💉|Capítulo 24|💉
𝐏𝐀𝐈𝐍-𝐎𝐅𝐅
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 24.
"Regresé"
Todos sabemos lo aterrador que es un hospital, sobre todo cuando es de noche, y ni hablar de lo que nos muestran los videos de los canales de terror en YouTube, hace que tengamos de los hospitales una perspectiva bastante oscura, y de hecho, no debería de ser muy así, pero si lo pensamos bien, en los hospitales, aparte de traer al mundo bebés y tratar enfermedades con el objetivo de dar a pacientes una mejor calidad de vida, también llegan a suceder cosas muy extrañas e inexplicables.
Nadie quiere vivir esa experiencia de que caminando por el hospital de repente el cadáver de una camilla se levanta, o que escuchas las puertas cerrándose; de sólo pensarlo la piel se me pone de gallina; y esa es una de las razones principales por las que a Kira no le gustan los hospitales, pero claro, encabezando la lista siempre reina el hecho de que el hospital es su segundo hogar, y es por lo mismo que detesta volver a él.
Ahora mismo, en la habitación 204 del hospital, un grupo de enfermeras le cambiaba las sábanas con cuidado, a una joven muchacha dormida de cabello color uva. Después de levantar su cuerpo inmóvil y dormido, la mayoría se fue dejando a una de ellas sola en la habitación, que terminaba de esponjar las almohadas lo suficiente como para que ella se sintiera cómoda en su sueño. Esa enfermera era nueva en el lugar, pero ya había sido notificada de lo especial que era esa paciente, y también de su condición tan anormal. Debía quedarse de guardia de ella fuera de su habitación, pero como toda humana con necesidades naturales, o como bien dicen en las caricaturas o series, "Cuando la naturaleza llama, tienes que atender"; y en su intento de aguantar, tuvo que dejar la habitación de la chica cerrada para poder irse al baño a orinar tranquila.
Fue el momento perfecto para un joven de abrigo oscuro y traje de enfermero, pero él no tenía su tarjeta de identificación colgando del uniforme, pero viendo que eran altas horas de la noche, no importaba mucho dado que no quedaba mucho personal en el hospital. El joven pelirrojo empujaba un carrito con toallas blancas hacia el pasillo por el cual la enfermera estaba pasando, quien iba distraída mirando la pantalla de su teléfono celular. Seguramente charlando con su pareja, pero eso no es importante, lo importante es que estaba lo bastante distraída como para chocar sin querer con el carrito, haciéndola lastimarse un poco pero nada grave ni con marcas, solamente un dolor pequeño que desaparecería en segundos.
La mayor no tardó en bajar el rostro y hacer una pequeña reverencia con algo de vergüenza, disculpándose por su torpeza.
--¡Ay, por Dios!-exclamó con los ojos cerrados al bajar su cabeza.--Lo siento mucho. Disculpe... Buenas noches.-murmuró con suavidad, sin darse cuenta de que había dejado caer las llaves de la habitación de la chica de cabello uva. Sólo se apresuró a irse de ahí lo más rápido que podía, esperando a que aquel extraño la disculpara.
Afortunadamente pudo escuchar una respuesta por parte del pelirrojo que cubría un poco su rostro con una gorra que combinaba con su mismo uniforme. Ella no se molestó en recriminar nada, sólo se fue apenada, pero sintiéndose menos culpable por el tremendo choque torpe que tuvo.
--No importa.-le dijo él, mientras la observaba irse corriendo en dirección al baño.--Porque gracias a ti, puedo entrar finalmente a verla.-susurró, mientras sonreía ladino y orgulloso de lo que había hecho.
Aprovechó la ida de aquella enfermera para poderse infiltrar en la habitación 204 de el hospital, asegurándose de ser silencioso y pisar con seguridad, siendo bastante discreto al avanzar. Como la misma mujer había dejado la puerta de la habitación trabada con seguro, se aseguró de rápidamente tomar las llaves del suelo y esconderlas en un bolsillo. Con eso podría abrir finalmente esa habitación a la que tanto había querido entrar, pero a la que tanto le habían negado la entrada además. El hombre responsable por cuidar de Kira, Tadaomi Karasuma, sólo le llevaba a los estudiantes reportes de como iba mejorando Kira, o si empeoraba, o si había algún indicio de noticia, pero no les permitía ni siquiera pisar el hospital porque ellos tenían que concentrarse en acabar con el "Pulpo" como solía llamar a Koro sensei. Lo cierto era, que le emocionaba hasta cierto punto jugar sucio con tal de conseguir asesinar a ese extraño ser de color amarillo, pero le era muy complicado concentrarse sabiendo que, en las noches cuando nadie lo ve, a la habitación de Kira se infiltraba un intruso.
Un intruso con una fastidiosa personalidad, que odiaba, pero tenía un gusto culposo con molestarlo; ya era prácticamente su mal vicio de querer fastidiarlo hasta que expulsara fuego por las orejas. Pero claro, disfrutaba más cuidar de la joven adormilada en esa camilla que apenas y podía respirar por su cuenta.
Se apresuró a la puerta y metió las llaves, girando las llaves a la izquierda junto con la muñeca con mucha firmeza. Luego sin más, entró a la habitación con cuidado y cerró la puerta con llave, guardando las mismas en uno de los bolsillos de su abrigo.
--Ah...-no pudo evitar soltar un suspiro sensible en cuanto su mirada se centró en la joven chica de cabello violeta sobre la camilla, viendo su rostro tan tranquilo como si estuviera dormida.--Te extrañé, tanto...
Se acercó pronto a ella, mientras en sus labios se mostraba su clásica sonrisa divertida y ladina, parecía disfrutar de verla ahí acostada en esa camilla, con un rostro que reflejaba sufrimiento e irónicamente, dolor, como si solamente la escena le provocara morbo o una especie de sadismo placentero, pero no se crean, no era así pese a esa sonrisa. Todo el temor y tristeza estaban reflejado en sus ojos, mostraban una profunda preocupación por el estado de salud de la chica de cabello uva, y también reflejaban la rabia que sentía consigo mismo por no haber podido estar ahí presente cuando le ocurrió lo que la llevó a una camilla y a estar conectada a un aparato que la ayudaba a respirar, ya que por ahora, ella no podría hacerlo.
Le daba miedo tan solo pensar que ella estaría así por meses, o incluso por años, pues en esa clase de estado vegetativo nunca se sabe, a veces las personas salen de ahí pero eso sólo es con suerte y con nada más que eso.
Se acercó y se quedó de pie junto a la cama, notando que, pese a que estaba dormida hace semanas no tenía los labios secos. Pareciera como si cada día alguien le estuviese humectando los labios con algún bálsamo labial,lo cual, esperar de algún doctor o enfermera sería estante extraño, llegando incluso hasta lo incómodo y perturbador que eso sería.
No. No podía ser un doctor, y Karasuma sensei mucho menos, estaba seguro de que él tampoco haría algo tan raro como eso. Solo le quedaba una persona en la lista de sospechosos, la cual era corta, por lo que simplemente levantó la mirada hacia la ventana abierta de la habitación de hospital. Apoyó una mano en su cadera y la otra la pasó por su cabello para peinarse un poco, luego sacó de su bolsillo un arma, dispuesto a amenazar con esto a la persona que estaba por aparecerse en la ventana.
--Sabía que eras tú, nadie más haría eso, al menos Karasuma sensei no.-pronunció el pelirrojo mientras le apuntaba de lejos, viendo como bajaba de la ventana para tocar el suelo, estando ya seguro en la habitación de hospital.--Asano Gakuushu.
Cuando él lo vio no pudo evitar mostrar un gesto lleno de hostilidad, rabia y frustración, es decir ¿Que rayos hacia ahí ese maldito pelirrojo que no hacía nada más que comportarse de forma arrogante y causarle mucho estrés por esa actitud tan fastidiosa? No tenía derecho de estar ahí, no tenía derecho de estar ahí con su querida Issei.
--Se me hizo extraño. Noté que sus labios están extrañamente humectados. No tienen la apariencia de un paciente enfermo de hospital que se encuentra en un estado de coma indefinido que recibe medicamentos y comida por intravenosa o un tubo. Así que, en seguida supe que eras tú, nadie más es tan raro como para hacer eso.
--¿Yo?-se cuestionó el de cabello naranja, señalándose a sí mismo con confusión, aunque luego volvió a fruncir su ceño con rabia.--En primera, eso no tiene nada de extraño. Y en segunda, no fui yo. Lo único que he hecho desde que Issei está aquí es cuidar de ella, eso no tiene nada de malo. No estoy tan loco. Como tú que tienes un dudoso antecedente.
Asano intentó acercarse a Kira, queriendo apreciar su rostro más de cerca, pero Karma estaba tan alerta a esa acción que no vaciló en estirar su brazo y apuntarle con su arma directamente a la cabeza, la única distancia que los separaba a ambos era la camilla en donde Kira imitaba a la bella durmiente, completamente quieta y con apariencia cansada, de no ser por sus labios que lucían rosados y hermosos. Al ver que Karma no iba a ceder a darle su espacio, Asano simplemente suspiró con cansancio y levantó las manos a los lados mientras chasqueaba la lengua, ahora estaba enojado con el pelirrojo.
--¿Que? ¿Te molesta no hacer lo que quieres? -cuestionó Karma mientras le miraba divertido, luego soltó una risita, sin dejar de apuntarle con su arma. Lo que le hacía más divertido, no era el hecho de apuntarle a Asano con eso, en realidad esa pistola ni siquiera tenía balas reales, tenía balas "Anti-sensei" por lo que si llegaba a jalar el gatillo y disparar a Asano, no le haría daño alguno, después de todo eran de goma. Eso era lo que lo hacía divertido, nuevamente le estaba tomando del pelo.
Como sabemos Karma siempre ha sido un chico que disfruta burlarse de los demás, tomarlo del pelo, al fin y al cabo, él era como un gato, pero disfrutaba mucho más de eso sobre todo si esa persona es Gakuushu Asano, ya sabemos cómo es, ambos tienen una extraña rivalidad. Aunque bueno, Karma sólo disfruta de ver a Asano molesto.
El de cabello anaranjado casi rubio frunció aún más su ceño, volviendo a chasquear su lengua, haciendo un ruido bajo. Lo único que solía hacer al llegar a esa habitación era observar a Kira y hablarle mientras dormía. Sabía que eso era bueno para una persona inconsciente, de alguna manera lograba estimular bien su cerebro y ayudarla a permanecer conectado a la realidad, sabía que su tío lo hacía en el día, pero él quería permanecer a su lado, al menos unas horas en la noche.
--¿A ti que te importa, Akabane?-masculló Asano, tensando su mandíbula al verse atrapado y frustrado.--Juro que no le he hecho nada malo. Sólo paso tiempo con ella. Ni siquiera la toco. -repitió, ya con algo de cansancio. --Ya deja de apuntarme con eso, sabes que si disparas llamarás la atención y aquí son capaces de hasta romper la puerta, dado que Issei es la sobrina de Tadaomi Karasuma.
--Bueno, me parece un poco extraño. Si no fuiste tú, que tienes una obsesión enferma con ella, ¿Entonces quién?... Mejor... No me interrumpas, o te dispararé. ¿Trato?-se adelantó a decirle, viendo que Asano quería objetar. Este sólo cerró la boca y soltó un suspiro cansado, luego giró los ojos. Definitivamente iba a estrangular a Karma en cuanto tuviera oportunidad.--Si no fuiste tú, me cuesta mucho imaginar que exista alguien más enfermo como para hacer eso.
Dejemos a los muchachos discutir tranquilamente, les adelanto que no deben preocuparse, las cosas no van a pasar a mayores, en su lugar, ellos sólo van a seguir lanzándose insultos como suelen hacer cada vez que se encuentran esos dos. Ya no tienen remedio, pero bueno, me estoy desviando.
Entre tanto esos dos discutían, la joven postrada sobre la camilla sin poder moverse, dejó de soñar y regresó a la realidad, sólo que aún tenía sus ojos cerrados causando que nada más lo que viera a su alrededor fuera una eterna obscuridad. No entendía bien porqué de repente había dejado la tierra de los sueños, se sintió como si la hubieran sacado repentinamente al jalarla de sus piernas y dejado tirada en esa oscuridad. Pero bueno, eso sólo significaba algo bueno, ¿o no?
Comenzó con escuchar tenues ruidos, se le hacía raro, y sentía que podía mover el rostro. Extrañamente pese a estar dormida, Kira comenzaba a escucharlos. Escapó del mundo de los sueños para regresar a la realidad pero permaneciendo en un punto que al mismo tiempo la alejaba de esta misma; lo único que podía hacer ahora era escuchar lo que estaba ocurriendo en la habitación, sin levantarse ni siquiera mover algún dedo o las cejas. Se sentía realmente extraña, como muerta en vida o más bien, como si estuviera fuera de su cuerpo, pero no como esas extrañas proyecciones astrales ya que no podía verlos, sólo oírlos. Esperaba a que esa sensación pudiera desaparecer pronto y poder abrir los ojos, tenía un mal presentimiento sobre lo que estaba ocurriendo allí afuera. Es más ¿Qué rayos hacían esos idiotas ahí en su habitación? Esperaba a que fuera la primera y última vez que venían, pero , en el fondo sabía ,y además ya había escuchado, que no era así al menos por parte de Asano.
Dios, si estuviera despierta, sentiría como su estómago empieza a revolverse, se sentía un poco extraña, pero no era asco, más bien, era simplemente raro. Se negaba a creer que Asano era capaz de algo así, y aunque algunos piensen que es algo simple, de sólo imaginarlo ella sentía nauseas, porque lo consideraba realmente extraño.
"Me rehúso a creer que Asano haría eso... Es extraño... Lo patearé si dice que sí. Demonios, ¡Necesito despertar ya"-pensó.
Sintió que la oscuridad infinita se hacia cada vez más delgada, lo cual, la estaba aliviando un poco. Al menos, significaba que ya estaba despertando ¿verdad? Sentía sus piernas dormidas, necesitaba moverse pronto. Escuchó que los dos comenzaban a discutir entre sí, e intentó moverse, pero aún nada podía hacer. Lo único que tenía disponible ahora para al menos dar una señal de que estaba despierta, era mover los dedos de sus manos.
Asano fue el primero en notar eso, por lo que importandole menos el hecho de que Karma podría dispararle si se movía, se agachó sobre la camilla y se quedó junto a Kira, viendo que estaba moviendo sus manos. Karma en vez de objetar, también se inclinó un poco hacia Kira, sonriendo levemente al ver que ella comenzaba a mostrar señales de que estaba despertando.
Ambos querían ser la primera imagen que ella viera al despertar, pero en pocos segundos todo comenzó a complicarse y las buenas noticias se fueron por el caño, gracias a aquella máquina que indicaba los signos cardiacos de Kira, comenzaba a sonar y a encender las alarmas de los médicos. Como no era horario de visita, tanto Karma como Asano se arriesgaban a ser atrapados por la seguridad del Hospital, pero si no abrían la puerta ni llamaban a alguien pronto, Kira podría morir y eso no lo permitirían.
Ambos se separaron de la camilla y se acercaron a la puerta para abrirla, pero la perilla estaba trabada, por lo que no podían hacerlo, al parecer era de esas puertas que sólo podían abrirse desde afuera, y Karma no lo había notado pese a ser bastante astuto como un zorro. El sonido agudo de la máquina cada vez iba más rápido, y notaron con preocupación como Kira de la nada empezaba a convulsionar, tenían que salir de ahí rápido para avisar a un doctor lo más pronto posible, pero el estrés de la situación los estaba comiendo vivos y no sabían bien que hacer.
--¡Mierda! Vamos, ¡abre la maldita puerta, Akabane!
--¡Eso intento, pero no abre!
--¡Dispara a la perilla como en las películas, maldito imbécil!
Aún no había nada que pudieran hacer, y ambos se quedaron paralizados en cuanto escucharon que la máquina dejó sonar ese perpetuo sonido que señalaba que el paciente ya no tenía signos vitales. Querían llorar y gritar, pero amigos míos, estamos hablando de Kira Issei.
¿Ya se les olvidó que sobrevivió a un incendio? -que igual ella misma provocó pero ese no es el caso.
Asano ahora mismo quería golpear a Karma, y el pelirrojo sentía que su corazón se estrujaba, pero ¡oh sorpresa!
La máquina volvió a sonar, esta vez con un ruido normal.
Kira dejó que su cuerpo cayera sobre la camilla, y estiró su mano derecha para quitarse la máscara que tenía en su nariz y boca, la que le habían puesto para respirar. Finalmente había abierto sus hermosos ojos color uva, y miraba fijamente al techo sin poder creerlo. Hace un momento sintió que estaba muerta, pero de repente pudo abrir los ojos e hinchar sus pulmones de aire otra vez, para volver a ver el mundo una vez más. No sabía como sentirse al respecto, pero en cuanto recordó que tenía a alguien que la quería mucho esperando día a día a que se mejorara, sus ojos se aguaron de inmediato y su garganta se sintió atorada por un fuerte nudo. Dejó escapar sus lágrimas de una buena vez.
--¿¡Donde está...!?-exclamó, volteandose a ver a Karma y a Asano, que estaban conmocionados y sorprendidos de verla despierta, además de aliviados. Aún no lo creían.--¡Quiero verlo! ¡MI TÍO, QUIERO VERLO!-insistió.
Estaba débil, pálida, temblaba un poco, pero feliz y cubriendo sus ojos. Nunca la habían visto llorar así, jamás lo esperaron.
--¡TÍO TADAOMI, ESTOY VIVA!-llamó.-¡¡TÍO TADAOMIIIIIIIII!!
Hace mucho que quería gritar pero no tenía voz para hacerlo, ahora que podía, no dudó en soltar un fuerte grito, una combinación quebrada de alegría ya que aún seguía metida un fuerte llanto sin consolación. Todo este tiempo, prácticamente desde que nació había querido morir, y estando entre sueños incluso consideró esa misma idea, todo sería mejor si tan sólo pronto ella muriera, pero aún no era su tiempo y le daba alegría saberlo.
Nunca había estado tan feliz de abrir los ojos otra vez.
Y es aquí en donde yo me desaparezco por dos años más JASJAJSJJSJDJAJDJSJ
MENTIRIS
¿QUE TAL LES PARECIÓ EL CAPÍTULO, EH? ¿CARGADO DE EMOCIONES?
Yo tengo que admitir, que sí, lloré un poquito escribiendo esto
٩(๑꒦ິȏ꒦ິ๑)۶ pero, fuera de eso espero que les haya gustado uwu
Buenas nalgas mis niños, disfruten la lectura y espero que tengan un muy buen día 😎👌🏻✨ lamento mucho la tardanza, pero espero que la espera haya valido la pena (๑˃̵ ᴗ ˂̵)و
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