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# capitulo cinco ♡

First estaba acostumbrado a sentarse solo, por lo que al llegar al aula lo primero que hacía era dejar su mochila en el asiento que no usaba. Sin embargo, cuando esa mañana ingresó al aula y caminó hasta el que era siempre su asiento, en el último lugar junto a la ventana, la otra silla estaba ocupada también. Y no le gustaba para nada la presencia de esa persona ahí.

—¡Buenos días, Firfir!—exclamó alegre de verle.

—¿Qué haces ahí?—cuestionó por toda respuesta que le pudo dar. Mantenía el ceño fruncido y los brazos cruzados por sobre su pecho, dejando en claro el disgusto que le causaba el tenerlo sentado a su lado —, ¡ve a sentarte donde estabas antes!

Khaotung  se rió.

—No quiero.

—¡Te odio tanto, idiota!—bramó con frustración mientras se sentaba sin más que hacer, resignado a su nefasto destino del día. El profesor ingresó al aula en ese momento, por lo que intentó mantenerse concentrado solo en el tema que el hombre explicaba.

Sin embargo, cierta persona consideró que era una buena idea seguir molestándolo.

—Fir, ¿ya he dicho que eres muy, muy lindo?—habló de la nada, mirándolo con adoración.

El mayor apretó los ojos mientras se masajeaba la sien,  con el sentimiento de molestia haciéndose en verdad cada vez más presente. Su compañero era un maldito bromista que no podía cerrar la boca ni por tres segundos.

—Sí. Miles de veces—bufó, torciendo la boca en una mueca de desagrado—, así que ahora déjame copiar lo que pongan en la pizarra. Y tú deberías hacer lo mismo.

—¿Ahora hasta te preocupas por mi?—se burló—, ¡qué tierno eres!

La vergüenza azotó su rostro, por lo que de inmediato, First se colocó la capucha de la campera sobre la cabeza y miró en dirección a la pizarra. Sacó de su mochila los útiles y comenzó a dejar cada uno sobre la mesa, sintiéndose repentinamente nervioso.

Estúpido Thanawat Khaotung .

—S-solo mantente callado y haz la tarea, Thanawat—azotó su carpeta contra la mesa sin querer, pues su intención no fue que toda el aula volteara a mirarlo—, ¡joder!

—Uy, tanta agresividad en un ser tan hermoso—soltó una risita nasal.

Ok, verdaderamente First quería asesinarlo y luego correr al baño a mojarse la cara con agua para intentar disipar su sonrojo. Y eso que la mañana recién comenzaba.

La jornada transcurrió con normalidad, Thanawat molestaba a First durante toda la clase con sus coqueteos imparables y su único tema de conversación era cualquier cosa fuera de contexto que el rubio decía y First, sin otra alternativa, le secundaba. Pero en los recesos cada cuál tomaba un camino distinto.

Mientras First se reunía en las gradas del polideportivo con una de las compañeras más cercanas que tenía, perteneciente al mismo curso pero de otra sección, Khaotung estaba metros adelante jugando un partido de fútbol en la cancha.

Llegado el último receso, así como los dos anteriores, First se sentó con su amiga a disfrutar un poco del cálido sol.

—¿No crees que fue adrede?—preguntó bajito.

—¿Lo del los libros?—frunció el ceño, ya habían charlado de eso en el receso anterior.

—No, tonto. Eso—señaló hacia la cancha, y First se volteó para entender de qué hablaba su amiga. Por lo que sus ojos alcanzaban a ver, Thanawat  había golpeado a Dunk y éste, se encontraba adolorido en el suelo. Una pequeña discusión se estaba formando, los demás jugadores gritaban cosas inaudibles contra el rubio, quién se retiraba del lugar sin importarle demasiado lo que le decían—. Podrías aprovechar e ir a hablarle, ¿no?

First asintió con la cabeza y se puso de pie sin responder nada. No le hacía mucha gracia tener que hacerlo, pero era la única manera de obtener una respuesta a sus tantas dudas.

De un salto bajó el último escalón de la grada, y cruzó el polideportivo con prisa, no quería perder de vista al menor por que el timbre de reingreso a las aulas estaba a nada de sonar y no soportaba distraerse demasiado en la última clase. Las matemáticas nunca habían sido su fuerte, de hecho, las odiaba.

Vio a Khaotung entrar a la zona de los vestidores, y sin prestar atención a las miradas curiosas del grupo de jugadores a solo un par de metros, el peli-negro se adentró en la construcción. El olor a sudor mezclado con desodorantes le causó repugnancia, arrugó la nariz, era la primera vez que entraba y ya quería largarse. Tomó una bocanada de aire y siguió caminando con cautela hasta el final, observando la entrada a un salón enorme con las paredes completamente blancas y varias bancas de madera, casilleros y una pequeña estantería con productos de limpieza, e incluso pudo ver latas de cerveza vacías.

First se apoyó en el umbral de la puerta, no queriendo avanzar más allá, sentía que podía vomitar del asco si lo hacía. El rubio notó su presencia inevitablemente cuando apartó la vista de su bolsa con ropa, aunque era cierto que desde antes sabía que el chico le venía pisando los talones. Le sonrió como de costumbre, cruzándose de brazos.

—Escúchame bien, Thanawat—comenzó a decir sin titubear—, tú tienes unos libros que yo necesito para el trabajo de la profesora Lee.

—¿Y eso… eso que tiene que ver? —hizo un puchero con los labios. Tan asqueroso—. ¡Y yo que pensaba que venías a hacerme compañía mientras me cambio la ropa!

—No me fastidies, pervertido—rodó los ojos. Tan tierno—. Tú tienes otro tema para estudiar, Khaotung, ¡solo dame los libros y ya!

—O podemos hacer el trabajo los dos juntos—ofreció, sonriendo con picardía. Tanto el examen y el trabajo práctico podían hacerse en grupos de a dos integrantes debido a que los temas eran largos, pero de la misma manera, se podía trabajar individualmente. Y sí, el rubio tenía un tema diferente asignado, pero todos los demás tenían un compañero para estudiar, excepto First y él. Si no podía hacerlo con el peli-negro, lo más seguro es que acabaría reprobado.

Khaotung  se puso de pie dejando su bolsa con ropa en el suelo y avanzó hasta el mayor. First no pudo dejar pasar que la camiseta que llevaba puesta era del equipo de baloncesto del instituto, de color roja con rayas azules y amarillas, así como tampoco, por alguna razón, pudo evitar fijar su vista en sus brazos fuertes, levemente musculados.

» —¿No te parece? ¿Firfir?

El peli-negro salió de su ensoñación, sonrojándose con violencia. No se preocupó en ocultarlo, se vería aún más patético.

—N-No, ni en tus sueños de niño guapo—frunció la nariz, fingiendo una mirada colmada de asco. En otro momento, el sentimiento de asco hubiera sido real, pero últimamente muchas cosas eran diferentes.

—¡¿Me dijiste guapo?!—abrió los ojos con asombro. O había escuchado mal, o su crush acababa de llamarle guapo. Su corazón de tonto enamorado se sacudía fuerte en su pecho.

First no se había dado cuenta de lo que acababa de decir, salió de lo más profundo de su alma y su inconsciente traicionero. Deseó ser como SpiderMan y lanzar telarañas para huir épicamente. Pero su realidad era otra, no podía salir corriendo sin quedar en ridículo ni tampoco dejar al rubio ahí parado como si nada.

—¡Concéntrate, por dios!—tiró de sus cabellos, estaba perdiendo la poca paciencia que tenía. Y esas palabras iban más para sí mismo que para el rubio. Tomó una bocanada de aire para llenar sus pulmones, en un intento de calmarse, y miró al chico—. Soy malo trabajando en equipo, ¿okey? Me gusta el silencio, y hago mapas conceptuales con muchos resaltadores de colores. Me pongo de malhumor con rapidez, yo no sé si pueda…

—Prometo quedarme en silencio, en serio, no seré una molestia como siempre, pero por favor—sus ojos de cachorrito que le miraban suplicantes terminaron por convencerle más rápido de lo que pensaba.

—Está bien—murmuró rendido—. Solo por esta vez.

Khaotung saltó de la felicidad, haciendo al otro rodar los ojos nuevamente, pero finalmente Furst se permitió reír de su tonto actuar.

¿Qué tan mal podía salir? Solo harían el trabajo, aprobaban el examen, y First sería un alma libre otra vez.

© ʟᴀsᴠᴏᴄᴇsᴅᴇᴍɪ_ᴄᴀʙᴇᴢᴀ

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