Y ahora los cuatro nos encontrábamos en consejería, nada nuevo.

─ ¿Y bien? ¿Me dirán qué sucedió? ─ preguntó Genka, la consejera, manteniendo un semblante bastante serio y sus brazos cruzados, nos miraba en especial a Osoro y a mí.

─ ¡Esa perra lanzó mi teléfono por la terraza! ¡Deberían expulsarla! ─ gritó señalando a mi chica, eso me molestó, ¿Quién se creía?

─ Cuide su vocabulario, señorita, esto no es una plaza de mercado. Por favor, Heiwa, deme su versión, ¿Por qué lanzó el teléfono de la señorita Ronshaku? 

─ Porque ella me estaba intimidando con él, desde que llegué aquí y usted lo sabe, ella no ha dejado de molestarme y después de la sanción su ira se volvió peor... No la entiendo ─ contestó con una mirada entristecida.

Me abstuve de sonreír, ella estaba mintiendo por no querer sacar mi pasado.

─ Ella había tomado fotos debajo de mi falda y me dijo que si no hacía lo que ella quería iba a pagarlo caro, entonces tomé el celular borré las fotos y lo lancé para que no pudiera recuperarlas.

Escuché a Osoro carraspear, intentando no hacer notar sus ganas de reírse.

─ ¿Qué? ¿Cómo te atreves a mentir, perra? ¿Sabes quién soy?

─ ¡Señora, calmese ya! ─ la conseja acomodó sus gafas, resoplando bastante molesta ─ Entonces, ¿Qué tienen que ver estos dos señores en su pelea?

─ Musume quería mostrarnos las fotos de Heiwa porque ella no quería ceder ─ mintió Osoro sin rechistar.

─ Nosotros nos negamos, entonces se molestó y quiso golpear a Heiwa ─ añadí yo, manteniéndome lo más seguro posible para que no se cayera el teatro.

¿Lo qué estábamos haciendo estaba mal? Sí.

¿Se lo merecía? Sí.

¿Nos arrepentíamos? No.

─ Entiendo, por favor, déjenme a solas con la señorita Ronshaku.

Nadie dijo una palabra mientras salíamos, y apenas estuvimos a una distancia prudente Osoro estalló en carcajadas.

─ ¿Fue lo único que se te ocurrió? Eres muy mala, Heiwa, no conocía esa parte de ti.

─ ¡Hey, dame crédito! Se lo merecía por ser mala con Umeji.

Sonreí, definitivamente me había enamorado de la correcta. Una loca, pero era mí loca.