Kat sonrió mientras un hombre con algodones de azúcar pasaba delante de ellos. Ambos chicos estaban en el mismo parque desde hacía unos cuantos minutos y era de sorprender que aún no se habían peleado, cosa buena pues era el plan de Eliot.

-Cómprame uno- Era imposible no resistirse ante los ojos ilusionados de la pelirroja al mirar aquellos dulces.

-No

O tal vez no tanto.

-¿Por qué no? Tienes dinero tacaño.

-El azúcar te hace daño, te pones demasiado imperactiva y ya de por si no te soporto en veces- Eliot no debió haber dicho eso y lo comprendió solo segundos después de ver el rostro flameante de la chica. 

Aquello estaba arruinando su intento de cita a pesar de sus intentos por conservar la calma, pero Kat despertaba algo en el que lo hacía querer demostrarle que él era bueno en algo, lo que sea. Quería impresionarla, era eso lo que muchos años atrás había y estaba intentando hacer.

-¡¿Qué no me soportas dices?!- Su conversación que hasta el momento había sido amable estaba cambiando de rumbo. – ¿Entonces por qué demonios estamos aquí?

-¡Porque quiero!

Kat sonrió sarcásticamente sujetando la correa de su bolso – ¡Pues entonces porque quiero me largo de aquí! No soporto estar contigo in....

La chica no pudo terminar su insulto cuando sintió los labios del castaño sobre los suyos. En ese momento hasta la pelea se le había olvidado y para cuando se separaron seguía deseando continuar. Inevitablemente sus mejillas estaban rojas y su garganta seca.

Desde el primer beso que se habían dado en el jardín de niños Kat se había obligado a si misma a decir que aún no era oficial, que ella seguía sin dar su primer beso pero ahora eso le resultaba imposible. Por su parte Eliot ya había salido con chicas antes por lo que era notable que era más hábil que ella en eso. Kat se avergonzó.

Aun sin despegar su frente el castaño habló –No, te quedaras aquí porque te quiero.

Hubo un silencio después de aquello que Kat rompió separándose de él. Se remango la blusa con nerviosismo y limpio sus labios. –Me quedo... Solo si me compras el algodón de azúcar perdedor.

- Bien, si con eso no te pierdo a ti.

-Eliot- Kat tomo sus manos posicionándose delante de él. Inmediatamente el corazón de Eliot comenzó a bombardear dentro de su pecho a la espera de sus palabras. –No me puedes perder si no me tienes.

Algo en él se detuvo. Era cierto, pero él se encargaría de cambiarlo.

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