Capítulo 10 | Pesadillas
En el momento que termine el té quise llamar a un taxi, pero James se negó a que me llevara un desconocido y me llevó en su auto. No hablamos en el viaje y fue algo incómodo porque él estaba en el asiento del piloto y yo iba atrás. Necesito más tiempo para poder lograr sentarme en el lugar del copiloto y mucho más tiempo para poder conducir. James no me dijo nada y se lo agradecí mentalmente, lo que menos quiero es hablar del accidente.
—Hemos llegado —apagando el motor del coche James se giró a verme. Su sonrisa de comercial es lo primero que llama mi atención en su rostro, al elevar mi mirada me encuentro con sus ojos azules.
—Gracias por traerme —abro la puerta lista para salir sin mirar atrás como lo vengo haciendo desde que salí del hospital.
—Isabella si necesitas hablar o quieres compañía, no dudes en llamarme —su voz detuvo mis movimientos haciendo que lo mire. Él no estaba sonriendo con arrogancia o como si fuera un ganador con las chicas, no, en su mirada había una genuina sinceridad.
—Lo tendré en cuenta James, hasta luego —salgo del auto caminando rápido hasta el portal del edificio. Me detengo antes de abrir la puerta de cristal, dudo por un segundo si seguir mi camino o voltear a ver tan solo una milésima para saber si James sigue aquí. Pero no puedo ver hacia atrás, empujó la puerta y corrió al ascensor huyendo de mis propios fantasmas.
Dentro del ascensor me tomo un segundo para ver mi reflejo en los espejos. Tan arreglada y con maquillaje, parecía la antigua Bella. La verdad es que solo me puse bonita porque quería entrar a la habitación de Dylan siendo la misma chica que él conoció. Pero lo cierto es que nada es igual desde que se fue y una parte de mí se fue con él.
Las puertas del ascensor se abren y yo voy directo a la puerta del departamento. Al entrar dejo mis llaves sobre la mesita en el recibidor y me quitó el abrigo. Escucho risas provenientes del pasillo de las habitaciones y no hago ruido. No quiero saber quiénes están o arruinar nada, pasando cerca de la habitación de Cassandra escucho una voz masculina.
—Lindo tatuaje muñeca —esa voz es la del gato callejero. Cubro mi boca con asombro y terminé de ir a mi cuarto cuidando de no hacer ruido.
Me siento en la cama y me rio en voz baja recordando las palabras de Cassie acerca de que odia al "gato callejero" y ahora están juntos en su habitación haciendo quien sabe. Caigo de espaldas en mi cama con los brazos abiertos y sonrió de solo pensar en la cara que pondrá Cassie cuando sepa que estoy enterada de sus clases particulares con el gato callejero. Aquellos pensamientos se borraron cuando escuche el grito de Agus preguntando si alguien estaba en casa. Lo primero que hice fue ir hasta la puerta para escuchar si Cassandra salía o no. Nada pasó del otro lado por lo que salí en busca de Agustina que venía con Alan cargados con bolsas de la compra.
—Hola —saludo caminando hacia ellos para ayudarlos con las bolsas, esperando el momento en que la teñida salga de su cuarto con el chico.
—Hola, Bella ¿Cómo estuvo tu día? —habla la rubia dejando las bolsas sobre la isla de la cocina. Apoyando sus manos en su espalda baja se masajea esa zona con una leve mueca de dolor.
—Fue productivo ¿el de ustedes? —pregunto sacando los productos de las bolsas de la compra. Muchos productos ricos en hierro y muy en el fondo carne, si bien Agus es vegetariana ella nos compra carne para Cassie y para mí que somos dos omnívoras en toda regla.
—Tuvimos una cita romántica y en el supermercado una mujer embarazada rompió fuente en la fila —comenta Alan sacando las compras de la bolsa. Agus a su lado se sonroja y mira hacia otro lado.
—Alan ayudó a la pobre chica hasta que llegó la ambulancia, estaba tan nerviosa porque pensaba que daría a luz en un supermercado. Yo habría estado igual en su lugar —la rubia se gira para guardar los cereales en el armario.
—Para estar en su lugar primero tienes que estar embarazada y para eso tienes que acostarte con Alan —de la nada aparece Cassandra con una remera enorme del equipo de los New Orleans Saints y un short corto negro. Su cabello estaba suelto y algo revuelto, cosa que me hizo tener que aguantar una risa. Agustina abrió los ojos como platos y se transformó en un tomate humano, Alan agacho la cabeza y se le notaba algo avergonzado.
—Son muy jóvenes para pensar en hijos y todavía no terminan la universidad Cassandra —argumento intentando defender a la pareja que se nota no habían tocado el tema sexo aun en su relación. —Si tanto quieres un bebé adopta un gato callejero, dicen que es bueno adoptar animales de la calle —ahora la sonrojada era Cassie que se giró enseñándome el dedo medio para irse a la sala.
—¿Qué fue todo eso? —pregunta Agus aun con las mejillas algo sonrosadas y una mueca de duda en su rostro que la hace adorable.
—Cassandra siendo Cassandra —comento sin prestarle mucha atención al asunto sigo guardando cosas.
—Amm... ¿Bella has pensado en la terapia? —la voz suave de Agustina hace que me detenga en mis tareas, sé que ella solo quiere verme bien, pero yo aún no estoy lista para esto.
—Sí, lo pensé, pero quiero ir por mi cuenta —dejo las latas a un lado y me giró para verla —Lo haré cuando esté lista ¿lo entiendes verdad? —necesitaba aferrarme aun al recuerdo de Dylan, aunque este me causara dolor. Necesitaba no olvidarlo para mantenerlo vivo en mis recuerdos y mi corazón, quiero sentirme acompañada por él.
—Claro lo entiendo —caminando hacia mi Agus me da un abrazo, uno de esos de oso como a ella le gusta dar y siempre me levanta el ánimo—, Te quiero —me dice la rubia y yo solo puedo abrazarla.
☁️☁️☁️
Bostezo como por quinta vez en la clase de sociología de moda, la profesora no se da cuenta por qué estoy en el fondo del salón. Anoche no pude dormir mucho porque fue una de esas ocasiones donde lloré más de lo que dormí. Tuve muchas pesadillas con el accidente y con Dylan, en mis pesadillas lo veía morir sin que yo pudiera hacer algo. Me sentía terrible tanto anímica como físicamente, era un estropajo andante con ojeras y ropa negra. Las personas comenzaban a ignorarme como antes del accidente y eso me tranquilizaba un poco. Comenzaba a detestar ser el centro de atención y el foco de lástimas por lo que me paso.
Otro bostezo, pero esta vez la profesora me ve y, pero no me dice nada, continúa dando su clase con normalidad. Al tocar la hora de salida junta mis cosas, pero la profesora me detiene antes de que abandone el aula.
—Isabella sé que no estás pasando por un buen momento y lo entiendo, pero debes comenzar a cuidar tu salud. Note que pasaste bostezando toda mi clase, luces demacrada y se nota que no comes bien. Eres una de mis mejores estudiantes y se nota que llegaras lejos, pero no tires tus sueños por la borda. La universidad cuenta con un psicólogo para ayudarte —las palabras de la profesora son como una bofetada y sé que debo hacerle caso. Pero no puedo y no quiero olvidarme de Dylan.
Últimamente parece que todos quieren que lo olvide y siga mi vida como si nada hubiera pasado.
—Gracias profesora lo tendré en cuenta —salgo del salón con prisa para ir a mi siguiente clase diseño indumentaria y a esa profesora no le gusta la impuntualidad.
El resto de mi día lo pasé con sueño y bostezando, realmente estaba muy cansada y no tenía ganas de nada. A la hora del almuerzo fui a la cafetería de enfrente y comí junto a mis amigas y los Sullivan. Para ninguno pasó desapercibido mi cara de mal dormir y los bostezos constantes.
—¿Mala noche? —pregunta James tomando un sorbo de su vaso con agua. Dejo los fideos de lado y lo miro para luego bostezar cubriendo mi boca con la mano.
—Sí, tuve algunas pesadillas y no pude dormir bien —confieso pinchando con mi tenedor algunos fideos para llevarlos a la boca. El castaño me mira y luego saca algo de su chaqueta. Un sobre blanco que pasa por encima de la mesa y deja al lado de mi plato. Lo miro sin entender, pero él me indica que lo abra y sin objetar lo hago.
Dentro del sobre se encuentra una cadena con un dije que reconocí al instante, redondo de oro y tenía una D grabada en el centro. Este es el collar de Dylan, las únicas ocasiones donde se lo quitaba era para ducharse o cuando hacía deporte. Verlo me trajo recuerdos del accidente y esa noche Dylan no llevaba su collar puesto.
—¿De dónde lo sacaste? —preguntó con un nudo en la garganta.
—Lo encontré en su mesa de noche y pensé en dártelo a ti —contestó James con seguridad. En mi cabeza solo pasaba una cosa y era que este collar debía tenerlo la madre de Dylan y no yo.
☁️☁️☁️
Hola nuvole, ¿Qué les pareció el capítulo? ¿James se muestra más amable no creen? Bella aun no quiere superar lo que paso con Dylan, pero es algo normal en un duelo, la negación. ¿Podrá ella aceptar que Dylan se fue? ¿Buscara ayuda profesional para superar su estrés postraumático del accidente? Ciao.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro