O3.
(🍒)
Con una sonrisa, el menor dejó su teléfono a un lado de su cama.
JungKook debía de admitir que no podía vivir sin los brazos de su Hyung rodeándolo a cada momento, mucho menos sin estar sentado en su regazo.
Era una vieja costumbre que tenían.
Y no pensaba cambiarla.
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