Observó a lo lejos a Heiwa Y Osoro que estaban hablando, ya me suponía de que se trataba. No existía ningún tema sensible que pudiese afectar a mi líder a menos que fuera el de su padre.

Sonreí, finalmente ese terco se estaba abriendo mucho más, y eso que al principio simplemente quería ayudar a Heiwa un poco, se terminó convirtiendo en su apoyo. No me sentía celoso ni nada, porque eran leales y sabía que jamás me traicionarían, esos dos parecían hermanos.

Dándome la vuelta decidí no irrumpir más, era un momento que no me correspondía.

─ Escuchar conversaciones ajenas es de mala educación ─ escuché decir, me volteé buscando donde provenía aquella chillona voz.

Solo alcé mi ceja al observar a Musume.

─  ¿Qué mierda quieres?

─ No deberías ser tan malo conmigo, no en estos momentos ─ afirmó acercándose más a mí, esto no me estaba gustando, detestaba que se me acercaran las chicas, a excepción de cierta rubia.

No entendía el porqué de su confianza, de verdad me estaba sacando de mis casillas y no podía armar un alboroto porque Heiwa y Osoro se darían cuenta.

─ De pelirosa te veías muy tierno.

Sentí como me saltaba una vena al observar la foto, intenté tomar su celular pero esta se apartó.

─ ¿Qué? ¿No te gusta? ¿Recuerdas cuándo nos divertíamos?

─ Para mí no era diversión, tan solo mira como estoy lastimado.

─ Ay, por favor, yo te gustaba y por eso dejabas que me divirtiera contigo.

─ ¿Qué? ─ dijo una voz detrás de mí.