Maratón 2/2

Apreté mi coleta y corrí hacia los chicos que estaban muy cerca de la entrada. 

— ¡Oigan! ¡Espérenme! — grité. Al instante los vi voltear y reírse. Haciendo un puchero me acerqué a ellos entré suspiros intentando recuperar la respiración. 

— Hola, niña rebelde — me saludó Gaku-sama pasando una mano por mis hombros que al instante quitó, ya que la mirada de celos de Umeji no paso desapercibida — Tranquilo, amigo, y-yo tengo que ir a hablar con Hayanari de plantas. ¡Adiós!

Salió corriendo tomado de la mano con el susodicho. Solté una carcajada con los demás, a excepción de Umeji.

— Que exagerado — bufo mi rubio mientras se adelantaba. Con una sonrisa lo alcancé y enganché mi brazo con el suyo — ¿Cómo fue tu fin de semana, bonita?

Sonrojada bajé la cabeza, quería contarle pero me sentía muy nerviosa.

— B-bueno, lo que sucede es que yo... Ahm, mira yo fui a...

— ¿Fuiste a?  — me miró acomodando mi cabello con una sonrisa.

— Al psicólogo — susurré. Sabía que ya estaba roja como un tomate. Apreté mi labios y lo miré esperando una respuesta de su parte. 

No me esperé que me diera un tierno beso al mirarlo. Tragué grueso y se lo devolví.

— Me alegro de que hayas podido ir y contarme. Aquí me tienes para todo — dijo una vez nos separamos del beso.

— Los amiguitos no se dan besos, ¿sabían? — habló Hokuto colgándose en nuestros hombros. Reí muy feliz.

— Sal de acá, imbécil.