Hey, chico de la guitarra, no te he escrito estos últimos días porque tengo miedo. Miedo a que me encuentres, a que descubras quien soy, verdaderamente. Tal vez ahora mismo creas saber quién soy pero te equivocas, aún no lo sabes y de eso me alegro.

Hace unos días te vi solo en el pasillo principal, estabas mirando hacia la nada, te veías tan tierno, de verdad. Me senté cerca del salón número nueve, el de matemáticas, sólo para observarte, mientras escribía unas cosas sobre ti, pronto te enviaré lo que escribí, te lo prometo.

Ese día descubrí tu nombre, chico de la guitarra, llevabas un post it color azul pegado a tu pecho justo en el lugar donde se encuentra tu corazón, en el cual se podía leer tu nombre escrito con plumón negro.

Axel.

Ese nombre que no ha parado de escapar de mis labios desde aquel día, en cualquier momento te pienso, en cualquier momento se me escapa tu nombre, en cualquier momento mis pensamientos me traicionan y me hacen recordarte, tan perfecto como siempre, con una tierna sonrisa en el rostro que me deja saber que eres feliz, puede que con alguien más, pero eres feliz.

Me gusta ver a las personas felices. Me gusta verte a ti, Axel, a ti siendo feliz, puede que con alguien más, pero me gusta saber que la persona que me trae loca, pueda estar bien.

Con cariño para Axel, el chico de la guitarra.