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# siete


—¡Te estoy hablando!—insistió otra vez, pero así como en el primer intento el chicp le ignoró nuevamente.

Khaotung había llegado a la casa dos horas después del horario en que normalmente lo hacía, sin el uniforme de trabajo puesto lo cual llamó inevitablemente la atención de su novio, y con el cabello alborotado.

La cereza del postre era que cargaba con un humor de perros, incluso hasta le había alzado la voz, y First parecía no existir en su propia casa.

Sinceramente era el colmo. Y no pudo hacer más que subir a su habitación a llorar de frustración.

¿Sus celos se debían a haber tenido que compartir todo con sus primos y soportar ser comparado con los alumnos de su madre? ¿o a qué de pequeño había tenido muchas cosas materiales más no el suficiente cariño de sus padres?

Tal vez la opción correcta eran ambas, pero más acertada estaba la segunda. 

Su madre trabajaba incluso más que en la actualidad para mantener a la pequeña familia que se reducía a el pequeño First y ella misma, por lo que el niño había aprendido a no quejarse del poco cariño que le daba la mujer y reemplazaba este mismo con los juguetes y ropa que a diario le traía.
El detonante fue que a los ocho años First veía a su madre ser demasiado cariñosa con otros niños, tal vez ella no se daba cuenta que con sus primos o hijos de sus amigas tenía tratos que con él no.

First creció con una madre que estaba tan lejos de él y demasiado cerca de otros niños, que a temprana edad ya había experimentado los celos y la ira, pero más bien el miedo a quedarse solo, que su madre lo dejara. Esos mismos sentimientos que ahora de adolescente acarrearon problemas como la inseguridad y la ansiedad.

Y era horrible mirarse al espejo y decirse a sí mismo que estaba haciendo las cosas mal. Que actuaba como el típico novio tóxico, celoso, dramático, y exagerado.

Khaotung se lo había gritado esa tarde. Y claro que le daba la razón, pero su pecho dolía mucho.

Él solo tiene miedo a perderlo, a que encuentre algo mejor en otra persona. Y Mark tiene mucho más que el para darle, porque es incluso mucho más lindo, más atlético, muy bueno en muchas cosas, e incluso pasan más tiempo juntos.

Siente celos de Mark, porque él puede verlo en el trabajo y fuera de él, tiene su tiempo "porque es su mejor amigo".

Y First se conforma con nueve horas, de las cuales ocho están dormidos.

Las cosas estaban tan bien hace menos de una semana... ¿por qué todo debía volver a ser igual? ¿por qué ese afán del universo en querer evitar el bienestar de la pareja?

—¿Firfir?

Las palabras de Khaotung llegaron a sus oídos después de que éste mismo encendiera la luz de su habitación y se colocara con los brazos cruzados entre el televisor y la cama.

El pelinegro no quería verlo ni en figuritas, y con justa razón. Se encontraba enojado y de malhumor pero sobre todo realmente dolido.

—Muévete—puso los ojos en blanco—, quiero ver la puta película, Khaotung.

Lo cierto es que ni idea tenia de lo que estaban pasando en la televisión.

Khaotung negó con la cabeza, bajando la mirada a sus pies. Avergonzado de sí mismo.

—Firfir—susurró, subiéndose a la cama para quedar frente al chico—, yo sé que crees que te estoy engañando, pero no es así.

First había llegado a esa conclusión luego de largos meses con un Khaotung distante y esquivo. Uno que parecía no quererlo cerca por tanto tiempo, o al menos no importarle demasiado aquello.

Y un Khaotung que se la pasaba con Jung Mark, claro.

—Oh—se rió, sarcástico—, ¿no es así? ¡¿no lo es, de verdad?!

Khaotung se mordió el labio inferior, teniendo sus ojos lo suficientemente acuosos como para comenzar a ver borroso.

—Jamás podría engañarte con alguien más, amor...

—¿Ahora yo si soy tu amor? ¡¿Vienes echo un desastre como si te hubieras acostado con alguien, de malhumor y enfadado conmigo por razones que desconozco, y pretendes que finja q-que—la voz le tembló—, que no me duele?! Khaotung, ya no sé qué más quieres, por que yo te he dado todo lo que tengo, y si ya-ya no me amas simplemente debías decirlo.

No, no, no. Khaotung negó, con la cabeza sacudiendo sus cabellos, negó con las manos, y suplicante le miró directamente a los ojos.

—Yo-yo... yo si te amo, First.

Lo amaba tanto que hasta era capaz de perder la vida por cuidar la suya, y aunque les suene a cliché de novela romántica era la pura verdad. Khaotung se sentía el hombre más feliz del universo desde el momento en que First aceptó iniciar algo con él, de esos sucesos habían pasado casi cinco años y... no, definitivamente Khaotung sería incapaz de engañarlo. Era consciente de que sin intenciones no trataba de buena forma a First, quien nada tenía que ver con su mal genio. Pero su trabajo lo estaba consumiendo, ya no había tiempo para divertirse y no se quejaba porque era él quien ansiaba darle aquella sorpresa a su novio.

Las cosas no le estaban saliendo como lo planeado y eso le alarmaba demasiado.

—Cállate.

—¡To-todo tiene una explicación!, lo juro.

Y de verdad que la tenía. Khaotung le miró con los ojos bañados en temor, porque sabía lo que se venía y él no estaba listo para eso.

—¡Quiero que te largues! Llévate tus porquerías porque no quiero verte.

—Firfir...

—¡Lárgate, Khaotung!

No lloró, y no es que fuera por orgullo o algo de eso. No lloró porque el malo al fin de cuentas seguía siendo el.

Pero una vez estuvo en su casa, al cruzar el umbral de la puerta principal, dejó caer la mochila que llevaba sus pocas pertenecias al suelo, Khaotung cayó de rodillas junto a ésta.

La había cagado, más que todas las veces anteriores.

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A la cuenta de: tres, dos, uno... Lloremos😭

©LasVocesDeMi_Cabeza

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