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# capítulo once ♡

—Mamá, ¿crees que me veo bien?

La mujer recostada en la cama de su hijo, lo miraba a los ojos a través del espejo: él llevaba un polo negro con estampa de palabras con distintos colores, un jean de color celeste con algunas roturas y zapatillas blancas.

—Claro que sí, Khaotung, estás hermoso hijo mío. ¿Por qué te preocupa tanto?

Khaotung no contestó, pero siguió observando su reflejo, buscando alguna imperfección si es que la había. Sentía que el tinte que su amiga Becky había insistido en ponerle en el cabello era el principal de sus problemas, pero ya no podía hacer nada con sus cabello de chicle.

El timbre resonó en cada sitio de la casa por sobre la música que se reproducía en los parlantes en el patio trasero.

—Voy a ver quién es—le avisó a su madre en un murmuro, quién solo le sonrió mientras buscaba su celular.

El cumpleañero sentía que las manos le temblaban, el primer invitado que llegaría, era First, y lo sabía ya que le había dicho solo a él que el horario era a las nueve, cuando en realidad, aún faltaban un par de minutos más.

Khaotung agradecía que su madre se quedaría dentro de la casa mientras él y sus amigos podían festejar con tranquilidad en el patio trasero. Después de todo, conocía a la mayoría de los invitados y tenía la tranquilidad de que nada malo ocurriría.

El cumpleañero bajó las escaleras, contando números mentalmente para tratar de tranquilizarse. Le rogaba a todos los dioses no comenzar a sudar como un cerdo asqueroso, trabarse al hablar, o hacer algo vergonzoso.

Tras girar el pomo de la puerta, un First que vestía un jean oversized con roturas en ambas mangas, y solo una remera negra metida en la parte de adelante dentro del pantalón, apareció frente a los ojos de Khaotung .

—¡¿Qué le hiciste a tu cabello?!

—¡¿Qué es esa manera de vestir?!

Ninguno supo ocultar su asombro. Parecían dos muchachas fangirleando, ahí en la entrada de la casa.

—¿Rosa? ¡¿Rosa pastel?!—preguntó, sin creer lo que veía. Se acercó a Khaotung, tanto como para sentir su colonia, y tocó con curiosidad sus cabellos ahora de color rosa, eran suaves, incluso más que antes—, luce como chicle.

Khaotung  se sonrojó, no sabía dónde colocar sus manos. First estaba prácticamente pegado a él, pero tenía miedo de que si lo tocaba, volvería a imponer la misma distancia de siempre.

—Si, yo… el tinte se quita con agua, no va a durar mucho. Oh, ehm… Te vez muy guapo—musitó con suavidad. El otro chico lo miró a los ojos, aún tocando su cabello—, lo digo de verdad.

First bajó las manos, pasando por detrás de las orejas del ahora peli-rosa, trazando con la yema de sus dedos un camino hasta sus hombros. No había sido intencional, pero tampoco es que se arrepentía. Le sonrió a Khaotung con dulzura, y dando un paso hacia atrás colocó sus manos en las correas de la mochila que traía.

El peli-negro habría querido decirle que él también se veía muy bien, que todo lo que se pusiera le quedaba perfecto. Pero otros invitados comenzaron a llegar y se sintió tímido al ver quiénes eran.

Tres chicas de su mismo año, pero una división diferente. No las conocía demasiado, pero seguramente también estaban locas por el.

—¡P’Khaotung!—una de las chicas medio se le tiró encima al cumpleañero, mientras “inconscientemente” empujaba a cierto peli-negro que continuaba parado junto a él.

—¡Feliz cumpleaños, Phi!

Las tres chicas ignoraron al peli-negro, que si bien no era la figura principal, estaba parado en la puerta junto al cumpleañero. First le dió un suave apretón en el hombro a Khaotung, sintiendo un malestar que no comprendía, y sin más ingresó a la casa, a pesar de que nadie le había invitado a entrar. Encontró el camino al patio trasero y supo que el festejo se realizaría ahí debido a la música y los globos dorados que colgaban decorando el sitio.

Tomó una silla plástica y la dejó junto a la mesa "dulce", de donde podía servirse algo de comer o beber, disfrutando de la música que se reproducía. No conocía el artista, pero sí la canción, la había oído muchas veces en videos de TikTok y cosas de ese estilo ya que era una canción internacional.

Poco tiempo después, Khaotung  y bastante gente más se hicieron presentes en el patio.

Lo bueno para Kanaphan, fue que entre el tumulto su mejor amiga apareció para hacerle compañía junto a un muchacho delgado y alto que se presentó como Neo. First sabía quién era, sin embargo, nunca había mantenido un diálogo fluido con él. Neo era muy diferente a su primo Khaotung, él se comportaba más tranquilo, con la mirada alta, rodeado por un aura de superioridad. Sin embargo, era muy amigable y al peli-negro le caía muy bien su compañía.

El tiempo pasó muy rápido para First, quien solo se había centrado en comer y disfrutar de la música. Ciertamente, se sentía un poco marginado de la verdadera diversión, pero quizá se debía a que desde un inicio no le gustaban las multitudes, no sabía integrarse y su batería social se estaba agotando.

—¿Ai’First?—la voz de Freen llegó a los oídos del chico que lucía perdido en sus pensamientos mientras miraba fijamente a dos siluetas en lo que ahora era una pista de baile con las luces bajas—, ¿me escuchas?—el peli-negro la miró, asintiendo—, ¿estás bien?

—¿Aún tienen esas botellas?—cuestionó por toda respuesta.

Freen y Neo habían "sacado prestadas" del refrigerador un par de bebidas que otro grupo de chicos había llevado al cumpleaños. First había estado bebiendo bastante -cosa que ya era extraña, puesto que nunca lo hacía- mientras bailaba con su mejor amiga y su nuevo amigo, sin embargo, quería más.

—Claro, ¿pero estás seguro? Podemos ir a bailar un poco si lo prefieres.

—Estoy bien, Ai’Freen—le sonrió, abrazándola por los hombros.

La chica confío en él y en su decisión, por lo que le dejaron beber lo que quisiera en el lugar en el que había estado prácticamente toda la noche.

En algún momento de la madrugada, First vio como Becky apareció para llevarse a una Freen borracha a rastras, y Neo no estaba por ningún sitio. First logró ponerse de pie por cuenta propia, aunque sentía que el suelo temblaba y que en cualquier momento caería. Avanzó unos pasos, observando el cielo que comenzaba a aclararse, y cuando regresó la vista al frente, se encontró con Khaotung.

—No quiero que vuelvas a casa así, Phi—suspiró, tomándolo de los hombros—, quédate un rato más, hasta que amanezca.

—N-no, yo puedo caminar. M-Me q-quiero ir—arrastró las palabras, quitándose las manos ajenas de encima con una sacudida de hombros.

—Firfir, no quiero que te vayas así—insistió—. Tu mamá va a enojarse con los dos, estás muy borracho. ¿Te presto mí cama para que descanses?

First no podía pensar con demasiada claridad, se estaba haciendo el difícil porque estaba un poco molesto con el cumpleañero, sin embargo, era consciente de que no llegaría muy lejos si salía de esa casa.

—E-está bien—terminó por aceptar, suspirando. En el estado en que se encontraba no necesitaba de muchos ruegos para ceder—. Pero solo un rato.

—Khaotung, ¿por qué me dejaste solo?—reclamó en cuanto entraron a la habitación del menor.

First se adelantó unos pasos, para voltearse y enfrentar bien al peli-rosa; para no caerse, se colgó del cuello de Khaotung, manteniendo su rostro alejado del contrario.

—¿A qué te refieres?—preguntó con gracia, sosteniendo al chico para no caer junto con él.

—Estabas... con una chica. Bailando. Yo quería estar contigo.

Khaotung lo había dejado estar con Freen y su primo al verlos charlar y jugar tan animados al principio, no quería que First sintiera que buscaba molestarlo, o algo, y supuso que lo mejor era dejar que disfrutara la fiesta con quienes quisiera. Él nunca se habría imaginado que él de verdad quería estar a su lado.

—¿Querías estar conmigo?—preguntó, esperando una burla o algo similar.

Sin embargo, Kanaphan cabeceó un poco, y miró fijamente a los orbes marrones. Khaotung  se sintió intimidado.

—Yo quería... Sí, quería bailar contigo—confesó, aflojando un poco las piernas para colgarse del peli-rosa, quién se tambaleó a penas por el movimiento repentino del otro. Khaotung se arrepentía tanto de haberse dejado arrastrar por aquella chica, Ongsa, en vez de ir con aquél chico que le miraba con disimulo desde la lejanía—. Y también quería e-entregarte mi regalo.

—¿Me trajiste un regalo?—preguntó, con tono de reproche. Pensó haber dejado claro que lo importante era que asistiera, no un obsequio.

En su mochila, First tenía un paquete rectangular que en su interior contenía un libro muy pesado. Pero todo eso había quedado en el patio trasero, y con palabras no podía explicarle cuál era su obsequio, por lo que con ayuda del alcohol en su sistema inclinó el rostro hacia delante, apoyando suavemente sus labios con los del menor.

Khaotung sintió que su corazón dejaba de latir, sus pulmones se cerraron, y estaba pisando las nubes. Solo era una presión en sus labios, tal como dos niños inocentes, pero para él, era más que suficiente.

—Feliz cumpleaños, Khao.

—Mañana no vas a recordar nada de esto, Phi—suspiró, sonriendo un poco en cuanto First se apartó—, pero muchas gracias, Firfir.

Para cuando Khaotung pudo hacer que First se quedara dormido, el sol comenzaba a asomarse en el cielo. Se quedó acostado a su lado en la cama, intentando dormir también, por más que quería ponerse a saltar de alegría debía recargar energías para ocuparse del desastre en el que su casa se había transformado.

Ese sin dudas era el mejor cumpleaños de Khaotung Thanawat.

© ʟᴀsᴠᴏᴄᴇsᴅᴇᴍɪ_ᴄᴀʙᴇᴢᴀ

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