo, no podía seguir aguantando el embriagador aroma que desprendían ambos.
— Viktor...
— Yuuri.
Se miraron fijamente a los ojos, la complicidad parecía como si se conocieran de años, probablemente era así aquel sentimiento de encontrar a su pareja, una nostalgia inexplicable, una desbordante sensación de atraparlo entre los brazos y jamás soltarle. Katsuki se tomó el atrevimiento de lamer la nuca de Nikiforov y besar la extensión de la piel.
—Yuuri, aquí no. — Jadeó, rezaba a todo para que nadie los hubiera visto y tomando al menor de la mano, salieron discretamente de la sala.
ヽ('♡`)/ヽ('♡`)/ヽ('♡`)/
Una vez que llegaron casi corriendo a la habitación del hotel y cerraron la puerta de golpe. Sus miradas se cruzaron, estos reflejaban lujuria, emoción, complicidad y otros tantos sentimientos los cuáles no habían tiempo para pensar detenidamente debido a la adrenalina al haberse escabullido del banquete sin ser vistos, ¿o no?
El más bajo de ambos acorraló al alto contra la puerta de madera y dio la iniciativa para unir sus labios en un fogoso beso, atacando con torpeza su cavidad bucal por su falta de experiencia, degustando su sabor. El ruso gimió durante el beso demandante, jadeando por falta aire cuando este terminó, pero no fue impedimento para continuar el momento, pues el japonés se separó de él, lo tomó del cuello de la camisa para acercarlo y unir sus labios en un nuevo beso, esta vez el de cabello platinado marcando un ritmo, mordiendo su labio inferior en repetidas ocasiones y jalándola de forma juguetona, provocando escalofríos en el azabache.
El juego seguía y ninguno de los dos quería perder el tiempo, el alcohol impedía pensar con coherencia sobre lo que estaban haciendo y sus consecuencias, pero parecía importarles poco además, el mañana era algo de lo cuál no se preocupaban.
Sin interrumpir en ningún momento la danza necesitada de sus labios que frotaba también el cuerpo de uno sobre el otro, Yuuri aprovechó de la posición que estaban para agarrar a Viktor de su trasero e impulsarlo hacia arriba para indicarle que con sus piernas se envolvieran en su cintura.
— ¡Wow!— Exclamó el mayor sorprendido por la fuerza que tenía el menor.
Después de unos cuantos besos más en los que el ruso le enseñaba la figura de sus labios y compartian sus sabores, el japonés apretuja el suave trasero que sostiene, ejerciendo ocasionalmente mayor fuerza por pensar en la envidia que provocaría a más de uno y lael placer que le causa poder marcar a tan hombre deseado como suyo en la intimidad de la habitación; pero no tardó en ser impaciente, lo llevó a la cama de la habitación y lo recostó en esta con algo de torpeza y no tardó en volver atacar los labios de su acompañante que por supuesto le corresponde.
Al separarse y el azabache sentándose, no dudó en quitarle los pantalones al de cabellos plateados después de desesperadamente tratar de adivinar su ebrio ser de cómo se quita un cinturón, provocando un sonrojo y risa en Viktor al dejarlo expuesto en solo su ropa interior que yacía empapada por la lubricación que provocaba su propio celo, además de su pre semen.
— Hueles delicioso, Viktor. — Aspiró hondo y fuerte el olor que impregnaba el entorno.
— Es lo que le acabas de provocar al campeón mundial de patinaje, ¿estarás contento? — Se acomodó en la cama de tal forma que su cuerpo está de medio lado y se menea con sensualidad enseñando especialmente su trasero con los bóxers empapados aun puestos.
A Yuuri se le hacía agua la boca y si el alcohol le impedía pensar algo, con su omega lo único que pensaba era darle fuerte y gimiera lo más alto su nombre hasta quedar afonico. Alzó una pierna del ruso posándola sobre su hombro y agachó su rostro para oler la intimidad ajena. — Dulce, intenso. —Murmuró mencionando más características en su lengua nativa, ¡era un deleite sentir todas esas hormonas a flote! Repartía besos por la zona baja, del ombligo hasta el miembro, de ahí a los muslos dejando algunas pequeñas mordidas, hasta tuvo el descaro de dar un beso negro aunque la ropa le impidiese adentrarse más. Mientras que hacía todo eso, su pareja le miraba con los iris llenos de erotismo, mordiendo su labio inferior por la excitación y placer que le causaba sus manos y labios tocarlo, temblando sutilmente bajo su tacto o arqueando de repente su espalda al sentir cada vez la húmeda lengua sobre la tela en un intento de ir por más allá. — Yu-Yuuri. — Gimió quebradizo, abrió sus ojos para ver lo por el rabillo, sintiendo como aumentaba el color rojizo de su cara al notar como le dedicaba una mirada llena de picardía; antes de poder volver vocalizar algo más, un fuerte escalofríos le corrió por todo su cuerpo al sentir como su ropa interior le fue removida de prácticamente un tirón.
La nariz del japonés recorrió toda la extensión del falo del ruso, bajando hasta dónde provenía aquel hipnotizador olor e inevitablemente lamiendo allí, acción la cuál Viktor terminó dando un pequeño brinco y Yuuri soltando una leve risita, siguiendo con lo suyo de metiendo y sacando su lengua, tomando del líquido del lubricante natural. Volvió a la punta del miembro de su omega, rozando su lengua contra esta y bajando su lengua hasta la base. — Es como si comiera un delicioso helado, ¿no crees, Vitya? —Comentaba en un ronroneo, burlón por la reacción del mayor al ver como cubre su mano la boca y que probablemente sin darse cuenta que mordía y lamía sus propios falanges.
No tardó en comenzar a masturbar la parte baja y los testículos de su pareja, aún lamiendo y succionando la glande de él, a veces bajando más y teniendo gran parte del pene en su boca, aumentando su velocidad a medida que los gemidos de Viktor se descontrolaban y le agarraba el cabello, jalando de sus hebras oscuras para que tuviera todo su miembro en su boca complaciendo, tragando con gusto la semilla del de ojos azules una vez que expulsó, manchando sus lentes que tuvo puestos todo el tiempo.
Dado finalizado su trabajo, alzó su rostro, notando como el mayor le miraba embelesado y extasiado. — Vitya, eres un cochino. — Repasó el marco de los lentes sucios y lo llevó a su boca, lamiendo eróticamente y a la vez sintiéndose orgulloso de su trabajo por haber logrado esa gloriosa expresión. El japonés se inclinó sobre el ruso, dándole un beso tierno y juguetón, dejó sus lentes en la mesita de noche y mandó su cabello hacia atrás, empezando a desvestirse, indicando a su compañero para que esperase por él, acción que no le molestó a Viktor, ya que mientras veía cómo se desvestía, él continuó masturbándose a sí mismo.
— Son mejores que en la foto. — Peinó su cabello hacia atrás antes de inclinarse a él y comenzar a lamer los pezones.
Nikiforov ríe en una combinación de un ronroneo, toma un mechón de la cabellera negra y la enreda con su dedo. — ¿Y no vas a tomar provecho de ellas?
El mayor gime a gusto, aunque las mordiscos puedan ser agresivos y los apretones fuertes, disfruta el hecho que use fuerza y tome de él su cuerpo hasta llevarlo al cielo, por supuesto hace de su parte, ya que al tener a Yuuri sobre su muslo en el momento que cambió la posición para estar nuevamente acostado, su rodilla frota con una lentitud torturadora el miembro expuesto de Katsuki.
Los pezones se hinchan tomando un tono más rojizo en lugar del rozado, los pectorales trabajados por años ahora tiene mordismos ocasionados por colmillos posesivos sobre él, marcas más oscuras que otras, pero todas estas sin la menor queja, pues Viktor detuvo unos instantes a Yuuri y mordisqueó sus clavículas y cuello cerca de la manzana de adán, el menor gimiendo con dolor y placer mientras que tira de los cabellos preciosos de su amante.
Tomó la cintura de Viktor y la elevó más hacia él, reemplazando la rodillas al juntar sus caderas y frotando sus intimidades en una masturbación mutua, a la vez que iba dejando un camino de besos por todo el alcance de su cuerpo mientras que el de cabellos plateados acariciaba las hebras oscuras que eran suaves y encantadoras del asiático, como si se disculpara por ser maltratadas por su excitación, el mayor tomó por un momento sus mejillas y lo regresó a su rostro para durar unos cuantos minutos dándose besos risueños, con el fin de que el ruso se relajara.
— ¿Estás listo? — Preguntó el menor, posicionándose para entrar.
El mayor no respondió con palabras, pero sí asintió con su cabeza. Cuando entró en él, sus brazos rodearon aferrándose al japonés, esperando a que su cuerpo se adaptara al de su alfa, ¿y cómo no resultaría doloroso? hacía hace tanto que no unía su cuerpo con el de alguien más, apenas habían sido contadas las personas con los dedos de su mano, ya que tiempo después optó por complacerse así mismo tras una rutina tan agitada con poco tiempo libre para tener alguna pareja, incluyendo la razón de lo peligroso que podía resultar para él como un omega el tener el olor de otro alfa por lo fácil que llamaría la atención del público en cuanto a su vida personal.
Pasó considerado tiempo hasta que el palpitante miembro de Yuuri estuvo por completo en el interior de Viktor sin que este le doliera aún demasiado por la intromisión, no solo por la falta de relaciones de Viktor, también por el hecho que para Yuuri era su primera vez y el introducir su pene en la cavidad le resultaba un ardor al acostumbrarse que sus cuerpos se acoplen. Sin más preámbulo, dio iniciado un vaivén arrancando unos quejidos al principio, pero cuando se tornaron a unos gemidos bastantes provocativos que el omega no pudo contenerse y aumentó su velocidad moviendo las caderas, rechinando la refinada cama, manchando las sábanas con la esencia y sudor de ambos, gimiendo casi al compás del uno del otro repitiendo todo el tiempo sus respectivos nombres, hasta que por una de las contracciones del ruso cerca del orgasmo apretó fuerte su interior, provocando que también el japonés se viniera casi al mismo tiempo que él.
Se corrió en su interior sin el impedimento de algún preservativo, impregnando y reclamando al ruso como suyo, pues desde el acto, el omega preserva el aroma del alfa por largo tiempo. Ahora, Viktor abrazaba a Yuuri, quién cayó exhausto a sus brazos, después de admirar su hermosas facciones física y memorizando cada detalle, aunque no faltó mucho para que el japonés le mirara decidido y le hiciera girar, ahora quedando el ruso encima de él.
— Una más por favor. — Pidió jadeante el azabache, acariciando el trasero del pelo plateado.
— Yuuri, no me imaginaba que tendríamos toda la noche ocupada — con falsedad trató de quejarse y antes de poder vocalizar algo más, gimió alto al sentir como su interior era penetrado repentinamente. — Dios, ¡Yuuri! — Jadeaba alto, ese muchacho cada vez le sorprendía más, no solo por la pasión que lo tomaba, sino que también por la resistencia que estaba teniendo. Ahora Viktor cabalgaba sobre el miembro del japonés, excitándose más por el choque mojado, la extensión completa en su interior entrando y saliendo, sus ojos estaban nublosos debido a tanto placer que experimentaba y para más deleite, el asiático leyó la mente del europeo y su diestra masturbaba frenéticamente la virilidad masculina, ya a esas alturas poco le importaba si sus voces alcanzaban a resonar el pasillo o si despertaban a las haibtaciones vecinas, simplemente deseaban pertenecer completo uno al otro. Antes de llegar al ansioso climax, sin detener sus movimientos el azabache apretó la base del miembro del ruso hasta que se sentó para estar a la altura del pecho del cabello plateado y comenzar a succionar sus areolas, provocando más ruido entre ambos y que Viktor apretara su interior. El mayor de ambos no soportaba todo el placer que le era dado, cuando el menor se sentó sus uñas se clavaron en sus hombros, retorciéndose sin parar en pensar las heridas que podría provocarle, solo sentía que iba desfallecer en cualquier momento, su naturaleza le dicta en rasgar su espalda, que si alguien veía su desnuda espalda supiera que ya tenían dueño.
— Más, más, quiero más, dame, ¡ah! M-me voy a corrar, ngh. — Combinaba el inglés con el ruso, deliraba tanto, que al correrse se apoyó en el azabache hasta caer recostados en la cama.
— Viktor, te quiero. — Hizo a un lado el flequillo, el omega apenas podía mirarlo que nuevamente estaba de lado con su entrada siendo preparada por los dedos delgados del japonés.
— No vayas a dormir. — Esperó unos minutos esparciendo besos por su mejilla, labios y cuello, hasta que su miembro recuperó para proceder a la otra ronda. Se sentó, miró coquetamente al mayor y pronunció.
— No olvides que nos pertenecemos, por favor.
ヽ('♡`)/ヽ('♡`)/ヽ('♡`)/
¡Muy buenas! Si has llegado hasta aquí, le agradezco un montón por haberle dado una oportunidad a mi fic. ❤
Decidí retomar después de tantos años el fic, a diferencia de unos años siento que ahora tengo una mejor escritura que les pueda ofrecer, además de aprovechar esta época de cuarentena para poder volver a redactar y continuar mi historia. /Risitas.
Solo me queda agradecer a los comentarios que tuve hace tiempo, espero poder complacerles con retomar la historia. ❤
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro