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Capítulo 3: "Bulevar de Sueños"

Después de un largo día no pude hacer nada más que encender mi laptop y navegar por internet. No tenía tarea pendiente por hacer, y aunque los exámenes estaban muy cerca, no era algo que me preocupara, estudiando o no siempre sacaría diez. Y no es por alardear pero mis estudios nunca fueron un problema.

Desde que Dégel se independizó en nuestra tierra natal, trató de buscar el primer vuelo más cercano. Y aunque no estuvo muy seguro al principio, Grecia se convirtió en su siguiente destino, y nuestro hogar. Ciertamente Grecia tiene un pedazo de mi corazón, pero no pienso quedarme aquí, sé que le brindó trabajo y techo a mi hermano, pero personalmente regresaré a Francia en cuanto me gradúe de secundaria.

—Esto es pésimo —revisé mi blog y no habían noticias nuevas, ni mensajes ni nada. Y no era para menos, hacía casi dos semanas que no publicaba nada.

Y sí, éste es mi pequeño secreto.

Tengo mi propio blog donde puedo ser yo mismo y todos me aman por ello. Suena cobarde, pero me gusta contemplar todo detrás de una pantalla, dar mi opinión y poder hacer que una generación se identifique. Es un logro más fuera de los estudios.

—Pero que paisaje tan triste — navegué un poco más y nada—. No no no, estos chicos necesitan a un héroe.

Sonreí para mis adentros sobre mi propia actitud, y sin pensarlo dos veces empecé a escribir un nuevo comentario.

Quizá ya me hayan olvidado del todo... O no.

«@ Boulevard of Dreams, todos están ansiosos por escuchar sus canciones. Incluyéndome.»— bEta AquArii.

Ahora, siéntate y espera el espectáculo.

No esperé mucho tiempo cuando me empezó a llegar los típicos emails y comentarios sobre mi post. Muchos amaban Boulevard of Dreams, ¿Y cómo no hacerlo? A parte de representar muchas situaciones amorosas de la realidad en los adolescentes, su estilo de música era sorprendente, era un estilo indie pop rock. Creo que no hace falta dar mucho detalle sobre de quiénes estoy hablando.

La banda de hermoso, bellísimo, y otra vez, por mucho, hermoso Milo.

—Ahh~ Si tan solo pudiera ir y decirle: ¡Milo, cásate conmigo! Te ofrezco una vida llena de gatos, perros, y conejos como hijos. ¿Aceptarías? —reí. Encogí mi rodilla y apoyé mi cabeza en ella, leyendo los comentarios de lado.

«¡¡Ah Beta Aquarii, FIRMA MI PECHO PLZ!!» decía uno.

Yo solté una risa contagiosa.

Todos me conocían por ser el representante de la comunidad en sí. Sin embargo, nadie sabía quién era en persona.

Aunque claro, nunca faltaba el típico que preguntaba por mi identidad verdadera y hacía hasta lo imposible para descubrir de quién se trataba. Muchos se hicieron pasar por mí para ganar fama, aunque eso no les ayudó para nada porque rápido caían.

Nadie conocía la identidad de «bEta AquArii». Y para ser sincero, yo tampoco. Simplemente era un lado oculto que no quería que nadie supiera.

¡Nueva respuesta de @ LeoAioria!

Sonreí por la notificación, él era el representante de aquella banda y además, el cantante principal.

«¡Gracias por la publicidad @ bEta AquArii! :D Estamos muy contentos de presentar nuevas canciones. Me alegra saber que somos reconocidos por ti.»

No me tardé mucho y respondí su e-mail amistosamente.

Estuve por cerrar y apagar mi laptop, cuando escuché la notificación de un nuevo mensaje. No me extrañé porque solía recibir muchos.

¡Nuevo mensaje de @ AntaresMilo!

—¡OH POR TODOS LOS DIOSES!

No pude controlarme lo suficiente como para evitar gritar como una fangirl.

—¡Camus!

Demonios, se me olvidó por completo que Degel se encontraba abajo.

—¡Lo siento!— exclamé de vuelta.

Me traté de tranquilizar para poder responder aquel mensaje con la cabeza fría, y no como solía hacerlo en persona, diciendo y haciendo cosas estúpidas frente a Milo. No señor, esta vez tenía que saber controlarme.

Pero...

¡Me envió un mensaje!

No no no. Le envió un mensaje al chico del blog, no a ti, Camus. Me convencí a mí mismo.

¡MILO ME ENVIÓ UN MENSAJE!

«Oh Dios, jamás pensé que nos reconocerías. ¡Eres mi ídolo!» —Antares Milo at 9:48.

Listo señores. Les invito a mi funeral, será mañana a las diez de la mañana. ¿Le contesto? Debería, ¿No le contesto? Sería muy malo de tu parte Cam, ¿Lo dejo como leído? ¡Jamás! ¿Milo es perfecto? Lo es.

Ahh, yo necesito superar a este chico. Me va a volver loco. ¡Le voy a responder como el chico valiente que soy!

«¿De qué hablas? Ustedes son geniales. El que no los conozca merece exilio. ¡Deshora! ¡Desgracia!»— bEta AquArii.
9:50pm.

No pude esperar su respuesta por vergüenza a lo me diría. Es decir, en algún momento tengo que leerla, pero no ahora. No cuando mañana tengo que ayudarle a estudiar y me van a dar tres mil ataques al corazón con solo verle esa carita toda preciosa. Aunque bueno, tampoco quisiera que la razón de mi muerte sea esa. ¿Qué tan humillante puede ser para Dégel, explicar que su hermano murió de un ataque cardíaco solo porque su crush le sonrío? Pobre de mi hermano...

Además aún no podía morirme, aún me quedaban días para estar cerca de él, ver su más perfecto ángulo, y aquellos ojos azules que llevan los más lindos sueños de sus admiradores, sus largas pestañas y tan lindos labios qué...

Ya basta.

—Sí —me confirmé—. Estoy más jodido de lo que pensaba. Basta de parlotear y duérmete.

Apagué la laptop y me fuí a mi cama.

A veces... Me gustaría hablarle como un chico normal. Milo es tan sociable, él le habla a todos, y todos le hablan a él. ¿Por qué yo no puedo hacer lo mismo? Hoy me pidió que le ayudara y yo... Solo solté un par de estupideces, ya saben, nada fuera de lo normal, sin embargo, me avergüenza. ¡Él es tan cool!... Siento que si en algún momento nos hacemos amigos, ya mi temor de hablarle desaparecerá, aunque uno nuevo comenzará. Qué me deje en al friendzone.

¡Por favor, pero ni pensarlo! ¡Es obvio que así será!

—Ya deja de mortificarte por algo que no va a pasar.

Cerré los ojos, dejándome caer en los brazos de Morfeo.

♏️💓♒️

—¡No olvides tu desayuno, Camus!

Demasiado tarde.

Desgraciadamente hoy fueron de esos días en los que decidí apagar la alarma para dormir cinco minutos más... ¿Y adivinen qué? Sí, cinco minutos... ¡Pero para las siete de la mañana!

—Llevaré una manzana —tomé una del frutero y me apresuré en salir—. Hoy regresaré más tarde.

—¿Qué tanto?

—Dos o tres horas después —até mis zapatillas. Empecé a buscar una liga para amarrarme el cabello también, aunque la mayoría de veces siempre me gustaba andarlo suelto, en las mañanas cuando empezaba con alguna materia lo ataba. ¡Pero ahora resulta que también desapareció!

—¿Qué buscas? —me pregunta Dégel riendo, observándome divertido mientras yo buscaba desesperadamente en las bolsas del pantalón y la camisa.

—¿Tienes algo para atar el cabello?

Él negó.

—Ugh, me va a tocar subir a mí habitación entonces —di un paso, pero me detuvo rápidamente.

—¿Acaso no estás viendo el reloj? ¡Apúrate! Ya no hay tiempo, Camus.

Tiene razón, si me quedaba un minuto más no llegaría a tiempo. Sabía que el autobús ya había pasado, por lo que no me quedó de otra que casi correr.

No me había dado tiempo ni para acomodar bien mi uniforme, era un desastre, no pude recoger mi cabello, los lentes se me olvidaron, mi corbata estaba mal atada, algunos de los botones de mi camisa no estaban en su lugar, y como si fuera poco se me había olvidado el saco del uniforme donde se tenía la insignia de la institución.

Solo llevaba la camisa blanca, y para esa gracia mejor me hubiera quedado en casa.

—Me regañarán por esto, lo sé, lo presiento —me abofeteé mentalmente. Por mi irresponsabilidad, iba a tener una amonestación.

Y aunque casi muero de un paro respiratorio por correr muchas cuadras, llegué justamente cuando tocaron la campana. Me adentré y me apresuré a llegar al pasillo B, donde era mi primera clase.

Las miradas no dudaron en posarse en mí cuando entré.

Odio esto.

Todos quedaron en silencio por unos segundos, hasta que el típico graciosito del salón dio un comentario.

—Pero que rebelde que es Aquarius —escuché unas risas al fondo.

No tenía que ser sabio para saber a qué se refería, las faldas de mi camisa estaban por fuera y eso era considerado para dar otra amonestación.

Los ignoré como era de costumbre.

—Joven Aquarius, ¿Dónde está su saco?

—¿En mi casa? —solté sin pensar. Me retracté cuando vi que me miró feo—. E-Es decir... ¡Le juro que no volverá a pasar!

—¿Sabía que eso es una gran falta a la institución?

—Lo sé... —agache la mirada. Qué vergüenza ser regañado en público, toda la atención estaba en mí. Agh.

—Vea sabe qué, ahórrese sus excusas y métase esas faldas. Pero si esto vuelve a repetirse déjeme decirle qué...-

—Por favor perdóneme. Esto nunca me había pasado... Le prometo que no volverá a pasar, es solo qué hoy me agarró tarde.

—Se nota— murmuraron.

—Pues yo creo que se ve menos: "¡Hey, mírenme, soy el chico nerdo de la clase!" Y pasó a un: "Tu patrón está aquí, bebé"

Toda la clase empezó a reír al instante, y sentí mis mejillas arder de la vergüenza. Me giré a Surt, quién me veía divertido.

—Joven Angelo, mejor guarde silencio. Y usted— se dirigió a mí— No le voy a hacer amonestación solo porque se trata de mi alumno estrella. Ahora siéntese y retome su lugar.

Asentí y caminé lentamente hacia mi pupitre. No sin antes desviar mi mirada a Milo, y observar que él me miraba con una sonrisa burlona.

¡Otra vez hice el ridículo!

—Oye Camus —me dijo Surt cuando llegué a su lado.

—No me digas nada que no estoy de humor —me senté a la par suyo como de costumbre, y me dejé caer con desgano—. Déjame adivinar, ¿Milo se tiró el espectáculo?

—Todito.

—No me jodas. Solo eso me faltaba—golpeé mi cabeza contra la mesa—. Soy un error de la naturaleza, Surt.

Vi como soltó una carcajada.

—¡No te rías de mis desgracias!

—No me burlo de eso, me burlo de ti —siguió riendo, y le miré mal— Camus, definitivamente eres un fiasco completo. Sabes, empiezo a creer que todo esto de la mala suerte y la mala vibra está en ti.

—No me estás ayudando en nada, ¿Lo sabías? —fruncí el ceño.

—Ah pues... No. Solo te lo estoy recordando.

—Eres el mejor amigo.

—Lo sé— me miró de reojo con una sonrisa. Es un descarado.

Las clases siguieron su rumbo hasta que un golpe en mi mesa llamó mi atención.

—Pst, Camus, deja de mirarlo que desde aquí yo también noto tu mirada —Surt estaba haciendo garabatos en el cuaderno con aburrimiento.

—Solo un poco más —di un pequeño puchero desapercibido por él.

—Olvídalo, ¿Qué quieres? ¿Qué te acusen de acoso? Por si no lo recuerdas, allá está su novia. A la par de él, sonriéndole y bien enamorados. ¿Necesitas más motivos para verlo?

—¡Ay, Surt! ¿Por qué eres así de cruel?

—Camus, aunque no lo creas yo te aprecio más de lo que crees, no lo hago notar pero así es. ¿En verdad quieres pasar lo que resta del año enamorado de un chico que ni al caso?

Me dejó sin palabras, tanto así que no pude contestarle, sin embargo tampoco hizo falta porque lo dije todo con mi mirada.

Me miró con seriedad y yo agaché la cabeza. Cuánta razón tenía...

—Odio cuando tenías razón.

—Siempre la tengo. Créeme que no me gusta ver a mi mejor amigo sufriendo por un amor no correspondido.

Yo asentí y ese fue el final de la conversación.

Cómo era de costumbre, ese profesor nunca tenía consideración con nosotros y nos dejó más tarea de lo normal, proyectos, quizzes, tests y el averiguar porque él no me ama.

—Ah...— suspiré— Me alegra tener estos trabajos. Puedo despejar la mente un poco —murmuré mientras recogía mis cosas.

—¿Despejar la mente? ¿Acaso estás bromeando?

—Y tú parece que ya olvidaste con quién hablas— le recordé.

Reí al ver su expresión.

—¡Hey, Camus!

Mi corazón se aceleró al escuchar aquella voz.

—Espérame en la salida, nos iremos juntos. ¿Vale?— Milo me regaló una de esas tantas sonrisas espectaculares que daba.

Sentí mis piernas flaquear.

—D-De acuerdo— le devolví la sonrisa.

Él se despidió y yo me giré a Surt.

—¿Lo vez?

—Qué remedio contigo— suspiró y negó— Andando.

Después de todo, no fue un mal día, ¿No?

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