—Amor, ven aquí conmigo—pidió, señalando el lugar a su lado. Pero el peli castaño pareció no oírle, y continuó usando su celular—. Khao…—insistió, pero todo siguió igual—. ¡Hey, Khaotung Tanawat! Te estoy hablando.

Y de nueva cuenta, fue ignorado.

First apagó la televisión y tiró el control remoto sobre el sofá del que se acababa de levantar con algo de fuerza, por lo que segundos después éste  cayó al suelo. Escuchó las únicas dos pilas que lo hacían funcionar rodar por el suelo y chocar contra la pata de una silla mientras subía las escaleras.

También, sentía la pesada mirada de cierta persona en él a cada peldaño que subía de la escalera. Poco le importaba eso ni el haber desarmado el control remoto. Estaba molesto, demasiado. Tanto, que al entrar a su habitación cerró de un portazo y le dió una patada a un mueble.

De eso último sí se arrepentía, porque le dolió como la mierda.

Se dejó caer en la cama, boca abajo y maldiciendo en gritos que fueron ahogados por su almohada. Frunció la nariz al sentir el característico aroma a coco -que en otros momentos amaba- impregnado en la suave tela, y lanzó también la almohada al otro extremo de la habitación, viéndola caer en el cesto de la ropa sucia.

Mala suerte la suya que, por la fuerza que había usado, el cesto se tambaleó y cayó hacia la derecha, provocando que su ventilador de pie se tumbara en el suelo.

Cerró los ojos y optó por calmarse contando hasta el número diez. Cuando iba por el número ocho, la puerta fue abierta de golpe y sus párpados de igual manera.

—¡Maldito cabrón!

El menor solo se rió ante tal insulto debido a que estaba acostumbrado a ser llamado así, y caminó hasta poder sentarse junto al chico.

—¿Firfir, ibas contando por el número ocho?

First odiaba que lo conociera tan bien. Puso los ojos en blanco, y le mintió:

—No Khaotung, iba en el seis—el nombrado amagó a querer abrazarlo pero él lo alejó con las dos manos de su cuerpo—. Quiero que te vayas de mi casa, Phi.

—En realidad, subí para decirte que N'Mark vendría por mí.

Al párpado de First le dió un tic nervioso, por no mencionar también que la sangre le hirvió quemándole las venas.

—Oh, claro—fingió sonreír, aguantando las ganas de agarrarlo del cuello para cometer un homicidio—, ¡muy bien! vete entonces.

Khaotung hizo un puchero.

Tan tiern- ¡no! Eso es horrible, horroroso y asqueroso. First no podía caer ante sus encantos, se suponía que estaba molesto.

—¿Me das un besito, niño gruñón?

First rodó los ojos, odiaba el estúpido apodo.

Aunque se hacía de rogar, realmente First no podía aguantarse y como respuesta a su pregunta, presionó sus finos labios sobre los esponjosos belfos de su novio, segundos después ambas partes comenzaron a dar sutiles movimientos apresando así los labios contrarios entre los propios.

First se separó de la nada, y sin borrar la expresión de molestia y la de NoMePasaNada se alejó de Khaotung.

—Desaparece antes de que te asfixie con mi peluche de Kuromi.

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© ʟᴀsᴠᴏᴄᴇsᴅᴇᴍɪ_ᴄᴀʙᴇᴢᴀ