Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 12: "Si tú estas bien, yo lo estoy"

¿Nunca les ha pasado que les cuentan algo y es tanta la sorpresa que no saben que decir? Sí, sí, esa noticia que hace que los labios se abran un poco, esa misma que deja la mente en blanco.

Pues, en este preciso instante así me siento. Tanto como Dégel, y yo, nos hemos entregado una confianza mutua, no es como que nos ocultamos secretos, o algo por el estilo. A decir verdad es genial confiar mucho en una persona pero...

—Es... Es muy malo, ¿Verdad?— me ve con cierta mueca de tristeza. Como las que hacen los niños cuando saben que se han jalado una torta— ¿Sabes algo? Fue malo, porque un buen negociador no hace eso. Pero si me lo preguntas, no me arrepiento— declaró con cierto orgullo.

—Vaya Dégel es que... No sé qué decirte. A ti nunca te ha pasado un desliz como ese, ¿Por qué hasta ahora sí?— le pregunto con cierta curiosidad.

—Ni yo mismo lo sé— suspiró derrotado—. Todo fue normal, la cena, la firma del contrato, y sus múltiples indirectas de coqueteo. Tú sabes muy bien que yo nunca caigo en esos juegos, pero por primera vez esta ocasión fue diferente— murmura—, no te lo voy a negar, la primera impresión que tuve de ese tipo fue la de un arrogante por completo y egocéntrico, hasta ahora no me agradaba para nada porque tenía todo lo que odio en una persona pero... no sé qué me pasó— alzó sus hombros.

Dejé los cubiertos en el plato y solté una risa.

—Dégel... Por fin estás siendo una persona rebelde— tapé mi boca con una de mis manos.

—... ¿Qué?— articuló confuso.

—Solo has estado con personas muy correctas, amables, buenas de algún modo. Y el que llegue un tipo que te rete, egocéntrico, y arrogante, como me dices tú, de algún modo hizo que te sintieras atraído.

—¡Por supuesto que no!

—Pero por supuesto que sí— reí—. La rebeldía que nunca experimentaste en la secundaria ahora la estás encontrando en alguien contrario a ti— enarqué una ceja— , pero dejando de lado todo esto... ¿Por qué te sientes mal?

Mi hermano me vio sorprendido.

—¿Como que por qué? Esa pregunta hasta ofende. No estuvo correcto, empezado porque el trabajo y la vida personal nunca se deben mezclar. Y segundo, no es bueno ir por ahí líandose con gente que apenas conoces.

—Ay Dégel, parece que sigues en el siglo veinte donde creían que para tener relaciones sexuales hay que estar atado a una persona en matrimonio o noviazgo— le miro con seriedad. De algún modo sé que él se siente culpable por esto mismo, porque solo fue pasión de una noche—. Este es el siglo veintiuno, ¿No sabes que existe el sexo casual? La verdad es que siempre ha existido, pero ahora le gente no le importa tanto los prejuicios antiguos como antes.

—¿Sexo casual dices?

—Exacto, hay mucha gente que no son nada y se lían una noche solo por placer y ya, no significa que por eso ya tienen que proponerse matrimonio, solo es casual... Como la palabra lo dice. Más que todo lo hacen para disfrutar o acabar con las necesidades normales que cualquier ser humano tendría.

Sí señores, mi segundo nombre es madurez. ¿A poco no?

—Lo único que te aconsejo y te puedo decir es que no te preocupes, solo fue un cliente más de los tantos que tienes, es muy poco probable que se vuelvan a ver porque el contrato ya lo cerraron así que no le veo el problema.

Me mira unos breves instantes con seriedad, pensativo. Sé que mis palabras pudieron ser ruidosas o muy maduras para mi edad, pero si algo aprendí en clases de sexualidad es que todo puede pasar, sentir, ocurrir y demás cosas. Incluido la anatomía del cuerpo humano, puede ser incómodo para adolescentes como yo, pero resulta ser un tema muy informativo.

—Bien creo que mi deber como hermano mayor sobre enseñarte de estos temas acabó aquí— cierra los ojos y sonríe—. Eres muy maduro para tu edad, Camus. Y la verdad es que me sorprende que al final seas tú quien me dé una lección sobre estos temas qué, para serte sincero siguen siendo un tabú para mí.

—Puede que sean incómodos, lo entiendo. Pero ya me acostumbré a las clases de sexualidad donde se hablan estos temas con normalidad, y preguntas estúpidas de algunos estudiantes— me encogí de hombros—. Una vez preguntaron si el condón después de usado se podía volver a usar al revés, solo imagínate.

Dégel soltó una carcajada.

—No me parece que ese chico sea muy listo— dijo entre risas.

—Es cosa de cultura general, y en efecto, no lo es— sonreí—. Y bueno, dime, ¿Cómo fue qué pasó a ese nivel? No me digas que después de la cena te llevó así sin más a un motel...

—¿Qué? ¡No! ¡Por supuesto que no!— negó avergonzado—, no fuimos a un... motel, no en el instante. Después de cenar cada uno se iba a ir a su casa, el problema de todo esto fue cuando me ofreció traerme, no me preguntes cómo terminé en uno.

—Claro, súper casual que te ofrezcan traerte a tu casa y terminen haciendo cosas que para mi edad están restringidas decir, pero que ya debes suponer— dije burlón— .Solo piensa que ya no lo volverás a ver, no te mortifiques.

Asintió.

—Gracias al cielo. Supongo que fue un desliz que no volverá a pasar— habló seguro.

En eso ya no puedo meterme, ya es cuestión de él.

—Bueno, creo es momento de recoger todo esto— me levanté de la mesa y comencé por recoger los platos sucios, los cubiertos y los vasos.

Hoy había sido un día cansado, lleno de emociones y sentimientos encontrados, desde lo más bonito que pudo haberme pasado como estar con Milo, a recibir burlas y perder la dignidad disfrazado de baguette. Aunque para mi suerte, agradecía infinitamente que todo esto ya había acabado.

—Me voy a mi habitación— avisé.

Subí a mi cuarto y no dudé ni un segundo en lanzarme boca abajo en la cama al llegar, estaba cansado y feliz. No es bueno ilusionarse mucho porque al final el único que saldrá con el corazón roto, seré yo. Pero es que... ¿Cómo no hacerlo con Milo? Era tan lindo que me encantaría encogerlo y llevarlo conmigo por siempre.

—Que perturbador— reí.

Decidí tomar una ducha de agua fría para borrar esos pensamientos y descansar mejor. Además que con el asqueroso y caliente clima que hubo, sudé como pollo en una olla.

—Al fin— abrí la llave y dejé que el agua tibia hiciera todo el trabajo, necesitaba relajarme un poco de un día pesado—. Por Dios, estoy demasiado estresado— recogí mi cabello empapado de agua y masajeé mi cuello con mis manos llenas de jabón.

¿Cómo un adolescente puede manejar estrés? Aunque suene ridículo para los adultos, es una realidad para los jóvenes. Por simples cosas desde tareas, hasta la vida cotidiana es estresante.

—Ah...— dejé un suspiro al aire. Añadí un poco de shampoo en mis manos y peiné mi cabello con mis dedos, desenredando los nudos y las impurezas.

De algún modo... Esto de llevar dos vidas es complicado, más cuando tu crush dice estar interesado en una de tus vidas anónimas pero que en la real, solo lo ve como un amigo. Ja, ¿Friendzone, dónde? Quisiera decírselo pero de algún modo eso cambiará nuestra pequeña "relación" amistosa que llevamos.

—No puedo arriesgarme— me dije. Enjuagué mi cabello hasta sacar el shampoo y lo sequé con una toalla. Tomé otra para colocarla alrededor de mi cintura, mientras entraba al cuarto—. Si sigo así, me quitaré diez años menos de vida— suspiré cansado.

Dejé caer la tuya que traía en mi cabeza y me dirigí al espejo. La peor cosa inventada por el ser humano.

Hice una mueca de disgusto, y me alejé.

No me considero una persona bonita, pero tampoco fea. Estoy en ese limbo de «estás pasable, pero hay mejores» y efectivamente, los hay. Pero desearía no ser tan inseguro con todo esto. Desgraciadamente creo que las inseguridades, problemas y demás cosas viene incluido en el paquete de... «¡Hey hola, soy la adolescencia! Y haré de tu vida un completo caos»

—Solo hay algo en esta vida que vale la pena— sonreí.

Me puse la ropa de dormir y me quedé un rato navegando en mi teléfono. Nada interesante hasta que estuve por cerrar las redes sociales.

Un mensaje había llegado.

¡Nuevo mensaje de @ AntaresMilo!

Sonreí enormemente.

El mensaje no pertenecía a mi blog de Beta Aquarii como tal, en realidad... Era mi perfil, en el que tenía mi información personal y obviamente era obvio que era yo.

«Hey, Camus, hola! :D lamento si molesto de nuevo, solo pasaba por aquí para saludarte y recordarte que pronto será la primera presentación importante de la banda...por favor... no faltes.»
9:07pm

Oh... Es cierto, muy pronto iban a tener la presentación en aquel bar-restaurante de la ciudad. La verdad es que sí se notaba bastante emocionado. Y bueno, ¿Quién no lo estaría?

«Por supuesto, no lo he olvidado, Milo jaja. Ahí estaré sin falta»
9:08pm

Pasaron unos cuantos segundos sin respuesta, era obvio, lo más seguro es que estuviera respondiendo conversaciones más importantes y más interesantes que la mía.

No lo culpaba la verdad.

«Hoy te veías bien ;)»
—9:10pm

...

¿Qué?

Me quedé sin habla, pero con una sonrisa tonta en mi rostro. ¿A qué se refiera con eso? ¿Por qué me dijo eso tan de repente? ¿Que pretende, acabar conmigo de un paro cardíaco?

«¿A qué va eso? Jaja»
9:11pm

Lo siento, fue corto pero conciso, y eso lo importante en este caso ¿No?

«Sé que debiste sentirte humillado y sin dignidad, cualquiera lo estaría no lo niego, pero a ti te quedaba bien. Te veías bien, solo quería recordartelo n.n»
—9:13pm

Llevé mis dos manos a mi pecho, conmovido por su mensaje. Era obvio que no es grato para ningún joven andar por ahí vestido ridículamente, y es por eso que de algún modo quiere animarme.

En verdad me había dejado sin palabras, era como un ángel. Un ángel caído del cielo que llegó hasta aquí.

Sonreí.

«Gracias... De algún modo me sube el ánimo saber que a ti te gustó. Oh bueno... Al menos reconoces lo difícil que pudo haber sido»
9:13pm

Después de ello estuvimos charlando un poco de temas triviales, y para serles sinceros no podía sentirme más feliz que antes. ¿Sí se dan cuenta de lo que pasó?

¡Finalmente estoy hablando con mi crush con mi propia identidad!

No sé cuánto tiempo pasó, pero tampoco me importó mucho. La verdad es que esperaba ansioso sus respuestas y lo más probable era que él se daba cuenta de ello.

Cuando nos despedimos eran pasadas de la media noche, y lo único malo por el momento, es que al siguiente día había que madrugar.

Eso no evitó que durmiera placenteramente toda la noche, nada podría arruinar este día.

♒️💗♏️

Recuerdo haber dicho que nada podía arruinar mi día... Y no, nada lo hizo pero joder.

Estoy que me caigo de sueño.

—Ah...— suspiré.

Nunca me había sentido tan cansado en las primeras clases de matemáticas como en esta mañana, creo que haber dormido solamente cuatro horas no fue del todo bueno pero bah, tampoco era que estuviese malhumorado, la verdad es que me sentía muy bien emocionalmente. Y eso no pasaba todos los días.

—¿Soy yo o por primera vez no estás prestando atención a la clase?— me dijo Surt desde un costado.

—Estoy algo cansado— dejé reposar mi cabeza en el pupitre—. Y adivina por qué— sonreí— te doy una pista, es algo bueno.

—Wow wow wow, ¿Al fin te pasa algo bueno?— abrió sus ojos sorprendido. ¿Qué? ¿Tan salado soy como para que ponga esa cara cuando estoy por darle una buena noticia?

—¿Qué? ¿Tan malo es?— me levanté.

—Digamos que ya me acostumbré a tus desgracias y quejas de cada mañana— me dice riendo—. Pues... No sé, ¿Te dieron una buena noticia?

Sonreí y mordí mi labio inferior.

—No exactamente...— negué.

—Ahhh no, espérate. Creo que ya caí por dónde va todo este rollo de misterio y sonrisitas tontas. Déjame adivinar ¿Tiene algo que ver con, M I L O?— deletreó su nombre y yo asentí efusivo.

—¡Sí!— vociferé. Veo como resopla.

—Camus... La verdad es que no me parece que estés tan encantado e ilusionado con ese chico. No te lo voy a negar, la verdad es que no parece ser un tirano, pero... No es bueno que lo tengas en un pedestal. Además, las ilusiones nunca llevan a nada bueno— negó con la cabeza.

En cierta parte le doy toda la razón pero demonios, ¿Por qué era tan difícil?

—Demasiado tarde— le dije. Abrí mi cuaderno y arranqué un pedazo de papel para escribir dentro de él—. Ten— se lo extendí.

Surt enarcó una ceja y recogió el papel con confusión.

—¿Qué es esto?

—Me dijiste que no me ilusionara mucho, ¿No?— él asintió—. Demasiado tarde, estás oficialmente invitado a nuestra boda.

Aguardé unos segundos muy seriamente para ver su reacción.

«Invitación para Surt Eikschnir por la unión de sagrado matrimonio de Milo Antares y Camus Aquarius».

Vi que esbozó una sonrisa y después soltó una carcajada a lo que yo también dejé escapar una risilla discreta.

—¡Esto es en serio!— rió—. Te pasas, Camus, te pasas.

Me encogí de hombros.

—Algún día, en algún momento— bajé mi vista a mí cuaderno y suspiré. Solo es un juego tonto, lo sé, después de todo es obvio que no pasará algo igual—. Ayer estuve hablando con él y déjame decirte que es demasiado tiernoooo— suspiré, recordando— , es tan... Tan... TAN ÉL.

—Mucho amor por parte tuyo me está dando arcadas— comentó burlón.

—Ya quisiera verte enamorado a ver si no vas a hacer lo mismo— dije con gracia.

—¡Ja! Puede que me enamore en algún momento, pero volverme así de pendejo como tú, no inventes. Tengo y aprecio mi dignidad— recalcó orgulloso. No pude evitar una risa escandalosa.

—Sí claro, ya quiero verte hablando de lo lindo que es el amor y de su carita toda preciosa a ver si vas a mantener tu dignidad intacta— articulé.

Puede jurarme por su madre que nunca caerá en ese nivel, pero cuando se habla de amor nadie está seguro en su asiento. Nadie puede hablar mucho porque la lengua castiga, y así como puede que sea cierto lo que me dice, puede que se vuelva como yo, o incluso peor.

No se lo voy a decir porque de algún modo lo sabe, y es por eso que le huye al amor. No lo culpo, cualquiera que no ha pasado por esa situación, lo estaría.

—Genial.

Después de unas largas horas, la clase terminó, y con ello una gran pila de tarea para llevar.

Guardé mis cosas y recogí mi mochila.

—¿La siguiente clase la compartimos?— me giré a Surt, quien aún guardaba sus pertenencias.

—Creo que no, yo sigo con psicología— responde.

—Ah, entonces no— confirmo—, voy para química.

Nos encaminamos hasta la salida y nos separamos por caminos contrarios, puesto que las aulas correspondientes estaban totalmente separadas, en realidad eran las más lejanas de cada extremo del pasillo. Aproveché que mi casillero estaba en la misma dirección hacia el aula y pasé a dejar algunos libros de matemáticas que ya no necesitaba.

Era cambio de lección por lo que apenas salíamos de una clase, seguíamos con otra, por dicha nos daban un poco de tiempo para llegar. Saqué mi móvil del pantalón y me fijé en la hora, apenas eran las ocho y cuarenta de la mañana y ya sentía que toda mi vitalidad para seguir vivo el tiempo la había chupado.

—Este día no acabará nunca— suspiré y cerré mi casillero, listo para llegar al aula de química con todo el positivismo.

Eso acabó a los segundos al dar unos cuantos pasos y notar que otra vez Hércules y sus matones se acercaban hacia a mí.

Miré a todos los lados, dándome cuenta que no habían muchos estudiantes a fuera. ¿Por qué la vida es así de cruel conmigo?

Di media vuelta para tratar de evitarlos pero me fue imposible.

—¿A dónde crees que vas, francesa?— sentí que me tomaron de la tira de la mochila y me jalaron hacia atrás con brusquedad. Gracias al cielo pude hacer una maniobra para no resbalar y caer.

—Hércules...—murmuré rencoroso, mirándolo de frente— ¿Qué demonios quieres?

—¿Acaso ya se te olvidó nuestro trato?—se acercó a mí, y me tomó del mentón, acariciándolo brevemente.

Este tipo me da asco.

—Suéltame— pedí agrio, evitando su contacto.

—Tsk— gruñó— mejor ahorremos todo esto, así será más fácil para ti y para mí. Dame mi tarea.

Abrí mis ojos sorprendido.

¡Demonios! ¡Lo había olvidado por completo!

Mi cara palideció más de lo usual, e inevitablemente comencé a temblar. Siempre había recibido el trato de este tipo, y sus advertencias, algunas más graves que otras pero seguía siendo bullying. Lo odio bastante, y no puedo hacer absolutamente nada para defenderme porque este mastodonte mide más de dos metros, ¿Que podría hacer?

—¿Por qué esa cara?— se acerca peligrosamente y yo retrocedo con nerviosismo.

—Y-Yo... No... No la hice— murmuro nervioso—, se me olvidó por completo hacerla, ¡Pero te juro que yo mañana...!

No me dejó terminar cuando sentí que apretó mi cintura con fuerza, y con una brutal energía me estampó contra los casilleros. Dejé escapar un grito de dolor al sentir mi espalda completamente destrozada por tremendo golpe.

Pareció divertirse con mi reacción, pues comenzó a reír.

—S-Solo fue por hoy, dame una oportunidad— sollozo con la voz temblorosa. No me gusta ser así, no quiero ser así de débil. Todo esto de algún modo solo hace que tenga ganas de sentarme a llorar.

¿Por qué yo? ¿Por qué a las personas les gusta aprovecharse así de las demás?

—¿Una oportunidad? Los maestros no dan oportunidades, idiota. ¿Lo sabes verdad? Esto te ha costado más caro— me toma a la fuerza de la cintura. Me quejé.

De algún modo sé que sus dedos dejarán una marca horrible en mi piel. Me dolía, en verdad me estaba comenzando a doler.

—Pero yo...

—¿Acaso te estas negando?— pregunta incrédulo y yo bajo la mirada.

Sí, estaba harto, pero no podía hacérselo saber, no ahora, no cuando la diferencia de estatura era casi medio metro.

—Eso no fue lo que dije.

—Ah, ahora soy mentiroso—me apretaba cada vez más con fuerza con tal de dejarme inmovilizado.

—H-Hércules... S-Suéltame, me estás lastimando— le ruego y él se burla—. No es divertido.

—Entonces dime que te parece esto — me toma por el cuello con una mano, y la otra la alza al aire con claras intenciones de golpearme.

Me es difícil responder cuando siento que el aire en mis pulmones se comprime en pequeños intentos por seguir respirando. Trato de soltarme de su agarre pero es imposible en todo el sentido de la palabra.

—Lo tienes merecido, estúpido nerd— me dice, y es cuando su puño impacta contra mí rostro. Me lanza al suelo en un segundo y quedo boca abajo tratando de recuperar el oxígeno perdido. Tosí con fuerza.

No siento dolor, lo único que noto es que mi vista se vuelve borrosa, y en un intento de enfocar las imágenes aparecen estrellitas.

—Espero que esto te sirva de lección, y que no se vuelva a repetir— intento reincorporarme pero aún me siento aturdido—. Si dices algo al respecto te irá peor, entendiste.

Observo como se marcha con sus amigos y finalmente respiro un poco con alivio.

—Estoy harto— murmuré con lágrimas en mis ojos. Limpio con mis dedos la sangre que baja de mi nariz y notó que era más de lo que pensaba.

No sé si la había roto pero con solo sentir el ardiente dolor me hizo pensar que realmente lo estaba.

—Auch—e quejo con la voz quebrada cuando logro ponerme en pie a duras penas. Todo mi cuerpo dolía, y la hemorragia parecía no tener fin—. Necesito ir a enfermería— sostuve mi nariz, evitando manchar el piso, y la camisa con mi propia sangre.

En verdad que no soportaba estar un segundo más en este maldito lugar, no quiero. No quiero recibir estos tratos más, ya no.

Inconscientemente, unas lágrimas escaparon por mis ojos, los cerré con fuerza mientras me dirigía hacia la enfermería, aguantando mi dolor y las ganas de lanzarme a llorar.

Soy débil por permitir este tipo de tratos, soy débil por callar, soy débil, soy un asco.

Cuando llegué a enfermería la doctora que se encontraba dentro casi se desmaya al ver mi estado.

Era peor de lo que creí al parecer.

—¡Por Dios santo! ¡¿Niño pero que te ha pasado?!— exclamó.

—Yo...— dudé. No era bueno decirle la verdad—me caí por las escaleras— mentí.

—Pero qué clase de golpe... ¿Te caíste de frente?— asentí, y dio una mueca de dolor, como si me comprendiera—. Ven, hay que limpiar la herida, así evitaremos infecciones.

Dejé la mochila en el piso, antes de subirme y sentarme en la camilla. Vi que agarró un poco de algodón entre sus manos y lo remojó de agua oxigenada.

—Respira profundamente— Obedecí. Con sumo cuidado limpió la sangre que aún quedaba en mi nariz, aunque eso no evitaba que me doliera el doble—. No entiendo cómo te pasó todo esto... Ten más cuidado la próxima vez.

Bajé la mirada y le confirmé que no iba a pasar algo así de nuevo, que tendría más cuidado.

Sí claro, "cuidado", si es imposible escapar de ese estúpido. ¿Qué puedo hacer para evitarlo?

—Claro.

Después de palpar mi nariz suavemente, gracias a Dios me dio la noticia de que no estaba fracturada, pero solo un poco más y no la habría contado.

—Ten, mientras tanto— finalmente me puso una curita que cubrió gran parte de la herida, evitando que se viera.

—Muchas gracias doctora — sonreí. Ella era una señora muy bondadosa, no tenía nada de que quejarme.

Sentía un cierto malestar en mi espalda, pero no creo que sea nada grave. Además de que no podía mostrarlo porque sería muy obvio que eso no fue una "simple caída"

Me despedí de ella y recogí mi mochila. Aún me quedaba algo de tiempo para llegar al aula de química, pero solo si me apuraba.

Debo confesarles que las horas restantes no fueron tan gratas para mí, porque conforme pasaba el tiempo sentía que mi espalda ardía, dolía, quemaba, y lo peor de todo es que no podía apoyarme por completo en el pupitre por el dolor.

Cuando llegó la hora de almuerzo me junté con Surt como era de costumbre, me comentó con frustración que había chocado con el chico de ayer, y como me encanta molestarle, lo apodé como el chico buñuelo. Al principio Surt casi me insulta por tremendo apodo, pero después se lo tomó con humor y se rió. Fuera de todo esto, sé que es mi mejor amigo, confío mucho en él. Sin embargo, si me lo preguntan, no tuve el valor de decirle lo que Hércules había hecho conmigo, simplemente le inventé la misma excusa que le di a la enfermera, y con mi fama de torpe, se la creyó.

Sí, se preocupó un momento pero después bromeó un poco para relajar el ambiente, diciéndome que mi mala suerte era mucha. Y pues... La verdad es que no era mala suerte, todo eso tenía un maldito nombre que me hacía la vida a cuadritos.

Admito que la llevé al suave todo este tiempo en las lecciones, evitando que me preguntaran que me había pasado, tampoco es que lo hubieran hecho mucho. Pero mi paz terminó en las últimas clases.

Las de natación.

No quería quitarme la camisa en los vestidores, no por pena, bueno, en realidad también por eso, pero la razón principal era que no quería que vieran mis marcas.

Esperé que todos salieran para cambiarme y ser el último en salir.

—Bueno chicos, hoy vamos a darle una vuelta a la piscina, después de ello comienzan con el estiramiento y finalmente la alberca queda a su disposición para que sigan con las competencias. Yo tomaré el tiempo— habló el profesor. Yo estaba algo alejado por obvias razones.

Lo único bueno de todo esto era que compartía esta clase con...

—¡Hey, Camus!

—Milo...— suspiro, y me saluda.

—¿Listo para mostrar tus habilidades en la piscina?— pregunta divertido y yo negué.

—Si supieras... Soy el más lento de todos— él ríe.

—Ya lo veremos... Por cierto, ¿Qué te pasó ahí en la nariz?

Estoy por responderle cuando un silbato nos interrumpe. Era mi turno de dar mi mejor tiempo en natación. Genial.

Nótese el sarcasmo.

Me coloco al borde de la piscina, esperando la señal del profesor. Sin embargo, hay un pequeño problema... Y ese, es mi cabello.

Las reglas dicen que todos aquellos que tengan el cabello largo, es obligatorio amarrarlo a la hora de nadar por cuestiones de higiene en la alberca y demás.

—Pst, Aquarius— replica el maestro—. Amárrese ese cabello, ya conoce las reglas.

Demonios, ya lo sé, pero ese era mi única salvación para tapar mi espalda.

—Sí... Ya sé— a regañadientes agarro la liga que traía en mi muñeca y con preocupación ato mi larga cabellera aguamarina en una coleta, rogando que nadie me prestara atención.

Entonces, toca el silbato y me sumerjo en el agua, tratando de nadar lo más rápido que dieran mis pies y mis brazos hasta alcanzar el otro extremo de la piscina. No sé cuánto tiempo estuve bajo el agua, pero sentí un gran alivio.

—¡Ah!— dejo escapar el aire retenido en mis pulmones cuando salgo de nuevo a la superficie.

—¡Veinte segundos!— escucho al entrenador— estuvo muy bien— escribe algo en su cuadernillo y llama a los siguientes.

¡La nota está bien pero no el tremendo dolor que tengo por hacer esfuerzo!

Apoyo mis manos en el filo apunto de salir cuando noto la mano extendida que está frente a mí.

—Déjame ayudarte— sonríe Milo.

Juro que estoy por derretirme.

—Gracias— le digo sonriendo. Paso mis manos por mi rostro tratando de deshacerme un poco del agua.

—¿Necesitas una toalla?— coloca una mano en mi hombro y yo asentí— Está bien voy por...-

Noto que guarda silencio de repente. Lo miré de reojo, extrañado. Y es cuando su vista viaja a un lugar específico.

Oh oh.

—Camus por el amor a Dios, ¿Qué es esto?— aparta mi cabello mojado que se adhería a mi espalda y la señala.

¡Mierda, no lo había cubierto de nuevo!

No dudé un segundo para voltearme hacia él con nerviosismo, alejándome un poco para evitar que mirase aún más las heridas.

—¿Quién te hizo eso? Son golpes muy fuertes— cambia su rostro a uno de preocupación.

—¿Quién me hizo qué?— pregunté con confusión y luego fingí recordar—¡Oh, esto! Ay, no es nada, Milo. Lo que pasa es que hoy me caí por las escaleras de mi casa cuando traté de responder el teléfono, no calculé bien y pues... Ya sabes, me caí.

El enarca una ceja, como diciéndome: "No te creo ni una sola palabra de lo que dices". Y yo le doy la razón, no había sido una excusa muy buena.

—Camus, no intentes convencerme con eso ¿Quieres?—su tono natural y ameno había cambiado radicalmente a uno serio e inquisidor—. ¿Vas a decirme que esa marca de dedos te la hizo el suelo? No trates de engañarme.

—No realmente— desvío la mirada por unos instantes— solo me caí, esa marca la tenía hace unos días por culpa de Surt, mi mejor amigo...

—¿A caso tu mejor amigo juega así de brusco?—levantó las cejas incrédulo antes de agacharse para observar más de cerca aquellas marcas— Están rojas, ¿Sabes lo que significa?—que eran recientes, lo sé—. Dime ahora mismo quién fue y por qué— Por primera vez puedo decir que su mirada me asusta.

—Milo, solo es una confusión, un accidente— convencí.

—¿Una confusión?— pregunta sarcástico. Su actitud había cambiado— ¿Qué clase de confusión amerita un hematoma en casi toda la longitud de la espalda y una marca brutal en la cintura?— dice, enojado— ¿Quién fue? ¿Qué pasó?

—No pasó nada, créeme— sonrío un poco— ¿No me ibas a ganar en natación? Porque tengo mucho potencial aún— trato de bromear para relajar el ambiente.

—No te estoy dando la opción de decirme o no. Te estoy preguntando, y quiero que me respondas — probablemente esta era la conversación más seria que habíamos tenido hasta el momento —. Lo preguntaré de nuevo—entrecerró los ojos—, ¿Quién lo hizo y por qué?

No tenía escapatoria, ya no sabía que más inventar para que me creyera. Había tratado de sonar lo más natural posible, pero lo único que podía hacer era decirle la situación de las cosas restándole importancia, así él también lo haría.

Ya no puedo más.

—Fue...— dudo— Hércules. ¡P-Pero solo fue una confusión!

Vi que abrió los ojos al conectar el nombre con el rostro.

—Así que...ese grandulón que se cree dueño del instituto en lugar de acabar su carrera hace tres años fue el que te hizo esto— me miró de pies a cabeza y tragué grueso— Lo conozco, sé de sus fechorías.

Mordí mi labio inferior y moví mi pie con nerviosismo.

—Él no volverá a hacerlo, no te preocupes—aseguré.

—Díos mío...— susurra. Lo más seguro es que ya estaba imaginándose un montón de cosas— ¿Cómo pides que no me preocupe? ¡Ese tipo siempre ha sido un abusador! ¡no va a cambiar nunca!

—Déjalo pasar, Milo. No volverá a ocurrir una cosa parecida. Te lo prometo— coloqué mi mano en el antebrazo contrario, preocupado. No me gusta verlo así, siento que es capaz de hacer una tontería—. No quiero que esto se salga de las manos, yo voy a solucionarlo, en serio. Solo... Olvida esto, ¿Puedes?

Después de todo son mis problemas. Lo menos que quiero es que el ser más amado para mi sea afectado por ellos; no soportaría ver a Hércules lastimando a Milo. ¡A mí que me pase lo que sea, pero a él no!

—Tienes... ¿Tienes idea de lo que me estás pidiendo? —se soltó de un tirón— ¡Camus, él te pegó!

Exclamó, y yo le recrimino con la mirada al ver que algunos estudiantes nos observan.

—Nos están viendo.

Era cierto que Milo no era así. Hasta yo mismo podía desconocerlo en estos instantes; pero sabía que este tipo de acciones lo indignaban de verdad, porque él es una persona maravillosa y de gran corazón. Seguro está sintiendo compasión por mí.

—Nada puede justificar lo que te hizo—sus ojos pasearon sobre mi cuerpo con una mirada lastimera—. ¿Te está amenazando verdad?

¿Cómo lo supo?

Temblé de nervios al escuchar su última pregunta. Exactamente eso era lo que quería evitar, que alguien se diera cuenta. Maldecía la hora en la que no pude cubrirme esos moretones con un vendaje. Aunque eso en vez de ser más discreto, hubiera llamado la atención.

—No me está amenazando, solo no quiero que esto llegue a oídos de otros estudiantes— me separo un poco—. Milo, prométeme que no harás ninguna estupidez, no digas nada, muchos menos ir a encararlo, por si lo tenías pensado— mascullé—. Yo me encargaré de esto, te lo prometo.

—¿Por qué no entiendes la gravedad de esto, Camus? Él no te dejará en paz a menos que te sometas a sus peticiones, acabes el instituto o alguien le ponga el freno— articuló en un tono de voz preocupado—. Hazme caso, porque estoy seguro que habrá una próxima vez.

¡Que terco!

—¿Pero es que no ves la situación de las cosas? No quiero involucrarte en esto, no quiero que por mi culpa seas tú quien al final sea el que... salga lastimado. Eso es algo que en definitiva no voy a permitir— me giré—. Será difícil lidiar con él, pero no imposible, y yo me encargaré de eso, después de todo no es tan importante...

Ni yo mismo me lo creía, pero si podía detener a Milo de hacer lo que sea que esté pensando, él también iba a tener que creer mi propia mentira.

—Trataré mi espalda con algún remedio, ¿Sí? Después de un tiempo hablaré con él.

—Claro, qué fácil, solo tienes que hacerle las tareas ¿Cómo no se me ocurrió? —habló sarcástico.

Sé que está enojado pero no puedo permitir que diga algo al respecto de esto a alguien. No puedo.

—Escucha...— comienzo, pero me interrumpe.

—Necesitas cuidado. Tengo varios remedios y cremas en mi casa que puede que funcionen— me mira a los ojos y yo me sonrojo —.Estas son las últimas clases, no te niegues. Ven conmigo, ¿De acuerdo? No acepto un no por respuesta.

No supe que decir realmente.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro