💉 |Capítulo 18.|💉
𝐏𝐀𝐈𝐍-𝐎𝐅𝐅
CAPÍTULO 18.
“PASADO PISADO”
¿Si recuerdan esa vez que empezamos esta historia, cuando quizá todos llegamos a pensar que nuestra querida Kira sería la pesadilla de todos?
No puedes juzgar a nadie por su pasado. El presente y el futuro están para redimirse, para que uno cambie, si es que lo desea. El presente y el futuro están para que pongamos en práctica lo que aprendimos de nuestros errores.
Con la respiración entrecortada, un fuerte deseo comenzaba a crecer en el interior de nuestra inocente protagonista. Un deseo que a los ojos de la gente y la sociedad sana es oscuro, pero que a la vez a los ojos de pocos es sencillamente placentero, satisfactorio y relajante.
Poca parte de la población es quien llega a despertar dicho gusto o impulso, quizá por ira, ya sea por venganza o más bien, por vago placer que necesita saciar, pero lo hacen sin remordimientos y sin mirar atrás. ¿Porqué digo “despertar”? Seguramente jurarás que nunca te atreverías a hacer algo tan oscuro. Pero hasta la luna que es blanca y de color puro tiene un lado oscuro, así mismo pasa con todos nosotros. Sólo que algunos pocos son quienes despiertan ese impulso dentro de sí. No tienen alma, y pareciera que hubiesen nacido sin ella. Solamente toman lo que usarán, seleccionan a su víctima y después de mancharse con sangre agena, se van como si nada en busca de alguien más para satisfacer sus oscuros deseos. Aquello para la sociedad se le puede llamar como “Crimen” puesto que se trata de cometer homicidio, matar, acabar con la vida y la esperanza de una persona que quizá es inocente, que quizá no lo merece. Es un crimen que atenta contra la seguridad y también sueños de un individuo que a lo mejor no tiene nada que ver, un acto repudiable. Pero, para esa pequeña población de personas es más que todo, un placer, una descarga de su propio estrés. Se dejan llevar por el odio que guardan dentro de su corazón y no se dejan comprar, tampoco con ellos se habrá de poder razonar. Solamente son personas, individuos que sólo quieren y necesitan ver el mundo arder para obtener su paz mental.
Puede que nuestra querida protagonista ya haya sentido ese deseo antes. Esa sed de venganza, ese impulso que la conduce a realizar actos repudiables que después le causarán arrepentimiento; ese impulso que la condujo a cometer lo que ella hizo hace tiempo, y por el que no pagó ni un sólo día ya sea en la cárcel, una correccional o encerrada en un hospital psiquiátrico, pues para los ojos de todo el público y las noticias no fue nada más que un trágico accidente. Y quizá fue un accidente, después de todo, ella tenía pocos años, pero aún así, a esa edad se le califica consciente.
Ahora mismo, mientras su sangre hierve de la rabia y el odio que siente ante el chico mayor que quién carajos sabe porqué decidió secuestrarlas con ayuda de su banda, así sin más. Le molestaba tanto recordar que hace una hora la hubiera tocado sin su permiso, explorando su cuerpo sobre la ropa con sus manos asquerosas. Quería ceder ante su impulso porque sólo así podría encontrar la paz, pero dentro de sí había algo también que le impedía hacerlo, y eso era su recuerdo de las llamas abrazandola y quemandola mientras al caer de unas largas escaleras escuchaba los gritos de dolor y terror de un grupo de niños.
Sin embargo, sabía y todos sabemos que él se lo merece ¿no es así?
—–¡Kira-san...!
El grito aterrado de Kanzaki logró sacar a la violeta de su mundo en lo más profundo de su mente. Logró hacerla despertar de sus pensamientos y traerla de vuelta a la realidad, la realidad cruel que la espantó tan pronto vio en el suelo un pequeño charco de sangre, el cual crecía conforme gotas rojas caían con rapidez. Los ojos de Kira estaban que se salían de sus cuencas, ¿de verdad lo había hecho, después de haberse jurado a sí misma que jamás volvería a sí quiera pensar en atentar contra otra persona? ¿Qué pasaba con sus principios, con su orgullo? ¿Ya nada valía?
¿De verdad, Kira Issei se había atrevido a liberar sus oscuros sentimientos y a revivir su pasado, solamente por dejarse llevar por el vano odio ante chicos mayores que se sabe que se lo merecen, pero políticamente hablando es un crimen que se paga acompañado de otros reclusos?
Ella estaba espantada. No podía creer lo que había hecho.
O más bien, lo que ella creyó que había hecho.
—–¡Kira-san! ¡Por Dios, ¿estás bien!?—exclamó esta vez la aterrorizada voz de Kayano, observando a su amiga herida.
Herida.
Cuando Kira escuchó su chillona voz, pese a que temía levantar la mirada para no tener que enfrentar la realidad, se motivó entonces a ver lo que ella había hecho. Es decir, lo que le habían hecho.
—–¡Maldición...!
Kira levantó la mirada para encontrarse con su verdugo, aunque sí me lo preguntan, era más bien un 80/20. Él no era asesino profesional, pero si pertenecía a una comunidad que bien se sabe arregla todo con violencia y conductas territoriales, también machistas; pero Kira tampoco lo era, sin embargo sus ágiles reflejos la podían defender ante la amenaza. Mientras él tenía dicha daga con la “K” a milímetros de su cuello, cortando sólo piel hasta ahora, Kira tenía un cuchillo cortando entre sus dedos, anular y corazón, pues con esos había detenido la amenaza que también iba directo a su cuello.
Los ojos de Kira ahora eran oscuros, y eso no era lo sorprendente. Lo que en realidad asombraba, al menos para los extraños que no tenían conocimiento de su condición, era el hecho de que Kira no soltaba ni un sólo quejido ante el corte. Y fue en un abrir y cerrar de ojos que Issei se agachó y clavó su daga plateada en el pie de nuestro enemigo y no querido antagonista. Lo clavó con tanta fuerza que sorprendió a los demás, pero ella estaba aliviada de que no se había convertido en la jueza de su vida o muerte.
Por muy macabro que fue lo que hizo en su pasado, Kira estaba arrepentida. Tanto que ya no es capaz de matar.
La gente puede cambiar y redimirse, por eso, no debemos enfocarnos mucho en el pasado de aquel que quiere cambiar, porque para eso está la vida.
—–¡Eres una!... ¡GAAAAAGH!—mientras gritaba del dolor y los otros no hacían nada, Kira aprovechó cuando él se colocó de rodillas ante sí.
—–¡Ya... CÁLLATE!—gritó la violeta fuertemente, antes de hacer lo que estaba por hacer.
Y con uso de su cabeza, Kira chocó fuertemente ambas hasta que vio sangre correr tanto por su rostro como en el del bravucón. Claro, la chica no siente dolor alguno, debe asegurarse de que le duela por algún medio ¿no? Al fin y al cabo, nuestra querida Issei consiguió que él cayera inconsiente, más luego, por su seguridad, ella se apartó de él y los otros con Kayano detrás. Mientras la sangre de su frente decoraba el blanco rostro de Kira, las chicas y los otros presentes observaban la escena tanto con horror como con... Desdén...
—–¡Kira-san! ¡No tenías que...!
—–No me agradezcas ahora. Dame las gracias cuando estemos lejos de estos cerdos.—interrumpió, adoptando una posición más hostil, mirando con frialdad al grupo de pandilleros.
Claro estaba que ellos las superaban a las tres en número, pero Kira sabía que podía ganar. ¿Cómo? Es una chica delgada, no tiene mucha fuerza física, pero lo que no tiene lo compensa con su ingenio y su agilidad gracias a las prácticas de baile y también su contextura. Puede que quizá ella pague por lo que hizo, pero al menos les será difícil a los cerdos atraparla. No obstante, Kira se veía y sonaba muy segura de lo que decía, con su mentón en alto y su daga ladeada frente a su cuerpo, con piernas algo fleccionadas para su equilibro. Parecía que ella de verdad confiaba en que podía ganar.
A lo mejor pensaras que se volvió loca.
—–Sólo confíen en mi...
Pero, esa loca de cabello violeta, sabe bien que sus refuerzos... Ya han llegado.
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—–Guía de viaje escolar: si uno de sus compañeros ha sido secuestrado...
Una voz conocida se apareció en la habitación, acompañada de otras presencias más que estaban junto a él. Ya sabemos de quienes se trata, pero en este caso, no comparten todo el crédito: Karma, Nagisa y Sugino habían llegado para socorrer. Acabando de una vez con los dichosos refuerzos de los enemigos, a quien como ya se darán cuenta, los llamaré “cerdos”. Precisamente, así como la clase E, también estaban de viaje escolar, puesto que llevaban un uniforme de escuela y no conocían mucho la zona. Todo ello estaba dictado en la guía que Koro sensei, un maestro que pensó en todo, escribió para mantener a sus alumnos seguros en ese viaje lejos de casa. Al final, ese libro que no muchos quisieron leer resultó ser la clave para que Nagisa y compañía pudiesen encontrar a sus tres compañeras secuestradas, privadas de su libertad. En dicha guía se dictaba que, si a lo mejor no eran de la zona, significaba que los secuestradores habrían de buscar un lugar abandonado cercano, pues si no eran residentes, tampoco la conocían como la palma de su mano. Gracias a ello, Nagisa el cerebro y Karma y Sugino los músculos, pudieron encontrar a sus compañeras.
Kira, por primera vez en algún tiempo, esbozó una sonrisa cansada al ver a sus compañeros llegar. Genial, ya podría desmayarse con dignidad.
¡Pero alto! Dije que Nagisa y compañía no tendrían todo el crédito de héroes en esta parte. ¡También hay que reconocer el trabajo de el profesor! Y no hablo de Tadaomi. El gran pulpo amarillo se apareció con un velo negro sobre su rostro, alegando con eso que le preocupaban las apariencias —aunque claro que un velo casi transparente no va a evitar que la gente note su... Bueno, sus tentáculos— y con ayuda de su monstruosa velocidad, venció con mano dura, o tentáculo, a los pandilleros que, desde un principio cometieron el error de meterse con la gente equivocada.
Además de eso, Koro sensei dio una lección sobre el pasado y tú lugar. Así que lo citaré: “No importa que tan sucia o limpia esté el agua en donde nade el pez, mientras él siga hacia adelante, está bien”
Ya lo he dicho. Tienes raíces, pero eso no debe definirte ni acomplejarte. Por lo que, Kira entendió, que el hecho de que ella hubiera hecho lo que hizo no la transformaba en un ser repudiable y malvado. Porque, para nadie es un secreto, ella no lo es.
Tan sólo es una pequeña alma atormentada que quiere encontrar la felicidad lejos de la discriminación.
—–¡Chicos!
Una vez los “cerdos” fueron neutralizados, los demás se encargaron de desatar a Kayano y a Kanzaki, mientras que Kira sacaba del bolsillo de su suéter de lana unas vendas. Con ellas se envolvió su mano lastimada, la cual aún no dejaba de sangrar, y después amarró fuertemente otro pedazo en su muñeca para detener el fluido de la sangre. Pronto comentaría a sentirse cansada.
Mientras se saludaban, ella observó en silencio desde su lugar a los tipos en el suelo. Estaban completamente inconscientes, golpeados, pero estarían bien. Incluido el que ella había neutralizado por su propia cuenta. Cuando ella levantó la mirada, se encontró entonces con el más bajito de cabello azul y peinado androgino, quien tenía en sus manos una bolsa de paños húmedos.
—–Nagisa-kun...—murmuró ella, antes de mostrar una pequeña sonrisa.
—–Kira-san.—saludó tranquilamente.—–Vamos, siéntate. Tenemos que limpiar tus heridas.—le indicó, para que después pudiera proceder a limpiar su rostro ensangrentado.—–¿Te golpearon?
—–No.—respondió ella, cerrando los ojos después.
A su mente le llegaron los recuerdos de cuando ella y su amigo Nagisa eran más pequeños. Cuando iban a jugar al parque —muy rara vez gracias a la madre controladora de Shiota— y Kira salía lastimada, Nagisa ayudaba a Tadaomi a sanar sus rodillas raspadas y a animarla. Él fue el primer niño que ella conoció, que nunca se atrevió a juzgarla o a llamarla fenómeno por su enfermedad. En lugar de eso, se encargó de cuidar que ella pudiera divertirse en los juegos del parque, de una forma segura pero también disfrutable. Ahora que han crecido, estos dos no suelen hablarse mucho frente a otros, pero se sabe, y entre ambos saben además, que pueden contar con la ayuda del otro.
—–Kira-san. Quería disculparme por...
—–No debes.—murmuró en respuesta.—–Sé bien que tú les dijiste a todos. Es obvio. Pero si no hubiera pasado eso, no tendría más de veinte dangos nuevos con colores diferentes y completamente gratis.
El tono de Kira era seco y serio, pero por la mirada en sus ojos Nagisa pudo notar que ella bromeaba. Y debía admitir, que había sido gracioso.
—–Bueno... Pero, me siento un poco...
—–Relájate.—interrumpe Kira otra vez.—–Fuiste mi primer amigo sincero. Nunca me juzgaste por nada de mí... El hecho de que hayas hablado con la verdad sobre mí frente a la clase no me importa. Porque... No puedo negar lo que soy... Así que... Está bien...
Al principio, Kira se sentía un tanto rara, como si tuviese una guerra dentro de su cabeza. Su pasado la molestaba, pero ella había cambiado, además, se había disculpado ya por ese pecado. Eso no definiría quién es ni cómo será en un futuro, porque el pasado no define a nadie.
—–Pasado pisado.—agregó ella, esta vez para sí misma.
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Después de esa pequeña aventura, todos retornaron al hotel de bajo presupuesto, pero aún así acogedor. Koro sensei tuvo que explicarle las razones de todas las heridas de Kira a Tadaomi, a quien casi le da un infarto al ver a Kira con una mano y su frente vendada. Aún así, él decidió estar seguro así que la llevó consigo al centro de salud más cercano, pero las aguas eran calmadas así que la joven violeta no presentó daños internos afortunadamente.
—–Nee~ Kira-chan.
Una vez Kira regresó acompañada de su tío, como él tenía que atender otras cosas del gobierno, la dejó en su habitación para que descansara. Pasado el rato de disfrutar de la soledad que ofrecía el cuarto, Kira escuchó que la puerta se abría. Se giró en dirección a esta esperando ver a su querido tío, pero sólo se encontró con el pelirrojo, quien tenía algo envuelto en una caja.
Ella frunció un poco el ceño al ver que no tocó la puerta, pero prefirió dejarlo pasar porque su curiosidad le había ganado.
—–Karma.
—–¿Cómo sigue tu mano?—preguntó él, mostrándose interesado por su salud.—–¿Estás mejor?
—–Sí. Estoy bien... Gracias...
La violeta se sobresaltó un poco al ver que él comenzaba a entrar a la habitación, acercándose a ella. Kira estaba a punto de sacar bajo su almohada un spray de gas pimienta, porque no se fiaba, pero apenas vio que él se detuvo a cierta distancia Kira se relajó. Karma ya se había dado cuenta de lo que ella tenía bajo su almohada para protegerse, pero prefirió dejarlo pasar y no preguntar sobre el increíble hecho de que Kira duerme con un spray de gas pimienta bajo su almohada.
—–Me alegro...—Karma sonrió, dejando la caja sobre la cama en la que posiblemente dormía Tadaomi, para después dar unos pasos atrás al ver que Kira se tensionaba por el hecho de estar encerrada junto con él.—–Bien. Buenas noches.
Sin decir algo más y sin dar explicaciones, él se retiró y dejó la puerta entreabierta, dejando a Kira solamente con su conejo dormido. Issei observó la puerta cerrarse no completa, para después mirar a su conejito un tanto confundida. La curiosidad de saber qué había dentro de esa caja la carcomia, así que decidió tomarla. La abrió, y para su sorpresa, se encontró con su daga plateada completamente limpia, junto a ella había una nota, y pegada a la nota una flor morada, más específicamente, una violeta sin tallo y artificial. Kira miró el regalo con sorpresa, ¿cómo demonios sabía que las flores naturales le daban alergia? Y más importante, ¿como sabía que la daga era suya?
—–¿Qué rayos?—se decidió a tomar la nota, para leerla y averiguar alguna pista.—–Te lo dejo ahora porque sé que a tu tío no le agrada que tengas ese tipo de cosas. Además, la flor es bonita ¿verdad?... Buenas noches, Kira-chan...
Estrujó el papel en su mano sana, para después sentir como sus mejillas comenzaban a colorearse. Comprobó eso al verse al espejo, pero luego prefirió ignorarlo y solamente acostarse en su cama. Comenzaba a pensar que Karma quizá estaba siendo bueno con ella por intereses egoístas, y aquello comenzaba a molestarle. Pero de nuevo, el pasado que siempre está presente, le hizo recordar cuando él salvó su vida de las vías del tren.
—–... Tsk... —gruñó, cubriéndose su cabeza con la almohada después.—–¿Qué rayos quieres de mí, Akabane...?
Duró un tiempo debatiéndose y discutiendo consigo misma. No podía entenderlo, le era difícil, pero no pasó más de dos horas despierta hasta caer completamente en brazos de morfeo, comenzando a sonreír un poco entre sueños.
Y no les contaré lo que soñó. Eso es privado...
Lo dejaré a su imaginación...
HOLA MIS NIÑOS PRECIOSOS, GRACIAS POR ESPERAR Y LAMENTO LA DEMORA.
EN SERIO.
Créanme que no tenia inspiración, pero de repente me agarró la idea así que la puse en práctica. Ustedes denme sus sinceras opiniones sobre cómo les pareció el capítulo, y gracias por todo ^^
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