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028

Felix se levantó con rapidez, o al menos lo intentó. Su
culo sintió una punzada de dolor, siseó y maldijo en un
susurro agudo. Christopher se aproximó hacia él preocupado, ambos totalmente desnudos.

―Hijo, venimos a verte ―Se oyó a su padre―. Jeongin nos dijo que estabas enfermo, campeón, trajimos algunosnmedicamentos!

―iY sopa! ―Añadió la chirriante voz de su madre.

―¿Qué hacen tus padres aquí, qué demonios vamos a
hacer? ―Siseó el eubio preocupado. Lo último que quería era que los padres de Chan lo pillaran ahí desnudo y con su culo pomposo y redondo totalmente rojo.

―Espera, yo, umh, de acuerdo, quédate aquí ―El rizado balbuceó, saltando de la cama para agarrar unos
pantalones de chándal tirados en el suelo. El pecoso se cubrió con las sábanas que olían a Christopher y el rizado quería llorar complacido por la hermosa y divina imagen.

―¿Quieres que me esconda o..?

―¡No! ―Se negó rotundamente. Se sentía demasiado
protector en ese momento, y ni siquiera iba a dejar al menor que se escondiera en algún lugar, no cuando ahora estaba adolorido por las tres rondas de sexo.

Se maldijo a sí mismo por ser un insaciable del sexo con el chico ―No, por favor. Voy a cuidarte, te lo he dicho. Tú. Tú quédate ahí, por favor. Vuelvo enseguida, cariño.

―De acuerdo... ―murmuró bajito―. Suerte.

―Sí, vale ―Se inclinó para chocar sus labios con los de Louis en un sonoro y cariñoso beso― los echaré. Vuelvo lo antes posible, ¿estarás bien?

―Sí, sí, tranquilo ve.

―Chan, estás en cas-? ―La voz de su padre sonaba cada vez más cerca, el mencionado corrió y en cuestión de dos zancadas ya estaba en la puerta.

―Hola, papá ―Saludó con una enorme sonrisa fingida que hacía que sus labios dolieran. Estaba nervioso, y quería cuanto antes ir con Felix a meterse bajo las sábanas y cuidar del chico que le robaba el aliento. Cerró la puerta
tras él al instante― ¿Qué pasa?

―Traíamos sopa y medicamentos, hace tiempo que no nos
veíamos ―sonrió su padre.

―Sí, lo siento. Es sólo que todo esto de la arquitectura me
tiene muy ocupado y...

―Como dijo Aristóteles; El ignorante afirma, el sabio
duda y reflexiona ―meditó su padre, Chan parpadeó confundido.

―Y eso qué demonios...

―Chan, mi niño! ―Jessica, su madre, agarró su rostro y
comenzó a besar sus mejilla como si fuera un niño de seis
años. Jessica llevaba sus clásicos vestidos blancos de seda
que parecía más bien un vestido digno para ir a la playa― ¿Cómo se encuentra mi hombrecito?

―Mejor, mamá... ―él solo pedía que Felix no se riera
de eso después―. Me alegra verlos, pero estoy algo
enfermo y...

―Ay sí, mira amor, está sudando ―Jessica señaló preocupada, Chan se tensó. De hecho, no sudaba por enfermedad―. Ven cariño, te acompaño al cuarto y te
arropo.

―¡NO! ―gritó horrorizado Chan, sus padres miraron a
su único hijo con confusión y sorpresa. Él carraspeó,
nervioso―. No, umh, ahí está el... el gato salvaje de un
amigo mío.

―¿Un gato salvaje? ―preguntó su padre asustado, le tenía fobia a los felinos.

―Sí, sí, uno muy grandey agresivo ―improvisó―. Es horrible, de veras. Y es negro y con ojos muy, muy grandes.

―¿Hyunjin y sus animales raros otra vez? ―La mujer de cabello castaño y rizado suspiró con una sonrisa cariñosa―. Ese chico no va a cambiar nunca.

―Si, exacto, ya sabes como es él y eso... ―Chan sonrió como pudo.

―De igual manera, ¿puedo dejar esto en tu habitación? ― Inquirió Jessica, sosteniendo un cuadro. Chan se horrorizó, porque de nuevo su madre le traería cuadros raros que no tienen sentidoy significaban todo lo contrario a lo que ha dibujado―. He pintado un cuadro nuevo para ti y...

―Oh, no, no. Verás mamá, me ha costado la misma vida meter a ese gato ahí y... ―balbuceó, sosteniendo el cuadro y arrebatándoselo a su madre, Jessica frunció el ceño desconcertada.

―Y no queremos ver a ese gato, no ―negó el señor Bang, verdaderamente asustado.

―¿Cuándo recogerán al gato?

―Oh pues... tiene que venir un amigo de Hyunjin a recogerlo y eso.

―Genial, lo esperaremos entonces ―tarareó victoriosa Jessica, dando palmadas animadas.

―¿Qué? ―murmuró espantado Chan―. Bien, umh, ¿por qué no nosnvamos al sofá y hablamos  mientras tanto? Estoy seguro de que el amigo de Hyunjin vendrá EN CUALQUIER MOMENT0, creo que vendrá por la PUERTA DEL PATIO TRASERO, porque no le he dejado llave, saben.

―¿Por qué hablas tan fuerte? ―inquirió incrédulo su padre, Chan los arrastraba a ambos al sofá color crema.

―Oh, es la costumbre con la abuela Rita, ya sabes...

Se oyó algo caer.

―¿Habrá sido el gato, estará bien? ―Jessica preguntó, viendo la cara de preocupación de su hijo.

―Ah, no. No, no, seguro que no.

―¿Cómo estás seguro?

―El gato no tiene patas.

―Pero-

―Tiene las de delante y no las de atrás, se arrastra.

―Pero hijo, ¿como-

―iHola Chan, ya he venido a por Dori! ―la voz de Felix se oyó, y sus pequeños pies correteando apresurado. Dos pares de ojos verdes y unos marrones lo miraron a él, el rubio se había vestido con una de las sudaderas de Chan y con sus vaqueros ajustados. Tenía una manta enrollada en algo que hacía parecer que sostenía a un gato enrollado aunque no era nada menos que un cojín de la cama.

―Oh, hola ―Jessica sonrío amablemente como siempre―. Soy Jessica y el es mi marido. Somos padres de este grandulón.

―¿Qué tal? ―el señor Bang sonrió en grande, también muy amable. Felix vio esos hoyuelos.

Harry se parecía mucho a su padre menos por el cabello rizado.

―Soy Felix, Lee Felix.

―Y como dijo Aristóteles; los educados se diferencian de
los no educados tanto como los vivos de los muertos.

Chan estaba más que preparado para ver la cara de confusión de su chico, pero en cambio el ojiazul contestó:

―Mi abuelo solía contarme cosas sobre Aristóteles. En mi opinión, una de sus mejores frases es; La paciencia es amarga, pero su fruto es dulce.

El señor Bang sonrió enormemente, y Jessica y Chan miraban asombrados al pequeño ojiazul que parecía entenderse bien con el profesor retirado.

―Coincidimos en cuanto ideas, Felix.

―¿Trabajas en la empresa de Chan, Felix? ―iquirió curiosa Jessica, sonriente.

Felix negó con la cabeza, riendo suave―. Oh, para nada. No soy de oficinas, honestamente creo que terminaría loco si fuera a alguna. Chan y yo nos conocemos por Hyunjin
nada más...

Felix ignoró la intensa mirada de el contrario sobre él mientras que el rubio trataba, él solo, de responder a las preguntas de ese par de muy curiosos padres.

―Oh, Hyunjin es un chico muy dulce, ¿qué eres tú para él?

―Soy su ―balbuceó―Su mejo... amigo. Sí, nos conocimos en la cafetería que trabajo y-

―¿Trabajas en una cafetería? ―Jessica sonrió brillante, Felix asintió; eso es fantástico! Es un gran trabajo. Yo trabajé como camarera durante mucho, es un lugar tranquilo y pacífico. Ahí podía pintar en mis libretas mientras esperaba a que hubiera más clientes.

―Oh, por favor, llámame Jessica, Felix ―sonrió―. Y sí, lo hago. De hecho, le he pintado un cuadro a Chan. Espera, mira, déame...

―Mamá...

Cuando Felix obtuvo el cuadro en sus manos, sonrió feliz.

―Es un sol precioso, Jessica.

Chan miró a su lado, frunciendo el ceño―¿Pero qué sol ¿Desde cuando el sol es verde?

―¡Verdad que sí! ―exclamó Jessica ignorando a su ignorante hijo―. Al fin alguien que ve lo que yo! Tienes vena de artista, pequeño.

―Apuesto a que a Seungmin le encantaría colgar cuadros así ―comentó Felix con sinceridad.

―Oh, sería todo un honor ¿Podría?

―Por supuesto ―asintió sin lugar a dudas―. Seungmin y yo estudiamos la carrera de Bellas Artes, le encantaría.

Jessica iba a contestar, pero Chan carraspeó― Bueno, Felix tiene que llevarse a Dori y-

―Oh, cierto, sí, Hyunjin lo está esperando ―rio nervioso el rubio, correteando para escabullirse hacia la puerta principal. Felix chocó, y la almohada se golpeó contra la puerta, los padres de Chan jadearon algo preocupados por el felino― ¡Adiós a todos!

―¡Dios mio!, ¿está bien? ¿No deberías ver..?

―Oh no, no, mira, ¡ni siquiera ha maullado! ―trató de excusarse Felix.

―¿No debería de haber maullado?

―Él está bien, sí, en serio ―sonrió Felix con nervios, y cuando se disponía a salir, el señor Bang lo interrumpió

―Felix, ¿por qué no te quedas a cenar? Déjale el gato a Hyunjin y vuelve, Jessica ha hecho sopa pero podemos pedir a algún restaurante.

―Eso sería... muy bonito de su parte, señor Bang ―murmuró Felix con una pequeña sonrisa.

―iQuédate a cenar! ―animó la mujer de cabello rizado y alocado―. Tengo tantos cuadros, espera, creo que tengo fotos.

Felix se despidió, pensando realmente en dónde demonios iba a meter ese cojín y de cómo tendría que llamar a Hyunjin para que fingiera que tenía un gato al cual le faltaban las patas de atrás y era salvaje.

¡Gracias por el apoyo corazones! Yo se que casi el 99% de las veces no respondo a sus comentarios o a sus dudas pero siempre los estoy leyendo.

Sinceramente me hacen mucha gracia sus comentarios y también sus listas de lectura, también confieso que a veces suelo stalkearlos porque soy muy chusma jaja. Me gustaría poder interactuar más pero me da mucha pena quedar en ridículo con ustdes ¿Qué opinan?

xx, zen

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