Lo pensé mucho y ahora estoy lista para decirlo.
—Megan.

Antes, chica hipster, quiero decirte algo.
—Matt.

¿No puede esperar? Es importante.
—Megan.

Créeme, lo que te diré también.
—Matt.

Tal vez te ofendas, me grites o extirpes mis testículos pero tengo que decirlo. Estuve pensándolo muchas semanas, en realidad, cuando te sentaste frente a mí (incluso aunque me haya quejado para que me dejes estudiar), le he estado dando vueltas. Por qué, tú eres tú, y tal vez me tenga que mudar a la Polinesia cuando lo diga pero tengo que hacerlo.
—Matt.

Me asustas, Matt.
—Megan.

¿Cuál es el gran misterio, chico nerd?
—Megan.

Chica hipster, tu activaste una reacción química. Una sustancia de nuestro cerebro llamada feniletilamina. Me haz hecho segregar dopamina, Megan, cuyos efectos son parecidos a las "anfetaminas" que producen el estado de euforia natural cuando estamos con la persona que queremos.  Tú eres mi reacción química. Y aunque no suene romántico, ya que no nací para ser poeta, te lo confieso como soy. Por qué te mereces honestidad. Y así soy yo, no hay un hueso romántico en mi sistema endocrino pero tú, tú haces que libere endorfinas, Meg.
—Matt.

Y para que sea más simple:
—Matt.

Estoy enamorado de ti, mi chica hipster.
—Matt.