Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 1: "¡Quiéreme!"

A veces, solo me preguntaba porqué seguía en una escuela como éstas. No era por alardear, pero tenía muy buenas notas, mi hermano siempre estuvo pendiente de mis estudios y de la rendición académica que daba. Muchas maestras me catalogaron como niño prodigio, cuyas clases normales no hacían falta para alguien como yo.

Siempre fuí de pocos amigos, y creo que ese fue el motivo principal del cual le rogué a mi hermano que me dejase estudiar en casa, sin necesidad de ir a una escuela o algo parecido, con profesores privados para mí deleite y evitar el contacto con otras personas. No era asocial, simplemente... No se me daba mucho hacer amistades, ni tampoco estaba acostumbrado a la compañía.

Para mi desgracia, Dégel me obligó, a pesar de tener constantes solicitudes de prestigiosas universidades en el extranjero atrás, él se negaba rotundamente y me decía que prefería que estuviese rodeado de tontos, a pasar una vida envuelta de libros y sin ver la luz del sol por días. Exagerado como siempre.

El trato fue, pasar toda la secundaria como un adolescente normal, sacar bachillerato y el título, y cuando la oportunidad se diera, iría a la mejor universidad, me graduaría como mejor científico, ser millonario, ganar el premio Nobel de física cuántica y hacer mi vida.

Sencillo y fácil.

Pero por el momento, tenía que conformarme con mis estudios.

—Y sip, detesto esto —hablé en voz alta, llegando al último escalón del segundo piso.

Habían pocas personas en los pasillos, seguramente ya habían tocado el timbre de entrada y se encontraban recibiendo las clases. Sin embargo, no me importó en lo absoluto y me dediqué a disfrutar la música en mis oídos. Mis pasos se mantenían cortos y calmos, era una rutina cansada, quería algo nuevo, extraño, diferente.

Al pasar por las puertas de cada aula miraba a los estudiantes recostados en sus asientos o algunos casi dormidos, eso dependía del salón.

A pesar de ser el estudiante que era, era humano y ese día iba tarde debido a unos cuántos argumentos que desde mi punto de vista son bastantes válidos.

Uno, era lunes. Dos, era la primera clase. Tres, tras de que era la primera clase, vivía bastante alejado de la escuela. Y cuatro, el tráfico estaba tremendamente loco.

Seguí mi andar hasta llegar a la clase correspondiente, abrí la puerta y caminé hasta mi pupitre con la mirada en el punto, sin detenerme en algunas miradas curiosas. Tampoco eran muchas, pues siempre había sido el chico listo e invisible para la clase.

Me senté en mi lugar mientras me quitaba los audífonos. Saqué los cuadernos correspondientes y me giré a mi mejor amigo, quién ya se encontraba ahí.

—Dios mío, Camus. Pero que paciencia —me dice.

—Quién...

—¿Eh? —inquiere confundido.

—Te preguntó.

Surt giró los ojos y siguió en lo que estaba. Como dije anteriormente, a pesar de ser el estudiante que era y que Estudios Sociales era una de mis materias preferidas, levantarse a mitad de año para lo que implica ser adolescente es un suplicio real, y aún más si los exámenes de salida a vacaciones estaban encima.

Luego de unos minutos de prácticas y ejercicios, alguien entró disculpándose, pero como estaba ocupado con Surt, quien me pidió que le ayudara en los últimos temas que habíamos visto, ya que había faltado a las clases anteriores debido a un fuerte resfriado, no me interesé en lo absoluto de la presencia ajena.

Ninguno de mis compañeros me interesaba, excepto por...

—Hay muchos factores mira...— comencé a explicarle, pero sentí que alguien me tocaba el hombro.

—¿Oye podrías decirme en qué página estamos? —interrumpieron. Giré un poco mi rostro pero aún así no logré ver al individuo que estaba sentado atrás, culpa de un chico que se atravesó en ese preciso instante.

—En la pizarra está el número— señalé cansino el lugar y volví a darle la espalda, desinteresado.

—Gracias —contestó con un tono a lo que yo llamo cortante.

Momentos después volví a mi trabajo, el cual era resolver y dar una estrategia del proyecto que se vendría en unas cuantas semanas. Pasaron las primeras horas de clase con mucho aburrimiento. Algunos no hacían nada, otros solo charlaban y muy pocos completaban el trabajo.

Miré el reloj sobre el pizarrón y faltaban quince minutos para que terminara la clase.

Escuché una voz escasa, de esas cuando alguien está hablando en voz alta pero no estás poniendo las suficiente atención y se oye a lo lejos. Pero esa voz... Me resultaba familiar...

Llevé la vista al lugar de donde provenía y lo miré. La voz estaba detrás mío. Y exactamente eso me hizo recordar que no hace unas cuantas horas atrás alguien me había preguntado las páginas del libro, y yo, como siempre, le contesté de mal modo.

—No... puede ser...

Maldita sea.

Milo estaba sentado ahí.

Él era el chico que me preguntó y al cual le respondí de mala manera. ¡Mi amoooor! Te juro que no fue mi intencioooon.

—¡Surt, Surt! —lo jaloneé hacia los lados, al borde de un colapso.

—Ayyy, esperatee —me aparta el brazo.

Todo esto tenía que ser una maldita broma. Milo era... Sonará muy tonto, cliché y raro de mi parte, pero era el único chico que en verdad me interesaba. Me gustaba, por cómo era y por quién era, había sido mi amor platónico desde que tengo memoria, creo que fue iniciando mis años de colegiatura. Nunca le había hablado, si acaso había cruzado unas cuantas frases insignificantes con él, como cosas de trabajos, de las nuevas aulas o esas cosas.

Él era parte de una banda, y junto con los otros tres chicos, era uno de los más populares de toda la escuela. Soy testigo de que toda esa fama nunca se le subió a la cabeza, porque no era de esos populares que ni voltean a dirigirte la mirada, al contrario era bastante dulce y amable.

—¡Es él...!

Mi lápiz cayó al suelo y él me miró por unos instantes, pero inmediatamente quitó la mirada con desinterés.

Sentí como me traspasaba el amargo vaivén del karma.

¡Nooo!

¡Quiéreme! Yo necesito amor, comprensión y ternura.

Lo miré unos segundos más sin poder evitarlo, no había sido mi intención es solo que... Aghh. Olvídalo ya Camus.

Al cabo de unos minutos el maestro nos pidió hacer una breve cronología de la primer guerra mundial con nuestras propias palabras. A éstas alturas estábamos a cinco minutos de salir. Y ya que me dediqué completamente a hacer mi trabajo, logré terminarlo a tiempo.

—¡Oye, chico nerd!

¿Era a mí?

Me giré poniendo mi brazo sobre el respaldar de la silla. Me jodía que me llamaran de aquella forma, así que con todo el coraje de mandar al diablo quién sea que fuese, puse mi mejor cara asesina.

Y se me bajó la presión...

¿Saben algo? Mejor olvidemos lo que acaba de decir, puedo atacar a quién sea, menos a este ángel caído del cielo.

—D-Dime—. ¡¿Por qué titubeaste?! Me recriminé a mi mismo por hacerlo. ¿Qué clase de chico era él? La presión, el azúcar, la sal, todo se me venía al suelo con tan solo hablarme.

De seguro mi rostro era todo un poema puesto que él me miró raro y sonrió.

—Oh... lo siento— me disculpé porque...

¿Por qué me disculpaba?

Seguro debí haber parecido un idiota.

—No te preocupes —golpeó con el lápiz el cuaderno— ¿Podrías ayudarme con esto? Es que intenté hacerlo y todo, pero esto de la banda me tiene algo despistado los últimos días y ya casi son los exámenes. Lamento llamar la atención con ese apodo es que...—

—No me molesta— respondí por inercia, sin escuchar mis propias palabras.

¿Te estás escuchando? ¡Siempre lo has odiado!

Reí como estúpido, pues el jamás me había hablado para algo tan importante como eso, y ahora lo tenía a nada de distancia.

—Llévate mis notas, no importa.

Busqué mi cuaderno y noté que Surt lo tenía mientras copiaba la práctica de hace algunos minutos. No me importó y se lo arrebaté.

A lo que me volteó a mirar confundido.

—¡Oye!—me recriminó.

Lo ignoré y le entregué el cuaderno a Milo, quién también me veía con asombro y risilla contenida.

—Para tí, lo que sea— no sé porqué dije algo parecido. Al instante tapé mis labios con vergüenza, sintiendo mis orejas calientes.

Trágame ya tierra.

¿Cuál era la afán de hacer el ridículo frente a Milo? Mátame ya, ser divino de la vidaaaaa ¡AHH!

Él frunció el entrecejo y ladeó el rostro sonriente.

—Los exámenes son para todos, ¿Lo sabes no?— Instantáneamente sentí mis mejillas arder, y antes de permitirle verme como un tomate, rojo de la vergüenza, me giré al frente orgulloso, dándole la espalda — ¿No me ibas a ayudar? ¿No que para mí lo que fuese?

Mierda. Podía apostar de la sonrisa burlona que tenía en esos momentos.

¿Por qué era tan difícil hablar con ese tipo de chicos? No. ¿Por qué se atrevía a dirigirme la palabra? De él, no me molestaba, y la verdad es que no creo que lo haga nunca, pero simplemente... Se me hacía extraño, no sé...

Bien Camus puedes lidiar con esto, es lo que siempre deseaste ¿no?

Giré mi cuerpo nuevamente.

—¿Lo harás?— preguntó con una sonrisa.

No me podía negar a esa sonrisa.

Asentí.

—Podría explicártelo y luego lo estudias en casa, ¿sí?— estuvo de acuerdo. Acercó su cuerpo a mí y yo hice lo mismo— Está muy resumido como puedes ver —lo miré directamente, esperando que me mirara para saber que estaba poniendo atención.

En verdad... era el chico más guapo del colegio, esas facciones tan pronunciadas, sus labios y esa sonrisa delirante. De ninguna manera podía quitar la vista de su perfil.

Se veía tan concentrado que sin querer, di una sonrisa tonta.

—¿Prusia oriental e Imperio otomano? — preguntó mirándome muy de cerca, lo que hizo que los nervios aparecieran.

No estaba acostumbrado a contacto visual, mucho menos con él.

—Eh... Sí, actual Polonia y Turquía respectivamente —asintió y tomó nota—. Mmm —pensé mientras releía la materia, buscando una manera más fácil para que me entendiera.

Me acerqué a él y puse uno de mis mechones de cabello tras mi oreja. Y pude notar que su mirada se clavó en mí, así que aproveché.

—Recuerda que en el desarrollo de la guerra se dieron todas estas invasiones, luego, el bloqueo consistió en que ningún país neutral podía hacer negocios o conecciones mercantiles con Alemania porque era traición, ya que querían destruir la economía del mismo y disminuir su poder bélico —dirigí mis ojos a él, logrando ver una pizca de nervio y susto. Sonreí y continué con mi esquema o croquis informático—, Ahora. La guerra submarina. Jamás se intentó pero ante el bloqueo británico Alemania pensó que era su única opción, así que así lo hicieron, y de tal forma hundieron el barco norteamericano, Lusitania y así fue como Estados Unidos aceleró su entrada a la guerra— Sonreí alejándome. El timbre había sonado— Es muy fácil la verdad. Con esto podrás estudiar sin complicaciones.

No era por presumir, pero estaba orgulloso de mí mismo.

Él me agradeció, pude ver como su mirada se enfocaba en mi rostro, como si quisiera decirme algo pero se rehusaba.

—Muchas gracias eh... —se perdió en mi rostro por segundos, recordando mi nombre o si es que en algún momento me había visto.

Si no lo sabía, me iba a tirar de un puente.

—Camus... ¿Verdad?— respondió inseguro.

Vale, eso me había hecho feliz.

—Sí...— sonreí haciéndome una coleta y continué guardando mis cosas para luego salir.

—¿Oye te gustaría estudiar conmigo? —paré mi andar de inmediato—. Escuché tu ensayo de ciencias, y creo que necesito ayuda, en ambas materias —rió espontáneamente.

Lo miré como tonto.

No porque no entendiera, sino más bien era el gran hecho de querer estudiar comigo. ¿Él? ¿Estudiar conmigo?

¿Aceptaba? ¿No aceptaba? Era una oportunidad única que no se daría otra vez, lo sabía, pero se me hacía difícil pensar la respuesta correcta. Estaría cerca de él y...

—Claro, podría ir a tu casa cuando quieras —respondí sin pensarlo dos veces.

Él mi miró con algo de intriga.

—Ya que para mí lo que sea... —repitió con una pose pensativa y una sonrisa, recordando la estupidez que yo le había dicho minutos atrás. Me sonrojé— Te espero mañana a la salida, nos iremos juntos —golpeó un poco mi hombro—. Nos vemos Camus.

Si no moría hoy, lo iba a hacer un día de estos por tantas taquicardias que me provocaba.







------------------------------------------------
Nos leemos chicas! Muchos besos y abrazos, cuídense mucho

—Luz

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro