Siento que hoy me arreglé más de lo normal, quiero estar lindo para ti, SuNoo.

Fui a tu casa y llamé al timbre mientras que mis manos sudaban y mí corazón latía con fuerza.

Abriste la puerta y no lo podía creer.

Creía que no podías ser más precioso.

Pero me equivocaba.

Eres un mismísimo ángel caído del cielo.

Agarraste mí mano y empezamos a caminar, entrelacé nuestros deditos tímidamente y sonreí.

Ahora mismo, estoy sonrojado como idiota, SuNoo.

Llegamos a un parque, y nos sentamos a hablar de mil cosas.

Pude ver tu hermosa carita de ilusión al ver un puesto de helados.

Y corriendo te compré uno.

Elegiste el de chicle, curioso, igual que el olor de tu perfume.

Yo pedí uno de chocolate y volvimos al césped a sentarnos.